—¡Abrázame! —Me dijo, mientras estaba acostada a mi lado. —Sé que tienes miedo. —Sigue hablando, mientras la recuesto fuertemente a mi pecho. —¡Pero, yo no! Era horrible, verte llorar a diario, y no poder decirte que a pesar de todo siempre te amaría. Nunca pude explicarte mi decisión, pero ahora sé que la entiendes. —Sí… Nuestra pequeña es lo mejor que nos ha pasado. —Sí… Y si tuviera que tomar la decisión otra vez, haría lo mismo. Mi amor de madre es tan grande que ni siquiera por ti, dudé al tomar mi decisión. Agradezco este milagro. Jamás imaginé que pudiera abrazar a mi hija, y hoy lo he hecho. Has hecho un gran trabajo y estoy muy orgullosa de ti. —Gracias, pero no hables como si te estuvieras despidiendo, porque eso me rompe el corazón. —Es lo que debemos hacer. Despedirnos. —Pero… Es que yo… ¡No puedo! —Damián… Han pasado 5 años. —Se levanta y toma asiento en la cama. —Tenía una sola cosa pendiente en este mundo, y ahora que la he cumplido puedo descansar en pa
#Nota: Querido lector o lectora, me complace mucho que te animes a leer mi libro, espero que sea de tu agrado y puedas disfrutarlo. Para que puedas entender la trama, te recomiendo que leas mis libros en el siguiente orden: 1: “Ni contigo, ni sin ti”, 2: “Cuando la perdí” 3: “Hojas azules” De esta manera seguirás la línea del tiempo en que se desarrolla la historia, y entenderás la aparición de ciertos personajes, y el por qué de muchas cosas que ocurrirán en esta historia. Por otra parte, te recuerdo que lo que aquí está escrito es producto de mi imaginación, es por eso que algunas cosas no van a concordar con la realidad. Nuevamente gracias y un fuerte abrazo. *** Estoy en la biblioteca, intento concentrarme porque estoy estudiando para el examen de ingreso al posgrado de Gerencia estratégica de costos, en la universidad de Harvard, pues mi padre no deja de insistir en que siga estudiando, para que en un futuro cuando él, deje la política,
“A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en el mismo ataúd.”dijo el gran escritor, poeta, político e historiador, Alphonse de Lamartine. Y no se equivocó, viendo el dolor y el suplicio que vive mi hermano día con día desde que murió Chloe, lo confirmo. Su corazón se fue junto con el de ella, en ese ataúd. Y tal vez el dolor que yo siento jamás se compare con el de él, pero aun así, el vacío y la tristeza que tengo es enorme. —¿Ava, por qué tardas tanto?, ¿acaso crees que tengo todo el tiempo del mundo?, el doctor nos espera. —Grita mi padre, desde el primer piso, muy ofuscado. —¡No iré! —Digo al salir de mi habitación mientras lo veo desde el pasillo que conduce a las escaleras, en la segunda planta. —¿Pero qué dices?, ¿acaso crees que te mandas sola?. No creas que me hace mucha gracia estar de niñero, pero luego de que sufriste un colapso frente a todos en la inauguración del museo Saint Thomas, debo llevarte. «Obviamente, debí deducir que quer
—¿Ava, podemos hablar? —Pregunta mi padre a través de la puerta de mi habitación, luego de haber discutido hace un par de noches, cuando vacíe todo mi contenido estomacal sobre el idiota de Christian Ruiz. —¡Adelante! —Le indico, aunque para ser sincera, no quiero ni verlo, pero seguir enfadada con él, solo hará que me nazcan raíces en esta casa de por vida. Entra, y empieza a caminar por la habitación sin decir una sola palabra. Se acerca a mi escritorio, y observa mi libro de dibujo. —¿Aún pintas? —Pregunta tranquilo y sereno. —¡No! —Respondo tajante, y él abre el libro, lo levanta y me muestra el dibujo de mi hermano junto a sus dos Chloe. —Sé que la extrañas, es un lindo dibujo. —Dice, y lo miro extrañada, la verdad si está siento tan amable conmigo es porque algo quiere, ya que él jamás es así. —¿Qué pasa papá?, dime de una vez a que viniste. —¿Acaso no puedo venir a hacer las pases con mi hija? —¡Si, claro!, ¿cómo si eso te importara? —Me levanto de la cam
Hace un mes que salí del hospital, las molestias siguen, pero intento no pensar en ello, muy juiciosa, tomo mi medicación, y en lo posible he intentado hacerle saber a Damián que estoy bien, pues mi padre me ha puesto un guardaespaldas las 24 horas del día, dice él que para cuidarme, pero sé que también quiere asegurarse de que no me reúna con mi hermano. —Señorita Ava, su padre llamó, me pidió que le dijera que esta noche irán a una cena en honor al gobernador del estado de Arizona. —Me dice Flor, a quien miro con frustración. —¿Otra cena?, ¡estoy harta!, cenas, fiestas, catas, cierres de campaña, galas, partidos de golf, visitas al hipódromo, ¡etcétera!, ¡etcétera!, ¡etcétera!. ¿Hasta cuándo piensa seguirme obligando a asistir a sus estúpidos eventos?, hasta he llegado al punto de servir como intérprete para algunos de sus viejos amigos, que no hablan ciertos idiomas. ¿Qué soy?, ¿su hija o su secretaria? —Digo arrojando el libro que estaba leyendo, y que había dejado sobre l
—¿Un corazón nuevo?, ¿el trasplante ya fue hecho? —Hace 3 días, señorita, solo que desde que salió de la cirugía no había despertado —Comenta Flor. —¿3 d-días? —El dolor se intensifica nuevamente, y empiezo a quejarme. —Por favor no sé esfuerce en seguir hablando, hasta esta mañana retiramos el respirador, es normal sentir dolor, inmediatamente ordeno que le administren los medicamentos para ayudar a controlar el dolor. —Me explica uno de los doctores, intento levantar mi mano para rascar mi nariz, pero me siento tan débil que a duras penas y alcanzo a verla, observo muchos tubos que salen de mi pecho... —¿P-por qué hay tantos tubos?, ¿l-la c-ciru-gía salió bien? —Si, no se preocupe, los tubos en su pecho son para drenar el líquido que se encuentra alrededor de los pulmones y del corazón. —¡Mmm!, en-entiendo. —Digo ya muy cansada por el esfuerzo que me ha supuesto hablar. —Permanecerá una semana internada, para ver cómo evoluciona, ya que duró 3 días dormida inexpli
—¡Joder!, mi cabeza me está matando. —Digo apenas me levanto y Rita sale de mi baño. —¿Y qué esperabas?, es verdad que bebes como camionero, pero aún te falta la resistencia de uno. —¿En qué momento entraste?, ¿y por qué sales de mi baño? —Flor dijo que podía usarlo. —Señala el baño. —Y no tengo mucho que entré, yo también me acabo de despertar. —Me levanto corriendo por las ganas incontrolables que me dan de vomitar. Entro al baño y cierro la puerta. —¡Guag-Guag!… —Vomito todo lo que tengo en el estómago, lo que es repugnante, pero hace que me sienta mejor al instante. Lavo mis dientes, y al salir del baño, Rita me espera con los brazos cruzados. —Después de una noche de tragos, siempre es mejor afuera que adentro, ¡eh!. —Comenta en tono de burla. —Ja Ja Ja. —¿Qué?, te alabo que por lo menos en tu primera borrachera tuviste un buen aguante, aunque no puedo decir lo mismo de la resaca. —Para que lo sepas no es mi primera borrachera, la verdad ya lo había hecho ante
—Desde hace una semana, trabajo como dependienta, y es terrible, la administradora se cree mi dueña, solo le falta decirme que le limpie el trasero —Le cuento a Rita, quien parece más distraída de lo normal. —¿Rita, siquiera me estás escuchando? —¿Eh?, ¿qué?… ¡Ay, perdóname!, es que no puedo creer que mi padre me quiera enviar a Londres a estudiar. —Si, yo tampoco lo creo, pero quizás si hablas con él, lo reconsidere y… —No, ni hablar, él me consiguió un cupo en una de las mejores universidades de Inglaterra para estudiar la especialidad. Yo tuve mi oportunidad aquí, pero ya vez que no soy tan inteligente como tú, así que él fallar y no pasar a Harvard fue una decepción para él, ahora lo mínimo que puedo hacer es irme. —Quien lo diría… —¿Qué? —Que tú siempre me has incitado a que viva mi vida, cómo se me dé la gana, y resulta que terminaste siendo igual o más obediente que mi “yo” del pasado. —Tal vez porque es hora de que madure, tú aún sigues siendo joven, bonita,