Miguel miró al hombre, no sabia como interpretar lo que le estaba diciendo. Su mirada vago desde su rostro hasta sus hombros, pecho y manos.notando un liquido pegajoso que lo alarmo. —Oh, hey, estás sangrando. —apartandose de el, corrió al baño. Agarró una toalla de mano, la mojó y luego corrió hacia la otra habitación.Miguel apretó la toalla contra la herida del brazo de Valentino. Su mente estaba a mil revoluciones por segundo, asi que entre tantas coasa que queria preguntar solo logro decirle.—¿Cómo? —Mientras trataba de conrolar sus emocionesValentino sabia que tenia que darle una explicacion pero el salon aun estaba lleno de sus hombres. Apreto la mano de Miguel mientras se volvia para dar instrucciones para que despejaran el lugar y sacaban los cuerpos sin vida. Tomo a Miguel de la mano y camino hacia su dormitorio. Una vez cerrada la puerta, no pudo contenerse mas tomo al joven en sus brazos, sintio como Miguel se estremecia pero en ningun momento le aparto sino que se a
Miguel estaba cansado pero aun asi siguilas indicaciones de Valentino, estaba terminado de colocar en la bolsalos dos conjuntos de ropa del hombre cuando la puerta se abrio y el se acerco para inspeccionar las cosas.— Bien,— Valentino miro desde la cabeza a los pies, camino hacia el armario nuevamente y comenzo a rebuscar. Sacando un par de botas en uno de sus lados luegos se saco la sueter que tenia puesto quedando solo con una fina camiseta— no tenemos tiempo que perder ponte los zapatos y colocate el sueter,es mejor que estes cubierto con mi olor. Nosotros tenemos una gran percepcion sensorial, tratemos de engañar a nuestro enemigo...Miguel no entendia pero sabia que no era el momento de hizo lo que le indicaron. Cuando termino de atarse las botas y de ponerse el sueter entendio lo que Valentino le dijo. Un olor fuerte a madera y a tierra despues de la lluvia le invadio.— Vamos, no te alejes mucho de mi.Ambos hombres salieron y caminaron por varios corredores, que a ojos de M
— Buenas tardes, ¿Estoy hablando con el señor Torres de Aguila? —Preguntó una voz en el teléfono Miguel parpadeó, hacia solo dos horas que habia llegado de su trabajo nocturno y estaba hecho polvo, habia ido directo a su cama sin cambiarse la ropa, solo queria caer en la superficie plana y dormir doce horas seguidad. Su cerebro aun no estaba del todo despierto cuando volvio a escuchar la voz repitiendo la misma pregunta. ¿Cuándo fue la última vez que lo escuchó de esa manera? Ya ni se acordaba. —¿Sí? —Me llamo Dimitri Vitali y soy el abogado acargo de los asuntos del señor Aguilera, Vitali y Asociados, somos un bufete de abogados en Man... —Ya sé quienes son— dijo. No podía pensar en nadie en la isla de Manhattan que no hubiera oído hablar del prestigioso y misterioso bufete de abogados. Representaban a algunos de los clientes más grandes del país y existen rumores de que tambien tenían clientes muy poderosos y con mala reputación al rededor del mundo. Simplemente no entendía por
Cuando llegó el coche para llevarlo a su reunión, Miguel era un manojo de nervios. Por su vida, no podía entender por qué un bufete de abogados elegante tendría la necesidad de hablar con él, habia analizado cualquier esenario posible elmotivo que podia tener Roman para contratar un abogado pero le era imposible encontar una razon en concreto. No era como si tuviera familiares perdidos que de repente iban a dejarle un montón de dinero, la sola idea era un chiste y una broma de mal gusto. Era hijo único y sus padres habían sido hijos únicos de eso si estaba seguro. Miguel no tenía ni idea del resto de su familia, los pocos recuerdos que conservaba de su Pá el nunca mensiono un pariente y despues de que su padre fallecio y tuvieron que sobrevivir a duras penas durante varios años estaba convencido que solo su madre y el. Bueno hasta que Roman aprecio en su vida ocupando un lugar importante. El conductor estaba esperando a Miguel en el coche cuando salió del apartamento. El hombre de
