RebekahOtra noche sin dormir. Desde que Gina me planteó que le gustaba no he podido pegar un ojo pensando en él. Y todo esto supone un problema, ya que hoy hace cuatro días que empezaron las clases en el instituto de artes plásticas y necesito estar fresca y descansada para prestar atención.Pero esta madrugada fue diferente. Me la pasé pensando en ese beso, en su boca y sus manos. En cuanto deseo que esas caricias vayan más allá, que sus labios exploren más de mi piel. Esto es de locos, ¿qué me pasa?Él en solo unos días me ha hecho plantearme si en verdad estoy con Dahiana porque me gusta y la quiero. Y la realidad es, que solo he estado con ella, nunca ha habido nadie más. Mi mujer ni hombre. Ella siempre me ha apoyado y me ha hecho desprenderme de esas personas que me hacían daño.¿Lo que siento es amor o agradecimiento? No lo sé.Salgo de mi cama para higienizarme e irme a la escuela. Me visto con unos vaqueros ajustados, una camiseta blanca y mis converse negras con blanco. Dej
ThiagoEse beso. Fue el mejor que he tenido en toda mi vida. Tanta pasión y deseo tras él, nunca pensé que Rebekah me respondería, fue un impulso, una prueba. No pude quedarme, ni darle explicación alguna, pero es que estaba excitado en magnitud, estaba tan duro que dolía y si me quedaba un minuto más allí la cogería a lo bestia y eso es lo último que quiero.Llegué a mi casa con la piel caliente y fui directamente a la ducha, el agua fría no apaciguó el deseo irrefrenable, todo lo contrario, me puse a pensar en sus jadeos y pequeños gemidos, y me puse más duro si eso era posible. Tomé mi miembro entre mis manos y tuve que masturbarme.Ni así logré calmar mis ansias por irrumpir en su casa y hundirme en ella hasta el fondo. Supe controlarme, no quiero que salga huyendo de mí. No me lo perdonaría.Hoy sé que llegó tarde a propósito, evitó mirarme, pero yo tenía en mente otros planes para ella. Es jueves y estos días el restaurante es muy concurrido, la ayudé en su trabajo y cada vez qu
RebekahOtra semana ha pasado, los días van volando. Hoy es jueves de nuevo, el sábado cumplo tres semanas en el Gia's y mañana se cumple el mismo tiempo de la partida de Dahiana. Ni una llamada de su parte. ¿Me importa? En otro momento la respuesta hubiera sido sí, pero ahora después de estos maravillosos días junto a Thiago, no me importa. Otra razón con la cual confirmo que lo mío con Ana nunca fue amor.El sábado pasado fue la celebración del primer mes del restaurante. Hubo mucha demanda y una increíble velada. Ahora estoy acostada en mi cama, son apenas la seis de la mañana, no he dormido nada pensando en Thiago, pero ya eso es costumbre en mí. Hemos salido tres veces esta semana, me llevó a comer helado, un paseo por Time Square, y luego a Central Park. Siempre agarrados de manos y él regalándome preciosas sonrisas, me siento en las nueves cuando estoy a su lado y ni hablar cuando me besa.Sonrío como boba y toco mis labios. Parezco colegiala enamorada, aunque en realidad no sé
RebekahThiago me mira con lascivia y sin dejarme decir ninguna palabra, asalta mi boca con pasión y desenfreno. Sus húmedos besos bajan por mi cuello y luego por mi clavícula. Suben de nuevo hasta la parte trasera de mi oreja y mordisquea el lóbulo arrancándome un gemido. Enrosco mis brazos en su cuello y el aprovecha para levantarme e instintivamente enredo mis piernas en su cadera. Separa su boca de mi mandíbula para hablar.—Un lugar donde no hayas estado con esa mujer.—Segunda puerta a la izquierda —digo entre susurros y parece que logra escucharme. Es la habitación de invitados.Beso su quijada mientras él camina hasta donde le indiqué. Me deja en el suelo y me contempla, un destello de deseo y lujuria se instala en sus ojos y sé que he ganado.—Eres preciosa mi Rebekah. — ¡ay padre! Mi, dijo mí. Me sonrojo y él me sonríe con cariño.Besa mis labios y baja por mi cuello para llegar al valle de mis pechos. Siento sus manos buscar el broche en mi espalda y se me erizan los vellos
