Capitulo 3

El tiempo avanzó en el hospital, todos sin excepción en la sección de urgencias trabajaban sin parar atendiendo a los pacientes que habían sido trasladados por el accidente de los camiones. Manos hacían falta para organizarse de tal manera que todos pudieran ser atendidos.

Era muy difícil acostumbrarse a todo lo que se podía ver ahí. A pesar de que no era la primera vez que pasaba una situación así, era difícil no sorprenderse al ver tantas desgracias.

En ese hospital como en cualquier otro, era de lo más que de veía. Muy rara vez era algo simple como una infección o algún dolor. La mayoría de los servicios se enfocaban en los accidentes.

A pesar de eso, el hospital tenía el equipo y personal para todo tipo de atención. Alejandro pertenecer a la industria privada, no podía darse el lujo de dejar ir a un paciente, solo por no tener equipo o personal.

Con el paso del tiempo, se hizo de gran fama gracias a la gran atención que se brindaba ahí. Era un establecimiento que se hizo un lugar y pretendía quedarse mucho tiempo más en aquella industria.

En el centro de la ciudad, todas las personas lo ubicaban, quizá no como un lugar a donde recurrir pero si un punto de referencia. Se encontraba en una avenida principal, visible a todos los trauncentes o automovilistas que pasaban por ahí.

Tenía una estructura muy lujosa, de las mejores por apreciar a muchos metros de distancia. Ninguna persona pasaba por ahí sin apreciar la grandeza de dicha edificación. La cual portaba con orgullo su nombre con letras gigantes que por la noche se encendían haciendo un gran espectác*l* visual. Poco a poco comenzaban a ganarse la popularidad entre lo más exclusivo que tenía la ciudad.

Ahí habían llegaban pacientes que necesitaban el servicio, en caso de accidentes, la mayoría de las veces los gastos eran cubiertos por los seguros. Asociaciones que tenían un convenio para llevar a sus pacientes ahí en caso de necesidad. Cómo todo buen negocio, tenían sus beneficios.

Dada esa situación, ahí llevaron a gran parte de las personas que habían salido lastimadas en ese día tras el accidente. Todos fueron direccionados ahí estando seguros que recibirían la mejor atención. Si alguien los podía salvar, seguro pertenecía al equipo de aquel maravilloso lugar.

Dentro del hospital había un líder que dirigía en caso de situaciones como estas. Su nombre era el Doctor Raúl, director y representante del hospital "Héroes nacionales", cuyo prestigio era muy elevado en el país. Un hospital particular como algunos que había en la zona central de la ciudad.

El doctor Raúl había ejercido ahí durante 17 años de los cuales había mantenido el cargo 4 años. Era conocido por su severidad aunque no del todo por sus conocimientos. El cargo lo obtuvo por varias influencias que lo colocaron ahí pero su trabajo al menos lo tomaba en serio. Se encargó de pedir que se hicieran las primeras revisiones a los pacientes para clasificarlos por colores o lo que es lo mismo, por rango de urgencia y emergencia. De esta forma se lograba estabilizar a las personas con menores heridas mientras que los más graves eran atendidos de inmediato llevados a las distintas especialidades y médicos con los que contaba el hospital.

Óscar y su novia eran dos de estos médicos que ya se encontraban cada uno ejerciendo su trabajo en sus distintas áreas. Él ya se estaba preparando para hacer la cirugía después que le avisaran que la autorización estaba lista. Así que la paciente fue trasladada.

Oscar se disponía a entrar para realizar la cirugía pero el doctor Raúl lo interrumpió.

—Doctor, ¿Por qué programa de esa forma una cirugía?—Usó un tono autoritario.—Sabe que todo eso debe consultarlo conmigo primero.

—No lo hice directamente pero alguien más se encargó de hacérselo saber.—Se colocaba la bata quirúrgica mientras hablaba.—No veo el problema, creo que sabe que hay muchas emergencias por atender.

—Lo sé, pero no han estudiado bien el caso de está paciente. Una intervención podría ser muy peligrosa, en su estado es poco probable que resista.

—En su estado actual incluso es poco probable que sobreviva.—Contestó sin pensar en quedarse a discutir con él.—Si nos quedamos observando… perderemos a esta paciente.

—Yo admiro su trabajo y conocimiento, sin embargo creo que se está apresurando demasiado.—Le habló con un tono más relajado.—La paciente necesita ser estabilizada antes de poder hacerle una intervención.

—¿Y si muere mientras esperamos que se estabilice?—Se acercó a la puerta para ingresar.—Con todo respeto, el especialista soy yo y no hubiera optado por está opción sin haber examinado la situación antes, créame que esta paciente necesita ser intervenida y el tiempo es crucial.

El doctor Raúl solo lo observó y ya no le dijo nada. Óscar entró a la habitación para reunirse con el equipo que ya le esperaba dentro. La paciente estaba apunto de ser operada para intentar hacerla reaccionar y salvar su vida.

—Confío en usted, pero si algo malo pasa le cargaré la responsabilidad directamente.—El doctor Raúl susurró mirando hacia el quirófano.

Tenía que ponerse exigente aunque no lo hacía directamente por hacer daño a su personal. Todo lo contrario, al ser un lugar tan popular y perteneciente a una rama compleja, las acusaciones, delitos y demás temas legales estaban a la orden del día. Muchos abogados buscaban cómo sacar dinero aprovechando a los pacientes que quedaron disgustados por sus experiencias en ese lugar.

No siempre era la culpa de los doctores, ellos trabajaban lo mejor que podían, cuidaban sus responsabilidades muy bien, pero siempre se podía obtener el resultado deseado y eso provocaba indignaciones, mismas que eran aprovechadas por esas personas para sacar beneficios.

La situación con la paciente de Óscar era una de esas que podrían llegar a esos criterios. Tenía síntomas de alarmas muy fuertes pues al ser un estado delicado de salud, cualquier maniobras podría tomarse como irresponsable. En caso de que la paciente no pudiera resistir dicha operación, los focos alumbrarían al hospital y las críticas se harían presentes.

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