Rebekah
Aquí estoy. Parada frente al The Gia's Palace. Bonito nombre, no es lo típico de siempre, algún significado importante debe de tener. Inspecciono mi vestimenta en el vidrio del restaurante. Debo de dejar ese mal hábito, no sé quién podría estar burlándose de mí desde adentro.
Doy mi visto bueno a mi ropa. Es lo mejor que tengo en mi closet. Hoy estoy optimista, pienso que conseguiré el empleo ya que al parecer necesitan personal urgente. Bueno, o eso es lo que dice el anuncio. Bien Bekah, concentrarte, se cortés, no hables de más, contesta las preguntas con inteligencia y sin nervios.
Aquí vamos.
Entro al lugar y es muy bonito. Por fuera es de aspecto moderno pero dentro es todo calidez y elegancia, podría decirse que con un estilo un poco anticuado que queda muy bien. Las paredes están forradas con terciopelo rojo y los pisos son de madera pulida. Hay muchas mesas de caoba y pino, colocadas en lugares estratégicos. Un ala para los fumadores, una privada y una segunda planta. ¡Vaya que es grande! Tiene cuadros abstractos decorando el lugar y también hay rosas ambientando todo.
Mientras espero en la pequeña recepción veo que a mi izquierda hay una pequeña sala, imagino que es de espera. Al parecer no están abiertos aún, está desierto.
—Hola —me saluda una pelirroja sonriente — ¿En qué te puedo ayudar?, aunque aún no estamos abiertos.
Aclaro mi garganta —Vine por lo del empleo —señalo el cartel en el cristal.
— ¡Oh, claro!, mi nombre es Gina. —Se presenta —sígueme —comienza a caminar y hago lo que me pide.
Caminando voy observando todo. A mi derecha hay un bar, las mesas tienen un mantel blanco hueso y jarrones con lirios. Se escucha una música relajante y sonrío. Esto es magnífico. Llegamos a una puerta al fondo del lugar a la izquierda, la chica, Gina, toca la puerta y a los tres segundos se escucha una voz grave. Adelante, dice.
Gina avisa de mi presencia y luego me deja pasar. ¡Madre Santa!, es guapo, muy guapo. Cabello castaño casi rubio, ojos azules y una barba poblada, obviamente sin ella se vería mejor. Suspiro, el hecho de que sea lesbiana no me impide apreciar la belleza espectacular de los hombres.
Siento mis piernas temblar y tomo valor. ¡Por favor Bekah, es solo un hombre! Uno muy guapo. Adopto mi tono neutral y me presento.
—Rebekah Davis —le tiendo mi mano. Me mira de arriba a abajo.
—Thiago Jones —responde mi saludo. Cuando estrecha mi mano, siento una calidez reconfortante y aparto la mía con rapidez. –Bien Rebekah, me dijo Gina que vienes por empleo. ¿Qué sabes hacer?
Le entrego la hoja de vida y me invita a tomar asiento. La examina y yo me dispongo a hablar.
—Señor Jones, he venido para que me ponga donde sea —digo sincera. —Estoy necesitada de trabajo y hasta ahora creo que usted es mi única opción.
—En primer lugar, tutéame, yo lo hice contigo. Segundo, aquí dice que has trabajado en varias cafeterías —dice mirando las hoja.
—Así es. Se todas las funciones de un mesero, se sobre cubertería, vajillas, se preparar tragos, servicio al cliente y hasta sé algo de caja —no es por alardear, pero eso es en verdad todo lo que sé. Mi vida la he pasado de cafeterías en cafeterías.
—Entiendo —asiente pensativo. —Como verás estoy corto de personal y lo que más necesito con urgencia es una recepcionista, ¿Te gustaría quedarte hoy de prueba? — ¿Así?, ¿tan fácil? Asiento con rapidez.
—Claro que sí —respondo emocionada. Nada me gustaría más que demostrar que merezco el empleo.
—Pues que así sea. —Se levanta de su sillón y mira su reloj —Abrimos en quince minutos, voy a mostrarte el lugar.
Me levanto y el coloca su tibia mano en mi espalda, enviándome esa sensación de calidez por todo el cuerpo. ¿Qué demonios me está pasando? Ignoro la reacción y me enfoco en lo que me explica.
—Abrimos las puertas a la cinco en punto —dice —tenemos una buena clientela para tener solo una semana. Abajo hay quince mesas y arriba diez más. Allí son las reservaciones con anticipación, de lo cual te encargarás tú, si obtienes el trabajo —asiento ante cada palabra que sale de su hermosa boca —Cuentas con una sala de espera para cuando el lugar esté lleno. Tu labor es recibir con cordialidad a los comensales, asignarle una mesa, ya sea en cualquier de las dos alas y ofrecerle la carta. Trabajas de la mano con el Sommelier que es Danny —llama a un chico rubio con la mano y me lo presenta —Danny te presento a Rebekah, ella estará de recepcionista hoy —el chico me saluda y yo le respondo.
Continuamos con la exploración. Me presentó al bartender, a los chef, a los demás meseros y por último me mostro mi lugar de trabajo. Que cuenta con un podio cerca de la entrada que contiene los menús, un teléfono, una libreta y un comunicador. Esto es fácil.
