Querida pequeña soñadora,
Como sabemos, en este mundo nada es fácil. Eso incluye al amor, y en realidad no es tan injusto como piensas. Si decimos que es el sentimiento más hermoso, y lo que nuestro corazón más anhela, no tiene por qué ser simple. La existencia nos ha demostrado una y otra vez que, en lo general, lo que vale la pena en la vida nunca es hacedero.
Por lo cual te diré que si no te pone alguna pequeña prueba, lo más probable es que te aburras. Que no lo valores al darlo por seguro. El amor es complicado (ojo, no en el sentido de complicarte la vida. Pero si te va a costar entender todas las facetas de este sentimiento), por eso es tan difícil de encontrar. Piénsalo de esta manera: ¿Dónde estaría la gracia si fuera algo simple? Seamos honestos con nosotros mismos. De llegar a ser sencillo, nos cansaríamos enseguida. El ser humano es caprichoso por naturaleza. Lo que se nos da fácil nos termina cansando enseguida. Sin embargo, cuando debemos luchar más para conseguir eso que queremos, terminamos apreciándolo más.
Por otra parte, habría que definir “complicada” porque para mí no es lo mismo que tóxica. En ese sentido, ya estamos entrando a otro tema, el cual realmente espero que no sea tu caso, pequeña soñadora. Si crees que tu problema es ese, que estás en medio de una relación tóxica y no sabes cómo salir, solo dímelo y te ayudaré como siempre intento hacer. Más, por lo que me cuentas, ya te digo que creo que no es tu caso.
Te deseo toda la suerte del mundo en tu relación, y felicidad en tu vida.
Dra Hope.
*
Harley había terminado por quinta vez de leer el consejo que le di a “Pequeña soñadora” en el más reciente volumen de mi columna en Years Magazine. Como lo leyera una vez más, juro que tendrá que ir a urgencias.
Soy Esperanza Rodríguez, una chica bastante simple que vive en un todavía más aburrido piso de Londres. Aunque Harley seguramente definiría mi apartamento como “un lugar sin vida.”
Es cierto, no tengo gran cosa, pero la mayor parte del dinero que gano lo envió a mi familia en Gran Canaria, la isla original donde nací. Bueno, se lo envió a mi madre, pero sé que ella lo usa para mantener a toda la familia.
Mi trabajo se puede hacer desde cualquier parte del mundo, simplemente escribo para una columna en la revista. ¿De qué trata mi columna? Ayudo a la gente. Ellos me envían correos y algunos son seleccionados por Harley para publicar en la columna de la revista. El resto de emails que no se publican los respondo igualmente, no quiero dejar a nadie sin apoyo.
¿Cómo se puede saber cuál de todos los mensajes que recibo al día se debe publicar? Buena pregunta. Y, como yo no lo sé, es precisamente por eso que de esa tarea se encarga Harley. Para eso la pago. Aunque en realidad la rubia no necesita el dinero.
Conocí a Harley a los tres meses de comenzar a trabajar en Years Magazine, de eso hace ya seis años. La despampanante rubia quería un pequeño acto de rebeldía que consistía en encontrar trabajo. Su padre no quería que ninguna de sus hijas trabajara, al fin y al cabo, tenían tanto dinero que podrían bañarse en este si así lo deseaban (aunque dudo bastante que ese sea el verdadero motivo). Pero Harley no quería vivir en una jaula de oro, ella era independiente por naturaleza. Ser mi ayudante era lo mejor que había encontrado, pues era el único trabajo que podía tomar sin que su progenitor se enfadara, ya que en realidad su padre no lo consideraba un trabajo.
El señor Bowman tenía razón en eso. Normalmente, ninguno de mis compañeros necesita ayudantes. En realidad, yo tampoco creí necesitarla. No obstante, quise ayudar a Harley con su “travesura”. Con el tiempo me di cuenta de que fue una sabia decisión. En la actualidad no sabría cómo seguir sin ella. Mi vida ha mejorado notablemente. Admito que a veces peco de inocente, por eso me viene tan bien tener a alguien como Harley. Ella defiende mis intereses con uñas y dientes. Ha resultado ser una gran amiga. Mi primera y única amiga en Londres. Ella me lanza a aventuras a las que sé, que sin ella, jamás tendría el valor de lanzarme.
