El tiempo avanzó en el hospital, todos sin excepción en la sección de urgencias trabajaban sin parar atendiendo a los pacientes que habían sido trasladados por el accidente de los camiones. Manos hacían falta para organizarse de tal manera que todos pudieran ser atendidos.
Era muy difícil acostumbrarse a todo lo que se podía ver ahí. A pesar de que no era la primera vez que pasaba una situación así, era difícil no sorprenderse al ver tantas desgracias. En ese hospital como en cualquier otro, era de lo más que de veía. Muy rara vez era algo simple como una infección o algún dolor. La mayoría de los servicios se enfocaban en los accidentes. A pesar de eso, el hospital tenía el equipo y personal para todo tipo de atención. Alejandro pertenecer a la industria privada, no podía darse el lujo de dejar ir a un paciente, solo por no tener equipo o personal. Con el paso del tiempo, se hizo de gran fama gracias a la gran atención que se brindaba ahí. Era un establecimiento que se hizo un lugar y pretendía quedarse mucho tiempo más en aquella industria. En el centro de la ciudad, todas las personas lo ubicaban, quizá no como un lugar a donde recurrir pero si un punto de referencia. Se encontraba en una avenida principal, visible a todos los trauncentes o automovilistas que pasaban por ahí. Tenía una estructura muy lujosa, de las mejores por apreciar a muchos metros de distancia. Ninguna persona pasaba por ahí sin apreciar la grandeza de dicha edificación. La cual portaba con orgullo su nombre con letras gigantes que por la noche se encendían haciendo un gran espectác*l* visual. Poco a poco comenzaban a ganarse la popularidad entre lo más exclusivo que tenía la ciudad. Ahí habían llegaban pacientes que necesitaban el servicio, en caso de accidentes, la mayoría de las veces los gastos eran cubiertos por los seguros. Asociaciones que tenían un convenio para llevar a sus pacientes ahí en caso de necesidad. Cómo todo buen negocio, tenían sus beneficios. Dada esa situación, ahí llevaron a gran parte de las personas que habían salido lastimadas en ese día tras el accidente. Todos fueron direccionados ahí estando seguros que recibirían la mejor atención. Si alguien los podía salvar, seguro pertenecía al equipo de aquel maravilloso lugar. Dentro del hospital había un líder que dirigía en caso de situaciones como estas. Su nombre era el Doctor Raúl, director y representante del hospital "Héroes nacionales", cuyo prestigio era muy elevado en el país. Un hospital particular como algunos que había en la zona central de la ciudad. El doctor Raúl había ejercido ahí durante 17 años de los cuales había mantenido el cargo 4 años. Era conocido por su severidad aunque no del todo por sus conocimientos. El cargo lo obtuvo por varias influencias que lo colocaron ahí pero su trabajo al menos lo tomaba en serio. Se encargó de pedir que se hicieran las primeras revisiones a los pacientes para clasificarlos por colores o lo que es lo mismo, por rango de urgencia y emergencia. De esta forma se lograba estabilizar a las personas con menores heridas mientras que los más graves eran atendidos de inmediato llevados a las distintas especialidades y médicos con los que contaba el hospital. Óscar y su novia eran dos de estos médicos que ya se encontraban cada uno ejerciendo su trabajo en sus distintas áreas. Él ya se estaba preparando para hacer la cirugía después que le avisaran que la autorización estaba lista. Así que la paciente fue trasladada. Oscar se disponía a entrar para realizar la cirugía pero el doctor Raúl lo interrumpió. —Doctor, ¿Por qué programa de esa forma una cirugía?—Usó un tono autoritario.—Sabe que todo eso debe consultarlo conmigo primero. —No lo hice directamente pero alguien más se encargó de hacérselo saber.—Se colocaba la bata quirúrgica mientras hablaba.—No veo el problema, creo que sabe que hay muchas emergencias por atender. —Lo sé, pero no han estudiado bien el caso de está paciente. Una intervención podría ser muy peligrosa, en su estado es poco probable que resista. —En su estado actual incluso es poco probable que sobreviva.—Contestó sin pensar en quedarse a discutir con él.—Si nos quedamos observando… perderemos a esta paciente. —Yo admiro su trabajo y conocimiento, sin embargo creo que se está apresurando demasiado.—Le habló con un tono más relajado.—La paciente necesita ser estabilizada antes de poder hacerle una intervención. —¿Y si muere mientras esperamos que se estabilice?—Se acercó a la puerta para ingresar.