Atardecía en ese sombrío día. Elizabeth lloraba abrazada a sus piernas frente a la chimenea. Trataba de comprender el dolor de Carlos, pero la magnitud de sus palabras la habían lastimado demasiado. En ese momento sintió su corazón roto en miles de pedazos; sabía que muy difícilmente algún día podría recuperar los trozos que quedaban; para ella solo existía un hombre en su vida, y en su alma, y ese era: Carlos Duque, quién ahora la odiaba y le deseaba la muerte.
—No puedo hablar, no debo decirle la verdad mi señor, si lo hago la vida de todos corre peligro —balbuceaba sentada temblando como una hoja envuelta en un mar de lágrimas—. Yo solo quería liberarlo de esa bruja... ¡Maldita Luz Aída! —exclamó llena de dolor.
Un profundo temblor recorría su cuerpo. Cuando se puso de pie y emp
Sierra de las Ánimas- Maldonado- Uruguay. La fría agua de la ducha cubría el cuerpo de aquel hombre de estatura imponente; profunda mirada, sonrisa seductora. Llevaba muchos años alejado de su familia y de aquellos tristes recuerdos que le hicieron abandonar su natal Colombia y perderse del mundo exterior. Salió envuelto en una toalla, revisó su contestador mientras se servía su buena taza de café, costumbre que no podía perder; tomó su ropa, se vistió y salió rumbo a su lugar de trabajo. Saludó al grupo de turistas que aquella mañana de verano emprendían un recorrido por Sierra de las ánimas en el Departamento de Maldonado en Uruguay. Aquel día los viajantes podían divisar el hermoso Cerro Chico con 380 metros de altura y el de las Ánimas con 501 metros sobre el nivel del mar. Airosos e imponentes se elevaban para el deleite de los turistas. Empezaron su recorrido e
Dos meses después.Joaquín, se encontraba de vacaciones en Cuenca, Ecuador; mejor dicho, había realizado un largo viaje por ir detrás de María Paz, la joven que le estaba robando el corazón.Amaneció con ella en un hotel de la ciudad, y fue la jovencita la que contestó el celular de él, recibiendo la llamada de Elizabeth.Por la manera como la joven se refirió a él, Paz que eran muy cercanos, incluso llegó a creer que tenían alguna relación y cómo no pensar eso; si Joaquín, apenas recibió la llamada de ella, partió rumbo a Colombia, dejando al amor de su vida sin ninguna explicación en Ecuador.Joaquín, estaba lejos de imaginar la gravedad del asunto arribó en horas de la tarde a Manizales, tomó un taxi para llegar al aleja
Manzanares- Colombia. Rosario, terminaba su jornada laboral despidiendo a todos sus niños de la clase. Era maestra de una escuela, desde hacía quince años. Les tenía a los pequeños mucho cariño. Trataba de llenar el enorme vacío que tenía su corazón por su hijo muerto, un niño al que nunca conoció, pues su prima se había encargado de darle sepultura, mientras ella se recuperaba de una terrible infección uterina, que casi la llevó a la muerte. Observa a esos pequeños y se preguntaba: ¿Cómo hubiera sido su niño? Cuando salía de la escuela rumbo a su trabajo, observaba en cada joven y se imaginaba a su hijo, quien si viviera tuviera alrededor de veinte y cinco años. Solía recorrer las calles adoquinas del centro histórico de la ciudad, rodeada de casitas que evocaban la época colonial. Ella vivía en una modesta y antigua edificación del siglo pasado. Rentaba un pequeño departamento dentro de la vivien
