Cuando llegó el coche para llevarlo a su reunión, Miguel era un manojo de nervios. Por su vida, no podía entender por qué un bufete de abogados elegante tendría la necesidad de hablar con él, habia analizado cualquier esenario posible elmotivo que podia tener Roman para contratar un abogado pero le era imposible encontar una razon en concreto. No era como si tuviera familiares perdidos que de repente iban a dejarle un montón de dinero, la sola idea era un chiste y una broma de mal gusto.
Era hijo único y sus padres habían sido hijos únicos de eso si estaba seguro. Miguel no tenía ni idea del resto de su familia, los pocos recuerdos que conservaba de su Pá el nunca mensiono un pariente y despues de que su padre fallecio y tuvieron que sobrevivir a duras penas durante varios años estaba convencido que solo su madre y el. Bueno hasta que Roman aprecio en su vida ocupando un lugar importante. El conductor estaba esperando a Miguel en el coche cuando salió del apartamento. El hombre de aspecto rígido y musculoso le dio un rápido asentimiento antes de abrir la puerta trasera a un coche negro . Estar nervioso era decir poco, nunca en su vida se habia montado un coche tan elegante, y dudabe que volviera s subir a uno asi. Respiro ondo y decidio dejar a un lado los nervios y disfrutar al experiencia, tuvo que admitir que disfrutó el viaje a Manhattan con semejante lujo. Para el momento en el que se detuvieron frente a un edificio de oficinas de vidrio y concreto muy alto, el nudo en su estomago volvio a ser gala de precencia y se vuelto más apretado, estaba empezando a sentir un poco de náuseas. El conductor se acercó a la parte trasera del coche y abrió la puerta. Lo cual era raro. Miguel asintió con la cabeza mientras salía, recordando las palabras de Roman nunca dejes que nadie sepa que estas nervioso eso podria ser una desventaja en cualquier circunstancia. —Que tenga un buen día, señor —dijo el hombre tocándose el ala de su sombrero. Un poco sorprendido por ese tipo de comportameinto tan respetuoso asintió con la cabeza. —Gracias. Usted también. —Frunció el ceño mientras miraba hacia el alto edificio—. ¿Sabe a dónde voy? Dios no tenia ni idea de lo que podia esperar una vez ingresara al edificio, asi que le habia preguntado al conductor. —El señor Vitali lo espera. Su despacho está en el décimo piso. Sólo tiene que comunicarse con la recepcionista en el vestíbulo y alguien le indicara el camino, pero si lo prefiera solo le daran las indicaciones para llegar alli. —Gracias. —Tomando una profunda respiración, Miguel se dirigió hacia el edificio. Una vez que entró, se dio cuenta de que estaba un poco más intimidado por el lugar de lo que pensaba originalmente. El lugar tenía altos techos abovedados, con elegantes pinturas de cielos azules y criaturas misticas que desplegaban sus alas como si fueran los dueños del mundo , suelos de mármol y todo parecía estar chapado en oro. Había varios guardias de seguridad, Miguel miro el escritorio de la recepcion donde un jovencita estaba sentada frente a una computadora y antes de que cambiara de idea decidio seguir el consejo del chofer y se dirigio a los ascensores. Intentó verse como si supiera, a dónde iba y qué estaba haciendo. No tenía ni idea, pero se mantuvo firme en su desicion de no preguntarle al recepcionista. ¿Qué tan difícil era encontrar la décima planta? Pulsó el botón numero diez y espero que las puertas se cerraran para llevarlo al abogado. El ascensor y so dos paradas mas y varias personas se subieron. El calor de tantos cuerpos presionados le hizo sudar cuando llegaron al décimo piso, deteniéndose varias veces en el camino. Tomó la gran mayoría del coraje que tenia pasar al último hombre en el ascensor hasta el décimo piso. Se encontraba tan ansioso que temia devolver lo que habia comido, preocupado porque este encuentro podría cambiar todo el curso de su vida. Lógicamente, sabía que estaba siendo ridículo, pero no podía hacer que la sensación desapareciera. Se dirigía a ver un abogado, después de todo. Solo ese pensamiento mantuvo el nudo en su estómago apretándose. Miguel sonrió de si mismo, mientras trataba de calmar la loca batalla que se estaba librando por calmar las nausias, Las puesrtas se abrieron y el miro a la bonita morena detrás del escritorio supuso que era una de las secretarias . —Hola, me llamo Miguel Antonio Timoteo Torres de Aguila, tengo una cita con el señor Vitali —Sí, por supuesto, señor Torres de Aguila, el señor Vitali le espera. —Ella sonrió ampliamente mientras agitaba su mano hacia los asientos junto a la puerta—. Por favor, siéntese y le informaré que ha llegado. —Gracias. — le envió una sonrisa amistosa antes de volverse y sentarse. Trató de no dejar ver su nerviosismo mientras se sentaba allí y esperaba. No tuvo que esperar mucho. Apenas llegó