—Al final de la noche hablaremos de nuevo —asiento. Parece que me comió la lengua el gato —Buena suerte.
—Gracias —le sonrío y antes de dar la vuelta me devuelve la sonrisa.
Al parecer Thiago es buen jefe. Todos le tutean, bromean con él, es como un empleado más. Me gusta. Tomo mi lugar y a las cinco y cuarto entran los primeros clientes de la noche. Una pareja de no más de cincuenta años.
—Buenas tardes, bienvenidos al The Gia's Palace, mi nombre es Rebekah —saludo con cortesía.
—Buenas noches señorita, quiero una mesa para dos —asiento.
— ¿Sala normal o para fumar?– pregunto. Voy tomando los dos menús.
—Normal por favor.
—Con gusto. Síganme por favor. —Los dirijo a la mesa cinco con vista a la calle. Aparto la silla de la mujer y la ayudo a sentar —La carta. —Se las entrego —De inmediato vendrá un mesero a atenderles. ¿Van a querer algún vino o bebida para empezar?
El hombre mira a su acompañante —Vino, por favor —contesta ella.
—Ya llamo al Sommelier para que los oriente. Pasen una velada agradable —me dan las gracias y me retiro de la mesa y por el comunicador aviso a mis compañeros. —Mesero en la mesa cinco, Danny necesitan un vino —escucho sus respuestas y vuelvo a mi puesto.
Y así paso la noche. De persona en persona hasta la hora del cierre. Las dos de la madrugada.
ThiagoObservo a Rebekah mientras hago el cuadre de caja con Mary. Está riendo con Gina, ha hecho buenas migas con ella. Con todo el personal, mejor dicho. Ella es una chica fresca y divertida, se ha soltado el pelo y se ve más sensual. Pero, ¿Qué estoy diciendo? Concéntrate Jones.Felicito a mi personal por la maravillosa jornada de hoy y se despiden hasta el otro día. Excepto Rebekah. Con ella necesito hablar. Hoy la vi desenvolverse con naturalidad con los clientes y observé una que otra sonrisa de satisfacción ante su servicio. Ella es justamente lo que necesito y me lo demostró.Está sentada junto a Gina, que tampoco se había ido. Y en cuanto me ve se pone de pie.—Gina es tarde —miro mi reloj, las dos y cuarenta de la madrugada —Rebekah, solo tardaremos unos minutos, no quiero que andes tan tarde sola– ella asiente.—Adiós Thiago —toma su bolso —Bekah —besa su mejilla. ¡Vaya!, las mujeres entran en confianza muy rápido.—Adiós —agita su delicada mano.—Rebekah —empiezo pero me i
RebekahHa pasado una semana y dos días exactamente desde que trabajo en el restaurante de Thiago. Él es un dulce, una persona maravillosa. Con Gina nos hemos vuelto cercanas y eso me gusta, pues solo socializaba con Dahiana. Tener una nueva amiga es un paso muy grande, no suelo confiar en las personas pero ella es diferente. Es alegre, divertida y sincera. Aún no sabe sobre mi orientación sexual y espero que cuando se lo diga esta tarde, no salga huyendo.Sonrío. Es lunes, las nueve de la mañana para ser exactos, hoy tengo el día libre, ya que el Gia's no abre. Luego de desayunar, voy a la ducha para prepararme y hacer algunas cosas pendientes. Cuando salgo, me visto con unos vaqueros ajustados que me llegan hasta la media pierna, una blusa blanca holgada y unas converse blancas. Dejo mis rizos al natural y aplico un poco de maquillaje. Lista. Tomo mi bolso, mis llaves y los papeles para matricularme.Estoy feliz. Me encanta trabajar y no depender de nadie, y gracias a mi nuevo emple
ThiagoUna semana. Una maldita semana donde tengo a Rebekah paseándose por los alrededores del restaurante. Contoneando sus caderas frente a mí, al parecer sin darse cuenta. Ella denota inocencia y eso me atrae como insecto a la luz.Mis empleadas todas usan el mismo uniforme: falda negra, camisa blanca, una chaqueta negra y zapatos cómodos del mismo color. Pero parece que ella le otorga un toque único, porque se le ve fenomenal. Y ni hablar de esas gafas que usa, la hacen ver sensual y coqueta. Me gusta esa mujer, a mí mismo no me lo puedo negar.Llego al restaurante y ya hay varios chicos esperándome, entre ellos está Bekah, tan linda y juvenil como siempre.—Buenas tardes chicos —Saludo y abro la puerta. — ¿Cómo están hoy?A coro todos me responden con un bien y varias sonrisas. Nada más entrar, se preparan para comenzar otra noche. Veo a Gina dedicándole miradas significativas a Rebekah, la cual la ignora sonrojada. Me gustaría saber sus pensamientos. La pelirroja se da cuenta de
