RebekahLa burbuja donde estaba metida junto a Thiago la rompió la chillona voz de Mary llamándonos para coordinar los últimos detalles. Juro que la estoy empezando a odiar. Me separo de los tentadores labios que me besan.—Tienes que ir.—Que quede claro, no voy a acatar órdenes de una recién llegada, tú eres mi jefe no ella. —Lo miro con seriedad.—Tranquila, Mary solo tiene que decirles que hacer con los invitados y más nada, las órdenes las doy yo. —En ese caso, tengo que ir a trabajar.—Nos vemos luego preciosa. —Me da otro rico beso y bajo del escritorio para salir de la oficina.En el salón principal me encuentro con todo el personal reunido frente a la tal Mary. Gina tiene cara de fastidio mientras ella habla. Me acerco al grupo y me coloco al lado de mi amiga.—Bien, ya que están todos. —me mira y yo arqueo una ceja, ¿Por qué me mira así? —Quiero total profesionalismo y calidad. El mejor de los tratos para los invitados, son gente importante y queremos que hablen bien del re
ThiagoHe pasado cada minuto desde que llegó la familia Moore, persiguiendo a Bekah con la mirada y viendo cómo ese tipo, Jason, se la come con la mirada. En serio que me está tocando los cojones, parece un maldito enfermo mirándola de aquella manera. Sé que mi chica está huyendo de él, cada vez que está cerca ella toma otro rumbo y quiero saber qué pasa.La veo entrar al baño de señoras y decido seguirla, pero Moore se me adelanta. ¡Joder! ¿Qué tiene ese hombre con ella? Muevo mis pies en dirección al tocador y antes de entrar escucho la voz de él.— ¿Y si no lo hago qué? —No sé de qué hablan pero decido intervenir.—Entonces, tendré que mandarte a sacar y no quiero eso porque eres un cliente importante. —No voy a permitir acosos como estos en mi restaurante, mucho menos con mi chica.Jason voltea y me mira con prepotencia, vuelve su mirada hasta Bekah.—No hemos terminado. — Dice para luego salir del baño de señoras.— ¿Estás bien?, ¿Qué tienes que ver con Moore? —Señalo la salida y
ThiagoAmigos. No es que me moleste, es que yo quiero más de ella, deseo más que una simple amistad. Que me presenté como suyo, que marque su territorio en mí, como lo hizo ayer con Mary. Pero soy consciente de que eso está lejos de pasar, no si ella sigue en una "relación". —Un gusto muchacho. —Dice la señora y yo asiento. —Nosotros somos los suegros de Rebekah. —Y la realidad me golpea bien fuerte. ¡Maldita sea!— ¿Quieren subir? —pregunta Rebekah.—Oh no linda, ya volveremos luego. Pasen buenas tardes.La pareja se despide de la rubia y ella suelta un suspiro, visiblemente más relajada. La miro sin decir nada y Bekah me mira con pena.—Lo siento por eso, no sabía que estarían aquí. ¿Subimos?—Claro.La dejo pasar para que camine delante de mí. Me deleito con la imagen de su trasero moviéndose cada que sube un peldaño en dirección a su piso. Cuando entramos ella se va directo a su habitación como si estuviera huyendo de mí, y si es así pues no le va a resultar. Camino a su encuentr
RebekahLuego de hablar con Gina, me llegó un mensaje al poco rato, diciéndome que hoy a las dos la psicóloga podía atenderme. El día de ayer comí junto a Thiago y seguido volvimos a su apartamento, y aunque fue atento conmigo, lo sentía medio distante a la vez y sé que es por mí, por lo que yo no puedo darle. No ahora.Las nueve de la mañana, hora en la que debo entrar al instituto a tomar mis clases diarias. Thiago me ha traído en su auto y se despide de mí con un pobre beso en las mejillas.—Nos vemos en la tarde. —Me dice y yo asiento. No agrega nada más.—Adiós.Salgo del vehículo, nada de un beso apasionado, nada de sus comentarios subidos de tono, ni siquiera una pequeña broma. Suspiro y entro al recinto, ya hablaré con él más tarde.Para asistir a la dichosa consulta tuve que saltarme una clase. Así me da el tiempo para almorzar e irme a la oficina de la doctora. Gina me acompaña en la comida y se lo agradezco, necesito compañía, alguien con quien hablar. Estamos sentadas en u
