RebekahOtra semana ha pasado, los días van volando. Hoy es jueves de nuevo, el sábado cumplo tres semanas en el Gia's y mañana se cumple el mismo tiempo de la partida de Dahiana. Ni una llamada de su parte. ¿Me importa? En otro momento la respuesta hubiera sido sí, pero ahora después de estos maravillosos días junto a Thiago, no me importa. Otra razón con la cual confirmo que lo mío con Ana nunca fue amor.El sábado pasado fue la celebración del primer mes del restaurante. Hubo mucha demanda y una increíble velada. Ahora estoy acostada en mi cama, son apenas la seis de la mañana, no he dormido nada pensando en Thiago, pero ya eso es costumbre en mí. Hemos salido tres veces esta semana, me llevó a comer helado, un paseo por Time Square, y luego a Central Park. Siempre agarrados de manos y él regalándome preciosas sonrisas, me siento en las nueves cuando estoy a su lado y ni hablar cuando me besa.Sonrío como boba y toco mis labios. Parezco colegiala enamorada, aunque en realidad no sé
RebekahThiago me mira con lascivia y sin dejarme decir ninguna palabra, asalta mi boca con pasión y desenfreno. Sus húmedos besos bajan por mi cuello y luego por mi clavícula. Suben de nuevo hasta la parte trasera de mi oreja y mordisquea el lóbulo arrancándome un gemido. Enrosco mis brazos en su cuello y el aprovecha para levantarme e instintivamente enredo mis piernas en su cadera. Separa su boca de mi mandíbula para hablar.—Un lugar donde no hayas estado con esa mujer.—Segunda puerta a la izquierda —digo entre susurros y parece que logra escucharme. Es la habitación de invitados.Beso su quijada mientras él camina hasta donde le indiqué. Me deja en el suelo y me contempla, un destello de deseo y lujuria se instala en sus ojos y sé que he ganado.—Eres preciosa mi Rebekah. — ¡ay padre! Mi, dijo mí. Me sonrojo y él me sonríe con cariño.Besa mis labios y baja por mi cuello para llegar al valle de mis pechos. Siento sus manos buscar el broche en mi espalda y se me erizan los vellos
ThiagoTenerla recostada en mi pecho, envuelta entre mis brazos, es la mejor sensación de todas. He estado con unas cuantas mujeres, las he abrazado, pero nunca me había sentido tan pleno con ninguna. Tan en paz y no querer levantarme de la cama. Pero como a todo le llega su final, ya es tiempo de que nos levantemos.—Es hora de pararnos. —Miro como se estira como un gato. Humm, una pequeña gatita.— ¿Es necesario? —Me pregunta con la voz cansada. — ¿Qué hora es?Me encojo de hombros y me levanto a buscar mi móvil en el bolsillo de mis pantalones. Pero Bekah se me adelanta.— ¡Maldita sea!, son las tres. Con suerte podemos comer y correr al restaurante. —Se levanta de la cama esplendorosamente desnuda. Me quedo como idiota mirando su perfecto cuerpo. —No te quedes ahí como un lelo y vístete.—Tranquila Rebekah, que tu jefe no te dirá nada si llegas un poco tarde —le guiño un ojo y recojo mi bóxer para ponérmelo. —Mejor, ¿por qué no pruebo esa comida que me salté?Camino hasta ella a p
Rebekah Salgo de la oficina de Thiago furiosa. ¿Zorra?, ¿puta?, ¿quién se cree? No me esperaba eso de él, ¿por qué no me dijo que tenía novia? No me gusta meterme en las relaciones de pareja. Aunque es irónico ya que yo tengo mi novia y prácticamente le estoy siendo infiel. Estoy hecha un lío. Camino con firmeza hasta mi puesto. Voy con mi mejor sonrisa, no pienso dañar mi trabajo por mi humor que es algo personal. Los clientes no tienen la culpa. Gina corre hasta mí y me aborda. —Te me estás escapando, pero no te resultará. Tienes muchas cosas que contarme y eso de la oficina. Ay amiga, esa ha sido siempre mi más grande fantasía. —Mueve sus cejas de arriba a abajo y me río. Esta mujer es tan cotilla. Cuando voy a contestarle siento un empujón y por mi lado izquierdo sale una furiosa castaña que me mira con odio. Suspiro, ¿en dónde me metí por andar de caliente? —También me vas a contar sobre eso —señala a la chica. —Es una estúpida. —Si te cuento, pero luego. Aquí viene un com