— ¡Has vuelto loco a Twitter con tus últimos consejos! —Escucho a Harley decir bastante animada.
— ¿Eso es bueno? —Pregunto distraídamente, peinando mi larga melena. Tal vez deba de recortarla pronto.
Soy morena, mido 1,60, mis ojos son de color marrón. Como dije antes, soy bastante común, bastante simple. Tengo un buen cuerpo a pesar de no ser el 90-60-90 que la sociedad exige. Mis medidas son 87-66-91.5, peso 56 Kg y llevo una 80B de pecho.
— ¿Bueno? ¡Es maravilloso! Pero si tienes hasta un club de fans. —La miro sorprendida, creyendo que exagera, hasta que ella me acerca el móvil y me enseña la cuenta del club de fans.
@DraHopeFans. La cuenta se encuentra llena de fotos de la columna.
Por dios, no puedo creer lo que mis ojos ven. Jamás imaginé nada igual.
—Oh dios, mira este tweet de @StrangerKiller007...
— ¿Perdón? ¿Qué clase de @ es ese? 007 era un agente secreto, no un extraño asesino.
Harley se dedica a mirarme con una ceja alzada. —Es Twitter. Nada tiene por qué tener sentido. Ahora bien, ¿puedo leerte el tweet? —Asiento volviendo la atención a mi cabello mientras la escucho leer. —“Tras mucho pensarlo, finalmente me he decidido. Le voy a enviar un correo a la @DraHope para que me ayude con mis problemas de ira.” —Harley antes de acabar de leerlo ya estaba riéndose. Yo, por otra parte, estoy pensándolo seriamente.
—Har… Si sus problemas de ira incluyen instintos asesinos que lo convierten en un criminal, no voy a poder ayudarle. Ni siquiera me dejas enfrentarme al anónimo que me odia, ¿quieres que ayude a un homicida?
Entonces Harley deja de reír y me mira seria. Noto su tensión. El tema del anónimo le preocupa. Hace un año comencé a recibir correos de un desconocido, que se esconde bastante bien. Por más que Harley lo ha intentado, le ha sido imposible rastrear su IP. En realidad, a mí no me angustia tanto como a ella. Sus amenazas se quedan en eso, no puede dar conmigo. Nadie sabe nada sobre quien se esconde detrás de la Dra. Hope, salvo mis compañeros de la revista (y no todos), mi familia y mis más íntimos amigos. Un selecto grupo de seis personas.
La veo inspirar y respirar tres veces. Sé que está intentando calmarse y no echarme una de sus broncas. —Estamos realmente cerca de navidad, así que solo por eso no me enfadaré contigo, aunque ya conozcas mi opinión. —Me dice en un tono bastante severo, lo cual es una mala señal. Ella no es tan hosca. Realmente está enfadada. Le molesta mucho que no me tome en serio las amenazas del anónimo. —Eso me recuerda algo. Tus planes son los de siempre, ¿verdad?
Asiento. Odio las Navidades. Vuelvo a mi Isla. Vuelvo a Gran Canaria. Mis dos primeros años en Londres no fui a casa por Navidad, con la excusa de que debía acostumbrarme a la vida Londinense. Pero las siguientes navidades si viaje a pasarla con mi familia. Nunca me quedo mucho. Salgo el 23 de diciembre por la noche, y llego a Canarias el 24. Me quedo hasta el 7 de enero, ese mismo día me voy. Dos semanas justas.
Harley no es la única que me critica que no pase todas las navidades con mi familia, ellos también lo hacen. No pueden comprender mi dolor. Hago un esfuerzo aguantando dos semanas, por mi madre especialmente. No puedo hacer más. Me gustaría ser mejor hija, ser mejor persona y quedarme más tiempo con ellos, pero volver a ese lugar me duele demasiado.
— ¡ESPERANZA! —El grito de Harley me saca de mis pensamientos, haciéndome dar un pequeño salto por el susto que acabo de llevarme.
— ¿Qué pasa? ¿Por qué gritas?
—Te estaba hablando y no contestabas. Tu mente se fue a Marte y abandonó tu cuerpo aquí.
