Vivian se encontraba con la vista fija en su computador, debía culminar de revisar algunos contratos de la sucursal de Francia.
Aquella nueva sucursal le estaba generando grandes ingresos, pronto debería viajar allá para efectuar algunas reuniones, así como a la sucursal de Nueva York, estaba agobiada de tanto trabajo, la tensión se apoderaba de sus músculos, sin duda alguna sabía cómo liberarse; aquella noche necesitaba compañía, pero no compañía para cenar, ni conversar. Quería una noche agitada, volver a casa y dormir relajadamente, eso se merecía, llevaba tres días trabajando arduamente y tres días yendo directamente a casa. Aquello sin duda estaba colaborando con su mal humor.
Un llamado a la puerta produjo que levantara una mirada asesina en contra de aquel que le interrumpía.
-Disculpe señorita Way, pero acaban de llegar las personas que espera para la reunión de hoy- dejó escapar un largo suspiro. Más le valía a aquellas personas traer una buena propuesta porque no estaba de ánimos para soportar pérdidas de tiempo.
-Gracias, hazle pasar a la sala de reuniones, en unos minutos estoy con ellos. Avisa a Andrew y a Giselle para que se reúnan también, y por favor necesitaré de tu presencia para que tomes nota y realices la minuta de la reunión.
-Por supuesto que sí señorita Way- muy eficientemente se dedicaría a la tarea. Vivian sabía que así sería, no en vano llevaba tres años seguidos siendo su secretaria.
Después de que la mujer se marchara, respiró profundamente varias veces, necesitaba estar tranquila, iba a negociar y en eso no podía permitirse flaquear por muy cansada o tensa que estuviese.
-¡Maldición!- gimió frustrada- debí hacer que Andrew viniese temprano a mi oficina, al menos no estaría en ese grado de tensión. . . ¡Diablos!, nada de encuentros sexuales en la oficina Vivian, te estas saltando tus propias reglas- se puso en pie y alisó su vestido. Tomaría un té mientras los visitantes se acomodaban en la sala de juntas. Luego iría y escucharía qué tenían para ofrecerle.
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Tyler, entró con su grupo de trabajo a la amplia sala, tomó el asiento que la joven secretaria le indicaba. . .Mmmmm una morena exquisita, sin duda podría ganar mucho en aquel viaje. Hacia dos días que había compartido cama con Elena. Quizás era hora de buscar una nueva amante, aquella secretaria podría ser ideal para el cargo.
-Disculpe señorita- su voz sonaba sensualmente ronca, la chica lo miró con ojos nerviosos y ruborizándose un poco. Tyler, sonrió quizás aquello sería más fácil de lo que esperaba- ¿Tardará mucho la señora way?
-La señorita Way - le corrigió- vendrá en algunos minutos- respondió ella con voz muy profesional . Aunque era evidente que estaba perturbada. A la sala entraron dos persona, un hombre alto y sonriente y una mujer de curvas exquisitas y una larga melena rojiza. Le excitaban las pelirrojas.
-Buenos días, mi nombre es Andrew, fui el contacto con TRASNACIONALES WAY.
-Señor Smith- intervino una mujer- yo fui quien le llamó.
-Muy bien, bienvenidos todos- sonrió, luego miró a Tyler- usted debe ser el señor Donovan.
-En efecto, lo soy- respondió él serio, poniéndose en pie y estrechando su mano.
-La señorita es Giselle Mattews, asesora de la señorita Way, nos acompañará el día de hoy.
-Muy bien. Un placer señorita Mattews.
-El placer el mío señor Donovan.
-Este es mi equipo. Daniel; abogado. Monic; asesora, Marta; mi secretaria, y Maximiliano mi mano derecha.
-Muy bien, Bienvenidos- todos asintieron- ¿gustan tomar café, mientras esperamos a la señorita Way?
-Sí. Muchas gracias.
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Después de tranquilizarse un poco, se dirigió a la sala de juntas. Abrió las puertas, unas ocho personas se encontraban en sus asientos, así que cuando ella entró, al menos unos dieciséis ojos se giraron hacia ella.
