Samanta.
Termino de alistarme, me pongo un vestido largo, de tirantes, negro, es estrecho, pero no tanto, me permite caminar libremente, me hago un recogido y me pongo una pequeña piedra en el pelo. Subo en la parte trasera del auto porque sé perfectamente que Camila irá con él. Estoy en silencio tratando de no incomodar. Alberto. —Cuando dije que quería llevarme bien contigo, hablé encerio. Samanta. —Aja. —De verdad, pero no puedo hacerlo si tú no me ayudas. —¿Por que nos casamos? —Le pregunto sin rodeos. —¿A que viene la pregunta? —Me contesta él con la misma curiosidad. —Quiero saber. —Sabes la respuesta, necesitamos que las personas piensen que estamos en el mejor momento. —Si quieres que trabaje contigo, tienes que decirme la verdad, porque no te creo nada. —Lo siento, la verdad es que, no confío en tu padre, la reputación de Andrés Love en cuanto a los negocios es buena, pero también tiene fama de ser ambicioso y estafador. —Y eso que tiene que ver conmigo. —La idea del casamiento fue mía, le dije a mi padre que con la boda, tu padre no se atrevería a irse y dejarnos enganchado, él sería incapaz de dejar a su hija en este lío. —Entonces soy la póliza de seguro. —Técnicamente si. Lamento haberte involucrado. Llegamos a casa de Camila y como era de esperarse, toma el asiento de copiloto. Camila —¿Por qué demoraste tanto? Ya me estaba asustado. Camila se pasó el resto del camino hablando cosas sin sentido solo para llamar la atención de Alberto. En la fiesta me desaparezco, busco una sidra sin alcohol para aparentar que estoy tomando algo, aún no entiendo la finalidad de esta fiesta. Dagne. —Samanta hola. —Hola Dagne, ¿Cómo estás? —Bien, ya sabes un poco cansada, pero buscando relajarme. —Te lo mereces, trabajas mucho. Nos pasamos un largo rato hablando, no la conozco del todo, pero me cae bien, creo que es una chica trabajadora. Por cierto, tengo que programar la sección de foto. —¿Sección de foto? Digo algo confundida. —Sii, Alberto y tú tienen que hacerse una sección de foto. Hago una pequeña publicación en redes sociales, donde pido a mis seguidores comprar los artículos de la empresa y le entrego un cupón que vale el quince por ciento de descuento en la compra. Luego de algunos minutos, trato de esquivar el montón de personas que hay en la fiesta, me chocó con unos que otros invitados, y sin darme cuenta piso un vestido y escucho como se estira la tela. —Oh por Dios. El vestido de Camila se rompió en la parte trasera, la cola que tenia quedó destrozada por completo, no se ve nada de ropa interior, pero su cara de disgusto está presente. Dagne que se da cuenta del bochorno, la toma del brazo y la aparta de la multitud, unos que otros invitados se dieron cuenta de la situación, pero aún así disimularon muy bien. Entro a la habitación donde se encuentra Camila y Dagne, aunque Camila no me cae bien, debo ayudar debido a que fue mi culpa. Nada más llegar y Camila estampa su mano contra mi mejilla, quedé atónita, rápidamente me recompuse y le devolví la bofetada. —¿Que crees que hace? —le reclamé con dureza. Con sus ojos lleno de furia, me fulmina. —Eres una zorra, ¿Cómo te atreves a romper mi vestido? —Fue un accidente. —Le digo sin una pizca de temor, estoy cansada de ella y de Alberto. —No creo en accidente. —Me responde con su cara llena de asco. En ese momento entra Alberto y el señor Rob. Camila cambia su rostro a uno completamente diferente. Sus ojos comienza a votar lágrimas, parece una cascada. Alberto. —¿Camila que ocurre? Dagne nos dijo que ocurrió algo. —Mi vestido, quedó destrozado, aún no se que te hice Samanta para que me odies tanto. —dice eso mirándome con un rostro lleno de pena. —Camila, no te odio, lamento lo que ocurrió, te lo pagaré. —Quisiera creerte, pero tus acciones me demuestran lo contrario. —Camila, un accidente puede ocurrir en cualquier momento, no hagas de esto un espectáculo. —Las palabras del señor Rob salen como rayos y es evidente que Camila no puede quitar su cara de vergüenza. Una chica entra a la habitación con una bolsa, aquí está su encargo señorita Dagne. Dagne lo toma y le agradece, se lo entrega a Camila y Todos nos vamos. Al salir de la habitación Dagne me agarra de un brazo. Me quedo un poco sorprendida. —¿Que carajo fue eso? —pregunta ella con cara de asombro. —¿Que cosa? no entiendo. —Lo que paso, Camila te abofeteo y luego cuando llegan los Monroe se pone como una total víctima. —Ahh, eso, ella es una completa hipócrita. —Ten