—Doctor Óscar, se le requiere en la sala de urgencias por favor.—Le pedía una enfermera muy apurada al médico que era la solución a un problema grave en esa área.
—Pero Candy, acabo de regresar de ahí.—Respondió él un poco molesto y con rasgos de estar bastante cansado y hambriento.—Quería tomarme un momento para comer algo en la cafetería, ¡Ya lo necesito! —Lo siento mucho pero no hay ningún otro especialista de guardia y me temo que han llegado algunos pacientes que necesitan ser evaluados por usted.—La enfermera era muy insistente en su cometido. Había trabajado durante tres años en ese sector del hospital en donde conoció a Óscar. En ese tiempo logró tratarlo muy bien y sabía que era de los médicos que lo daban todo por su trabajo, era muy confiable y por eso se había hecho una gran fama en el hospital. —El propio doctor Méndez me pidió que viniera por usted, está seguro que será necesario. —¿Qué es esto?—Una mujer con bata blanca se acercó a ellos después de escuchar la conversación.—El médico más guapo y s*xy de todo el hospital, ¿se está haciendo del rogar nuevamente? La mujer que se acercaba era una doctora con algunos años trabajando ahí en el hospital pero en otra área. —Hola mi amor ¿Ya terminó tu descanso?—Le dijo él muy emocionado por verla. —Asi es mi vida, vengo del comedor.—Se acercó a una distancia tan corta que fue muy sencillo darle un beso de pico. —¡Uy!… ¿Solo así me vas a besar?—Preguntó ella un poco decepcionada. —Mi amor, ya sabes que aquí en el hospital no podemos darnos muestras de cariño, está prohibido.—El médico le respondió tratando de bajar el tono de voz. —Lo sé, lo sé, por eso te perdono pero cuando salgamos me lo vas a reponer.—Se acercó para hablarle al oído.—O en el cuarto de descanso como ayer en la noche… La pareja era reconocida por todo el hospital por ser la mejor combinación, dos médicos exitosos y encargados mutuamente en sus áreas, ambos jóvenes, guapos y con mucha facilidad para hablar con las personas. Estaban tan enamorados el uno del otro que no se molestaban en disimular su amor en público. Eran jóvenes y su relación lo era aún más, asi que la estaban disfrutando con mucha pasión, misma que contraponía a la responsabilidad en muchas ocasiones. Pero aquella pareja había conseguido salir bien librada en algunas escapadas dentro del hospital, situación que les daba una gran satisfacción. Fuera del hospital ocurría algo similar, disfrutaban al máximo su relación pero sin la adrenalina de ser atrapados. Aunque eso no pasa muy seguido, debido a su absorvente profesión, la mayoría del tiempo la pasaban en el hospital. Ahi dónde todo parecía prohibido. ¿Quién podría culparlos por querer verse y relájese juntos dentro de las instalaciones donde estaban dejando su tiempo y sus vidas? —Doctor por favor, ¿podemos irnos ya?—La enfermera volvía a insistir con un tono de prisa mientras giraba la cadera para caminar hacia atrás. —Si, está bien, deber es deber.—Estaba mucho más convencido de ir a cumplir con su trabajo aunque no hubiera comido nada, había bastado con la inspiración de ver a su novia. —Nos vemos en un rato, corazón.—Dijo él a su amada enviándole un beso con la mano mientras se iba. —Claro cielo, te estaré esperando.—Le respondió guiñando el ojo y respondiendo el beso tronando sus labios. La doctora era una mujer de 30 años, alta y de piel morena, cabello negro lazio que solía peinarlo con una cola de caballo. Usaba una bata muy ajustada que le hacía relucir su bien formada cintura. Su pantalón era azúl claro, el habitual del trabajo. Caminaba muy segura de sí misma demostrando lo feliz que era y el éxito que le acompañaba en su vida. Ella estaba profundamente enamorada del médico, desde que él llegó al hospital ella quedó flechada sin haberle hablado. Y parecía que el encanto también había funcionado para él. La sala de urgencias era un lugar muy activo, todos corrían para desplazarse de un lugar a otro constantemente. La energía era un poco deprimente y no era para menos pues lo que se vivía ahí eran cosas muy fuertes que harían quebrara al más duro. El doctor Óscar era de aquellos que se habían acostumbrado ya a esos estados críticos que incluso le hacían trabajar de manera monótona, bien se decía que los primeros pacientes de cualquier doctor siempre iban a quebrar su corazón, pero mientras más avanzaran por ese camino, iban desarrollando una armadura que los hacía inmunes de involucrarse sentimentalmente con los pacientes. Óscar se sentía culpable por este cambio que había experimentado, sintiendo que su parte humana podría incluso desaparecer. Tratando de rehusarse a eso en algunas ocasiones contaba chistes a sus pacientes o se dejaba seducir por las historias tan interesantes que le contaban. Óscar entró por unas puertas corredizas que daban acceso a la sección de urgencias, al entrar pudo notar que todos estaban muy ocupados, lo que ocurría cuando muchos pacientes entraban simultáneamente. —Doctor Méndez, que bueno que lo veo.