Oh. Lo hice otra vez. Me hundí en mis pensamientos y ni me di que cuenta de que ella me estaba hablando. Niego con la cabeza mientras me disculpo.
—No te preocupes. Te decía que deberías quedarte más tiempo con tu familia. Realmente parece que solo vas para cenar y ver los regalos. Yo sé que no—Aclara antes de que yo abriera la boca para defenderme—, pero los demás no lo saben.
—Mi familia sabe que no lo hago por eso.
—Sí, bueno. Dime, ¿cuál es el problema? ¿Te acosan con preguntas pidiéndote un novio? ¿Tus padres quieren más nietos? Eso tiene fácil solución. Podrías aceptar algunas de las citas que te organizo, o salir conmigo.
—Harley Enriqueta Bowman, ya te he dicho miles de veces que no. No me fio de eso. Sí, sé que tienes buen gusto con los chicos, igual que tú sabes que yo… Yo no quiero eso. — ¿Qué es lo que deseo? Realmente comienzo a pensar que no lo sé.
— ¿Sabes? A mí ya no me engañas más. —La miro con el ceño fruncido. ¿De qué habla? Yo nunca la he mentido. Tal vez alguna piadosa para encubrir una que otra sorpresa que le tenía preparada, sin embargo, no puede referirse a nada de eso. —Eres virgen, ¿cierto? No pasa nada por ser virgen a los 34, yo no te voy a tratar diferente. —Cuando lo dice, su tono de voz es incluso cariñoso.
Oh dios mío. Voy a matarla.
— ¡Tengo 33, estúpida! Y te recuerdo que he tenido cuatro parejas. —En mis treinta y tres años solo he tenido cuatro relaciones serias y han sido suficiente para dejarme claro que eso del amor no es lo mío.
Mi primera relación fue con Damián. Un chico que me inculcó el amor por las motos. Muy guapo. Se llevaba bien con mis amigas de aquel entonces. Un día desapareció sin decir nada y más tarde me entere de que me fue infiel. Ahora, después de tanto tiempo, comienzo a comprender que Damián y yo jamás llegamos a conocernos el uno al otro realmente.
La siguiente relación fue con una chica. Éramos muy buenas amigas, ella era bellísima y muy atrevida. Aquí la dificultad fue que no le gustaban las chicas. Tan solo fui un experimento para ella.
Tras ella llego un chico muy lindo, con el cual empecé fatal y acabo antes de llegar a ser nada.
Y la última… Esa aún me duele. Realmente, nunca supe si andábamos o no. Creo que ella se divertía confundiéndome. No, realmente no pienso eso. Lo que sí opino es que se pasaba de lista. Me quería tener en la manga por si no podía encontrar nada mejor, pues terminar conformándose conmigo. Fue de la que más enamorada he estado.
Sí, he estado con dos chicos y dos chicas. No soy ni heterosexual ni lesbiana. Soy bisexual. No me fijo en el sexo de la gente, para mí lo que realmente importa es como me hagan sentir, como me traten. Con el tiempo he aprendido que es lo más importante. Al fin y al cabo, el físico no será eterno. Lejos de las historias que disfruto leyendo, esos hermosos seres inmortales no son reales. Debemos mirar más allá del exterior.
—Sé que nunca te acostaste con ninguna de tus parejas, así que no me cambies el tema. Confía en mí, soy tu amiga. Solo quiero lo mejor para ti.
— ¿Y crees que lo mejor para mí es un polvo? — No puedo evitar sonar bastante escéptica.
—Pues sí, ¿por qué no? Y deja de evadir el tema. ¿Eres virgen? —Sus ojos no dejan de perseguirme, está claro que no se cansara hasta obtener su respuesta.
—Tienes razón, no me he acostado con ninguna de mis anteriores parejas, pero no soy virgen.
— ¿Y qué paso? ¿Un amante que no dio la talla y decidiste que no te gustaba el sexo? Mira, por desgracia 6 de cada 10 hombres no saben cómo hacer gozar a una mujer, ahora te aseguro que no todos son tan malos.
