La luz del sol formaba una línea en la pared parecida a una enorme cicatriz. En la Suite Presidencial del Breathless las persianas estaban echadas, pero ya se podía ver con claridad aun dentro de la mediana oscuridad de la habitación.
Costa abrió los ojos. Sentía una pesadez en ellos como si sus parpados estuvieran hechos de plomo. Tenía dolor de cabeza y se sentía como si hubiera bebido demasiado la noche anterior, tanto así, que tardó unos instantes en reconocer su habitación.
La mujer a su lado, aún demasiado adormilada para caer en la cuenta de donde se encontraba, se removió en la cama dándole la espalda, abrió brevemente los ojos, se removió una vez más y volvió a dormirse.
Costa se levantó y se sentó al borde de la cama durante unos instantes, se froto las sienes como lo haría alguien aquejado de fuertes migrañas y se esforzó en recordar los detalles desde el momento en que había visto a la chica hasta el momento actual. Tras un breve ejercicio mental, todo le seguía pareciendo blanco y borroso, como si no hubiera sido el quien había ido la noche anterior al Lucca.
Había un bolso de mujer en el suelo, Costa lo levantó y vio que dentro había una identificación expedida por el gobierno francés. La chica se llamaba Colette, de nacionalidad francesa y tenía 24 años. Rebuscó un poco más, sintiéndose acaso un poco culpable, pues sabía que no estaba bien hurgar dentro de las pertenencias de una mujer, pero pensó que quizá la chica habría vertido algo en su bebida. Algo potente que fuera capaz de borrar recuerdos mejor de lo que el alcohol puede hacer. No encontró nada sospechoso, pero si hayo otra credencial, una que acreditaba a la chica como estudiante universitaria. No había ya nada más, solo baratijas de mujer.
Finalmente dejo el bolso sobre la mesa. Le parecía increíble que no hubiera podido recordar por sí mismo el nombre de la chica, aunque más increíble era el hecho de que no pudiera recordar nada de lo sucedido la noche anterior. Vio su reloj (eran las 10 de la mañana) y de pronto hubo algo que sí pudo recordar: Rosella llegaría pronto.
Se levantó súbitamente, tomó su ropa que estaba desperdigada por la alfombra de la habitación y se apresuró a vestirse.
Cuando estaba por terminar, Colette se despertó y miró la habitación unos instantes antes de hablar.
— ¿A dónde vas? Creí que nos quedaríamos todo el día en la cama – dijo ella con voz soñolienta
— Lo siento, tengo que recoger a alguien en el aeropuerto – respondió Costa, al tiempo que terminaba de calzarse los zapatos. Casi había olvidado que la chiquilla seguía en la cama y supo por su mirada que ella estaba tan confundida como él.
— ¿A quién?
— Es una amiga que viene de Roma y viene aquí a pintar algunos paisajes de la bahía. – dijo sin atreverse a mirarla a los ojos. –Prometí que iría a recogerla al aeropuerto– añadió.
Colette también se había incorporado y estaba vistiéndose. Parecía asustada más que celosa o incomoda. En su rostro había una expresión de confusión, como alguien que ha olvidado algo importante que estaba a punto de hacer.
Antes de que pudiera replicar, sus ojos se fijaron en el amuleto en forma de Dragón que Costa se estaba colocando. La expresión de duda que empezaba a gestarse dentro de ella desapareció casi de inmediato. Corrió a medio vestir a los brazos de Costa que estaba de pie frente a ella y le suplicó como una niña pequeña que pide un dulce, que le hiciera el amor nuevamente. Él trato de apartarle, pero ella seguía suplicando y aferrándose a él con una fuerza que no correspondía en lo absoluto con la de una mujer de sus dimensiones. Parecía más fuerte y muy desesperada, casi como un adicto al que se le niega su dosis diaria.
— ¡Basta, Colette! Ya te dije que tengo que recoger a una persona en el Aeropuerto. – dijo él sujetándola firmemente por los hombros.
— ¡Por Favor!, ¡Por Favor! No te vayas, solo una vez y ya – suplicó Colette.
Costa se planteó por un momento echar a Colette, pero en ese estado probablemente llamaría la atención estando fuera de la habitación. Se pondría histérica con toda seguridad. No importaba, sabía que tenía que sacarla de allí antes de que…
De pronto y sin ningún motivo, sintió de nueva cuenta el calor irradiar del amuleto. Era una sensación poderosa, un calor intenso que se irradiaba a gran velocidad por el resto de su cuerpo. Casi inmediatamente se encontró deseándola nuevamente.
Una voz sensual comenzó a susurrar en su cabeza:
“Colette tan bella, Colette tan sensual, Colette tan complaciente”. – poco a poco y con una voz que era cada vez más provocativa, su mente empezó a descontrolarse y a martillarle el cerebro con palabras e ideas eróticas. Era como si el mismo demonio susurrara aquellas palabras valiéndose de una voz femenina demasiado sensual.
