Capítulo 32

Carlos la cargó, la colocó sobre la delicada alfombra persa que cubría el piso frente a la chimenea, enloquecidos de pasión y deseo se besaban con ansias, enseguida se despojaron de las vestimentas, con premura.

Él se deleitaba disfrutando del cuerpo desnudo y ardiente de su mujer, sentía como la piel de ella quemaba ante su contacto, y brillaba con el resplandor del fuego. 

Entre besos y caricias Carlos, giró con ella. Elizabeth quedó a horcajadas encima de él, inclinó su cuerpo para posar su boca y sus manos sobre el pecho desnudo de su esposo. El joven cerró sus ojos para disfrutar de las cálidas caricias que ella le brindaba

Elizabeth siguió depositando besos a lo largo del tórax de él, llegó a su abdomen, no tuvo valor de ir más abajo. No estaba preparada aún para algo así y aunqu

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