Un rato después Alec y su abogado salieron del despacho con los documentos en la mano.―Bien, Blanche, debes tomar una decisión de que es lo que vas a hacer, porque de aquí voy directo a denunciar a tu novio. ―preguntó Alec.―Lo lamento, Alec, yo no quería venir, pero él insistió, se buscó un abogado y me obligó a venir, yo voy a dejarlo, no quiero seguir así.―Sí decides dejarlo, ve con Amélie, te ayudaré a reconstruir tu vida, pero no te mantendré a menos que quieras estudiar, entonces lo haré hasta que te gradúes, después deberás valerte por ti misma. Si me entero de que vuelves con él suspenderé toda mi ayuda porque no voy a permitir que ese hombre se lucre con mí dinero, ¿está claro?―Sí, Alec. Lo entiendo ―respondió Blanche ―Señor abogado. ¿Yo también debo ir a declarar?―Sería lo más conveniente si no quieres quedar como cómplice. ―respondió el abogado.Alec con Emma y el bebé se dirigieron primero a la oficina de pasaportes para obtener el del niño y Blanche se marchó con el a
Emma caminó hacia la casa con una niña en cada mano, al llegar a donde estaba Sam la abrazó y le dio un besito al pequeño Ari en la cabeza.―Déjame cargar a esta hermosura ―pidió Emma a Samantha.Sam la miró extrañada porque desde que su hijo nació, habían sido contadas las ocasiones en la que Emma tuvo en sus brazos a Ari. Le entregó el bebé con gusto y miró con curiosidad hacía Alec, Aristo y Demetrios que venían con el niño y las gemelas de Sam. Emma vio la pregunta en su mirada.―Niñas, vayan con papá y traigan a su hermanito para que la tía Samantha lo conozca ―ordenó Emma para deshacerse de ellas y poder hablar con Sam.―Bastián viene con papá, mamá ―dijo Amelia.―¿Estás bien? ―preguntó Sam preocupada al saber que el niño era hijo de Alec.―Sí, es una larga historia que te contaré después. Vamos a subir que debo arreglar una habitación para Bastián. ¿Quieres ayudarme?―Sí, dejo a Ari con María y le pido a la señora Agnes que nos ayude a buscar entre los muebles que hay guardados
Emma sintió su alma caer al infierno con la noticia, el miedo se apoderó de ella. Comenzó a temblar y un sabor metálico en la boca le dijo que estaba a punto de vomitar el desayuno. ¿Acaso nunca podría ser completamente feliz? ¿Hasta cuando esa mujer venía a amenazar sus vidas y a su familia? ―¡Mis niños! ¡Oh, por Dios! Sam, ella vendrá por nosotras y por los niños ―dijo Emma. Sam la miró asustada. ―Ella dijo que la próxima sería yo ―susurró Sam. En la mente de ambas, París se había convertido en un monstruo invencible que podía acabar con ellas. ―¡Cálmense, las dos! Ya llamé a Flavián y viene en camino con Joy, él a su vez llamó al encargado de la seguridad en la isla y están alerta. ―explicó Demetrio ―Manden a las niñeras al agua con las gemelas y que vengan Alec y Aristo. Necesitamos activar las medidas de seguridad hasta que la atrapen. Sam que era la que estaba menos afectada envió a Maria y a Marta que estaba sentadas en otro toldo al agua con los niños. Tomó un par de toal
Fue una noche larga para todos los adultos Christakos, con el crespúsculo, la casa se cerró, se activaron todas las puertas de seguridad, Desde la planta baja, cada piso había sido provisto de puertas de seguridad para el acceso al piso superior. El ascensor se desactivó y todo se trasladaron al último piso. Les dijeron a las niñas que acamparían en el último piso unos días y que podían dormir juntas. Les dieron la habitación contigua a la de Aristo y Samantha, el pequeño Ari durmió con ellos. En la habitación contigua a la de las niñas estaban Emma, Alec y Bastián en una habitación y Demetrio en la siguiente.Flavián y Joy se quedaron en la antigua habitación de Demetrio en la otra ala del último piso. Esa noche se dejaron encendidos los reflectores que apuntaban a la playa y los que daban al interior de la isla. La casa estaba lo suficientemente lejos del pueblo para que las luces no le molestaran. En las torres de seguridad cada guardia estaba resguardado en la cabina. Toda la zona
