Me alejo de él, sorprendida por su revelación. —La primera vez que te vi fue en ese bar con tu amiga, pero un año atrás, había sufrido un grave accidente. Ese día planeábamos ir a Manhattan. Mi amigo Ray estaba tan emocionado. Era la primera vez que venía a los Estados Unidos y quería conocer todo. Jamás pensamos que ese día, un hombre ebrio nos chocaría de costado, haciendo que Ray perdiera el control y lastimáramos a Chloe. —Entonces, ¿tú no mataste a Chloe? —No. Yo intenté ayudarla. Me bajé del auto rápidamente y la socorrí de inmediato al ver su estado. Luego regresé al auto para ayudar a Ray, que estaba inconsciente, pero el accidente había causado un daño grave en el tanque de gasolina del auto, causando una gran explosión que nos envolvió antes de que pudiéramos alejarnos lo suficiente. Ese día el conductor del otro auto y mi amigo Ray murieron, y yo casi pierdo las piernas. Por alguna razón le creo. La sinceridad en sus ojos y en su voz, es genuina. Lo siento.
Veo la mirada de pasión de Austin ante mis palabras, como si estuviera luchando consigo mismo para mantener su autocontrol.Le sonrió, mientras acerco lentamente mi rostro al suyo. —¡Hazme el amor, Austin! —Le digo, tímida pero segura.Austin me muestra una tierna sonrisa, y acaricia mi mejilla suavemente con sus manos.—No hay nada que desee más en el mundo. —Se acerca a mí y me da un dulce beso en los labios, que se vuelve amargo cuando se aparta, dándome a entender que esta noche no pasará nada.Lo observo sorprendida, sin entender, por qué su acción es contraria a lo que parece querer su cuerpo.—Acaso… ¿Es por alguien más? —Pregunto decepcionada imaginándome mil cosas…—¡No!, nunca pienses eso. Yo te amo a ti. Y siempre te he esperado. No sabes cómo ahora estoy luchando conmigo mismo para no lanzarme sobre ti y hacerte tantas cosas…—¿Entonces?… ¿Por qué actúas como si no quisieras tocarme? Austin me mira fijamente a los ojos. Y está tan cerca de mí, que solo con su mirada llen
Recuerdo todo lo que sucedió en los últimos dos años: Haber sido novia de Christian Ruiz, su engaño, conocer a Austin, escapar de mi boda, mi trato con él, casarme en Toronto, enamorarme de Austin. Recuerdo la mañana en que descubrí lo de la muerte de Chloe y decidí alejarme de Austin. Recuerdo a su abuela Savanah, hablando conmigo, y mostrándome la verdad. Recuerdo que estaba a punto de regresar con él, cuando me llamaron diciendo que mi padre había sufrido un infarto.Escucho que Austin hace un sonido como si le faltara el aire, mientras los hombres de Efraín le siguen dando una paliza, y en lo único que pienso es en que tengo que salvarlo.Corro hacia Efraín. —¡Dile a tus hombres que lo suelten! —¿Por qué lo haría?, él no quiere dejar de pelear.—No es cierto.—Si lo es, y te lo voy a demostrar.Efraín se acerca un poco más a la pelea, y le ordena a sus hombres que se detengan.—Lárgate de aquí niño bonito y deja a Ava donde pertenece.—¡Nunca!, es mi esposa y pertenece a mi lado
Tiemblo de rabia y dolor, pero me doy cuenta de que mi padre tiene razón; Austin ha firmado los papeles del divorcio.«Eso significa qué… ¡Ya no me quiere!, ¡todo terminó!»Sin poder controlarme, rompo los papeles del divorcio frente a mi padre, quien muestra una sonrisa de satisfacción.—¡No es nada querida! Eso es tan solo una copia. Los originales están muy bien guardados. Algo me decía que debía ser precavido. Pego un grito de frustración, luego respiro hondo para tranquilizarme y me levanto de la mesa. —¿A dónde vas?, aún no terminas de comer—¡He perdido el apetito! Salgo del comedor y me voy a mi habitación y apenas cierro la puerta, dejo salir el torrente de lágrimas que estaba reprimiendo. Me reprocho una y otra vez, porque fui yo, quien eligió poner fin a nuestro matrimonio, fui yo quien decidió romperle el corazón. Pero saber que ha firmado los papeles del divorcio me ha destrozado. No quiero ni puedo soportarlo. Me levanto furiosa y rompo todo lo que encuentro a mi paso.
