31.- Leila.

Su voz es solo un susurro, sube la mano izquierda hasta mi cabeza sosteniéndola

— He querido hacerlo y no logro apartarme de ti – su aliento caliente me acaricia los labios y muero por que me bese, pero no lo hace.

Por el contrario deja caer los brazos, sin dejar de mirarme y sin despegar su frente de la mía. Se ve… diferente, inseguro… vulnerable. Entonces me alejo de él, no sé si es un truco, pero su pecho no para de subir y bajar, tiene los puños apretados y la mandíbula también. Extiendo la mano para que me devuelva mis cosas y lo entiende porque asiente y se la baja del hombro. Da un paso atrás una vez que tomo la mochila de su mano, sus brazos tintados me atraen con una fuerza de la que no tengo control y el lirio rojo que adorna su cuello hace que llore aún más porque no tengo idea de que quiere de mí y eso hace que me plantee q

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