Fue una noche larga para todos los adultos Christakos, con el crespúsculo, la casa se cerró, se activaron todas las puertas de seguridad, Desde la planta baja, cada piso había sido provisto de puertas de seguridad para el acceso al piso superior. El ascensor se desactivó y todo se trasladaron al último piso. Les dijeron a las niñas que acamparían en el último piso unos días y que podían dormir juntas. Les dieron la habitación contigua a la de Aristo y Samantha, el pequeño Ari durmió con ellos. En la habitación contigua a la de las niñas estaban Emma, Alec y Bastián en una habitación y Demetrio en la siguiente.Flavián y Joy se quedaron en la antigua habitación de Demetrio en la otra ala del último piso. Esa noche se dejaron encendidos los reflectores que apuntaban a la playa y los que daban al interior de la isla. La casa estaba lo suficientemente lejos del pueblo para que las luces no le molestaran. En las torres de seguridad cada guardia estaba resguardado en la cabina. Toda la zona
Emma se despertó sobresaltada al amanecer, se había quedado dormida, giró en la cama y se encontró a Alec al otro lado de la cama. «No me despertó a pesar de que le pedí que lo hiciera». Con cuidado se levantó de la cama y acomodó las almohadas para evitar que Bastián se cayera si se movía dormido hacia su lado. Pongo se despertó al ver que se ella se levantó y se sacudió, Emma se asomó a la habitación de las niñas y vio que todas dormían, pero las perras al ver que estaba despierta y que Pongo la acompañaba se levantaron para que las sacara. Fue a la cocina y se encontró con Flavián y Joy sirviéndose una taza de café.―Buenos días ―dijo Flavián ―¿Pudiste dormir algo?―Bueno días, Emma ―saludó Joy―Buenos días, sí, pero le pedí a Alec que me despertara cuando tuviera sueño y no lo hizo, se durmió ―respondió Emma.―Yo estaba vigilando, Emma, es mi trabajo hacerlo ―señaló Flavián.―Lo sé, pero no puedo dejar de preocuparme ―indicó Emma.―Todo estuvo tranquilo en la noche, acabo de comun
París abrió su ojo derecho al escuchar pasos que se acercaban, y se encontró con la mirada horrorizada de su padre. Al ver su rostro se puso a llorar. ―¡Ay! Hija mía. ¿Quién pudo ser tan malvado como para hacerte esto? ―Fue Ranjit, papá, estoy segura, no solo eso, mató a mamá y me secuestró. ―Lo lamento mucho, París, cuando te obligué a casarte con él no tenía ni idea del monstruo que era, siempre fue un hombre amable y respetuoso como su padre. ― Creo que su padre lo controlaba, pero al morir él salió a relucir su verdadera personalidad. ¿sabes si la policía lo arrestó? Nadie me dice nada aquí. ―Sí, está preso, el gobierno está solicitando su extradición por el asesinato de Maureen, por complicidad en tu fuga, por secuestro y por la agresión hacia ti. De ser juzgado aquí saldría libre y no pienso permitirlo estoy moviendo a todos mis contactos para que lo enjuicien en Inglaterra. ―¿Es cierto lo que me dijo Ranjit? ¿Qué tienes otra familia? ―preguntó París mirándolo. ―Sí, tengo
Once años después Emma observó Bastián sentado mirando la playa con Pongo a su lado, a los trece años era una revolución de hormonas y sentimientos. El último año había sido difícil para él, cuándo cumplió los doce años pidió conocer a Blanche, quería invitarla a la isla. Emma le dijo que era preferible que primero los conociera en terreno neutral. ―¿Por qué no puede venir? Es mi madre biológica y mi hermano, no representan ningún peligro para nosotros. Alec y Emma, al igual que Aristo y Sam siempre les hablaban a sus hijos, de lo importante que era la seguridad para todos ellos después de dos secuestros en la familia. ―No estamos hablando de seguridad, Bastián, sino de cómo te afectará conocerlos, es preferible que vayamos a Francia y que los conozcas. Después de eso, si lo deseas, los invitaremos a pasar el verano con nosotros ―alegó Emma. Bastián aceptó a regañadientes. Lo llevaron a Francia a conocer a Blanche y a Étienne, su hermano que para entonces tenía diez años, el c
