Samanta.
Mi mente no ha podido sanar las heridas del pasado, las duras palabras de mi padre vienen una y otra vez. Toc Toc. Alguien toca la puerta y me apresuró a preguntar. —¿Quién es? —Es Gloria señora. Le abro a la chica de servicio. Gloria. —Buenas tardes. Es para informarle que la cena está lista. Samanta. —Esta bien. Comeré aquí. La chica sale sin más. Nuevamente me hundo en mis pensamientos, de repente siento que mi puerta se habré de un tirón. —¿Se puede saber que haces aquí? ¿Quién te dió permiso de entrar a mi habitación de esa manera? Camila. —Tú habitación. Por favor, no me hagas reír. Te recuerdo que tú no tienes nada, todo esto—lo dice mirando y señalando todo alrededor —es de Alberto. Samanta—Y yo soy su esposa. Camila—Pero no por amor, es como si fuera una esclava. Samanta—Los documento dicen lo contrario. Camila. —No voy a perder el tiempo con alguien como tú, sin valor. Samanta. —¿Sé puede saber que te hice para que me fastidie tanto? Camila. —Meterte en mi camino. No debiste aceptar ese matrimonio, ni siguiera por la deuda. Samanta. —Ya te dije que no estamos enamorados, no seas tan payasa. Alberto abre la puerta de repente. Alberto. —¿Por qué le dices así? Samanta. Me paralizó por un momento, no quiero buscar problemas porque ya mi padre me advirtió que no quería que nada saliera mal. Camila. —Solo vine aquí a pedir que nos llevemos bien, sé más que nadie que significa para ti tú familia y solo quise ayudar, pero ella está un poco difícil. Samanta. —Por favor, salgan de mi habitación. Alberto. —Primero quiero escuchar que prometas que vas a tratar a Camila con respeto. Camila. —No es necesario, yo me mantendré alejada de esta casa. Alberto. —Esta casa es mía y yo pongo las reglas, escúchame bien Samanta, Camila es mi mejor amiga y ni tú ni nadie va arruinar eso, no puedes prohibirle la entrada aqui. Samanta. Quiero romper a llorar porque me siento indefensa. —Por favor salgan de mi habitación. —Digo de forma calmada, tratando que mis lágrimas no salgan. Alberto. —En está casa tú no tienes nada, solo la puerta. Samanta. Mi corazón está acelerado y mis ojos quieren soltar lágrimas al dos por uno, pero sé que no es por tristeza, es por enojo, impotencia, sentirme humillada y no poder defender es frustrantes, con todo el dolor el mundo, decido callar. Samanta. No se volverá a repetir, lo lamento mucho. Alberto me mira con cara de sorprendió, realmente no entiendo que quiere de mí. Alberto. —Bien, ahora Camila vamos. Al salir de la habitación de Samanta y llegar a mi despacho con Camila detrás de mí, la pregunta sale de mi boca antes de pensarlo bien. —¿Que hacías en su habitación? La pregunta toma a Camila por sorpresa. —Yo, solo fuí a ver si podíamos conversar, ya sabes, es tu esposa y yo soy tu amiga, es algo que ayudaría mucho. —No es necesario una amistad entre ustedes, por favor, mantente alejada de ella. Camila pone cara de cachorro. —Ahora me vas a culpar a mí. —No te voy a culpar a tí, pero necesito que todo salga bien y si sigues teniendo enfrentamiento con ella todo el plan se irá al carajo. —Vale está bien, lo siento. ¿Tienes sentimientos por ella? —NO. Pero es claro que es una persona y necesita respeto y no quiero tratar a nadie mal injustamente. Ahora creo que deberías de irte. Tengo algunas cosas que hacer. —Esta bien, me voy, pero antes, dame un brazo, como en los viejos tiempos. Alberto le da un abrazo rápido y continúa en lo que estaba. Rob. —Dagne ¿Cómo están las compras? —Siguen igual que la última vez, se ha vendido más que los últimos meses, pero no una gran cantidad. —Necesitamos hacer algo nuevo. —¿Otra colección? —No, hay que invertir demasiado y aún no hemos recuperado nada. —Me pondré a pensar. Camila. Llegó a casa y arrojo lo primero que veo, Alberto jamás había dudado de mi palabra y ahora por esta aparecida de repente le da por ser más dócil, a él jamás le ha importado los sentimientos de nadie, excepto los mío claro. —Señora, el detective tiene información nueva, se la mandará está noche. —Espero que sea buena información y que más me tiene. —La chica que vigilará a la Samanta, se llama Gloria y dice que por un buen pago le dira hasta la ropa interior que usa. Una sonrisa maliciosa se dibuja en el rostro de Camila. —Bien, ofrece dos mil dólares. Pero solo por información valiosa. Ahora