Capítulo 94
Jorge, que recibió una fuerte bofetada, se tapó la cara y no se atrevió a hablar, pero fulminó con sus ojos que escupían fuego a Diego.

Y al enterarse de que la colaboración iba a cancelarse, Leila se horrorizó: —Señor Goya, aquí le pido disculpas, siento que mi hermano le haya ofendido.

El señor Goya se mofó: —Es inútil que me pidas disculpas, aquí manda el señor Larios.

Leila estaba un poco indignada, ¿tenía que disculparse con Diego?

Pero viendo la cara de susto del señor Goya, si no lo hacía, entonces perderá la tierra del orfanato de verdad.

Después de forcejear dos veces, los dientes de Leila chasquearon: —Lo siento, se..... señor Larios.

Diego se mofó: —¿Así que en verdad sabes pedir perdón?

Leila apretó los dientes: —Diego, ¿te da satisfacción humillarme deliberadamente con el poder de Santiago?

Los ojos de Diego eran fríos, y pensó que la estúpida era tan estúpida como siempre.

¿Humillarla con el poder de Santiago?

Si realmente quería hacerles algo a los Jerano, entonces con s
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