—Un hombre con bata blanca se acercó a él en cuanto lo vió. —Necesitamos su presencia por aquí, hay una paciente que necesita de sus conocimientos. —¿Qué sucedió aquí? Hace unos momentos cuando salí no había tantos casos. —¿Cómo?, ¿no le avisaron?—El médico que le hablaba se sorprendió ante su desconocimiento de la situación.—Nos reportaron hace 45 minutos un accidente, dos camiones de transporte público chocaron en una avenida principal provocando muchos heridos.—Su tono de voz era muy acelerado.—Por la zona, los trasladaron a tres hospitales diferentes, tanto a los más cercanos como a los especialistas en traumatología. —No, nadie me dió el reporte por eso no pude estar listo.—Miraba para todos lados observando a sus compañeros atender a las personas heridas que se quejaban del dolor.—¿En qué les ayudo? Hay mucho trabajo por hacer. —No se preocupe, está zona esta bajo control, los especialistas y enfermeras ya están trabajando en atenderlos.—El médico comenzó a caminar para indicarle el camino.—A usted lo necesito en un caso particular que se encuentra en la habitación UH2, acompáñeme por favor.Óscar avanzó sin dejar de mirar lo que la escena visual le ofrecía. Trató de caminar al mismo ritmo que su colega pero se estaba quedando rezagado.—Por favor apresúrese, esta paciente lo necesita más.—Si, claro ya voy.—Se despejó para entrar en razón y avanzar más rápido, sabía que las primeras horas siempre eran de vital importancia para cualquier caso.Al poco tiempo llegaron a la habitación y entraron después de sanitizarse.—Mire doctor, es ella.—Dijo mientras señalaba con su mano en dirección a la paciente.—Lleva 20 minutos en la habitación y no ha tenido mejora. Los paramédicos reportaron que al llegar ya estaba inconsciente.Óscar se acercó a ella poniéndose sus guantes de látex y comenzó a observar con detenimiento.—Parece ser un episodio previo a la muerte cerebral—No dejaba de verla mientras se acercaba.—Debió haber recibido un fuerte golpe en la cabeza que desconectó varias de las funciones, me sorprende que aún esté respirando.—Al analizar, también me percaté de varios
El tiempo avanzó en el hospital, todos sin excepción en la sección de urgencias trabajaban sin parar atendiendo a los pacientes que habían sido trasladados por el accidente de los camiones. Manos hacían falta para organizarse de tal manera que todos pudieran ser atendidos.Era muy difícil acostumbrarse a todo lo que se podía ver ahí. A pesar de que no era la primera vez que pasaba una situación así, era difícil no sorprenderse al ver tantas desgracias.En ese hospital como en cualquier otro, era de lo más que de veía. Muy rara vez era algo simple como una infección o algún dolor. La mayoría de los servicios se enfocaban en los accidentes.A pesar de eso, el hospital tenía el equipo y personal para todo tipo de atención. Alejandro pertenecer a la industria privada, no podía darse el lujo de dejar ir a un paciente, solo por no tener equipo o personal.Con el paso del tiempo, se hizo de gran fama gracias a la gran atención que se brindaba ahí. Era un establecimiento que se hizo un lugar
El resto del hospital siguió trabajando en sus respectivos casos, Amanda Sandoval quién era la novia de Óscar. Una especialista en traumatología que se estaba haciendo cargo de atender a la mayor cantidad posible de los pacientes.—¡Doctora Sandoval por aquí hay un paciente con una fractura en el fémur, venga por favor!—Uno de los doctores aprendices solicitaba la ayuda de esta experta en el caso.—Ok vamos.—Le respondió pero antes de irse se dirigió a una enfermera.—Por favor lleva a este paciente a la sala B, necesitaremos del equipo para detener la hemorragia.—Sí doctora, inmediatamente.El herido era un hombre de aproximadamente 33 años que tenía una lesión en la parte baja del abdomen. El sangrado era fluido y no se detenía, una herida como esa necesitaba atención inmediata para detener el sangrado. El equipo del hospital estaba calificado para atender algo así, no era necesaria la intervención de una especialista.Amanda siguió el camino junto al médico aprendiz por el pasillo
