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Capitulo 6

Valentino chasqueó los dedos y los cuatro hombres se acercaron.

—Estos hombres forman parte de tu equipo de seguridad. — su rostro estaba serio mientras se ponia frente a frente, sabia que aun no podia decirle toda la verdad pero al menos le haria comprender el peligro al que se estaban enfrentado hasta llegar a la seguridad que el clan representaba. Su territorio era hermético nada se movía sin que el lo supiera, su posición como jefe de la guardia le permitía tener ciertas libertades y tener la última palabra en cuanto a la seguridad y protección de Miguel, poder que había ejercido a pesar de la oposición por parte del consejo. Sabía que ningún plan era infaltables pero en casa tenía la ventaja y aun alli tenian que cuidarse, los viejos líderes del consejo no estaban de acuerdo que Miguel liderara — Miguel no debes ir a ninguna parte sin uno de nosotros a tu lado en todo momento, las cosas se pueden poner peligrosas en cuestion de segundos, hay personas que no escatimaran recursos para hacerte desaparecer antes de que puedas poner un pie en tu terrirorio. ¿Entendido?

Miguel realmente no entendia porque de todo esto pero decidio confiar en la seguridad que le transmitia tener a Valentino a su lado, Y si decia que se podia confiar en esos rudos e inexpresivos hombres que tenia en frente que asi fuera

—Hay un total de quince guardias designados, ocho hombres están protegidos tu seguridad en todo momento, cuatro de ellos viajarán contigo todo el tiempo, los otros cuatro estarán atrás, asegurándose que el área está segura. Dos anillos de protección más todos los equipos de vigilancias necesarios, pero esto no es algo que te deba de preocuparte, Te presentare todo tu equipo de seguridad completo cuando lleguemos a la finca, por el momento sera mejor que te familiarices con los cuatro presente. No debes confiar en nadie más.

Todo eso era un poco espeluznante. El hombre que se reunió con ellos en la puerta de la sala VIP estaba asustado por una razón completamente diferente. Casi vibró con impaciencia.

—Señor, es un honor conocerle, te hemos estado esperando.— su voz sonaba casi solemne

Miguel levantó una ceja a Val cuando el hombre gruñó. Su mandíbula casi cayó cuando el hombre se movió entre él y el administrativo. ¿Quién era ese tipo exactamente?

— Necesitamos terminar los procedimientos de la aduanas lo más rápido posible, necesitamos llegar a su finca antes del anochecer de mañana, entre mas tiempo estemos al descubierto, exiten mas posibilidades de que se produsca un ataque. Ahora mismo nuestra mayor preocupacion es salir de la ciudad donde ellos tienes su mayor ventaja. Sera mejor que no retraces nbuestra salida.

—Sí, sí, por supuesto. —El hombre sudoroso se secó la frente húmeda—. Si usted simplemente viene por aquí, puedo verlo personalmente.

—Gracias, eso sería muy útil.

Valentino le hizo un gesto a uno de los cuatro hombres, este se acerco a ellos.

— Miguel, este es Ivan mi seundo al mando cuando yo no este presente el estara a cargo de protegerte. Entregale tus papeles el ira junto al personal de la aduana y terminara los tramites necesarios.

Miguel le dio sus papeles vio como Ivan mientras seguía al empleado. No estaba asustado exactamente, pero definitivamente había algo en el aire que lo desconcertó. Pasar por las aduanas siempre parecía tan desalentador en las películas. Ivan estaba bastante seguro de que la cosa de tratamiento VIP hizo que todo el procedimiento fuera rápido y sin esfuerzo.

—Gracias —dijo Valentino mientras sacudía la mano del empleado para inspeccionar que todo el procedimiento estuviera en regla—. Ha sido de mucha ayuda.

—Me alegro de poder servirle, señor, si hay algo más, ¿algo? —El hombre alzó una ceja espesa, una sonrisa graciosa apareció en sus delgados labios. Parecía casi como si estuviera intentando sacarlos, pero no tenía labio suficiente para conseguirlo. Frotó el pulgar en la mano de Valentino. Sonrió de manera algo forzada mientras una mirada gelida se instalaba en sus ojos y sacó la mano de la mano del otro.

