Capítulo 33. La carta.

Cuando Samantha despertó, estaba sola en la sala. Se escuchaba movimiento en la mansión, el personal se encontraba sumido en sus tareas diarias.

Al levantarse, se fijó que seguía desnuda, solo cubierta con la camisa de Robert como si fuese una cobija. La vergüenza la invadió.

Rápido se vistió con ella y tomó el resto de su ropa regada en el suelo.

Corrió a su habitación. Por suerte no se cruzó con nadie en el camino. Al entrar, no había rastros de Robert, pero era evidente que se había dado una ducha y cambiado, ya que el aroma de su colonia invadía todo el dormitorio.

—Miserable, ¿no me pudiste despertar? ¿Dejaste que el personal me encontrara desnuda en la sala? —se quejó con rabia mientras se quitaba de mala gana la camisa de él y la lanzaba al suelo. Con algo debía descargarse.

Se dio un largo baño y luego bajó a comer. Las tripas le sonaban por el hambre. Al entrar en el comedor vio a Morrigan preparando un servicio para el almuerzo. Ella apretó el ceño confusa.

—Señora, en media
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo