Series Amores y Placeres I
Rebekah
¿Qué he hecho para merecer esto?
Me miro en el cristal de un escaparate. Estoy hecha un asco. Toda mojada, el maquillaje corrido y mi peinado arruinado. Con un poco de suerte no se han dañado mis hojas de vida. O bueno, las que me quedan.
Mi plan era lo siguiente: salir en la preciosa mañana que hacía hace tres horas, regar mi CV por varios negocios de la ciudad y volver a casa para llevar a mi novia al aeropuerto.
De todo esto solo he hecho las dos primeras, con lo que no contaba era que el cielo se tornaría gris y caería un torrente de agua. ¡Si estaba de lo más soleado! Bien decía mi abuela que el día más soleado llueve.
Con resignación camino hasta el subterráneo para ir a mi casa. Odio las multitudes pero esto me toca por ser pobre, algún día tendré un Ferrari… Algún día.
Mientras camino las dos cuadras que me separan de mi casa al salir de la estación, ruego a quién sea que me llamen de algún lugar. Lo que no es muy probable, porque no se hacer más nada que atender mesas y pintar cuadros.
Mi vida se resume en: huir de mis padres, complacer a mi novia, pintar, servir mesas, y llenarme la piel de tatuajes. Estudié arte en una prestigiosa escuela en la cual me saqué una beca, pero me descuidé y la perdí.
Tengo veintisiete años y soy un don nadie, fabuloso. Me detengo frente a mi edificio, es horrible. A Dahiana le gusta, sus padres le regalaron el piso, pero a mí me desagrada bastante. Algún día viviré en una de esas casas grandes sumamente costosas.
Suspiro y subo las gradas de dos en dos, hasta llegar a la puerta del apartamento. Abro con mis llaves y no termino de entrar cuando Dahiana ya está dándome órdenes. La amo, pero odio que haga eso.
—Llegas tarde, necesito que hagas algo de comer para antes de irme —pone las manos en su cadera. Pongo los ojos en blanco.
—Hola Rebekah mi amor, ¿Cómo estás? ¿Te has mojado? ¿Un beso quizás? —digo con sarcasmo.
Saco mi ropa mojada, hasta quedarme en interiores. Ella me mira con una ceja arqueada.
— ¿Qué?
Estás mojando mi piso. —contesta.
—De verdad que hay veces que no te soporto. —paso por su lado para ir a bañarme.
La oigo llamarme pero la ignoro. Dahiana había sido mi soporte estos últimos diez años. Pero ya me estaba hartando.
Recuerdo como empezó todo esto. Mis padres me odiaban, prácticamente. Mis hermanas ni hablar, siempre se burlaban de mí por ser más gorda que ellas.
Mi familia era rica, mi madre era una esposa florero y mi padre un hombre muy recto y frío. Hablo en pasado porque cuando yo nací cayeron en la quiebra y me culparon de aquello. Perdieron todo, autos, propiedades, joyas y lo más importante: estatus.
Físicamente me parezco a mi madre y hermanas. Rubias, ojos color ámbar excepto por la complexión delgada, las que ellas poseían. Edra y Amara, mis hermanas, me golpeaban y se burlaban en la escuela con los demás de mi cuerpo.
Los odié, los odio a todos. Mi padre nunca me defendió de ellas y eso supone un gran dolor para mí. Fue en el último año de escuela cuando conocí a Dahiana. Solo tenía diecisiete años y estaba destrozada porque el único chico que me gustaba se había burlado de mí.
Ella se convirtió en mi mejor amiga, me daba cariño, amor, comprensión, todo lo que necesitaba y poco a poco me fui enamorando de ella. Comencé a bajar de peso con su ayuda y cuando se me declaró la acepté, cuando mis padres se enteraron me echaron de casa.
Suspiro debajo de la cascada de agua. No vale la pena traer al presente esos recuerdos, ya han pasado diez años y estoy feliz dentro de lo que cabe, sin ellos. Cuando salgo del baño envuelta en una toalla, me encuentro a Dahiana sentada en la cama.
—Discúlpame, estoy nerviosa por el viaje. —dice mirando al piso.
—Estás insufrible Ana, pero aun así te quiero. —ella se levanta y sonríe.
Es unos centímetros más alta que yo. Le devuelvo la sonrisa antes de fundirnos en un beso.
…
—Te voy a extrañar. —hace un puchero graciosos y le doy un pico.
La gente nos mira raro y no me importa. Hace años que perdí el miedo a que nos vean.
—Yo también. —le doy un abrazo.
—Mi niña —solloza su madre —Espero que te vaya bien.
Me separo para que se despida de su madre. Estamos en el aeropuerto, Dahiana se irá a África por cinco meses a hacer trabajo voluntario, ella es paramédica y siempre fue su sueño ayudar a los niños de ese país.