RebekahTomo el bus de regreso para ir a trabajar, por suerte tengo el uniforme en mi bolso porque no me da el tiempo para pasar por mi casa. Ya me vestiré en el baño. Llego al Gia's a las cuatro en punto de la tarde. No hay nadie, ni siquiera Thiago. Siento una mano en mi hombro derecho y volteo rápidamente para encontrarme con aquellos ojos azules que me hacen delirar.—Hola. —Digo y muerdo mi labio. Su mirada baja de inmediato allí.—Hola.Nada más, otra vez. Pasa por mi lado y abre la puerta del restaurante, me invita a pasar primero. Lo siento entrar tras de mí y caminar a su oficina. No, no, no, tenemos que hablar, no soporto que me ignore.—Thiago, odio que me ignores.—No lo hago.— ¡Si lo haces! desde ayer y no aguanto más. Me he acostumbrado en tan poco tiempo a tener tu atención, a que me mires, me digas cosas lindas y sucias también. —Siento el rubor subir a mis mejillas y él sonríe. Vamos bien. —Sé que quieres más, yo igual. Podemos llevar esto más allá.— ¿Me estás dicie
Thiago¿No les ha pasado que cuando se sienten en realidad bien, los días pasan demasiado rápido? Porque es lo que me está pasando en este momento. Es sábado, hoy es la gala del bufete donde trabaja papá y estoy esperando que llegue la hora de pasar por Rebekah. Esa mujer, la he pasado de maravilla estos días, se siente genial tomarla de la cintura y marcar mi territorio con un gran beso delante de los hombres que contemplan su belleza, porque de verdad que me saqué la lotería con mi muñeca. Con sus clases y el trabajo no tenemos mucho tiempo para estar juntos y más ahora que agregó unas visitas al psicólogo, aunque tengo que agradecerle, esa doctora en sólo dos días ha hecho un buen trabajo con mi chica, la siento un poco más dispuesta, más abierta, me cuenta lo que siente y yo me siento bien con que es sincera conmigo. ¿Miedo? Lo tengo, solo de pensar el regreso de esa chica me pone los pelos de punta. Bekah dice que todo se solucionará, pero aunque ella no sienta amor por esa muje
ThiagoMe acerco junto a papá a donde están mis dos mujeres favoritas. Ambas tienen una copa de ¿Chardonnay? Eso creo. Me acerco a mi chica y la abrazo por la espalda, da un saltito por lo que sé que la he agarrado distraída. Dejo un suave beso en su cuello y veo a mamá sonreír.—Parecen dos adolescentes.—Hace tiempo que dejé esa etapa mamá.—No creas, que estás en los mejores años del hombre. —Papá golpea mi hombro y me dio una mirada extraña. Con la cabeza me señala hacia la izquierda y lo veo. Moore, hoy se quiere morir.Aprieto más a Rebekah contra mi cuerpo. Me acerco a su oído y susurro unas palabras.—Hay algo que tienes que contarme.—En cuanto estemos solos.—Bien.Nos quedamos un rato hablando con mis padres y luego con su jefa. Es una mujer hermosa y demasiado joven, unos veinticinco años tendría. Me dio una mirada coqueta y sentí a Bekah abrazarme más fuerte. Sonreí con diversión. Mi muñeca es muy celosa. Terminamos con la cena y con un brindis para luego pasar a una pist
Thiago¿Enojado?, Sí y mucho. ¿Con mi nena? Claro que no, con el cabrón de Jason. Se lo advertí, le dije que no tocara a mi mujer y lo hizo. Pues yo también cumplí mi amenaza. Le reventé todo el hocico. ¿Una persona puede obsesionarse tan rápido? Porque eso es lo que parece, pero se equivocó de chica, con la mía no. Conduzco como demente por las calles de la ciudad, quiero llegar a casa y hacer el amor con la mujer que me tiene loco. Perderme en su calor. Estaciono frente al edificio de Bekah y bajamos del auto. Sin decir ni una palabra subimos las escaleras para llegar a su piso. Ya en la casa me quito la pajarita y la chaqueta. — ¿Estás enojado conmigo? —Escucho la tímida voz de Bekah a mis espaldas.—No, no tengo porqué.—Es que no me hablaste en todo el camino. —Me volteo hacia ella y la envuelvo en mis brazos.—Porque estaba furioso con Jason y no quería decirte nada inapropiado, solo esperaba serenarme un poco. —Le doy un pequeño beso en los labios.—Gracias.—No tienes que agr