Emma se despertó sobresaltada al amanecer, se había quedado dormida, giró en la cama y se encontró a Alec al otro lado de la cama. «No me despertó a pesar de que le pedí que lo hiciera». Con cuidado se levantó de la cama y acomodó las almohadas para evitar que Bastián se cayera si se movía dormido hacia su lado. Pongo se despertó al ver que se ella se levantó y se sacudió, Emma se asomó a la habitación de las niñas y vio que todas dormían, pero las perras al ver que estaba despierta y que Pongo la acompañaba se levantaron para que las sacara. Fue a la cocina y se encontró con Flavián y Joy sirviéndose una taza de café.―Buenos días ―dijo Flavián ―¿Pudiste dormir algo?―Bueno días, Emma ―saludó Joy―Buenos días, sí, pero le pedí a Alec que me despertara cuando tuviera sueño y no lo hizo, se durmió ―respondió Emma.―Yo estaba vigilando, Emma, es mi trabajo hacerlo ―señaló Flavián.―Lo sé, pero no puedo dejar de preocuparme ―indicó Emma.―Todo estuvo tranquilo en la noche, acabo de comun
París abrió su ojo derecho al escuchar pasos que se acercaban, y se encontró con la mirada horrorizada de su padre. Al ver su rostro se puso a llorar. ―¡Ay! Hija mía. ¿Quién pudo ser tan malvado como para hacerte esto? ―Fue Ranjit, papá, estoy segura, no solo eso, mató a mamá y me secuestró. ―Lo lamento mucho, París, cuando te obligué a casarte con él no tenía ni idea del monstruo que era, siempre fue un hombre amable y respetuoso como su padre. ― Creo que su padre lo controlaba, pero al morir él salió a relucir su verdadera personalidad. ¿sabes si la policía lo arrestó? Nadie me dice nada aquí. ―Sí, está preso, el gobierno está solicitando su extradición por el asesinato de Maureen, por complicidad en tu fuga, por secuestro y por la agresión hacia ti. De ser juzgado aquí saldría libre y no pienso permitirlo estoy moviendo a todos mis contactos para que lo enjuicien en Inglaterra. ―¿Es cierto lo que me dijo Ranjit? ¿Qué tienes otra familia? ―preguntó París mirándolo. ―Sí, tengo
Once años después Emma observó Bastián sentado mirando la playa con Pongo a su lado, a los trece años era una revolución de hormonas y sentimientos. El último año había sido difícil para él, cuándo cumplió los doce años pidió conocer a Blanche, quería invitarla a la isla. Emma le dijo que era preferible que primero los conociera en terreno neutral. ―¿Por qué no puede venir? Es mi madre biológica y mi hermano, no representan ningún peligro para nosotros. Alec y Emma, al igual que Aristo y Sam siempre les hablaban a sus hijos, de lo importante que era la seguridad para todos ellos después de dos secuestros en la familia. ―No estamos hablando de seguridad, Bastián, sino de cómo te afectará conocerlos, es preferible que vayamos a Francia y que los conozcas. Después de eso, si lo deseas, los invitaremos a pasar el verano con nosotros ―alegó Emma. Bastián aceptó a regañadientes. Lo llevaron a Francia a conocer a Blanche y a Étienne, su hermano que para entonces tenía diez años, el c
Cuando Samantha recibió un correo electrónico de su esposo para un fin de semana romántico en un conocido hotel de Atenas se había sentido muy feliz. En su mente se imaginó una segunda luna de miel. Nunca había estado en ese lugar y aunque llevaban varios meses viviendo la vida de una mujer rica, la joven no pudo más que asombrarse por el lujo que la rodeaba. Desde que puso un pie en el hotel la había tratado como si fuera de la realeza, un mayordomo, acompañado de un botones la llevaron a la suite presidencial. El lugar era muy grande, constaban de una sala comedor, una habitación espectacular y un baño con bañera, jacuzzi y ducha. Además de una terraza con una vista impresionante y una hermosa piscina. Al entrar a la habitación encontró a una doncella de elegante uniforme blanco que esperaba su llegada para deshacer la inmensa maleta que había llevado para el fin de semana que su esposo preparó, como no sabía cuáles serían sus actividades metió un poco de todo. Otra de las trabajado