a sentirse cómodo antes de oír su nombre ser llamado. —¿Señor Torres de Aguila? —Un hombre de unos cuarentaitantos, vestido con un traje oscuro de Armani preguntó mientras salía del pasillo a la izquierda del escritorio de la recepcionista. Incluso sus zapatos se veían caros, y estaban tan pulidos como el mármol. —Sí. —Miguel se levantó, casualmente frotándose la mano en los pantalones antes de estrechar la mano que el hombre le ofrecía—. ¿Puede decirme por qué quería reunirse conmigo? —¿Por qué no vamos a hablar en la oficina? —El señor Vitali dio un paso atrás, extendió el brazo, indicando el camino que quería que Miguel siguiera. El hombre parecía bastante amable, pero a la vez le parecia peligroso, nadie lograba el exito que tenia este bufete de abogado siendo amable y eso le seguía preocupado. Una vez que llegaron a la muy elegante oficina de la esquina del hombre, el señor Vitali hizo señas a una de las sillas de cuero frente a su escritorio. —¿Puedo ofrecerle algo de beber? ¿Algo de café,agua o un zumo de frutas tal vez? —¿Tiene agua? —El nerviosismo de Miguel era evidente se le había secado la garganta. Estaba sorprendido de que no le salía polvo por la boca mientras hablaba. —Sí, por supuesto. —El hombre pulsó un botón en su teléfono—. Dafne, por favor traiga al señor Torres de Aguila una botella de agua. —Enseguida, señor. —Ahora. —El hombre parecía aún más imponente cuando se sentó detrás de su gran escritorio que cuando Miguel le estrechó la mano. —Gracias por reunirse conmigo tan rápidamente. El asunto que necesito discutir con usted es algo sensible y mientras menos tiempo le tome a usted tomar una decision mas rapido terminaremos.Miguel frunció el ceño, cada vez más confundido, por lo que el abogado le estab diciendo —Entonces, ¿por qué estoy aquí? —¿Conoce a un señor Aguilera? —¿Roman? — Miguel fruncio el ceño, este hombre estaba loco le habia contactado por que el rpopio Roman se lo habia pedido porque le preguntaba eso, pero aun asi mejor le respondi la pregunta — Sí fue mi vecino y es un gran amigo mio. El señor Vitali juntó las manos y las dejó descansar sobre el escritorio frente a él. —Lamento decir que el señor Aguilera falleció hace dos días, antes de salir fuera de los Estados Unidos, contrato nuestros servicios, en caso de que le ocurriera algo, nosotros seriamos notificados y posteriormente los contactariamos a usted. —¿Roman falleció? —Miguel sintió una punzada en su pecho por el hombre mayor que parecía estar siempre ahí para el. —Comprendo que esta noticia puede ser algo dificil de asimilar para usted. Jugaba al ajedrez con Roman casi todos los dias cuando estaba en el pais era un gr
Miguel aun estaba que no se creia las cosas si una semana antes le hubieran dicho que estaria viajando a Praga en un jet privado, le diria que era un loco y si a eso le añadia que pronto heredaria una fortuna. A cada ratos e pellizcaba el muslo para ver si aun estaba despierto y no en un sueño. Se sentia como Alicia en el pais de las Marvillas cuando callo en a madriguera del conejo, Dios lo que habia vivido esta semana como si fuera una montaña rusa a toda velocidad. Despues de salir del despacho del abogado, habia ido a su trabajo como le habia prometido a su compañero si algo habia aprendido en su vida y de lo que estaba orgulloso era de cumplir su palabra. Terminando su turno, fue a ver a su supervisor para solicitar unas semanas de licencia, algo a lo que tenia derecho ya que desde que habia comenzado a trabajr nunca se habia ausentado ni pediod vacaciones. Y aqui se encontraba, se quedó sin aliento mientras el avión privado en el que viajaba montado, fue rodeando el aeropuerto
Miguel no estaba seguro de que tuviera la fe de Val.—Te mostraré lugares —comentó Val, mientras suspiraba como si recordara algo — lugares que Roman hubiera querido mostrarte, te mostraré. Se que a Roman le hubiera gustado que tomaras un cafe en la plaza del pueblo, sabes tenia un lugar cerca de la fuente que segun me decia era magico. Los pasteles de Sofi eran su debilidad eso es algo que no te puedes perder. Esta tierra tiene mucho para dar y de seguro que te enamora...—No estoy seguro de que esté en Praga lo suficiente para ver todos esos lugares, pero hare lo posible por conocer esos sitios, Roman me conto mucho sobre esa pasteleria una vez me trajo unos bocadillos de alli, decia que — sonrio mientras recordaba la frase, para luego tratar la pose y la voz de Roman —¨Esa chica Sofi me va hechar a perder con sus dulces¨...—Ya veremos.- Valentin sonrio cuando lo vio trtando de imitar al viejo Aguilera, los ojos tomaron un brillo particularmente cautivador — Roman era especial, t