—Gracias, pero tenemos que irnos. No creo que exista la ocacion de volvernos a encontrar

Miguel siguio al grupo, se sentiacomo si estuviera rodeado por una murralla, vio como Valentino se limpiaba la mano con una mueca de desprecio en su rostro, se volvio hacia Ivan

— No quiero verlo mas por aqui —Ivan asintio, mientras se llevaba una mano a su oido y comenzaba a susurra en un idioma que no podia identificar

De repente, el aire se había vuelto espeso y empalagoso.

—¿Podemos irnos ahora? —Preguntó Miguel, mirando en la direccion en donde aun estaba el empleado de la aduana —. Es un poco raro aquí.

Valentino frunció el ceño mientras seguia la direccion de la mirada de Miguel.

—Sí, por supuesto, el aire fresco te hará bien.

Un hombre con uniforme de aeropuerto los estaba esperando con sus maletas cuando salían del salón. Miguel se detuvo para agarrarlas sólo para ser cortado cuando Valentino agarró su brazo.

—El portero llevará las maletas, Miguel.

—Oh. —Miguel tosió para ocultar su vergüenza. Se preguntaba si alguna vez se acostumbraría a todas estas nuevas reglas.

—Ya no llevas tus maletas, —explicó Valentino mientras caminaban por el aeropuerto—. Tienes gente para hacer eso por ti.

—Sí, pero... — el era perfectamente capaz de llevar sus propias maletas. Había estado cuidándose durante años.

—Cuando lleguemos al coche, le daré propina al portero, el dinero que le daré le permitirá alimentar a su familia durante una semana. No querrías quitarle eso, ¿verdad?

—No, claro que no. — sabia que la situacion de algunas personas dependia de la generocidad de los clientes, el mismo lo habia experimentado.

—No te preocupes, te acostumbrarás.

Miguel lo dudaba seriamente.

—¿Dónde está Roman, en la morgue? —Toda la razón por la que venía ara para cumplir con el ultimo deseo de su amigo y mentor. Tendría sentido saber realmente dónde estaba el cuerpo del hombre.

—Está en una camara diseñada para conservar su cuerpo hasta el momento de la ceremonia, cuando lleguemos a casa e llevare a verlo para que te despidas de el en privado

—Bueno. —Miguel tomó aire para tratar de calmarse. Antes de que pudiera surtir efecto, oyó una serie de ruidos fuertes.

Miguel gritó cuando fue lanzado al cemento, el cuerpo de Valentino cayendo duro sobre él. El hombre tenía que pesar una tonelada.

Cuando se volvió negro, Ivo levantó la vista. Se sorprendió al encontrar a sus cuatro guardaespaldas que lo rodeaban y a Valentino, con sus pistolas sacadas. Los hombres no se agacharon ni nada. Sólo se quedaron allí de guardia. Obviamente necesitaban levantarse.

—¿Valentino? —Sabía que había un tono desesperado en su voz cuando el hombre le dio unas palmaditas en la espalda.

—Te protegeré, Miguel, estás a salvo.

¿De qué? Miguel nunca habia estdo en una situacion asi, vivia en una ciudad peligrosa pero nunca habia presenciado algo como esto.

—¿Qué está pasando?

—Sospecho que se ha esparcido la palabra de que has llegado.

—¿Y? — no podía entender cómo eso induciría a alguien a dispararle.

—Algunos pueden querer evitar que llegues y reclames tu lugar, ya te lo dije antes.

Miguel reflexionó sobre eso en su mente y de cualquier manera que lo ponía, no sonaba bien.

—¿Por qué alguien tendría un problema conmigo?

—Eso se discutirá mejor una vez que lleguemos a casa.

Suponiendo que llegaban a la casa de Roman. Miguel no estaba seguro de que lo lograrían, no si alguien les disparaba. El nudo de nervios volvió al estómago, mientras se preguntaba si su vida siempre sería así ahora que era rico. Antes de encontrarse con el abogado, la vida de Miguel no había sido estelar, pero al menos no tenía que preocuparse sobre balas dando en el blanco.

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