Miguel frunció el ceño, cada vez más confundido, por lo que el abogado le estab diciendo —Entonces, ¿por qué estoy aquí? —¿Conoce a un señor Aguilera? —¿Roman? — Miguel fruncio el ceño, este hombre estaba loco le habia contactado por que el rpopio Roman se lo habia pedido porque le preguntaba eso, pero aun asi mejor le respondi la pregunta — Sí fue mi vecino y es un gran amigo mio. El señor Vitali juntó las manos y las dejó descansar sobre el escritorio frente a él. —Lamento decir que el señor Aguilera falleció hace dos días, antes de salir fuera de los Estados Unidos, contrato nuestros servicios, en caso de que le ocurriera algo, nosotros seriamos notificados y posteriormente los contactariamos a usted. —¿Roman falleció? —Miguel sintió una punzada en su pecho por el hombre mayor que parecía estar siempre ahí para el. —Comprendo que esta noticia puede ser algo dificil de asimilar para usted. Jugaba al ajedrez con Roman casi todos los dias cuando estaba en el pais era un gr
Miguel aun estaba que no se creia las cosas si una semana antes le hubieran dicho que estaria viajando a Praga en un jet privado, le diria que era un loco y si a eso le añadia que pronto heredaria una fortuna. A cada ratos e pellizcaba el muslo para ver si aun estaba despierto y no en un sueño. Se sentia como Alicia en el pais de las Marvillas cuando callo en a madriguera del conejo, Dios lo que habia vivido esta semana como si fuera una montaña rusa a toda velocidad. Despues de salir del despacho del abogado, habia ido a su trabajo como le habia prometido a su compañero si algo habia aprendido en su vida y de lo que estaba orgulloso era de cumplir su palabra. Terminando su turno, fue a ver a su supervisor para solicitar unas semanas de licencia, algo a lo que tenia derecho ya que desde que habia comenzado a trabajr nunca se habia ausentado ni pediod vacaciones. Y aqui se encontraba, se quedó sin aliento mientras el avión privado en el que viajaba montado, fue rodeando el aeropuerto
Miguel no estaba seguro de que tuviera la fe de Val.—Te mostraré lugares —comentó Val, mientras suspiraba como si recordara algo — lugares que Roman hubiera querido mostrarte, te mostraré. Se que a Roman le hubiera gustado que tomaras un cafe en la plaza del pueblo, sabes tenia un lugar cerca de la fuente que segun me decia era magico. Los pasteles de Sofi eran su debilidad eso es algo que no te puedes perder. Esta tierra tiene mucho para dar y de seguro que te enamora...—No estoy seguro de que esté en Praga lo suficiente para ver todos esos lugares, pero hare lo posible por conocer esos sitios, Roman me conto mucho sobre esa pasteleria una vez me trajo unos bocadillos de alli, decia que — sonrio mientras recordaba la frase, para luego tratar la pose y la voz de Roman —¨Esa chica Sofi me va hechar a perder con sus dulces¨...—Ya veremos.- Valentin sonrio cuando lo vio trtando de imitar al viejo Aguilera, los ojos tomaron un brillo particularmente cautivador — Roman era especial, t
Valentino chasqueó los dedos y los cuatro hombres se acercaron. —Estos hombres forman parte de tu equipo de seguridad. — su rostro estaba serio mientras se ponia frente a frente, sabia que aun no podia decirle toda la verdad pero al menos le haria comprender el peligro al que se estaban enfrentado hasta llegar a la seguridad que el clan representaba. Su territorio era hermético nada se movía sin que el lo supiera, su posición como jefe de la guardia le permitía tener ciertas libertades y tener la última palabra en cuanto a la seguridad y protección de Miguel, poder que había ejercido a pesar de la oposición por parte del consejo. Sabía que ningún plan era infaltables pero en casa tenía la ventaja y aun alli tenian que cuidarse, los viejos líderes del consejo no estaban de acuerdo que Miguel liderara — Miguel no debes ir a ninguna parte sin uno de nosotros a tu lado en todo momento, las cosas se pueden poner peligrosas en cuestion de segundos, hay personas que no escatimaran r