La estoy mirando como si tuviera tres cabezas, y es que lo que ha dicho no es para menos. —Esa estadística te las has inventado. —No estoy preguntando, lo estoy afirmando. —Y no es eso. No fue ningún mal amante.
—De acuerdo. Me lo estás poniendo muy difícil. —No puedo evitar sonreír. Eso es casi como un logro, porque pocas veces logro, yo o cualquiera otra personal, poner algo difícil a Harley Bowman. Por regla general suele tener todo muy fácil. —Fue durante alguna de tus relaciones, ¿verdad? —Antes de que pueda recordarle que no me acosté con mis parejas, ella continúa con su hipótesis. —Le fuiste infiel a alguno, ¿no es cierto? La culpa te carcomió, te sentiste tan sucia que juraste renunciar al sexo y al amor. —Estoy en un completo estado de conmoción, por lo que la que dice ser mi amiga parece pensar de mí. Mi rostro parece hacerla sonreír. — ¡¿He acertado?! —Parece realmente emocionada al cuestionarlo.
Sin responderle, me levanto. Tengo que usar todo el autocontrol que poseo para levantarme sin darle una bofetada, pero lo consigo. Camino hasta el sofá y al llegar a este cojo uno de los cojines para darme la vuelta y tirárselo a Harley. Normalmente tengo mala puntería, pero doy gracias a todos los dioses porque esta vez he acertado. Le he dado en plena cara. Puedo disfrutar de mi victoria, ya que sé que no le he causado ningún daño.
— ¡¿Pero qué te pasa, loca?! —Me exige lanzándome el cojín de vuelta, cuál por pura suerte logro evitar. Vaya, parece que hoy los astros están de mi lado. Al menos, en algunas cosas.
—No, aquí la demente eres tú. ¡¿Cómo puedes pensar tal cosa de mí, Harley?! Creí que en estos seis años habías aprendido a conocerme. ¡Después de haber sido víctima de la infidelidad, jamás se lo haría a cualquier persona con la que estuviera! —Sé que tal vez puedo parecer una exagerada, no obstante, me ha afectado que piense así de mí. Odio las infidelidades, y obviamente, a quienes la cometen. ¿Qué necesidad tan ruin tienes de traicionar así a una persona que, además de decir querer, confía en ti? Si quieres estar con otra persona, no empieces una relación con alguien.
Veo en su rostro el arrepentimiento hacer acto de presencia, incluso antes de que se disculpe. —Hope… Lo siento. Oh cielo, lo lamento tanto. Tú sabes que no pienso así de ti, ¿cierto? Yo sé que nunca harías algo así. Hope, te pido perdón. —Me dejo abrazar por ella, y le devuelvo el abrazo. No puedo durar mucho tiempo enfadada con mi rubia favorita. Además, que se disculpe es tan extraño en su personalidad, que sé que solo lo hace por mí, y que es sincera. —Solo intento hallar una respuesta, mas no pienso así.
—No te rendirás hasta saber la verdad, ¿no? —La miro con expresión cansada y ella asiente. Con un suspiro rompo nuestro abrazo y camino poniendo un poco de distancia entre nosotras. Si voy a decirle lo que quiere saber tiene que haber algo de espacio entre nosotras. De otra manera no podré hacerlo. —Siéntate. —Le aconsejo. No es una historia bonita lo que va a escuchar.
Ella me obedece, sentándose sin rechistar. Pacientemente espera a que yo me atreva a hablar, mientras doy vueltas por el salón. Me detengo finalmente detrás del sofá donde ella está sentada.
—Tuve una mala experiencia no consentida. —La escucho levantarse, pero no la veo. Tengo mi vista fija en la pared vacía delante de mí. Realmente Harley tiene razón, es un lugar sin vida. Ni siquiera lo decoro en navidad. Total, no las paso aquí. — Fue hace mucho. Yo tenía 15 años. En el instituto. Meses de tocamientos que no entendía, y no podía parar. Él era mayor y profesor.
— ¿Quién fue? Su nombre. —Esta vez sí me digno a mirarla, pues en su voz escuche las lágrimas.
Por eso no quería decirle nada.
—No importa. —Digo acercándome a ella para nuevamente abrazarla y limpiarle las lágrimas. Ella me rodea con sus brazos bastante fuerte, tal vez demasiado. Al darse cuenta de esto, afloja un poco el agarre.