ThiagoTenerla recostada en mi pecho, envuelta entre mis brazos, es la mejor sensación de todas. He estado con unas cuantas mujeres, las he abrazado, pero nunca me había sentido tan pleno con ninguna. Tan en paz y no querer levantarme de la cama. Pero como a todo le llega su final, ya es tiempo de que nos levantemos.—Es hora de pararnos. —Miro como se estira como un gato. Humm, una pequeña gatita.— ¿Es necesario? —Me pregunta con la voz cansada. — ¿Qué hora es?Me encojo de hombros y me levanto a buscar mi móvil en el bolsillo de mis pantalones. Pero Bekah se me adelanta.— ¡Maldita sea!, son las tres. Con suerte podemos comer y correr al restaurante. —Se levanta de la cama esplendorosamente desnuda. Me quedo como idiota mirando su perfecto cuerpo. —No te quedes ahí como un lelo y vístete.—Tranquila Rebekah, que tu jefe no te dirá nada si llegas un poco tarde —le guiño un ojo y recojo mi bóxer para ponérmelo. —Mejor, ¿por qué no pruebo esa comida que me salté?Camino hasta ella a p
Rebekah Salgo de la oficina de Thiago furiosa. ¿Zorra?, ¿puta?, ¿quién se cree? No me esperaba eso de él, ¿por qué no me dijo que tenía novia? No me gusta meterme en las relaciones de pareja. Aunque es irónico ya que yo tengo mi novia y prácticamente le estoy siendo infiel. Estoy hecha un lío. Camino con firmeza hasta mi puesto. Voy con mi mejor sonrisa, no pienso dañar mi trabajo por mi humor que es algo personal. Los clientes no tienen la culpa. Gina corre hasta mí y me aborda. —Te me estás escapando, pero no te resultará. Tienes muchas cosas que contarme y eso de la oficina. Ay amiga, esa ha sido siempre mi más grande fantasía. —Mueve sus cejas de arriba a abajo y me río. Esta mujer es tan cotilla. Cuando voy a contestarle siento un empujón y por mi lado izquierdo sale una furiosa castaña que me mira con odio. Suspiro, ¿en dónde me metí por andar de caliente? —También me vas a contar sobre eso —señala a la chica. —Es una estúpida. —Si te cuento, pero luego. Aquí viene un com
RebekahLuego del intenso encuentro me doy una ducha y Thiago me consiente con un delicioso desayuno que consistía en ensalada de frutas y yogurt, algo simple pero no sé por qué me sabía a gloria. Será porque lo hizo él. Me llevó al instituto y se despidió de mí con un delicioso beso. Sus suaves y carnosos labios cubren los míos en un dulce baile. Cómo le es de costumbre, su lengua entra en mi boca buscando la mía y cuando se encuentran suelto un pequeño gemido.—Será mejor que entres a la escuela. —Susurra cuando se separa de mí.—Sí, es lo más sensato —le doy un pico y él sonríe.—Mañana temprano iremos a desayunar afuera junto a Billy.—De acuerdo. Adiós —le doy otro beso y salgo del auto.Veo cómo se aleja y entro al recinto. Me esperan unas largas horas de clases.…Demasiadas personas, es como si todas se combinaran para venir a cenar al Gia's, Gina tuvo que dejar su puesto y ayudarme en la recepción. Ahora estábamos en un lapso de paz, unos cuantos minutitos que nadie entraba
ThiagoEstaba sumido en un reparador sueño hasta que siento dos humedades, una en cada mejilla. Una un tanto babosa, otra un poco más placentera. Humm, esos besitos solo podían ser de una rubia que me tiene loco. Levanto mi mano izquierda y agarro al peludo de Billy, escucho la risa de Bekah y seguido abro los ojos para encontrarme con su hermosa sonrisa.— ¿Cuáles besitos te han gustado más?—Humm, creo que Billy besa mejor. ¿Verdad muchacho? —El pequeño lame mi mejilla nuevamente y me río.Miro a Rebekah y noto que tiene una diminuta y transparente bata de ceda color blanco. Siento al pequeño Thiago protestar debajo de las sábanas y cedo a mis deseos. Dejo a Billy en el piso para después acorralar a mi chica contra el colchón.— ¿No te cansas? —pregunta divertida al sentir mi dureza entre sus muslos.—De ti nunca, te he dicho que me estoy haciendo adicto a tu cuerpo. —Beso sus labios con fuerza, con ferocidad y la siento temblar entre mis manos.—Eres un ninfómano. —Se ríe y enreda