cuidado, ella podría destruir tú matrimonio. Charlamos un poco y luego veo que Alberto me hace seña, me despido de Dagne y salgo. Nos subimos al auto, y Alberto empieza a conducir. —¿Que ocurre? —pregunto un poco nerviosa al ver que el auto se detiene. —Espero que nada. —responde Alberto. El sale del auto a revisar que ocurre. —Denme un momento, el auto no arrancará más, llamaré para que nos alcance. —Nos dice el antes de caminar unos centímetros a realizar la llamada. Camila se voltea en mi dirección. —Lo que hiciste hoy, con mi vestido, solo te ayuda a llegar al infierno más rápido. —Ya eh estado en el infierno, y si por alguna razón vuelvo a él, me aseguraré de quemarte conmigo. Ella hace una sonrisa maliciosa. —No creo que una chica sin valor como tú, pueda hacer algo. En ese momento entra Alberto. Por ende no puedo responder sus estupideces. —Chicas ya vienen por nosotros. —Nos dice mirando su celular aún. Llegan dos auto, En uno subo yo y veo que Alberto sube a Camila en otro, pienso que subirá en ese, pero le hace seña al conductor y este arranca, luego lo veo entrando en el auto en el que estoy. Se sienta justo a mi lado y no puedo evitar sentirme un poco nerviosa.Samanta. Me despierto por la alarma en mi reloj, me doy un baño y mi celular no deja de sonar, reviso que está pasando y veo llamadas y miles de mensajes, reviso un mensaje de mi padre. —¿Como ocurrió esto? Quiero una explicación. Luego del mensaje veo una imagen, en donde aparece una foto mía y un artículo en donde describe que tuve un periodo de adicción. Mi corazón se acelera inmediatamente leo el artículo, lo subió una página de chisme muy famosa en el país y fuera de este, también subieron pruebas de mi estadía en una clínica para personas adictivas. No puedo evitar sentirme nerviosa, y no tanto por mi reputación, más bien es por ese trato que mi padre tiene con los Monroe, esto arruinara por completo cualquier venta existente. Me almo de valor, busco una ropa elegante, pantalón de tela fina, blusa y un blazer, tacones y me maquillo de forma natural. Al salir, Gloria me dice que Alberto salió muy temprano. Salgo de la casa en un auto, y al salir me inunden ci
Luego de una hora y media, inicia la reunión. Samanta y yo entramos juntos, en la sala está mi padre, el de Samanta y una secretaria, luego entra Camila. Samanta. Camila llega, se sienta como toda una diva. —Espero que se encuentren todos bien, y lamento este bochorno ocurrido. —Dice ella con un rostro lleno de pena. —No eres tu la que debe sentir pena. —Responde mi padre con cara de disgusto. Luego de escuchar su comentario trato de mantener mi cabeza baja, está reunión será dura para mí. Camila. —Creo que Samanta no debe ser la imagen de la empresa, por lo menos no por ahora y es algo que me apena mucho, porque ella es una mujer trabajadora y hermosa. Samanta. Escucho el comentario de Camila y me mantengo con mi rostro en el suelo, trataré de ser lo más invisible posible, quizás así tengan piedad de mí. No escucho más opiniones y no sé si alegrarme o inquietarme. Levanto mi rostro y Alberto mira a Camila con un rostro que no puedo describir, el señor Rob
Samanta. Termino de hablar con Dagne y me retiro. Alberto. —Samanta, necesito hablar contigo. Samanta. —Claro, aquí estoy. —En privado. —Me contesta él. Ambos entramos a su oficina. —¿Cómo te sientes? ya sabes con lo que pasó. Camila abre la puerta de par en par. —¿Se puede saber que te pasa? ¿Por qué abre mi oficina de esa forma? —Le pregunta Alberto de forma un poco furioso. —Lo siento. Es solo que se me olvidó comentarte que conseguí que la empresa Loan se uniera a nosotros. La empresa Loan es una empresa bastante grande y una fusión nos podría salvar. —¿Encerio? Guaao, es una excelente noticia.—Responde Alberto con una sonrisa. —En cuánto a la pregunta que me hiciste, ¿Cómo me sentía con la situación? me siento bien, realmente la persona sin vida social que investigo mi vida, porque la suya es una miseria, al final me ayudó. —Responde Samanta. Alberto se ríe del comentario de Samanta. mientras que Camila tiene cara de pocos amigos. —Bueno,