déjame sola, hay un evento importante y tengo que asistir. —¿Va con su padre? —No, él tiene una reunión. —Le dije a Alberto que me llevé. Comienzo a buscar, el vestido lo mandé a comprar hace poco, está entallado en la cintura y tiene una cola larga, tiene una que otras piedras reales, seré la envidia del lugar. Alberto. Llegó a la habitación de Samanta, se mantiene en ella día y noche, excepto los días que tiene que ir a la empresa. Tocó la puerta y espero que me indique para pasar. Siento que la puerta se abre y pasó. —Necesito que estés lista lo más pronto posible, iremos a buscar a Camila. Samanta. —Me mantengo callada. —Escuchaste lo que dije. —responde Alberto a mi silencio. —Prefiero irme por mi cuenta. —Tenemos que llegar juntos. —Okey. No tengo ánimos de discutir , ni buscar pelea y más, cuando sé perfectamente que no tengo un perro que me defienda.Samanta. Termino de alistarme, me pongo un vestido largo, de tirantes, negro, es estrecho, pero no tanto, me permite caminar libremente, me hago un recogido y me pongo una pequeña piedra en el pelo. Subo en la parte trasera del auto porque sé perfectamente que Camila irá con él. Estoy en silencio tratando de no incomodar. Alberto. —Cuando dije que quería llevarme bien contigo, hablé encerio. Samanta. —Aja. —De verdad, pero no puedo hacerlo si tú no me ayudas. —¿Por que nos casamos? —Le pregunto sin rodeos. —¿A que viene la pregunta? —Me contesta él con la misma curiosidad. —Quiero saber. —Sabes la respuesta, necesitamos que las personas piensen que estamos en el mejor momento. —Si quieres que trabaje contigo, tienes que decirme la verdad, porque no te creo nada. —Lo siento, la verdad es que, no confío en tu padre, la reputación de Andrés Love en cuanto a los negocios es buena, pero también tiene fama de ser ambicioso y estafador. —Y eso que tiene qu
Samanta. Me despierto por la alarma en mi reloj, me doy un baño y mi celular no deja de sonar, reviso que está pasando y veo llamadas y miles de mensajes, reviso un mensaje de mi padre. —¿Como ocurrió esto? Quiero una explicación. Luego del mensaje veo una imagen, en donde aparece una foto mía y un artículo en donde describe que tuve un periodo de adicción. Mi corazón se acelera inmediatamente leo el artículo, lo subió una página de chisme muy famosa en el país y fuera de este, también subieron pruebas de mi estadía en una clínica para personas adictivas. No puedo evitar sentirme nerviosa, y no tanto por mi reputación, más bien es por ese trato que mi padre tiene con los Monroe, esto arruinara por completo cualquier venta existente. Me almo de valor, busco una ropa elegante, pantalón de tela fina, blusa y un blazer, tacones y me maquillo de forma natural. Al salir, Gloria me dice que Alberto salió muy temprano. Salgo de la casa en un auto, y al salir me inunden ci
Luego de una hora y media, inicia la reunión. Samanta y yo entramos juntos, en la sala está mi padre, el de Samanta y una secretaria, luego entra Camila. Samanta. Camila llega, se sienta como toda una diva. —Espero que se encuentren todos bien, y lamento este bochorno ocurrido. —Dice ella con un rostro lleno de pena. —No eres tu la que debe sentir pena. —Responde mi padre con cara de disgusto. Luego de escuchar su comentario trato de mantener mi cabeza baja, está reunión será dura para mí. Camila. —Creo que Samanta no debe ser la imagen de la empresa, por lo menos no por ahora y es algo que me apena mucho, porque ella es una mujer trabajadora y hermosa. Samanta. Escucho el comentario de Camila y me mantengo con mi rostro en el suelo, trataré de ser lo más invisible posible, quizás así tengan piedad de mí. No escucho más opiniones y no sé si alegrarme o inquietarme. Levanto mi rostro y Alberto mira a Camila con un rostro que no puedo describir, el señor Rob
Samanta. Termino de hablar con Dagne y me retiro. Alberto. —Samanta, necesito hablar contigo. Samanta. —Claro, aquí estoy. —En privado. —Me contesta él. Ambos entramos a su oficina. —¿Cómo te sientes? ya sabes con lo que pasó. Camila abre la puerta de par en par. —¿Se puede saber que te pasa? ¿Por qué abre mi oficina de esa forma? —Le pregunta Alberto de forma un poco furioso. —Lo siento. Es solo que se me olvidó comentarte que conseguí que la empresa Loan se uniera a nosotros. La empresa Loan es una empresa bastante grande y una fusión nos podría salvar. —¿Encerio? Guaao, es una excelente noticia.—Responde Alberto con una sonrisa. —En cuánto a la pregunta que me hiciste, ¿Cómo me sentía con la situación? me siento bien, realmente la persona sin vida social que investigo mi vida, porque la suya es una miseria, al final me ayudó. —Responde Samanta. Alberto se ríe del comentario de Samanta. mientras que Camila tiene cara de pocos amigos. —Bueno,