-Buenos días. Disculpen la demora- su expresión era totalmente fría, sus ojos no dejaban entrever nada- bienvenidos a TRASNACIONALES WAY, mi nombre es Vivian Way y soy quién preside esta empresa.
-Buenos días- respondieron al unísono. Se percató de que unos ojos miel estaban clavados en ella, lo miró fijamente sin inmutarse. Aquel hombre era muy muy guapo, la miraba como si ella fuese algo realmente hermoso, su cálida mirada logró perturbarla un poco. Sin embargo, se mantuvo firme. Sus fríos ojos lo taladraron y después de algunos minutos, una cínica sonrisa se dibujó en su perfecto rostro. Por alguna extraña razón deseó borrar esa sonrisa de una sola y firme bofetada. ¿Acaso se burlaba de ella?
¡No tenía ni idea de con quién trataba!
-Y bien. ¿Quién es el señor Donovan?-Yo lo soy- respondió sonriente aquel hombre.
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Tyler estaba sentado disfrutando de su café, cuando la puerta se abrió dando paso aquella hermosa mujer. Su vestido plateado se ajustaba a cada perfecta curva de su cuerpo. Su andar era agraciado y sensual, sus largas piernas evocaron en él, imágenes que le proporcionaron calor, su larga cabellera negra instaba a ser acariciada, pero esos ojos . .grises, fríos, desencajaban con aquella perfección.
¡Al diablo la pelirroja y la morena también!Unos minutos antes, había planeado seducir a alguna de ellas para su estadía allí, pero era a aquella mujer a la que quería en la cama. Ella nada más entrar y clavar sus fríos ojos en él, había logrado hacer que la sangre bombeara a su entrepierna. Era evidente que se creía imperturbable, inalcanzable, sería todo un reto escuchar a aquella mujer tan distante gemir entre sus brazos y observar como sucumbía ante su pasión.
Si esa actitud demostraba su personalidad, y eso significaba que ella era hielo, acababa de toparse con el peor elemento para su frialdad. El Señor Fuego le enseñaría como su llama podía derretirla.
-Muy bien- la vio tomar asiento y mantener esa fría mirada fija en él- usted solicitó esta reunión señor Donovan, según me informó el señor Smith, tiene usted algunas propuestas para TRASNACIONALES WAY, nos encantaría escuchar qué es lo que desea proponernos. ¿qué tiene para ofrecerme señor Donovan?- aquella insinuante pregunta iba acompañada de la elevación de una de sus perfectas cejas. Se le ocurrieron muchas respuestas, podría explicarle a la perfección todo lo que podía ofrecerle.
-Le explicaré de forma sencilla, será mi equipo de trabajo quién detalle nuestra propuesta.
-Muy bien. Adelante.
-TRASNACIONALES WAY, tiene sucursales a lo largo y ancho del mundo, abarcan muchos países y es una de las empresas más reconocidas a nivel mundial- ella le miró con sorna, como queriendo decir: dime algo que no sepa. Él sonrió mirando sus labios- sin embargo pudimos apreciar que no poseen sucursales en Canadá.
-No todavía señor Donovan, pero es algo que está en proceso.
-Mejor aún. Lo que deseo es crear una sociedad.
-¿Y en qué área específicamente señor Donovan?, comprenderá que nos desempeñamos en muchas.
-Sí. Way, es un nombre que podemos encontrar en muchas áreas como usted lo ha afirmado. Aerolíneas Way, Computadoras Way, perfumes Way, algunos restaurantes y hoteles. Disculpe usted si olvido alguna otra cosa.
-Eso es irrelevante. Me encantaría saber, específicamente qué es lo que desea.- él sonrió, aquella mujer sí que era un reto; fría, distante, y parecía no inmutarse ante sus encantos masculinos.
-Bien, Monic Duncan le explicará un poco- ella asintió y se giró hacia la mujer que él le señalaba. Obviamente Vivian no le agradaba, o de primera impresión le intimidaba, porque la mujer se revolvió un poco nerviosa en la silla y bebió agua antes de iniciar su discurso.
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Después de al menos una hora de discusiones, Vivian dio por terminada la reunión.
-Muy bien- dijo ella- debo analizar su propuesta, si es tan amable de otorgarme un par de días para reunirme con mi equipo, así evaluaré su propuesta y podré darle una respuesta.