RebekahLuego del intenso encuentro me doy una ducha y Thiago me consiente con un delicioso desayuno que consistía en ensalada de frutas y yogurt, algo simple pero no sé por qué me sabía a gloria. Será porque lo hizo él. Me llevó al instituto y se despidió de mí con un delicioso beso. Sus suaves y carnosos labios cubren los míos en un dulce baile. Cómo le es de costumbre, su lengua entra en mi boca buscando la mía y cuando se encuentran suelto un pequeño gemido.—Será mejor que entres a la escuela. —Susurra cuando se separa de mí.—Sí, es lo más sensato —le doy un pico y él sonríe.—Mañana temprano iremos a desayunar afuera junto a Billy.—De acuerdo. Adiós —le doy otro beso y salgo del auto.Veo cómo se aleja y entro al recinto. Me esperan unas largas horas de clases.…Demasiadas personas, es como si todas se combinaran para venir a cenar al Gia's, Gina tuvo que dejar su puesto y ayudarme en la recepción. Ahora estábamos en un lapso de paz, unos cuantos minutitos que nadie entraba
ThiagoEstaba sumido en un reparador sueño hasta que siento dos humedades, una en cada mejilla. Una un tanto babosa, otra un poco más placentera. Humm, esos besitos solo podían ser de una rubia que me tiene loco. Levanto mi mano izquierda y agarro al peludo de Billy, escucho la risa de Bekah y seguido abro los ojos para encontrarme con su hermosa sonrisa.— ¿Cuáles besitos te han gustado más?—Humm, creo que Billy besa mejor. ¿Verdad muchacho? —El pequeño lame mi mejilla nuevamente y me río.Miro a Rebekah y noto que tiene una diminuta y transparente bata de ceda color blanco. Siento al pequeño Thiago protestar debajo de las sábanas y cedo a mis deseos. Dejo a Billy en el piso para después acorralar a mi chica contra el colchón.— ¿No te cansas? —pregunta divertida al sentir mi dureza entre sus muslos.—De ti nunca, te he dicho que me estoy haciendo adicto a tu cuerpo. —Beso sus labios con fuerza, con ferocidad y la siento temblar entre mis manos.—Eres un ninfómano. —Se ríe y enreda
RebekahToda mi vida he pensado que la felicidad es efímera, te ilusiona y luego te golpea. Estos últimos días he estado muy feliz y eso me asusta, no sé qué puede pasar más adelante, qué planes tiene el futuro para mí. Pero hoy trataré de vivir, de disfrutar todo lo que me está pasando, el empleo, la escuela de artes, Gina, Thiago. Este último me ha regalado días que nunca pensé tener, me ha hecho hacer cosas que nunca imaginé. Y me siento bien… estoy feliz.Me ha llevado a esa maravillosa exposición, me encanta Dante y fue todo un placer disfrutar de ella yo sola. Ahora estamos de camino a mi apartamento luego de comer en el Russo's, veo su rostro de perfil, concentrado en el camino. Levanto mi mano y acaricio su mejilla poblada de barba. Me encanta cómo le queda, se ve tan varonil y sexy.—Gracias por este día, la pasé muy bien. —acaricio el suave pelaje de Billy con mi mano libre.—Yo también lo pasé genial. Me gusta estar contigo. —Me sonríe y como es de costumbre me sonrojo —Me
RebekahLa burbuja donde estaba metida junto a Thiago la rompió la chillona voz de Mary llamándonos para coordinar los últimos detalles. Juro que la estoy empezando a odiar. Me separo de los tentadores labios que me besan.—Tienes que ir.—Que quede claro, no voy a acatar órdenes de una recién llegada, tú eres mi jefe no ella. —Lo miro con seriedad.—Tranquila, Mary solo tiene que decirles que hacer con los invitados y más nada, las órdenes las doy yo. —En ese caso, tengo que ir a trabajar.—Nos vemos luego preciosa. —Me da otro rico beso y bajo del escritorio para salir de la oficina.En el salón principal me encuentro con todo el personal reunido frente a la tal Mary. Gina tiene cara de fastidio mientras ella habla. Me acerco al grupo y me coloco al lado de mi amiga.—Bien, ya que están todos. —me mira y yo arqueo una ceja, ¿Por qué me mira así? —Quiero total profesionalismo y calidad. El mejor de los tratos para los invitados, son gente importante y queremos que hablen bien del re