—Con todo respeto, el especialista soy yo y no hubiera optado por está opción sin haber examinado la situación antes, créame que esta paciente necesita ser intervenida y el tiempo es crucial. El doctor Raúl solo lo observó y ya no le dijo nada. Óscar entró a la habitación para reunirse con el equipo que ya le esperaba dentro. La paciente estaba apunto de ser operada para intentar hacerla reaccionar y salvar su vida. —Confío en usted, pero si algo malo pasa le cargaré la responsabilidad directamente.—El doctor Raúl susurró mirando hacia el quirófano. Tenía que ponerse exigente aunque no lo hacía directamente por hacer daño a su personal. Todo lo contrario, al ser un lugar tan popular y perteneciente a una rama compleja, las acusaciones, delitos y demás temas legales estaban a la orden del día. Muchos abogados buscaban cómo sacar dinero aprovechando a los pacientes que quedaron disgustados por sus experiencias en ese lugar. No siempre era la culpa de los doctores, ellos trabajaban lo mejor que podían, cuidaban sus responsabilidades muy bien, pero siempre se podía obtener el resultado deseado y eso provocaba indignaciones, mismas que eran aprovechadas por esas personas para sacar beneficios. La situación con la paciente de Óscar era una de esas que podrían llegar a esos criterios. Tenía síntomas de alarmas muy fuertes pues al ser un estado delicado de salud, cualquier maniobras podría tomarse como irresponsable. En caso de que la paciente no pudiera resistir dicha operación, los focos alumbrarían al hospital y las críticas se harían presentes.El resto del hospital siguió trabajando en sus respectivos casos, Amanda Sandoval quién era la novia de Óscar. Una especialista en traumatología que se estaba haciendo cargo de atender a la mayor cantidad posible de los pacientes.—¡Doctora Sandoval por aquí hay un paciente con una fractura en el fémur, venga por favor!—Uno de los doctores aprendices solicitaba la ayuda de esta experta en el caso.—Ok vamos.—Le respondió pero antes de irse se dirigió a una enfermera.—Por favor lleva a este paciente a la sala B, necesitaremos del equipo para detener la hemorragia.—Sí doctora, inmediatamente.El herido era un hombre de aproximadamente 33 años que tenía una lesión en la parte baja del abdomen. El sangrado era fluido y no se detenía, una herida como esa necesitaba atención inmediata para detener el sangrado. El equipo del hospital estaba calificado para atender algo así, no era necesaria la intervención de una especialista.Amanda siguió el camino junto al médico aprendiz por el pasillo
El hospital seguía siendo un lugar con mucho movimiento que requería la atención de todo el personal que había disponible. Contaba con muchos especialistas, médicos generales, enfermeros y camilleros de sobra pero en situaciones como esas parecía que todo aquello era insuficiente, deseando por momentos que la ayuda llegara y solucionara todo.La tarde comenzaba a llegar, el cansancio, el llanto, la desesperación y muchas otras cosas hacían acto de presencia mientras avanzaba el reloj.La cirugía estaba en marcha, Oscar estaba muy concentrado en hacerla mientras gran parte del equipo solo le observaban, se veían muy nerviosos pues la cirugía que estaba intentando no era nada fácil, de hecho era la primera vez que la hacía él y que muchos podrían presenciar. Dicha operación consistía en abrir su cabeza para entrar al cerebro directamente y reconectar los nervios que se habían dañado por el impacto y el golpe en el accidente de tránsito.Estas maniobras eran tan complejas que el tiempo p
El hospital se había posicionado entre los mejores del país no solo por eficacia y excelencia de los médicos si no por el profesionalismo que el servicio brindaba. Estaban capacitados para tener una respuesta rápida ante cualquier urgencia dando un servicio certero.El lugar contaba con 5 pisos que estaban distribuidos por secciones. La recepción era toda la planta baja con sus lujos resultantes. El personal muy amable y organizado. Parecía que estabas en otro nivel respecto al prestigio.El resto del hospital contaba con las mejores instalaciones y equipo de rehabilitación. Ahí podían tomar las mejores terapias para sanarse por completo. Los aparatos eran los más innovadores en cuanto a tecnología se refiere, siendo uno de los más recurridos incluso para hacerse un estudio.Llevaba funcionando durante 25 años, tiempo en el que había evolucionado no solo en el interior, si no en el exterior. Siendo uno de los edificios más lujosos de la zona y del país. Desde lejos se podía ver sus br