Cuando Samantha recibió un correo electrónico de su esposo para un fin de semana romántico en un conocido hotel de Atenas se había sentido muy feliz. En su mente se imaginó una segunda luna de miel. Nunca había estado en ese lugar y aunque llevaban varios meses viviendo la vida de una mujer rica, la joven no pudo más que asombrarse por el lujo que la rodeaba. Desde que puso un pie en el hotel la había tratado como si fuera de la realeza, un mayordomo, acompañado de un botones la llevaron a la suite presidencial. El lugar era muy grande, constaban de una sala comedor, una habitación espectacular y un baño con bañera, jacuzzi y ducha. Además de una terraza con una vista impresionante y una hermosa piscina. Al entrar a la habitación encontró a una doncella de elegante uniforme blanco que esperaba su llegada para deshacer la inmensa maleta que había llevado para el fin de semana que su esposo preparó, como no sabía cuáles serían sus actividades metió un poco de todo. Otra de las trabajado
6 meses después. ―Señora Miller, no puede seguir trabajando, está en su séptimo mes de un embarazo de gemelas y el riesgo de un parto prematuro es mayor, debe tener reposo absoluto desde este momento si no quiere que sus bebés nazcan prematuras. ―Entiendo, doctor Phillips ―respondió Samantha con el rostro, serio, estaba muy preocupada por cómo iba a poder subsistir y pagar su parto. Tenía poco dinero cuando huyó seis meses atrás no pensó mucho en lo que hacía, lo único que tenía claro era que Aristo nunca perdonaría su supuesta traición. Lo supo cuando despertó un par de horas después y él se había marchado dejándola tirada en el piso. ―Sé que es difícil, trate de buscar ayuda en familiares, amigos o tal vez el padre… ―No se preocupe, doctor, de alguna manera resolveré, desde hoy estaré en reposo absoluto, la vida de mis hijas vale cualquier sacrificio. Y pensó que era cierto, podía hacer cualquier cosa, aguantar lo que sea con tal de garantizar el bienestar de sus bebés. ―Tiene
¡Seis días! Seis días tenía hospitalizada por la cesárea y si tenía suerte le darían el alta al día siguiente, ¿A quién se le ocurría tenerla tantos días en el hospital después de haber dado a luz? Aunque ella no se marcharía si no les entregaban a sus hijas. Las bebés habían estado en incubadora hasta el día anterior porque Adrienne necesitó ayuda para respirar y Althea vomitaba todo lo que ingería. Sin embargo, ella estaba bien, podía quedarse en la sala de espera todo el día y no en una cama que costaba una millonada Samantha estaba a punto de llorar, le dolía la herida, tenía los pechos a reventar y le estaban cobrando la factura del hospital. La cuenta era tan alta que necesitaría trabajar tres vidas para pagarla. ―¿No pueden fraccionarte la cuenta del hospital? ¿Qué la pagues en cómodas cuotas? ―preguntó Joy ―Sí, pero las cuotas son tan altas que no sé sí puedas pagarlas. Al menos que no coma en tres años que es el plazo máximo ―explicó Sam. ―Quisiera tener dinero para poder
El avión de Aristo aterrizó en Louisville a las once de la mañana. Su dueño estaba impaciente, había perdido un día por la tormenta y desde lo de Alec no le gustaba alejarse mucho de su hogar y dejar a su padre solo, pero necesitaba llevar de nuevo a Samantha a Grecia. Era su esposa y no iba a permitir que lo dejara, para él estaban atados de por vida. ―Tardaremos una hora en llegar a la dirección que nos dio el investigador, está bastante lejos, Fedora contrató un auto con chofer para llevarnos ―dijo Flavián a medida que descendían las escaleras del avión para adentrarse en el pequeño aeropuerto de Louisville. ―Si la distancia es tanta, ¿Por qué no alquiló un helicóptero? ―No hay un helipuerto cerca de la casa de Samantha, aunque parezca una ciudad, esto no es más que un pueblo grande. Aristo gruñó una respuesta. «Al menos el coche es grande y cómodo», pensó instalándose en el asiento trasero, Flavián entró después de él y uno de los guardaespaldas que le acompañaban se subió al