Capítulo 38
Los ojos grandes y llorosos de Elisa miraron a Diego.

—Doctor Larios, yo también quiero saber cómo demonios llegó a esa verdad.

Diego dijo: —Es sencillo, en primer lugar, básicamente viajas a tres sitios. En el set y en casa no hay posibilidad de que el criminal entre en acción, ¡así que solo queda la empresa!

Karen dijo: —Eso es obvio para todos, pero Diego, ¿qué te hace estar tan seguro de que la persona que lo hizo es un alto cargo del Grupo Milanés?

Ante su mirada poco convencida, Diego le dijo con suavidad: —La señorita Milanés es la presidenta del grupo, ¿crees que cualquier empleado corriente puede acercarse a ella? Para el criminal, la forma más directa de ejecutar su plan es envenenar las bebidas o las comidas de la señorita Milanés. Y para ello, tiene que cumplirse un requisito previo, ¡y es que este tiene que tener derecho a estar cerca de las pertenencias de la señorita Milanés, o de su oficina!

Elisa aplaudió: —Sí, el doctor Larios tiene mucha razón. Pues en la empresa, no
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