—Excelente actuación en la cirugía doctor.—Oscar recibía felicitaciones mientras lavaba sus manos y rostro.—Es un honor tenerlo como médico, ahora la joven solo necesita rehabilitarse.—Ojalá fuera así de sencillo Lilian, pero esto solo fue para salvarla.—Suspiró sin dejar de lavarse.—El verdadero reto viene a partir de ahora para ella.—Doctor pero ¿Usted nunca siente la necesidad de descansar?—Le preguntó con mucha sopresa.—Ese tipo de expresiones desprecian su enorme trabajo que ha hecho. Como ha dicho, la joven está viva.—Creo que tienes razón, es una buena forma de verlo, la pude salvar y eso hay que agradecer.—Al decir esto sus ojos se pusieron muy brillantes, seguía inspirado por la hermosa mujer que había conocido aunque no lo hizo en las mejores condiciones.—Bueno, ahora me voy a descansar un poco, pero antes me gustaría saber cómo va la atención al resto de pacientes.—En esta área está controlado, la mayoría de los ingresados están en traumatología.Esta última palabra le
En esos momentos Óscar pudo reaccionar y despejarse un poco tallándose los ojos y moviendo la cabeza para sacudirse. Entendió que su novia estaba enfrente de él y que curiosamente pudo haber cometido un gran error al confundirla con la paciente de la que había quedado sumamente atrapado.Eso también fue algo nuevo para él. Nunca se le había pasado por la mente la idea de engañar a su novia. Siempre había estado muy enamorado de ella y sus ojos solo podían mirarla. No era culpa del tiempo ni tampoco de ninguno de los atributos de Amanda, simplemente estaba siendo hipnotizado por una nueva mujer que apareció en su vida.Entre Amanda y él no solo había respeto y amor, la pasión estaba presente en cada posible momento para evitar así cualquier tipo de monotonía. Ambos habían hecho su parte en la relación, así como también los dos tenían el compromiso y querían seguir llevándolo así. Fidelidad y respeto, pasos firmes para llegar al matrimonio. Era la ilusión de ambos llegar al altar, hacer
—¿Cómo está ella?, ¿Hubo algún cambio durante mi ausencia?—Óscar ya estaba en la sala donde su paciente aguardaba para ser salvada por él.—No doctor, en estas horas la paciente ha estado en el mismo estado.—Le contestó desanimada la enfermera.—Su ritmo cardíaco aumentó un par de veces pero de inmediato se estabilizó, creo que es un caso muy difícil.La respuesta se la daba la enfermera que estaba de turno y vigilando los signos vitales de los pacientes en esa sección, ella la había visto durante tres veces en su ronda y tuvo poco por hacer.En el hospital era muy importante el trabajo que las enfermeras hacían, incluso comparable con el de un médico. Ellas se encargaban de los cuidados, dar los medicamentos, mostrar apoyo anímico y muchas otras cosas más. Si bien el médico era el encargado de diagnosticar, operar y sanar, ellas formaban gran parte en la recuperación de los pacientes.Lupita era así en general, rara vez se tenía alguna queja o problema. Por el contrario, era aceptada
—Buenos días queridos médicos.—Usó un tono alegre.—Como ya es costumbre, los he reunido aquí para la junta semanal, esta vez nos enfocaremos en los problemas de los pacientes que recién llegaron.El director del hospital, el Doctor Eugenio Martínez estaba sentado en el fondo de la larga mesa en el área de juntas. Era como una oficina de lujo, tenía un proyector, computadoras, sillas cómodas y una mesa del mejor material. La decoración no dejaba nada que desear. Las paredes eran color hueso con varios cuadros de arte en ellas. En la esquina izquierda una cafetera automática a la que se recurria para deleitarse con esta deliciosa bebida.El director había ejercido en ese puesto por más de tres años desde que se trasladó al país. Era un hombre de 45 años con un semblante muy agradable y muy inteligente. Era cirujano pero contaba con varias especialidades y un doctorado. Durante su carrera había ejercido en hospitales importantes de Latinoamérica hasta llegar al país de su madre; México.
—Podemos solicitar un caso especial, bajar los costos, negociar, etc. Yo estoy dispuesto a atenderla y sin cobrar el sueldo por ello.—Estaba emocionado al contemplar la idea.—Creo que también el hospital puede hacer el esfuerzo, a veces no es todo dinero si no también ayudar a los demás y creo que si tomamos el caso haciendo una excepción no se hará más pobre el lugar ni se caerá.Óscar se convertía nuevamente en el centro de atención con su reciente petición. Su novia estaba presente pero lejos de ver el comentario como ejemplo de buen corazón lo hizo como un ejemplo de un corazón enamorado. Esto fue porque sus palabras las dijo con tanta pasión y sentimiento que de inmediato causó esa impresión.Su novia no fue la única en notarlo, de hecho todos en la sala lo hicieron hasta el director.—Su petición es algo inusual doctor Méndez, parece que le ha tomado mucho cariño a su paciente.—Intentaba ser lo más profesional posible pero no podía evitar divertirse con las situaciones como esta