—15 años… Fue en Canarias, ¿cierto? —Me limito a asentir con la cabeza mientras rompemos el achuchón y la obligo a que nos sentemos en el sofá. Ella si bien obedece, no suelta mis manos. —Tu familia no sabe nada.
—Saberlo les hubiera matado. Y a mí también. Mi madre no habría podido soportarlo. —Pensar en ella solo hace que me resulte más doloroso seguir hablando.
— ¿Fue por ello que le... le cogiste miedo a los hombres y al sexo? —Pregunta suave. Sabe que es una pregunta delicada.
Realmente me lo pienso antes de contestar. Yo misma me he formulado esta pregunta varias veces, y siempre llego a la misma respuesta.
—No. Acudí a terapia. Bueno, plural, terapias. Tuve mucha ayuda que me salvaron de vivir eternamente con ese miedo. Un tiempo, bastante después de eso, fue cuando empecé un tonteo nada serio con Iván. Gracias a los profesionales y a mi propia fuerza interior, ni los hombres ni la cópula me dan miedo. Ya no. Si bien hubo un largo tiempo en el que sí, esa etapa ya quedo atrás. Sin embargo, el coito sin amor no me atrae. Puede ser muy placentero y lo que quieras, pero realmente… No me atrae. Y claro que sueño con el amor de mi vida, soy una tonta enamoradiza como bien sabes.
—No eres tonta. —Aclara ella, mas la ignoro y continúo como si no la hubiera escuchado.
—Si bien, por más que sueñe con eso… No me apetece salir a buscar pareja. Supongo que creo que esa persona ideal no existe, o que no la voy a encontrar. No sé. Pero no es nada de miedo o asco al sexo y los hombres por culpa de esa experiencia. Ha pasado mucho tiempo.
Ella asiente y nos quedamos un largo rato en silencio hasta que me levanto a preparar dos tazas de chocolate caliente. El clima en Londres no es ni muy caluroso ni muy frío, no obstante, mi hogar parece estar congelado. Vuelvo al sofá con las bebidas y le doy a Harley la suya. Después de ambas beber un poco de nuestras respectivas tacitas, escucho que mi amiga barra ayudante recupera el habla.
—Creo que debes afrontar esto, y yo te voy a ayudar. Ni tu familia, ni la isla, ni el país, tienen la culpa de lo que te paso. Nos vamos a Canarias en dos días.
— ¿Qué dices? Aún es noviembre.
—Está acabando noviembre. Podemos trabajar desde cualquier aparte. Además, de todas formas teníamos que irnos. Oh, cierto. Se me olvido contártelo. Ask for Love FM quiere darle una sección en su cadena a la Dra. Hope. ¡Nos mudamos a Nueva York, nena!
Mis ojos se abren de par en par y agradezco mentalmente que Harley me quite la taza de las manos, lo poco que queda podía habérseme caído, pues juro que perdí incluso las fuerzas.
Estoy en shock.
¿Ask for love FM? ¡Esa cadena la conoce todo el mundo! Y me quieren dar una sección a mí.
Voy a vivir en Nueva York.
¿Esto es un sueño? Que nadie me despierte, por favor.
—Viviremos juntas en un principio. Antes de darte oficialmente el programa te invitarán en los últimos días de diciembre a sus otros programas para que hables y ver qué tal te recibe la audiencia. Una pequeña prueba.
¿Pequeña? Una prueba para que Ask for love FM me dé una sección no es diminuta en absoluto.
—La mejor forma de decirle eso a tu familia es en persona y recompensándoles pasando tiempo con ellos. Además, yo quiero conocer Canarias, dicen que son unas islas hermosas. Así que no te opongas, porque me da igual lo que digas. Vamos a ir en dos días.
Y no me opuse, porque no fui capaz.
Aún seguía en estado de shock.
Aún seguía sin procesar la oportunidad que me había brindado la vida… Bueno, la vida y mi magnífico ángel de la guarda.
