Capítulo 100
Diego se rio: —¡Es pan comido!

Con un empujón de la palma en la vena principal del señor Javier, su mano derecha sujetó tres agujas de plata y las atravesó como mariposas.

¡¡¡Pfff!!!

Inmediatamente brotaron del cuerpo del señor Javier dos energías muy diferentes.

Hubo un momento de dolor en el rostro del señor Javier, seguido de un largo suspiro de alivio, y todo su ser se relajó como nunca.

—¿Eso es todo?

Mirando a Diego, el señor Javier preguntó incrédulo.

Diego se rio: —Sí, ya está.

El señor Javier miró fijamente a Diego con ojos brillantes: —El residuo de mi cuerpo es el qi dejado por un hombre fuerte de nivel inicial de maestro. Si una persona común lo toca, estaría acabado. Y sorprendentemente no te pasó nada desde el principio hasta el final. Si no me equivoco, también debes ser un luchador, ¿verdad?

Diego sonrió y no contestó afirmativamente, pero dijo: —Señor Javier, descanse, le recetaré dos recetas, y después de dos meses de acondicionamiento, estará totalmente recuperado.

D
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