Sus padres aceptan la orientación sexual de su hija, mientras ella sea feliz hacen lo que sea. Si mis padres no pensaran tanto en las apariencias.
Sacudo mi cabeza para alejar esos pensamientos.
Pasajeros del vuelo 512 de American Airlines con destino a Kenya, África, por favor abordar por la puerta 13.
—Ese es mi vuelo. —Dice Ana y toma sus maletas. —Nos vemos pronto —grita mientras se aleja.
Sonrío y me despido con la mano. Acepto que los padres de Ana me lleven a casa y mientras vamos en carretera me planteo que no me afectó tanto separarme de Dahiana como pensé que sería.
Pasamos por un restaurante que recién ha dado apertura y veo que solicita personal. Puede que esta sea una nueva oportunidad, mañana llevo un CV.
Lo que no me esperaba era que ese restaurante me cambiaría la vida.
ThiagoTermino de poner el cartel de se busca personal. Doy tres pasos hacia atrás y pongo mis manos en la cintura, para poder contemplar mi gran sueño. The Gia's Palace es todo lo que desee, mi propio restaurante, algo mío, de mi propio sudor y esfuerzo, no es un regalo de mis padres. Esto era justo lo que quería. Me apasiona la cocina, todo lo relacionado con la comida, al igual que a mi hermana mayor, en honor a ella es el nombre. Gia murió de cáncer de mamá cuando apenas tenía quince años y yo diez. Ella era una magnifica cocinera y me enseñó mucho en aquel tiempo. Suspiro y sonrío, estoy feliz. El restaurante solo tiene una semana y cuenta con una buena demanda.Escucho un auto estacionarse y volteo, en cuanto reconozco el Mercedes Benz de mis padres pongo los ojos en blanco. No me mal interpreten, amo a mis padres pero ellos suelen ser muy agotadores.—Thiago —mi madre me abraza. —Estoy muy orgullosa de ti —me sonríe con cariño. Le devuelvo la sonrisa.—Estamos orgullosos —la c
RebekahAquí estoy. Parada frente al The Gia's Palace. Bonito nombre, no es lo típico de siempre, algún significado importante debe de tener. Inspecciono mi vestimenta en el vidrio del restaurante. Debo de dejar ese mal hábito, no sé quién podría estar burlándose de mí desde adentro.Doy mi visto bueno a mi ropa. Es lo mejor que tengo en mi closet. Hoy estoy optimista, pienso que conseguiré el empleo ya que al parecer necesitan personal urgente. Bueno, o eso es lo que dice el anuncio. Bien Bekah, concentrarte, se cortés, no hables de más, contesta las preguntas con inteligencia y sin nervios.Aquí vamos.Entro al lugar y es muy bonito. Por fuera es de aspecto moderno pero dentro es todo calidez y elegancia, podría decirse que con un estilo un poco anticuado que queda muy bien. Las paredes están forradas con terciopelo rojo y los pisos son de madera pulida. Hay muchas mesas de caoba y pino, colocadas en lugares estratégicos. Un ala para los fumadores, una privada y una segunda planta.
ThiagoObservo a Rebekah mientras hago el cuadre de caja con Mary. Está riendo con Gina, ha hecho buenas migas con ella. Con todo el personal, mejor dicho. Ella es una chica fresca y divertida, se ha soltado el pelo y se ve más sensual. Pero, ¿Qué estoy diciendo? Concéntrate Jones.Felicito a mi personal por la maravillosa jornada de hoy y se despiden hasta el otro día. Excepto Rebekah. Con ella necesito hablar. Hoy la vi desenvolverse con naturalidad con los clientes y observé una que otra sonrisa de satisfacción ante su servicio. Ella es justamente lo que necesito y me lo demostró.Está sentada junto a Gina, que tampoco se había ido. Y en cuanto me ve se pone de pie.—Gina es tarde —miro mi reloj, las dos y cuarenta de la madrugada —Rebekah, solo tardaremos unos minutos, no quiero que andes tan tarde sola– ella asiente.—Adiós Thiago —toma su bolso —Bekah —besa su mejilla. ¡Vaya!, las mujeres entran en confianza muy rápido.—Adiós —agita su delicada mano.—Rebekah —empiezo pero me i
RebekahHa pasado una semana y dos días exactamente desde que trabajo en el restaurante de Thiago. Él es un dulce, una persona maravillosa. Con Gina nos hemos vuelto cercanas y eso me gusta, pues solo socializaba con Dahiana. Tener una nueva amiga es un paso muy grande, no suelo confiar en las personas pero ella es diferente. Es alegre, divertida y sincera. Aún no sabe sobre mi orientación sexual y espero que cuando se lo diga esta tarde, no salga huyendo.Sonrío. Es lunes, las nueve de la mañana para ser exactos, hoy tengo el día libre, ya que el Gia's no abre. Luego de desayunar, voy a la ducha para prepararme y hacer algunas cosas pendientes. Cuando salgo, me visto con unos vaqueros ajustados que me llegan hasta la media pierna, una blusa blanca holgada y unas converse blancas. Dejo mis rizos al natural y aplico un poco de maquillaje. Lista. Tomo mi bolso, mis llaves y los papeles para matricularme.Estoy feliz. Me encanta trabajar y no depender de nadie, y gracias a mi nuevo emple