Samanta. Luego de terminar la sección de foto y ver la cara de Camila me regreso a casa de Alberto de buen humor, admito que me voy a divertir un poco en este periodo de falso matrimonio. Llegó a la mansión y al entrar veo a mi madre sentada como toda una señora. —Madre, ¿Qué haces aquí? —Digo sorprendida. —¿No puedo visitar a mi hija? —Contesta ella a la defensiva. —Tengo varios día aquí, y ahora es que vienes. —Le respondo igual de defensiva. —Porque quería darte tu espacio. Eres una mujer recién casada. —Sabes bien que todo es una falsa. —Si, Samanta, sé que es una falsa, pero debemos actuar como si fuera real. —Okey, pero entonces vuelvo a la pregunta, ¿Qué haces aquí? —Eres un poco fastidiosa, ¿Sabés? Me le quedó mirando de forma interrogativa. Porque sé que quiere algo. —Esta bien, solo vine a ver cómo estabas, ya sabes por la publicación.. —¿Mi padre te pidió que vinieras? Mi madre pone los en blancos. —La verdad sí, él tiene miedo que to
Camila. Llegó a casa, entro a mi habitación y tiro lo primero que veo. —ÁÁÁÁÁÁH. Lanzo un enorme grito porque aún no se cómo desahogarme. Al cabo de unos segundos llega mi ayudante. —¿Qué ocurre señorita? —Pregunta ella un poco sorprendida. —¿Qué ocurre? Ocurre que tengo días esperando la información de la sirvienta de cuarta y no veo nada. Busca a esa gata y pregúntale que ha pasado con Samanta. —Sii, señorita. —Luego de decir esto, se va. Comienzo a caminar de un lado para otro, busco mi celular y empiezo a comprar ropa, es algo que me ayuda en momentos de frustración. —Tengo excelente noticia señorita. —Lidia entra a mi habitación con una sonrisa de oreja a oreja y admito que me contagió. —¿Que pasó? ¿Qué noticias me tiene? —Gloria me dijo que ellos no duermen juntos. Mi cara se arrugó en cuestión de segundo. —Eso ya lo sé, que estúpida eres, quiero información valiosa. Fuera de mi vista. Samanta. Toc toc. —¿Quién es? —Pregunto un poco ner
Camila. Decido ir al Multicentro, necesito distraerme y en ese lugar existe variedades de cosas para entretenerse. —Señorita, acabo de ver algo. —Dice Mi asistente. —¿Que viste? —Le pregunto sin prestar mucha atención. —Allá. —Me señala a dos personas, que sé perfectamente quienes son, de inmediato mi sangre hierve de furia, esa rata me tiene asqueada. —Bien, Vamos a dar una vuelta, en lo que pensamos que hacer. —Le digo a mi asistente y nos marchamos. Samanta. Alberto realizada unas que otras cosas, yo me entretuve mirando algunos artículos que salieron nuevos, y busco idea para la empresa. Alberto sale de una de las oficinas y entramos en el ascensor. Hay un señor mayor, Alberto se coloca muy cerca de mi, casi siento su respiración. El señor sale y nosotros nos regresamos al último piso. No sé porqué, pero me giro un poco, Alberto está tan cerca de mí que nuestras respiraciones se mezclan, de un momento siento sus labios en los míos y no pude rechazarlo, hast
Alberto. Termino de realizar una llamada, aunque quiero recuperar la parte que mi padre y yo invertimos en la empresa Love, no me puedo descuidar de mis otros negocios. —Alberto, ¡que sorpresa tan agradable! —Me dice Camila dándome un abrazo cálido. Yo le devuelvo el saludo junto al abrazo. —¿Me acompañas a comprar algo? Por favor. Necesito tú opinión. —Ahora mismo no puedo. —Le respondo de inmediato. —Andale, por favor, vamos, será rápido. Nos vamos y entramos a una tienda de joyas. Ella empieza a observar cada una de esta y no se decide. —Por favor, Camila necesito salir rápido. —No te preocupes, la veo súper rápido, ¿mira está te gustan?—Me pregunta ella con entusiasmo. —Si, están hermosas. ,—Le respondo. —No me estás prestando atención. —Lo lamento Camila, es solo que estoy ocupado. —Pero solo será un segundo, quiero elegir una hermosa. Es para algo importante. Comenzamos a ver las joyas, estoy convenciendo la para que elija una, en eso recibo una llamada,