CAPÍTULO 18

  Alessandro quería seguir durmiendo, tenía una extraña sensación de felicidad y aturdimiento que le relajaba el cuerpo, pero el peso de Gaia sobre su torso y el reguero de besos traviesos que dejaba sobre su pecho lo obligaron a abrir los ojos.

— ¿Por qué me estás torturando? — protestó haciendo un puchero.

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