Capítulo 29

Nordeste Antioqueño.

En un lugar inhóspito, deshabitado, algunos hombres armados, obligaban al equipo de personas que tenían secuestrados desde hacía varios años atrás a caminar.

Mujeres y hombres que habían caído en manos de la guerrilla, y que habían sobrevivido, a diario tenían que enfrentar a la inclemencia del tiempo, al maltrato, enfermedades.

En jaulas, los mantenían en una especie de campamento improvisado de menos de dos metros, compartían seis hombres.

Enjaulados como animales, observaban como el agua y la comida abundaba para los comandantes y el resto del equipo; mientras a ellos a duras penas les daban alimento.

Al general como así lo conocían, lo único que lo mantenía con vida estos largos años de encierro, era poder salir

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