Días después Joaquín y Andrea, viajaron a Estados Unidos, ella ingresó de forma legal, y en un año podía conseguir la residencia si permanecía casada con Joaquín. Quedó impresionada al conocer la gran ciudad de New York, esa noche Andrea tuvo que dormir en el departamento de que ahora esposo, esperaba conseguir trabajo antes de que se le notara el embarazo y nadie quisiera contratarla. Joaquín, en cambio, no sabía cómo lo iba a recibir María Paz, lo más lógico era que no quería saber nada de él, durante un mes había tratado de comunicarse con ella y el celular enviaba a buzón. Al día siguiente se dirigió a la casa de María Paz, en el pretexto de siempre, visitar a Santiago. Le pidió a Andrea, que no abriera la puerta a nadie, que no saliera. Él bajó al estacionamiento encendió su Lamborghini y se encaminó a casa de su gran amor. Estaba nervioso, ansioso por verla, el menor de los hermanos Duque también estaba enamo
Provincia de Alajuela- Costa Rica. A catorce kilómetros del aeropuerto internacional Juan Santamaría, estaba ubicado el campus universitario de una de las más prestigiosas escuelas de negocios de América Latina. Carlos Mario Duque, decidió alejarse de Colombia por unos días. Necesitaba encontrar algo que tuviera su mente entretenida. La mejor terapia para él: los estudios; es así que decidió inscribirse en un seminario de: Liderazgo Latinoamericano; para sus fines políticos era lo que mejor se adaptaba a sus requerimientos profesionales. En el auto observaba el paisaje con melancolía. La hermosa naturaleza que rodeaba el campus, le daba algo de desasosiego a su alma atormentada. Lo que sí detestaba era tener que compartir la residencia por esos días con otras personas. Aunque estaba acostumbrado a eso; su adolescencia la vivió en un internado, en Harvard fue residente y en Costa Rica, el m
El exquisito sabor del mar se hacía presente en el delicioso ceviche de camarón y corvina que les brindaban como aperitivo en la hora del almuerzo. Mientras el coqueteo de Viviana era cada vez más evidente, Carlos decidió dejarse engalanar y seguirle el juego a aquella mujer. Necesitaba desahogarse, olvidarse por un momento del recuerdo de Elizabeth, pensó que dejándose seducir de aquella mujer lo lograría. Los chicharrones y frijoles agudizaron los sentidos de los comensales, quienes al tan solo percibir el exquisito olor que emanaba el humo de aquella preparación, se les hacía agua la boca por probar el delicioso plato típico de la región, el tradicional chifrijo. Viviana volvió a darle de comer a Carlos en la boca sosteniendo en su tenedor un pedazo de chicharrón de cerdo. Así entre risas por parte de ella, miradas de complicidad con su amiga Pamela, quién tampoco iba a perder la oportunidad de pasar la noche con el atract
Manizales - Colombia.Carlos arribó al aeropuerto de la ciudad. Un chófer enviado por la asistente ya lo estaba esperando.—Doctor buenas tardes —saludó el joven ayudándolo con el equipaje.—Hola, Esteban. ¿Mi papá está en la empresa?—No, el doctor Miguel, se encuentra en la hacienda, recuerde que hoy es el aniversario de la muerte de la señora Luisa Fernanda.Carlos, había olvidado por completo aquella fecha, se llevó las manos a la cabeza, contrariado, necesitaba hablar con su padre e informarle todo lo que estaba sucediendo con su hermano menor.—Esteban, llévame a la finca —solicitó, la tristeza lo embargó a él también, por lo general no hablaba de la muerte de su madrastra; pero aquel inci
Aquel día amanecía con un buen clima, el sol irradiaba en lo alto. Carlos, con las manos en los bolsillos caminaba en medio de las tantas sepulturas del cementerio con tristeza; llegó frente al pabellón donde Elizabeth, estaba enterrada; se sorprendió al ver la tumba vacía, desesperado se acercó a uno de los guardias.—Por favor necesito saber dónde está enterrada Elizabeth Trujillo, su sepulcro está vació —comentó angustiado.—Venga conmigo —indicó el guardia.Carlos lo siguió de repente el cementerio se transformó en un hermoso jardín rodeado de orquídeas de muchos colores, el canto de las aves armonizaba el ambiente, entonces en el suelo estaba la fría lápida con el hombre de ella. Se inclinó confundido no entendía el cambio; sin embargo, coloc