Capítulo 11

Después de la discusión en el bosque, Cala volvió a la guarida resoplando como un toro a punto de embestir. Léndula la vio pasar y corrió tras ella, pero Cala se tiró en su cama, gritó que la dejara en paz y después rompió a llorar y se pasó encerrada las siguientes dos horas.

Cuando Yuma regresó con unas truchas para cenar, Léndula trató de sacarle lo que había pasado, pero su hijo, tan tozudo como Cala, le aseguró que no pasaba nada y que tenía razón cuando le decía que la mimaba demasiado.

Dejó las truchas sobre la mesa de la cocina, donde Léndula ya había encendido fuego, y se dirigió directo al cuarto que compartía con Namid. Le encontró tallando una rama y se la arrebató de las manos con un rápido golpe. Namid le miró sorprendido un momento y reaccionó justo a tiempo de

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