15 de noviembre.Estoy aquí de nuevo. En Gran Canaria. Me impresiona ver que ya han comenzado a decorar las calles para Navidad. Harley elogia el gesto diciendo que son muy precavidos los españoles. Yo me limité a poner los ojos en blanco. Creía que nuestra primera parada sería el hotel para descansar, cambiarnos y dejar las cosas. Pero me sorprendo al descubrir su negativa, y aún más el porqué de esta. ¡Nos ha comprado una casa! Para las dos. Y es jodidamente hermosa. Es tan grande… ¡Tiene incluso jardín! Y, por lo que parece cuando entramos, ya ha mandado a decorarla. El gesto y lo bonito que es todo consiguen emocionarme. Jamás pensé que tendría un domicilio así. Recuerdo que cuando de pequeña iba en el coche con mi madre y veía este tipo de viviendas, siempre pensaba en que la gente con dinero de la isla eran las únicas personas que podían permitirse un hogar como este. Ahora yo tengo uno. Caímos en el sofá por la fuerza del abrazo cuando me lancé sobre Harley. Una vez me recupere
Son las 9 menos diez cuando me levanto. Me lavo la cara y voy a la cocina a preparar un desayuno ligero antes de ir a despertar a Harley y ordenarle que se duche. Cuando sirvo el desayuno en la barra americana, yo voy a ducharme. No soy de esas que tardan media hora en la ducha, por lo general soy rápida, así que cuando salgo con mi bata de Batman para desayunar, el desayuno sigue caliente. Toco la puerta de Harley y le recuerdo en voz alta, pero sin gritar, que se dé prisa para desayunar. Yo aprovecho y vuelvo a mi cuarto a vestirme. No me complico mucho la vida: ropa interior sencilla, calcetines de Batman, unos vaqueros negros, camisa rosa palo, chaqueta de cuero por si luego hace frío, y las botas negras. ¿Siempre llevo el mismo calzado? Casi siempre. Amo las botas, para mí son el calzado más cómodo. Lo contrario a Harley, que ella anda siempre que puede en tacones. Yo no podría, las pocas veces que los he llevado quiero arrancarme los pies. Para mí no vale la pena tanto sufrimien
Hemos decidido ir a una pizzería cercana. Abraham va con su madre y Castle en su coche, sin embargo, su sobrino Aitor quería venir con nosotras. Como el tío y la abuela le dieron permiso, él fue en los asientos traseros, con mi sobrina. Durante el trayecto Harley me cuenta que, mientras Abraham y yo habíamos ido a por los niños, Mónica había recibido la llamada de su hija, Alicia, la cual dio la idea de la pizzería y con la que nos veríamos en esta.Menos mal que Harley me lo dice, porque de lo contrario no me habría enterado hasta verla. Aprovechando el momento, yo le explico el motivo del nombre del perro, y tal y como imaginaba, de repente a Harley el nombre le gusta mucho más. Claro, yo ya sabía que Harley también fue fan de la serie que llevaba el mismo nombre que el animal. Incluso alguna vez hemos hecho algún maratón de dicha serie juntas.Durante lo que dura el trayecto, que gracias a dios no es mucho, mi amiga aprovecha para interrogarme sobre el corto momento en el que me al
Domingo de gofres. En realidad no sé si existe, nunca antes hemos tenido ninguna costumbre de este estilo. Cierto que varias noches en semana dormíamos juntas tras un maratón, acompañado de pizza o diferente comida basura. Pero más que por costumbre era simplemente porque nos apetecía. Y hoy ha sido igual. Me apetecían gofres para desayunar, así que ahí estaba el desayuno servido en la barra americana. Con nata y unas rodajas de fresa y plátano para adornarlo.Ya estaba lista y había despertado a Harley. Desayunábamos tranquilas, hablando sobre los planes para el día de hoy. Le recordé que al ser domingo hoy mi hermana, la que se casaba, iba a comer a casa de mi madre, y nosotras también. Así aprovechaba para presentarle tanto a esta como a su futuro marido. Pero claro, eso era a la hora de comer, por lo cual en un principio teníamos la mañana libre. Vacía.Harley propuso aprovechar la mañana para enseñarle la isla y a falta de un plan mejor me pareció correcto. Por ello, al terminar
Sorprendentemente para mí, al levantarme esa mañana, no soy la primera en despertar. Harley tiene el desayuno servido y me recibe con una sonrisa, preguntándome como he dormido. Yo respondo bromeando sobre cuanta dosis de azúcar lleva encima para mostrar tanta alegría tan temprano. Ambas desayunamos entre risas y una charla bastante amena.—Y bien, ¿qué planes tenemos para hoy?—Primero trabajar un poquito. Luego podemos salir a dar una vuelta y lo que vaya surgiendo. ¿Qué te parece?—Sabes que el objetivo de unas vacaciones es descansar, ¿verdad?—Es un trabajo que puedo hacer desde cualquier parte. No necesito vacaciones. Pero, —añado antes que vaya a interrumpirme, pues noto sus deseos de corregirme— al menos aprecia la diferencia. Sí que estoy descansando. Escribía artículos y respondía correos diariamente. Ahora, mientras estamos de vacaciones, he bajado el ritmo. Vamos, concédeme el mérito.Por la expresión en su rostro, en especial la ceja alzada, dudo que cumpla con mi petició
Para mi sorpresa al salir de la ducha, (la cual por cierto, Harley tenía razón y me vino muy bien), cuando estoy buscando el pijama para ponerme (puesto que dudo de que vayamos a salir), esta aparece en mi cuarto anunciándome que me aliste para salir. Le pregunto que a donde iremos, pero ella solo dice que me ponga guapa. Que después del día que hemos tenido nos merecemos una noche de copas. Supongo que más bien habla por ella, puesto que yo, pese a que me pueda tomar mis copitas, no logro a llegar a su nivel. Nunca lo consigo. Y la única vez que se me ocurrió intentarlo… Bueno, mejor ni recordarla. En verdad, casi ni la recuerdo. Salvo las horribles consecuencias del día de después. Y las lecciones que esta me dejo: Nada de alcohol en exceso para mí. No se puede decir que Harley sea una borracha. Pero tiene un ritmo que… Bueno. Es envidiable. La chica definitivamente tiene aguante. Y también razón. Nos merecemos despejarnos después de todo. Por ello, dejando el pijama para más tarde
Bailamos varias canciones entre todos. Charlamos, bebemos. Me siento realmente integrada en ese pequeño grupo. Más que eso, me siento a gusto. Cómoda en su compañía. Pero, como título de aguafiestas que me gane hace años y del cual debo seguir haciendo honor, soy la primera en ponerle fin viendo que se hace muy tarde.Harley no me quiere hacer caso. No quiere irse. Incluso cuando le recuerdo que, supuestamente hoy, teníamos una cita con Jamie Dornan. Ante mis palabras es Alicia la que, abriendo muchos los ojos, casi exageradamente, nos pregunta si conocemos al actor. Casi ruega que se lo presentemos. Riendo negamos, explicando que nos referíamos a ver la película. Pese a la decepción del principio, no tarda en recomponerse de esta y querer apuntarse al plan.A mí no me parece mal. Me gusta ella y disfruto su compañía. Con una Harley que nos sigue a regañadientes, los seis salimos del local rumbo a donde hemos aparcado el coche. Son todos unos caballeros, o quieren comportarse como tal
La comida en casa de los Fernández fue deliciosa. Después de disfrutar de las ricas croquetas y las patatas asadas, cuando pasábamos al postre, un mousse de queso y fresas que fue lo que más me gusto, nos contaron que los chicos habían cocinado. Bueno, Abraham y Rick. Jack dijo que él prefería comer a cocinar. Rick, que fue el que había cocinado el postre, compartió su receta conmigo para poder intentarlo en casa. Aunque… Dudo tener el mismo éxito que él. Si algo tengo en común con Jack, aparte de este nuevo círculo de maravillosas personas con las que me estoy relacionando, es que apesto en la cocina. Para desayunos y platos fáciles soy vuestra chica. Pero, para cosas más elaboradas… Ya no cuenten conmigo. Lo que si puedo hacer, y no dudo en ponerme con ello pese a las quejas, es ayudarles a recoger la mesa. De alguna forma se debe agradecer una comida tan buena en una compañía aún mejor. Harley y yo pasamos todo el día de martes en compañía de nuestros nuevos amigos. Gracias a las