El hospital seguía siendo un lugar con mucho movimiento que requería la atención de todo el personal que había disponible. Contaba con muchos especialistas, médicos generales, enfermeros y camilleros de sobra pero en situaciones como esas parecía que todo aquello era insuficiente, deseando por momentos que la ayuda llegara y solucionara todo.La tarde comenzaba a llegar, el cansancio, el llanto, la desesperación y muchas otras cosas hacían acto de presencia mientras avanzaba el reloj.La cirugía estaba en marcha, Oscar estaba muy concentrado en hacerla mientras gran parte del equipo solo le observaban, se veían muy nerviosos pues la cirugía que estaba intentando no era nada fácil, de hecho era la primera vez que la hacía él y que muchos podrían presenciar. Dicha operación consistía en abrir su cabeza para entrar al cerebro directamente y reconectar los nervios que se habían dañado por el impacto y el golpe en el accidente de tránsito.Estas maniobras eran tan complejas que el tiempo p
El hospital se había posicionado entre los mejores del país no solo por eficacia y excelencia de los médicos si no por el profesionalismo que el servicio brindaba. Estaban capacitados para tener una respuesta rápida ante cualquier urgencia dando un servicio certero.El lugar contaba con 5 pisos que estaban distribuidos por secciones. La recepción era toda la planta baja con sus lujos resultantes. El personal muy amable y organizado. Parecía que estabas en otro nivel respecto al prestigio.El resto del hospital contaba con las mejores instalaciones y equipo de rehabilitación. Ahí podían tomar las mejores terapias para sanarse por completo. Los aparatos eran los más innovadores en cuanto a tecnología se refiere, siendo uno de los más recurridos incluso para hacerse un estudio.Llevaba funcionando durante 25 años, tiempo en el que había evolucionado no solo en el interior, si no en el exterior. Siendo uno de los edificios más lujosos de la zona y del país. Desde lejos se podía ver sus br
—Excelente actuación en la cirugía doctor.—Oscar recibía felicitaciones mientras lavaba sus manos y rostro.—Es un honor tenerlo como médico, ahora la joven solo necesita rehabilitarse.—Ojalá fuera así de sencillo Lilian, pero esto solo fue para salvarla.—Suspiró sin dejar de lavarse.—El verdadero reto viene a partir de ahora para ella.—Doctor pero ¿Usted nunca siente la necesidad de descansar?—Le preguntó con mucha sopresa.—Ese tipo de expresiones desprecian su enorme trabajo que ha hecho. Como ha dicho, la joven está viva.—Creo que tienes razón, es una buena forma de verlo, la pude salvar y eso hay que agradecer.—Al decir esto sus ojos se pusieron muy brillantes, seguía inspirado por la hermosa mujer que había conocido aunque no lo hizo en las mejores condiciones.—Bueno, ahora me voy a descansar un poco, pero antes me gustaría saber cómo va la atención al resto de pacientes.—En esta área está controlado, la mayoría de los ingresados están en traumatología.Esta última palabra le
En esos momentos Óscar pudo reaccionar y despejarse un poco tallándose los ojos y moviendo la cabeza para sacudirse. Entendió que su novia estaba enfrente de él y que curiosamente pudo haber cometido un gran error al confundirla con la paciente de la que había quedado sumamente atrapado.Eso también fue algo nuevo para él. Nunca se le había pasado por la mente la idea de engañar a su novia. Siempre había estado muy enamorado de ella y sus ojos solo podían mirarla. No era culpa del tiempo ni tampoco de ninguno de los atributos de Amanda, simplemente estaba siendo hipnotizado por una nueva mujer que apareció en su vida.Entre Amanda y él no solo había respeto y amor, la pasión estaba presente en cada posible momento para evitar así cualquier tipo de monotonía. Ambos habían hecho su parte en la relación, así como también los dos tenían el compromiso y querían seguir llevándolo así. Fidelidad y respeto, pasos firmes para llegar al matrimonio. Era la ilusión de ambos llegar al altar, hacer
—¿Cómo está ella?, ¿Hubo algún cambio durante mi ausencia?—Óscar ya estaba en la sala donde su paciente aguardaba para ser salvada por él.—No doctor, en estas horas la paciente ha estado en el mismo estado.—Le contestó desanimada la enfermera.—Su ritmo cardíaco aumentó un par de veces pero de inmediato se estabilizó, creo que es un caso muy difícil.La respuesta se la daba la enfermera que estaba de turno y vigilando los signos vitales de los pacientes en esa sección, ella la había visto durante tres veces en su ronda y tuvo poco por hacer.En el hospital era muy importante el trabajo que las enfermeras hacían, incluso comparable con el de un médico. Ellas se encargaban de los cuidados, dar los medicamentos, mostrar apoyo anímico y muchas otras cosas más. Si bien el médico era el encargado de diagnosticar, operar y sanar, ellas formaban gran parte en la recuperación de los pacientes.Lupita era así en general, rara vez se tenía alguna queja o problema. Por el contrario, era aceptada