ThiagoUna semana. Una maldita semana donde tengo a Rebekah paseándose por los alrededores del restaurante. Contoneando sus caderas frente a mí, al parecer sin darse cuenta. Ella denota inocencia y eso me atrae como insecto a la luz.Mis empleadas todas usan el mismo uniforme: falda negra, camisa blanca, una chaqueta negra y zapatos cómodos del mismo color. Pero parece que ella le otorga un toque único, porque se le ve fenomenal. Y ni hablar de esas gafas que usa, la hacen ver sensual y coqueta. Me gusta esa mujer, a mí mismo no me lo puedo negar.Llego al restaurante y ya hay varios chicos esperándome, entre ellos está Bekah, tan linda y juvenil como siempre.—Buenas tardes chicos —Saludo y abro la puerta. — ¿Cómo están hoy?A coro todos me responden con un bien y varias sonrisas. Nada más entrar, se preparan para comenzar otra noche. Veo a Gina dedicándole miradas significativas a Rebekah, la cual la ignora sonrojada. Me gustaría saber sus pensamientos. La pelirroja se da cuenta de
RebekahSon las siete de la mañana, no he pegado un ojo en toda la noche pensando en el simple beso de mejilla que me dio Thiago, el cual me produjo un escalofrío y otras sensaciones que voy a ignorar. Debo admitir que nunca he sido tocada por un hombre, a lo mejor eso me pasa. Porque a mí me gustan las mujeres, aunque desde hace una semana me lo he estado cuestionando. Quiero dejar de pensar en ese hermoso hombre de ojos azules pero es inevitable.Gina se pasó todo el día de ayer molestándome con eso del trío, quise matarla cuando se atrevió a casi preguntarle por mí. No es que me lo haya considerado pero Thiago es un hombre para disfrutar uno solo. Anoche inmediatamente subí a mi piso la llamé para contarle sobre el inocente beso. Gritó como si me hubiese hecho el amor y me recalcó de nuevo que le gusto al jefazo.Nuestra cita es a las diez, lo voy a arrastrar conmigo a hacer las compras para el instituto, no me gusta ir a comprar sola, así que lo voy a aprovechar.Me quedo en la ca
ThiagoEs lesbiana. Eso es lo único que se reproduce en mi mente desde hace una semana. Mis esperanzas se murieron en el mismo instante que las palabras “…tengo novia…”, salieron de su hermosa boca. Sentí como mi ánimo cayó en picado y se estrelló en el suelo. ¿Es alguna señal del cielo? ¿En verdad mi destino es quedarme solo? Lo que sí sigue vigente es el deseo que siento por ella, parece que se incrementó al pasar los días. Ese beso, ese simple beso en la mejilla que me dejó petrificado. Ese simple hecho aumentó las ganas de tenerla en mis brazos.La he estado evitando, porque si se me acerca a solo un metro creo que pierdo la cordura. Y su mirada, esos ojos me observan con tristeza. Cree que paso de ella por su orientación sexual y la verdad es que, si le hablo soy capaz de arrinconarla contra la pared más próxima y comerle sus apetitosos labios.No sé qué demonios pasa conmigo, pero sé que casi no me puedo controlar.—Esa chica te tiene loco hermano —dice mi mejor amigo Chad.—Cál
RebekahOtra noche sin dormir. Desde que Gina me planteó que le gustaba no he podido pegar un ojo pensando en él. Y todo esto supone un problema, ya que hoy hace cuatro días que empezaron las clases en el instituto de artes plásticas y necesito estar fresca y descansada para prestar atención.Pero esta madrugada fue diferente. Me la pasé pensando en ese beso, en su boca y sus manos. En cuanto deseo que esas caricias vayan más allá, que sus labios exploren más de mi piel. Esto es de locos, ¿qué me pasa?Él en solo unos días me ha hecho plantearme si en verdad estoy con Dahiana porque me gusta y la quiero. Y la realidad es, que solo he estado con ella, nunca ha habido nadie más. Mi mujer ni hombre. Ella siempre me ha apoyado y me ha hecho desprenderme de esas personas que me hacían daño.¿Lo que siento es amor o agradecimiento? No lo sé.Salgo de mi cama para higienizarme e irme a la escuela. Me visto con unos vaqueros ajustados, una camiseta blanca y mis converse negras con blanco. Dej