-Me parece perfecto- respondió con su mirada fija en ella.
-Bien señor Donovan. Fue un placer escucharle, me retiraré a atender otros asuntos. Smith te necesitaré en mi oficina en media hora.
-Si señorita Way- respondió Andrew serio y muy consciente de las miradas entre Tyler y Vivian.
-Bárbara - se dirigió a su secretaria- para esta tarde necesitaré la minuta de la reunión y las anotaciones. Concreta reunión para mañana a primera hora. Giselle te necesitaré allí- la aludida asintió. Ahora si me disculpan- se puso en pie, sintiendo aquellos ojos sobre ella, podría haber jurado que su mirada la quemaba. Lo miró sin inmutarse y luego giró sobre sus talones y se marchó.
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Cinco minutos llevaba en su oficina cuando el llamado a la puerta la distrajo, estaba en el computador haciendo su tarea; investigando todo sobre Tyler Donovan. Hasta ahora había descubierto que era mujeriego, insolente, despiadado en los negocios y según algunas opiniones; bastante calculador. Según su opinión; endiabladamente sexy y muy ardiente. Irónicamente las revistas de corazón le llamaban "El Señor Fuego", extraña coincidencia ya que ella era llamada por muchos "La Señorita Hielo", aquello no pintaba nada bien.
-Adelante.
-Disculpe señorita Way.
-No hay problema Bárbara. Dime.
-El señor Donovan insiste en verla- ella frunció el ceño. ¿aún no se había marchado? ¿Qué diablos quería? Habían terminado una reunión hacia poco.
-Estoy muy ajustada de tiempo.
-Eso le he dicho. Pero insiste en hablarle.
-Qué diablos. . .hazle pasar.
-Si- unos minutos después aquel imponente hombre entraba. Era más alto de lo que ella imaginaba.
-No comprendo su presencia señor Donovan- dijo completamente directa al punto.
-Necesitaba verla.
-Tome asiento y dígame que se le ofrece- él obedeció con una sonrisa.
-Me gustaría tener una larga conversación con usted.
-¿Sobre qué?
-Asuntos de la sociedad- sonrió de nuevo.
-Eso lo conversaremos cuando concertemos la cita.
-Quizás pudiéramos. . .
-Señor Donovan, debe usted disculparme, pero no dispongo de su tiempo. A decir verdad, me priva usted de algunos minutos muy valiosos- ella lo miró enojada cuando la carcajada inundó su oficina.
-¿Y bien? ¿Qué es tan gracioso?
-Su actitud. No le he hecho nada para que me trate así Vivian.
-Dejemos algunas cosas claras señor. No le he dado mi consentimiento para que me tutee, en consecuencia diríjase a mí como señorita Way. Eso mantendrá los límites laborales.
-Quizás yo no quiera tener límites con usted- le enseñó su perfecta dentadura, ella s e estremeció ante la sonrisa, pero no lo demostró, sino que le ignoró.
-En segundo lugar, el día de hoy no dispongo de más tiempo para otorgarle.
-Lo comprendo- enarcó una ceja- ¿mañana quizás?
-Es posible, cuando salga haga cita con mi secretaria. Estoy segura que podrá encontrar al menos una hora disponible- lo miró fijamente- ahora si me disculpa, debo pedirle que se marche.
-Hasta mañana señorita Way- su ironía no pasó inadvertida para ella.
-Hasta mañana, de ser posible señor Donovan.
Le vio levantarse y marcharse. Maldijo a gran voz. ¿ qué se creía ese estúpido hombre? ¿Qué le hacía pensar que podía comportarse así?
-Creo que estás jugando muy mal Señor Fuego. No soy de las tontas que se arrastran a tus pies. Yo no me doblego, al igual que tú, tomo lo que me place y me alejo, así que estás jugando un juego donde yo nunca pierdo- sonrió malévolamente, pero luego se sintió idiota por ese monólogo, él no estaba presente ¿entonces por qué dirigía sus palabras a él?
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Cuando Andrew llamó a su puerta, Vivian ya no hablaba, sino que gruñía. Cada fibra de su piel vibraba de excitación y se maldecía por eso. Aquel idiota de Donovan inconscientemente la había dejado ardiendo de deseo.
-Quería verme señorita Way- la dulce sonrisa de Andrew la confrontó.
-¿Qué pendientes tienes?
-Por ahora ninguno- se acercó a ella- ¿puedo ayudarte en algo?
-Puedes ayudarme en todo- lo besó con ardor, sintiendo la necesidad de liberar la tensión de su cuerpo- me alegra que no tengas pendientes. Te diría que fuésemos a un hotel, pero me apetece tu casa- Andrew la besó nuevamente con urgencia.
-Vamos. . . - fue lo que alcanzó a decir entre gemidos.
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La mañana siguiente Vivian entró a la empresa sintiendo que había renovado un poco de fuerzas, aunque si era sincera después de haber compartido con Andrew una tarde de sexo increíble, se había marchado a casa cuando comenzaba a caer la noche, pero eso no era grave. Lo grave era que sus sueños fueron perturbados por unos profundos ojos ámbar sé que clavaban en ella, y ojala sólo fueran los ojos, el maldito de Tyler Donovan la había impresionado tanto que se despertó en varias ocasiones durante la noche, solo para encontrarse con que su pulso estaba acelerado y el cuerpo enfebrecido perlado en sudor. ¡no podía ser!, aquello comenzaba a disgustarle, ese hombre generaba en ella una tensión sexual casi imposible de soportar.-Buenos días señorita Way.-Buen día Bárbara. ¿Qué tengo para hoy?-A las ocho treinta la reunión con su equipo de trabajo, ya tengo lista la minuta desde ayer, pensé que usted volvería pero. . .
-Cariño, perdóname por llegar tarde- se disculpaba Vivian, mientras llegaba apresuradamente a la mesa del pequeño restaurante.-Tú nunca llegas tarde- se quejó Johanna sonriendo.-Pues, esta vez se escapó de mis manos- frunció el ceño un minuto, tomó asiento y sonrió cómo sólo lo hacía con su amiga.-Me tomé el atrevimiento de ordenar por las dos, debe estar por llegar nuestro almuerzo.-Me parece bien cariño- le sonrió de nuevo, un mesonero se acercó a ella- dos copas de vino tinto por favor.-En un minuto señoritas- dicho aquello se marchó.-¿Es perturbación lo que veo en tus ojos?-No sé por qué diablos me conoces tan bien- suspiró cansada. Johanna, era la única persona en el mundo que disfrutaba de una Vivian dulce, cariñosa, amigable, relajada y sonriente. Su amiga era quien mejor le conocía.-¡Creo que tendré que teñirme el cabello!- gimió c
Tyler despertó decidido a hacerle entender a aquella fría mujer, que la deseaba como había deseado a pocas. Quizás a ninguna. Nunca antes una mujer le había despreciado, ellas solían estar siempre disponibles para cuando él las llamaba. Pero ella era diferente, se mostraba dura y fría, casi indoblegable. Ella despertaba una extraña curiosidad en él, era casi un anhelo de verla someterse ante él, era la necesidad de demostrarse que seguía teniendo el control.Un recuerdo atravesó su mente, haciendo que la ira se agitara en sus venas. Había sido un tonto que en algún momento de su juventud había creído ciegamente en el amor, pero que descubrió que los sentimientos solo sirven para que te lastimes, que cuando amas le das demasiado poder al otro sobre ti, que nadie puede convertirse en tu mundo, porque lo más probable es que tu mundo se vaya y quedes sobre la nada.No. Nunca más daría ese poder sobre él a nadie. Nunca más saldría lastimado. Desd
El día había pasado realmente lento, después de llevar a cabo la reunión con Tyler Donovan y todo su equipo de trabajo, en dónde habían aceptado la propuesta de él, de consumar una asociación, Tyler al despedirse le había dicho.-Recuerda nuestra cita de esta noche, pasaré por ti para cenar- Vivian, casi había reído a carcajadas, ella solo quería tenerlo en la cama de inmediato, y él la llevaría primero a cenar. Bien, suponía que la cama podría esperar un poco más.Vivian, se había negado incansablemente a ceder al impulso de mezclarse sexualmente con EL SEÑOR FUEGO. Pero no, no podía seguirse negando, cada fibra de su piel lo anhelaba, cada centímetro de su cuerpo temblaba de solo tenerlo cerca, aquel beso había hecho vibrar las cuerdas de su cuerpo, la había tocado como un violinista lo haría con su preciado instrumento, haciendo que se estremeciera hasta las profundidades de su ser. La tensión sexual est
