Capítulo 40
Fuera del despacho de Elisa, Diego se dirigió a otra zona en lugar de al baño más cercano.

De camino hacia aquí se había dado cuenta de que el despacho del vicepresidente del Grupo Milanés, Alberto, estaba por aquí.

Diego entró en silencio en el único baño de la zona.

Justo al entrar oyó a Alberto al celular, con la voz reprimida por la ansiedad.

—Solo recuerda que no importa lo que haga Elisa, tienes que hacer como si nada hubiera pasado. Ella ya sospecha, y una vez que descubra que el criminal eres tú, ¡entonces no estaré lejos de la muerte!

Diego esbozó una mueca de desprecio, ese Alberto sí que estaba tramando algo.

En en el cubículo, Alberto se puso de mal humor.

—¿De qué tienes miedo, estúpido? Conmigo al frente, mientras Elisa no encuentre pruebas, aunque sospeche de ti, ¿qué puede hacernos? Bueno, no nos pongamos en contacto durante estos días, sé inteligente por tu parte. Además, si te cruzas con ese mantenido de Elisa, estate atento, que tiene algún as en la manga. Ese hijo d
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