Valentino chasqueó los dedos y los cuatro hombres se acercaron. —Estos hombres forman parte de tu equipo de seguridad. — su rostro estaba serio mientras se ponia frente a frente, sabia que aun no podia decirle toda la verdad pero al menos le haria comprender el peligro al que se estaban enfrentado hasta llegar a la seguridad que el clan representaba. Su territorio era hermético nada se movía sin que el lo supiera, su posición como jefe de la guardia le permitía tener ciertas libertades y tener la última palabra en cuanto a la seguridad y protección de Miguel, poder que había ejercido a pesar de la oposición por parte del consejo. Sabía que ningún plan era infaltables pero en casa tenía la ventaja y aun alli tenian que cuidarse, los viejos líderes del consejo no estaban de acuerdo que Miguel liderara — Miguel no debes ir a ninguna parte sin uno de nosotros a tu lado en todo momento, las cosas se pueden poner peligrosas en cuestion de segundos, hay personas que no escatimaran r
Cuando por fin Valentino se levantó de Miguel y lo puso de pie, este no pudo evitar temblar cuando un frío helado se deslizó por su espalda. Podía ver los agujeros de bala en los pilares que estaban detras de ellos, si no hubiera sido por la oportunaintervencion de Val ahora mismo estaria en un charco de sangre. Saber que había llegado tan cerca de morir hizo que se le revolviera el estómago.—Vamos, Miguel. —Valentino se apoyó en su brazo—. Debemos irnos.—¿No tenemos que esperar a la policía? — ¿No iba en contra de la ley abandonar la escena de un crimen? — ¿ Valentino, que es lo que no me estas contando?¿ Val, no me ignores por favor responde mi pregunta?—Eso será manejado.— Val se quedo mirando al chico que estaba delante de el, que estaba ignorando el terror que habia recorrido su cuerpo cuando presintio el peligro en el que se encontraba, dos segundos mas y las consecuenciias hubieran sido catastroficas. Mejor dejaba a un ladoesos pensamientos y se concentraba en tratar de ap
—Entra, Miguel. Con una mueca, Miguel subió y se deslizó por el asiento de cuero negro nuevamente ,contento de haber podido estar al aire libre, por un breves momentos. En el tiempo que estuvo afuera de coche, Val estuvo en el teléfono todo el rato después de colgar le instaló a subir al coche de manera rapida. Una vez abordo Valentino le puso al tanto del incidente de la salida del aeropuerto, había sido una banda local quien ejecuto la acción. Pero durante el interrogatorio no habían obtenido ninguna informacion útil mas allá de que su contratación se habia realizado a traves del mercado negro por un valor de más de cien mil dolares americanos. Cincuenta porciento se habia depositado en las arcas de su organización y el otro cincuenta restante se entregaría cuando el trabajo estuviera hecho. Había dispuesto tres grupo para matarlo y solo uno los habia emboscado, así que todavía estaba en un peligro mortal. No ocurrirían más paradas inprevistas como esta hasta llegar a su desti
Roman tenía que haberlo sabido también. Valentino nunca había visitado el pequeño apartamento donde Roman habia estado viviendo esporádicamente durante casi veinte años, a pesar de que se encargo de su seguridad y sabia toda las cosas necesarias y veía grabaciones con regularidad, nunca se atrevido a poner un pies alli. Todavía recordaba cuando Roman le informo su desicion de quedarse en esa ciudad para vigilar y cuidar de Miguel. Ahora estaba seguro que el astuto viejo habia sabido que Miguel era su compañero por esa razón nunca le presionó para que fuera directamente con el y le facilito las cosas cuando organizaba la seguridad durante el periodo que iba a estar fuera de la tierra del clan, jugo con el a lo largo de los años dejando saber cosas del chico aquí y alla. Y pidiendole que comprara cosas que el le llevaria cuando regresara alli. Todavía recordaba el día que se paso escogiendo un libro para el chico al final no habia podido decidirse y le regalo la saga completa. Gracia
Valentino sentía que lo que iba hacer era malo, era como si fuera un ladrón tomando algo precioso para si mismo por un breve instante miró al frente del vehículo antes de permitirse un pequeño toque, acariciando con el dedo la parte superior de la mano del chico, una descarga le sacudió, su dragón se agito en su interior, miro al frente temiendo de que el guardia que conducía o el copiloto se diera cuenta de la anomalía en su comportamiento. Cuando vio que Miguel se inclinaba hacia el, rápidamente retiró su mano. No se le permitía a si mismo tocar a Miguel mas de lo necesario y solo cuando sitio que estaba en peligro, el no era tan noble quería más y no se podía dejar que su instinto lo dominará. Temia que el chico luego de saber la verdad descubriera el secreto de su corazón, ya sabía que eso iba a volver a Miguel loco, pero las leyes eran leyes y estaban ahí por una razón, incluso las antiguas que no se habían movido al siglo actual. Sin embargo, no pudo evitar devolver la sonri