Eran las seis y dos minutos cuando un llamado a la puerta la saca de sus reflexiones.-Adelante- levantó la cabeza para ver entrar a Tyler.-Quise anunciarme pero no está tu secretaria- le dedicó una sonrisa.-Es tarde para que Bárbara esté trabajando. Debe ir temprano a casa.-Bien. . . ¿Lista?-Si- dijo serenamente, pero sintiendo que su corazón latía desbocado.Apago la computadora, tomó su bolso y se puso en pie. Caminó directamente hacia él, con la mirada fría y el rostro sin ninguna expresión. Tyler le sonrió y se acercó a ella, dejando un beso en la comisura de su boca. Aquel pudo haber pasado por un beso inocente si tan solo no hubiese estremecido los cimientos de su ser.Luego de aquello se encaminaron juntos a la salida.El restaurante que Tyler había elegido, era uno de los más exclusivos de la ciudad. Con su elegante decoración y su se
Permanecía junto a él en la cama, mientras recobraba el ritmo normal de su respiración.-Woooww- dijo Tyler- podría amanecer haciendo esto Way.-Lamento decepcionarte SEÑOR FUEGO, pero tengo mis propias reglas y jamás amanezco en una cama que no sea la mía.-Interesante- respondió él sonriendo- ¿qué otras reglas tienes Vivian?-Las irás conociendo. Pero fuera de la cama, para ti y para todos los demás soy la señorita Way.-Lo recordaré- una sonrisa iluminaba su cara.-Ahora me ducharé, debo marcharme.-Te llevaré.-Guarda la caballerosidad para las damiselas en apuros, yo soy una mujer Donovan, y una que sabe cuidarse, no necesito que me lleves a ningún lado.-¿Hace frío de nuevo SEÑORITA HIELO?, me agradas más cuándo te retuerces de placer- ella sonrió de medio lado.
Vivian. . . Hoy es sábado, decidí levantarme muy temprano, anoche el mensaje de Andrew increíblemente logró hacerme sentir muy mal. De mis amantes Andrew ha sido el que mejor me ha hecho sentir. . . hasta ahora que conocí a Tyler.Aunque debo admitir que lo de Tyler, es solo a nivel sexual. Andrew, en cambio me ha hecho sentir segura, aunque no me lo ha dicho, sé que tiene sentimientos por mí. Fue lo primero que le advertí, nada de enamoramientos pero, evidentemente se ha dejado arrastrar por los sentimientos. No quisiera lastimarlo, quizás lo mejor sea cortar por lo sano, no quiero verme envuelta en suplicas, amor y drama.No estoy para eso.Estiro una mano hasta mi mesa de noche, abro el cajón rebuscando entre las cosas que allí tenía. Extraigo algunas fotos sueltas. No sé qué me quedo contemplado las imágenes en silencio. No sé qué me sucede, pero hoy he amanecido nostálgica.<
Vivian, se apresuró a su cita con Andrew, no quería llegar tarde, aún no había encontrado las palabras para darle fin a sus encuentros, no quería ser cruel, por primera vez no quería herir a uno de sus amantes.Cuándo llegó Andrew, ya la esperaba. Se puso en pie para recibirla y le dedicó una amplia sonrisa. Vivian se sintió terriblemente culpable.Andrew, le corrió la silla y le hizo señas para que se sentara, luego tomó asiento frente a ella.-Y bien Way, ¿qué deseas comer?-No tengo hambre Andrew, si a ti te apetece comer por mi está bien, pero yo solo tomaré un café.-En ese caso, yo también tomaré solo un café- el mesero se acercó y Andrew, hizo su pedido. Vivian, lo miraba sin saber cómo comenzar- ¿ qué tal tu mañana Way?-Tranquila. . . bastante tranquila.-Eso es bueno, siempre he pensado que te agitas demasiado.-Solo trabajo Andrew, como