Santiago se rio y dijo: —Luis, ¡te daré dos opciones!Nada más oírlo, a Luis se le iluminaron los ojos: —¡Dígame!No le vendría mal que el hombre más rico de Bandon diera condiciones, pues él nunca saldría perdiendo.Había perdido a su mano derecha, pero tal vez podría conseguir algunos millones a cambio.Santiago dijo con desparpajo: —La primera opción es que se pasa página como si nunca hubiera ocurrido.Luis ni se lo pensó e inmediatamente vetó: —Ni de broma, ¡me quedo con la segunda opción!Santiago sonrió: —La segunda opción es que a partir de ahora, de los cuatro jefes mafiosos de Bandon se borrará a Karisen, dejando a tres. Y tú, Luis, ¡colgaré tu cabeza bajo los muros más altos de Karisen para que los grandes poderes del inframundo la admiren!La sonrisa de la cara de Luis se congeló al mirar al amable anciano que tenía delante.—Señor Santi, no puedo permitirme ofenderle, pero aun así quisiera preguntar por qué me hace esto.Luis, el tigre sonriente, era una existencia que mat
Tras examinarla, Diego determinó inmediatamente que Soraya había sido envenenada con el mismo veneno que Natalia.El envenenador era tan astuto que a cualquiera le habría tomado por desprevenida.Elisa preguntó nerviosa: —Doctor Larios, ¿cree que puede desintoxicarla?Diego asintió: —No hay problema.Tanteando en busca de la aguja de plata que llevaba consigo, Diego se dispuso a desintoxicar el veneno.—¡Un momento!Con un grito frío, entró un grupo de personas.Elisa giró la cabeza y frunció el ceño: —Alberto, ¿qué haces?El hombre que encabezaba el grupo iba vestido de traje, parecía un noble.Alberto Milanés, primo de Elisa, uno de los cuatro herederos de Bandon.—Elisa, el envenenamiento de Soraya es una clara señal de que alguien tiene como objetivo a los Milanés, lo sabes, ¿verdad? —Dijo Alberto con frialdad.El rostro de Elisa estaba inexpresivo: —¿Y?—¿Y? Por supuesto que es echar inmediatamente a ese mantenido que estás criando lo más lejos que puedas. Deja que mi gente se enc
Alberto, admirado, dijo: —Karen es digna heredera de los Ramos, ¡esta habilidad médica supera a cualquier médico de nuestra generación!A Karen le hacía un poco de gracia este cumplido y lanzó una mirada a Diego.—¿Qué te parece, Diego? La técnica del antídoto que usé, así como la medicina que utilicé, no es de un calibre que tú puedas alcanzar, ¿verdad? ¡Bueno, viste todo el proceso, puedes anotarlo y repasarlo en casa, mejorará bastante tus habilidades médicas!Era un tono de arrogancia.Diego sacudió la cabeza y sonrió.Karen enarcó una ceja: —¿Pareces poco convencido?Diego dijo: —Estoy muy convencido. Después de todo, has hecho un buen espectáculo mostrando lo que eres capaz, pero el efecto es cero, ¡cómo no voy a estar convencido!El rostro de Karen se enfrió: —Diego, ¿desprecias mis habilidades médicas?Ella venía de una familia de médicos, y su abuelo era un médico famoso, por lo que siempre había tenido confianza en sus habilidades médicas, y no soportaba ni una pizca de provo
Diego, esta vez, simplemente la ignoró y comenzó a tratar a la paciente.Las agujas de plata estaban en su mano, saltaban y pinchaban a Soraya en varios puntos importantes.Mientras tanto, Diego selló la propagación de la toxina en el cuerpo de Soraya manipulando un punto de presión.Karen se quedó boquiabierta ante aquellas manos tan hábiles.—Vaya... ¿realmente sabes cómo manipular las arterias?Diego no le daba importancia: —Todo el mundo puede.Karen se atragantó y casi escupió sangre.¿Que todo el mundo podía?¡Cómo podía decir semejante disparate!Su abuelo, el famoso doctor Ramos, había practicado durante toda su vida, pero ahora, a sus ochenta años, apenas había conseguido tocar el principio de la habilidad médica de manipular puntos de presión y sellar las venas.Y ver la técnica de Diego, supuso que ya era de nivel avanzada.Si su abuelo, el famoso doctor Ramos, hubiera visto esto, ¡se habría hecho el harakiri en el acto!Las toxinas del cuerpo de Soraya fueron expulsadas por