RebekahSon las siete de la mañana, no he pegado un ojo en toda la noche pensando en el simple beso de mejilla que me dio Thiago, el cual me produjo un escalofrío y otras sensaciones que voy a ignorar. Debo admitir que nunca he sido tocada por un hombre, a lo mejor eso me pasa. Porque a mí me gustan las mujeres, aunque desde hace una semana me lo he estado cuestionando. Quiero dejar de pensar en ese hermoso hombre de ojos azules pero es inevitable.Gina se pasó todo el día de ayer molestándome con eso del trío, quise matarla cuando se atrevió a casi preguntarle por mí. No es que me lo haya considerado pero Thiago es un hombre para disfrutar uno solo. Anoche inmediatamente subí a mi piso la llamé para contarle sobre el inocente beso. Gritó como si me hubiese hecho el amor y me recalcó de nuevo que le gusto al jefazo.Nuestra cita es a las diez, lo voy a arrastrar conmigo a hacer las compras para el instituto, no me gusta ir a comprar sola, así que lo voy a aprovechar.Me quedo en la ca
ThiagoEs lesbiana. Eso es lo único que se reproduce en mi mente desde hace una semana. Mis esperanzas se murieron en el mismo instante que las palabras “…tengo novia…”, salieron de su hermosa boca. Sentí como mi ánimo cayó en picado y se estrelló en el suelo. ¿Es alguna señal del cielo? ¿En verdad mi destino es quedarme solo? Lo que sí sigue vigente es el deseo que siento por ella, parece que se incrementó al pasar los días. Ese beso, ese simple beso en la mejilla que me dejó petrificado. Ese simple hecho aumentó las ganas de tenerla en mis brazos.La he estado evitando, porque si se me acerca a solo un metro creo que pierdo la cordura. Y su mirada, esos ojos me observan con tristeza. Cree que paso de ella por su orientación sexual y la verdad es que, si le hablo soy capaz de arrinconarla contra la pared más próxima y comerle sus apetitosos labios.No sé qué demonios pasa conmigo, pero sé que casi no me puedo controlar.—Esa chica te tiene loco hermano —dice mi mejor amigo Chad.—Cál
RebekahOtra noche sin dormir. Desde que Gina me planteó que le gustaba no he podido pegar un ojo pensando en él. Y todo esto supone un problema, ya que hoy hace cuatro días que empezaron las clases en el instituto de artes plásticas y necesito estar fresca y descansada para prestar atención.Pero esta madrugada fue diferente. Me la pasé pensando en ese beso, en su boca y sus manos. En cuanto deseo que esas caricias vayan más allá, que sus labios exploren más de mi piel. Esto es de locos, ¿qué me pasa?Él en solo unos días me ha hecho plantearme si en verdad estoy con Dahiana porque me gusta y la quiero. Y la realidad es, que solo he estado con ella, nunca ha habido nadie más. Mi mujer ni hombre. Ella siempre me ha apoyado y me ha hecho desprenderme de esas personas que me hacían daño.¿Lo que siento es amor o agradecimiento? No lo sé.Salgo de mi cama para higienizarme e irme a la escuela. Me visto con unos vaqueros ajustados, una camiseta blanca y mis converse negras con blanco. Dej
ThiagoEse beso. Fue el mejor que he tenido en toda mi vida. Tanta pasión y deseo tras él, nunca pensé que Rebekah me respondería, fue un impulso, una prueba. No pude quedarme, ni darle explicación alguna, pero es que estaba excitado en magnitud, estaba tan duro que dolía y si me quedaba un minuto más allí la cogería a lo bestia y eso es lo último que quiero.Llegué a mi casa con la piel caliente y fui directamente a la ducha, el agua fría no apaciguó el deseo irrefrenable, todo lo contrario, me puse a pensar en sus jadeos y pequeños gemidos, y me puse más duro si eso era posible. Tomé mi miembro entre mis manos y tuve que masturbarme.Ni así logré calmar mis ansias por irrumpir en su casa y hundirme en ella hasta el fondo. Supe controlarme, no quiero que salga huyendo de mí. No me lo perdonaría.Hoy sé que llegó tarde a propósito, evitó mirarme, pero yo tenía en mente otros planes para ella. Es jueves y estos días el restaurante es muy concurrido, la ayudé en su trabajo y cada vez qu
RebekahOtra semana ha pasado, los días van volando. Hoy es jueves de nuevo, el sábado cumplo tres semanas en el Gia's y mañana se cumple el mismo tiempo de la partida de Dahiana. Ni una llamada de su parte. ¿Me importa? En otro momento la respuesta hubiera sido sí, pero ahora después de estos maravillosos días junto a Thiago, no me importa. Otra razón con la cual confirmo que lo mío con Ana nunca fue amor.El sábado pasado fue la celebración del primer mes del restaurante. Hubo mucha demanda y una increíble velada. Ahora estoy acostada en mi cama, son apenas la seis de la mañana, no he dormido nada pensando en Thiago, pero ya eso es costumbre en mí. Hemos salido tres veces esta semana, me llevó a comer helado, un paseo por Time Square, y luego a Central Park. Siempre agarrados de manos y él regalándome preciosas sonrisas, me siento en las nueves cuando estoy a su lado y ni hablar cuando me besa.Sonrío como boba y toco mis labios. Parezco colegiala enamorada, aunque en realidad no sé