—¿Qué haces? —Me pregunta Austin mientras observo firmemente el ocaso desde el balcón de la habitación de nuestra casa en la playa. —Me encanta como el sol se esconde tras el horizonte. Es como si el mar lo guardara —Es cierto… ¡Es hermoso! Pero deberías entrar, podrías resfriarte y eso no te hará bien en tu estado. —Me giro y lo miro con agrado —No seas tan sobre protector, el bebé y yo estamos bien… —Acaricio con movimientos circulares, mi enorme panza que cada día crece más, y él se agacha para llenarla de besos. —Disculpa, es que estoy muy nervioso. El doctor dijo que debías guardar reposo debido al pequeño sangrado que tuviste. No queremos que el bebé nazca antes de tiempo—Sonrío por su ternura —El bebé está bien, y yo también… No te preocupes, aún faltan un par de semanas para que nazca, así que déjame disfrutar de la hermosa vista de mi casa. Me da un beso en los labios —Está bien… ¡Cómo podría negarte algo!, pero por favor no te esfuerces demasiado. Se gira,
Observo a Chloe dormir plácidamente luego de la fiesta de cumpleaños, y luego de unos minutos, bajo a despedir a Anastasia que se quedó para ayudar a Rosa a organizar todo. —¿Ya se durmió? —Me pregunta Anastasia, apenas me ve. —Sí. Gracias por todo. Chloe fue muy feliz hoy. Pero no tenías que quedarte, sé que aún estás trabajando en tu libro, Rosa podía encargarse de todo junto con las otras empleadas. —Le digo a la hermosa mujer de facciones delicadas, cabello negro, ojos penetrantes y labios rojos. —Bueno, yo organicé todo, lo más justo es que me quedara a limpiar. Además, quería hablar contigo. —Me dice y por primera vez, noto una actitud bastante tranquila y algo triste de parte de Anastasia, que suele ser muy extrovertida y escandalosa. —Si quieres vamos al despacho. —Le digo, asiente y me sigue. Le indico que tome asiento, pero no me hace caso y permanece de pie. —¿De qué querías hablar conmigo? —Sé sincero. ¿Tengo alguna oportunidad de ser más que una amiga en tu vi
—¿Acaso estoy soñando? —Pregunto en voz alta y me froto los ojos, pero apenas veo nuevamente a mi esposa, que hace 5 años había muerto, frente a mí, mostrándome una sonrisa dulce y cálida, mientras acerca su mano a mi rostro, y apenas siento el roce de su piel con la mía, me echo a llorar desconsolado, aferrándome a su mano, que creía jamás volvería a tocar. —No puedo creer que estés aquí. —lleno de besos su mano, mientras hablo, y Chloe acerca su otra mano para acariciarme. —¿Cómo es esto posible? ¡Es un milagro! —Afirmo entre sollozos sin poder creer lo que está pasando. —Si es un sueño, no quiero despertar. —Afirmo, seguro de que podía ser una de mis alucinaciones, pero de la nada siento su cuerpo, aferrarse al mío, abrazándome con fuerza.—No sabes cuánto te extrañé... Lamento tanto haberte dejado. Jamás fue mi intención. Vi a diario lo mucho que sufriste y se me partió el corazón al saber que no eras completamente feliz... —Siento sus lágrimas cálidas en mi pecho, que me hacen a
—¡Abrázame! —Me dijo, mientras estaba acostada a mi lado. —Sé que tienes miedo. —Sigue hablando, mientras la recuesto fuertemente a mi pecho. —¡Pero, yo no! Era horrible, verte llorar a diario, y no poder decirte que a pesar de todo siempre te amaría. Nunca pude explicarte mi decisión, pero ahora sé que la entiendes. —Sí… Nuestra pequeña es lo mejor que nos ha pasado. —Sí… Y si tuviera que tomar la decisión otra vez, haría lo mismo. Mi amor de madre es tan grande que ni siquiera por ti, dudé al tomar mi decisión. Agradezco este milagro. Jamás imaginé que pudiera abrazar a mi hija, y hoy lo he hecho. Has hecho un gran trabajo y estoy muy orgullosa de ti. —Gracias, pero no hables como si te estuvieras despidiendo, porque eso me rompe el corazón. —Es lo que debemos hacer. Despedirnos. —Pero… Es que yo… ¡No puedo! —Damián… Han pasado 5 años. —Se levanta y toma asiento en la cama. —Tenía una sola cosa pendiente en este mundo, y ahora que la he cumplido puedo descansar en pa