Samanta. Luego de terminar la sección de foto y ver la cara de Camila me regreso a casa de Alberto de buen humor, admito que me voy a divertir un poco en este periodo de falso matrimonio. Llegó a la mansión y al entrar veo a mi madre sentada como toda una señora. —Madre, ¿Qué haces aquí? —Digo sorprendida. —¿No puedo visitar a mi hija? —Contesta ella a la defensiva. —Tengo varios día aquí, y ahora es que vienes. —Le respondo igual de defensiva. —Porque quería darte tu espacio. Eres una mujer recién casada. —Sabes bien que todo es una falsa. —Si, Samanta, sé que es una falsa, pero debemos actuar como si fuera real. —Okey, pero entonces vuelvo a la pregunta, ¿Qué haces aquí? —Eres un poco fastidiosa, ¿Sabés? Me le quedó mirando de forma interrogativa. Porque sé que quiere algo. —Esta bien, solo vine a ver cómo estabas, ya sabes por la publicación.. —¿Mi padre te pidió que vinieras? Mi madre pone los en blancos. —La verdad sí, él tiene miedo que to
Camila. Llegó a casa, entro a mi habitación y tiro lo primero que veo. —ÁÁÁÁÁÁH. Lanzo un enorme grito porque aún no se cómo desahogarme. Al cabo de unos segundos llega mi ayudante. —¿Qué ocurre señorita? —Pregunta ella un poco sorprendida. —¿Qué ocurre? Ocurre que tengo días esperando la información de la sirvienta de cuarta y no veo nada. Busca a esa gata y pregúntale que ha pasado con Samanta. —Sii, señorita. —Luego de decir esto, se va. Comienzo a caminar de un lado para otro, busco mi celular y empiezo a comprar ropa, es algo que me ayuda en momentos de frustración. —Tengo excelente noticia señorita. —Lidia entra a mi habitación con una sonrisa de oreja a oreja y admito que me contagió. —¿Que pasó? ¿Qué noticias me tiene? —Gloria me dijo que ellos no duermen juntos. Mi cara se arrugó en cuestión de segundo. —Eso ya lo sé, que estúpida eres, quiero información valiosa. Fuera de mi vista. Samanta. Toc toc. —¿Quién es? —Pregunto un poco ner
Camila. Decido ir al Multicentro, necesito distraerme y en ese lugar existe variedades de cosas para entretenerse. —Señorita, acabo de ver algo. —Dice Mi asistente. —¿Que viste? —Le pregunto sin prestar mucha atención. —Allá. —Me señala a dos personas, que sé perfectamente quienes son, de inmediato mi sangre hierve de furia, esa rata me tiene asqueada. —Bien, Vamos a dar una vuelta, en lo que pensamos que hacer. —Le digo a mi asistente y nos marchamos. Samanta. Alberto realizada unas que otras cosas, yo me entretuve mirando algunos artículos que salieron nuevos, y busco idea para la empresa. Alberto sale de una de las oficinas y entramos en el ascensor. Hay un señor mayor, Alberto se coloca muy cerca de mi, casi siento su respiración. El señor sale y nosotros nos regresamos al último piso. No sé porqué, pero me giro un poco, Alberto está tan cerca de mí que nuestras respiraciones se mezclan, de un momento siento sus labios en los míos y no pude rechazarlo, hast
Alberto. Termino de realizar una llamada, aunque quiero recuperar la parte que mi padre y yo invertimos en la empresa Love, no me puedo descuidar de mis otros negocios. —Alberto, ¡que sorpresa tan agradable! —Me dice Camila dándome un abrazo cálido. Yo le devuelvo el saludo junto al abrazo. —¿Me acompañas a comprar algo? Por favor. Necesito tú opinión. —Ahora mismo no puedo. —Le respondo de inmediato. —Andale, por favor, vamos, será rápido. Nos vamos y entramos a una tienda de joyas. Ella empieza a observar cada una de esta y no se decide. —Por favor, Camila necesito salir rápido. —No te preocupes, la veo súper rápido, ¿mira está te gustan?—Me pregunta ella con entusiasmo. —Si, están hermosas. ,—Le respondo. —No me estás prestando atención. —Lo lamento Camila, es solo que estoy ocupado. —Pero solo será un segundo, quiero elegir una hermosa. Es para algo importante. Comenzamos a ver las joyas, estoy convenciendo la para que elija una, en eso recibo una llamada,
Samanta. Cierro la puerta de forma calmada, pero por dentro estoy llena de rabia, delante de él quedó como la villana. Respiro profundo y trato de calmarme, pero es en vano, mi rabia crece cada vez mas. Al siguiente día aprovecho que es domingo y salgo para encontrarme con Tatia que está en el país. —Tatia, que bueno que estás aquí, me siento sola.—Le digo dándole un fuerte abrazo. Ella me responde el abrazo y agrega un beso en una de mis mejillas. —Sabes que siempre estare para tí, ahora, hablame de la perra esa. —Me contesta ella al mismo tiempo que pide una piña colada para ambas. Le cuento todo con lujo y detalles nuevamente, y no se porque, pero mi rabia crece cada vez más. Tatia se ríe a carcajadas. —¿Por qué te estás riendo? —Le pregunto un poco incómoda. —Querida, debemos de aceptar que esa chica está bien loca. —Si, pero esa loca me está haciendo la vida imposible, y para colmo, Alberto me ve como la mala del cuento. Tatia me mira de arriba abajo