—Si el criminal sabe que la señorita Milanés ya tiene la capacidad de desintoxicar el veneno, ¿puedes garantizar que la próxima vez seguirá envenenándola en lugar de elegir otra forma de hacerle daño? Cuando llegue el momento, ¿podrás permitirte esta responsabilidad?Una serie de preguntas retóricas hicieron que la cara de Alberto se pusiera roja como el tomate.—Te atreves a faltarme el respeto, te vas a enterar...Se irritó y lanzó una amenaza.Elisa señaló la puerta en ese momento y gritó: —Alberto, ahora soy yo la que manda en el Grupo Milanés, no tú. Ya que no sirves de nada aquí, si te atreves a volver a ser grosero con el doctor Larios, ¡te largas de aquí!Alberto se atragantó y dijo con saña: —¡Pues me quedaré a ver cómo este inútil monta un espectáculo!Elisa sonrió a Diego: —Doctor Larios, ya que ha ayudado a salvar a Soraya, de paso, ¡¿podría hacerme otro favor, por favor?!¿Quién podría soportar que una chica hermosa le pidiera un favor?Diego maldijo «vaya hechicera» y dij
Los ojos grandes y llorosos de Elisa miraron a Diego.—Doctor Larios, yo también quiero saber cómo demonios llegó a esa verdad.Diego dijo: —Es sencillo, en primer lugar, básicamente viajas a tres sitios. En el set y en casa no hay posibilidad de que el criminal entre en acción, ¡así que solo queda la empresa!Karen dijo: —Eso es obvio para todos, pero Diego, ¿qué te hace estar tan seguro de que la persona que lo hizo es un alto cargo del Grupo Milanés?Ante su mirada poco convencida, Diego le dijo con suavidad: —La señorita Milanés es la presidenta del grupo, ¿crees que cualquier empleado corriente puede acercarse a ella? Para el criminal, la forma más directa de ejecutar su plan es envenenar las bebidas o las comidas de la señorita Milanés. Y para ello, tiene que cumplirse un requisito previo, ¡y es que este tiene que tener derecho a estar cerca de las pertenencias de la señorita Milanés, o de su oficina!Elisa aplaudió: —Sí, el doctor Larios tiene mucha razón. Pues en la empresa, no
Miró a Diego y le dijo, un poco envidiosa: —Diego, no se nota, pero ¡eres realmente increíble!A su lado, Alberto tenía cara de irritación y gruñó: —Es solo un poco de deducción, cualquiera que haya visto al Detective Conan puede deducirlo, ¡no es para tanto!Elisa le lanzó una mirada y se mofó: —Entonces, ¿tú tienes más razón porque te pases el día viendo Boonie Bears?La cara de Alberto enrojeció: —¿Cuándo he estado viendo Boonie Bears todo el día? Elisa, aquí hay gente, por favor, no me hagas quedar mal.Elisa afirmó: —Claro, no ves Boonie Bears, lo tuyo son las películas de «acción» japonesas.Alberto palideció, seguido de una pregunta furiosa: —¿Has entrado en mi computador?Elisa le ignoró perezosamente, y un toque de aura asesina afloró en su bonito rostro: —Puesto que el criminal ya puede ser identificado como un alto cargo del grupo, entonces ¡a tomar represalias!Diego dijo: —Señorita Milanés, ¿ya sospecha de alguien?Elisa estaba preocupada: —Sí, pero es solo una sospecha, n
Fuera del despacho de Elisa, Diego se dirigió a otra zona en lugar de al baño más cercano.De camino hacia aquí se había dado cuenta de que el despacho del vicepresidente del Grupo Milanés, Alberto, estaba por aquí.Diego entró en silencio en el único baño de la zona.Justo al entrar oyó a Alberto al celular, con la voz reprimida por la ansiedad.—Solo recuerda que no importa lo que haga Elisa, tienes que hacer como si nada hubiera pasado. Ella ya sospecha, y una vez que descubra que el criminal eres tú, ¡entonces no estaré lejos de la muerte!Diego esbozó una mueca de desprecio, ese Alberto sí que estaba tramando algo.En en el cubículo, Alberto se puso de mal humor.—¿De qué tienes miedo, estúpido? Conmigo al frente, mientras Elisa no encuentre pruebas, aunque sospeche de ti, ¿qué puede hacernos? Bueno, no nos pongamos en contacto durante estos días, sé inteligente por tu parte. Además, si te cruzas con ese mantenido de Elisa, estate atento, que tiene algún as en la manga. Ese hijo d