Capitulo 4

El resto del hospital siguió trabajando en sus respectivos casos, Amanda Sandoval quién era la novia de Óscar. Una especialista en traumatología que se estaba haciendo cargo de atender a la mayor cantidad posible de los pacientes.

—¡Doctora Sandoval por aquí hay un paciente con una fractura en el fémur, venga por favor!—Uno de los doctores aprendices solicitaba la ayuda de esta experta en el caso.

—Ok vamos.—Le respondió pero antes de irse se dirigió a una enfermera.—Por favor lleva a este paciente a la sala B, necesitaremos del equipo para detener la hemorragia.

—Sí doctora, inmediatamente.

El herido era un hombre de aproximadamente 33 años que tenía una lesión en la parte baja del abdomen. El sangrado era fluido y no se detenía, una herida como esa necesitaba atención inmediata para detener el sangrado. El equipo del hospital estaba calificado para atender algo así, no era necesaria la intervención de una especialista.

Amanda siguió el camino junto al médico aprendiz por el pasillo hasta llegar a una camilla donde tenían a un paciente acostado. Era un hombre de 55 años que no dejaba de quejarse por el intenso dolor que sentía.

—Es él, doctora. Aquí tenemos un cuadro donde el paciente carece de fortaleza en los huesos, el impacto lo recibió directamente en las piernas al caerse porque venía parado, un par de personas más cayeron arriba de él provocando algunas fracturas, entre ellas la más grave en esta zona.—Señaló con su mano la parte de arriba de las piernas.—La de fémur, es más grave la del lado derecho que la izquierda.

—Muy bien doctor y ¿Cuál va ser el procedimiento que usted seguirá?

—No estoy muy seguro, si de mí dependiera atendería directamente la fractura fijando su pierna.—Le respondió muy nervioso.—Le daría medicamento para calmar el dolor y comenzaría a revisar el resto del cuerpo para descartar algún otro tipo de daño.

—Eso está bien, asumiendo que su paciente no le haya dicho nada.—Se acercó y comenzó a interactuar con el señor que seguía quejándose del dolor.

—Buenas tardes soy Amanda y yo le ayudaré a sanarse.—Se dirigió a él con un tono amable pero fuerte.—Necesito que se tranquilice lo más que pueda y me ayude diciéndome que es lo que siente y en dónde.

El aprendiz se quedó mirando las acciones de la experta tomando en consideración que le había faltado la comunicación con el paciente, dentro de la escuela le habían enseñado que las personas afectadas son las que más te pueden ayudar al brindarte la información, así llegaría más rápido al problema. Presionó los puños con un poco de coraje por no haber hecho lo correcto y que sus deseos de impresionarla habían sido en vano.

—Me duele mi espalda, me duelen mis piernas, no puedo moverlas.—Había mucho dolor en su rostro y en su voz.—Si lo intento siento que algo se rompe dentro.

—No se preocupe, por ahora lo que voy hacer es darle un calmante ¿Está bien?

—¡Por favor ayúdeme, mi familia me espera en la casa!—Suplicaba el señor muy preocupado por la situación.

—No tenga pendiente señor, en cuanto lo hayamos estabilizado una persona tomará sus datos y así podemos avisar a su familia.—Le sonrió amablemente.—En lo único que debe preocuparse es en recuperarse.

Amanda se dió la vuelta para dirigirse al aprendiz.

—Doctor por favor administre analgésicos al paciente.—Le pidió con tono acelerado.—Una vez que lo haga haremos una intervención al paciente para fijar los huesos que se fracturaron.

El médico aprendiz corrió a una habitación cercana y de ahí sacó una jeringa donde puso el analgésico. Sin perder más tiempo salió de nueva cuenta para mirar al paciente e inyectarle la medicina que calmaría su dolor. Este proceso llevaría unos pocos momentos en surtir efecto así que ambos esperaron ahí.

—Cuando el efecto esté listo llevará al paciente para que le hagan una placa y poder observar con totalidad su esqueleto.

—Si me permite, podemos adelantarnos a manipular su cuerpo para detectar alguna otra fractura.—Le respondió aún intentando generar buenas ideas y poder impresionarla.

—¿Usted cree que sea buena idea manipular a este hombre en el estado que se encuentra?—Lo miró directamente a los ojos para cuestionarlo.—Si tocamos algún punto sin conocer la situación de los huesos podríamos provocar un daño mayor a estos.—Usó un tono de regaño.—Es una persona ya mayor que tiene desgaste muy severo, además de provocar dolor se corre el riesgo de originar que se rompa aún más una parte. Tenemos la tecnología en estos tiempos, no veo el por qué no usarla.

—Tiene razón y disculpa mi torpeza, no todos tenemos la gran habilidad médica con la que tú naciste.—Ahora se la jugaba en dar halagos verbales. De una u otra forma tenía que dar a notar el interés que sentía por ella, aunque eso saltaba a la escena solo con ver cómo la miraba.

—Doctor Carbajal, estamos trabajando en varios casos de emergencia, no es un buen momento para distraerse en otras cosas.—Ella se mantuvo al margen no solo por sentir desprecio hacia su actitud de conquistarla si no porque era una profesional en verdad.

—Lo siento mucho pero yo no creo que no haya un momento en que no se pueda halagar a una mujer tan excepcional como usted.—Continuaba mientras se acercaba rompiendo la distancia personal de ella.—En ocasiones me gustaría ser yo el enfermo para que me pusieras la atención que le pones a ellos, te centras, te importan, lo que daría por tener tu mirada cerca y tus manos revisándome.

—¡Basta!, si vuelves a decir una tontería más como esa te prometo que te reportaré como acoso y estarás fuera del hospital en ese momento.

Había terminado su paciencia y no le quedaba de otra más que ser así de dura.

—Pues si me van a correr que sea con provecho.—El médico Carbajal la tomó desprevenida de la cintura lo que bastó para darle un beso en la boca aunque ella se resistía.—Ahora si con eso me doy por bien servido.

Amanda se molestó muchísimo por haber sido forzada en ese beso. Cuando la soltó, inmediatamente le dió una cachetada que provocó un ruido muy fuerte y dejó su piel muy roja. Esta acción no era común en ella lo que demostró lo muy molesta que estaba por eso.—¿Qué te pasa?, eres un cobarde y un idiota. ¿Cómo es posible que estés pensando en hacer esas cosas cuando hay tantos heridos?

—Es tu culpa, sin importar el qué o la situación en lo único que puedo concentrarme es en tus besos y en que quiero estar contigo, eres una distracción total para mí.

—Pues pide tu cambio de sección, de hospital o trabajo, pero a mí no me estés fastidiando con tus cosas absurdas.—Comenzó a caminar para salir de ahí inmediatamente.—En cuanto termine mi trabajo iré inmediatamente a hablar con el director y haré que te corran ¿Oíste?

El doctor Carbajal se arrepintió un poco de sus acciones pero no dijo nada más, simplemente la observó irse mientras en su mente analizaba las cosas.

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