Costa la imaginó desnuda, justo como había sucedido anoche y la idea lo excito sobremanera. De acuerdo, Colette era una chica muy bella, pero mientras algo misterioso comenzaba a tomar el control de su mente, tuvo un último pensamiento, el último antes de que su propio “yo” pasara a ser relevado del centro de mandos de su cerebro. Ese pensamiento fue que nunca antes se había sentido tan excitado ante la idea de estar con una mujer, no era un deseo normal, sino algo aumentado exponencialmente. Un deseo casi animal. Esto, aunando a las desesperadas suplicas de Colette, hizo que el mismo se sintiera preso de un poder extraño: el poder del Amuleto Dragón. Finalmente, casi sin pensarlo la tomó entre sus brazos, la arrojo violentamente a la ancha cama y desgarró su ropa con una fuerza bestial. Colette emitió un gemido, pero no opuso resistencia alguna, se veía feliz, perdida… su mente parecía estar muy lejos de allí.
Era tarde, el Amuleto se había apoderado de la situación.
Rosella Bellini bajó del avión a las 12:06 pm. Se dirigió rápidamente a la sala donde se vería con Sebastián Costa a su llegada. La Terminal 2 para llegadas Internacionales estaba atestada de personas procedentes de Europa. Rosella buscó entre la multitud, pero no había indicio alguno de su amigo. Llevaba dos pesadas maletas que le dificultaban aún más la tarea. Sabía, de antemano, que el Aeropuerto no se encontraba en Cabo San Lucas, sino en la ciudad vecina de San José del Cabo, unos 30 km de su destino final. Intentó llamar sin éxito al móvil de Costa, y tras agotar el tiempo máximo de espera que ella misma se había autoimpuesto, decidió salir y tomar algún servicio de taxi que pudiera llevarla al Breathless de Los Cabos. Alta y guapa como era, recibió algunos piropos de parte de los nacionales, algunos más educados que otros. Rosella no comprendía muy bien el español, pero si alcanzó a descifrar algunas palabras que le disgustaron. Mientras salía, pensó en llamar
Lucas Valdez se encontraba disfrutando sus “vacaciones obligadas” delante del Arco del Fin del Mundo. Había contratado un paquete local que lo llevaría desde la bahía hasta la mítica formación rocosa. Vestido únicamente con unos bermudas, descalzo, sentía la calidez del sol por todo el cuerpo. Nunca, ni en su más tierna infancia, se imaginó estar en un lugar así. Las circunstancias que lo habían llevado a trabajar para la mafia habían sido tan desafortunadas como lo era su situación actual. Leone Bellini le había encomendado viajar hasta donde se ocultaba Sebastián Costa. Fue tarea fácil para el jefe, pensaba Valdez, pues hacia algún tiempo que tenía intervenido el teléfono de su mujer, y podía leer sus mensajes, escuchar sus llamadas y hasta grabarlas, desde luego también saber su localización. Bellini ha
Había anochecido y mientras Lucas Valdez llegaba a la sala de urgencias, Sebastián Costa se encontraba en la terraza de la Suite Presidencial. Rosella Bellini y él habían pasado parte del día allí mismo mientras ella dibujaba en silencio un retrato a carboncillo del Arco del Fin del Mundo. El dibujo es increíble le había dicho Costa, tienes un talento nato para el dibujo, Rosy.Rosella se encontraba dentro de la habitación dando los últimos detalles a su dibujo. Durante su época como estudiante de arte había aprendido muchas técnicas de pintura, pero hacerlo a lápiz era su favorito, decía que se conservaba más la esencia del dibujo y que le hacía recordar el instante mismo en que lo había dibujado - es como poner una parte de mí en cada dibujo - solía decir - solo Dios puede dotar de tan bellos colores los paisajes, es por eso que prefier
A pocos metros de la Ciudad del Vaticano, se alza una majestuosa construcción de carácter renacentista. Se trata del castillo Sant Angelo. Iniciado por el emperador Adriano en el año 135 para ser su mausoleo personal y familiar, fue terminado por Antonino Pío en el año 139. El castillo está conectado con la Ciudad del Vaticano por un corredor fortificado, llamado Passetto, de unos 800 metros de longitud. La fortaleza fue el refugio del Papa Clemente VII durante el asedio y saqueo de Roma en el año 1527, que llevaron a cabo las tropas del rey Carlos I de España, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.En un puente con el mismo nombre que se alza sobre el Rio Tiber, Leone Bellini esperaba impaciente, noticias de su hombre de confianza, Lucas Valdez. Hacia una semana ya que había hablado con él, para entonces, le había dicho que buscaría a Sebastián Costa y que har&ia
Situado en el mar, sobre una isla artificial localizada a 270 metros de la playa en el Golfo Pérsico, el Burj Al Arab es una imponente construcción con una altura de 320 metros, un lujoso hotel que hace palidecer a la mayoría de los hoteles que se jactan de ser lujosos alrededor del mundo. Es, además, el único con la categoría de siete estrellas alrededor del globo.Los decorados interiores tienen mármol, terciopelo y hojillas de oro. En el vestíbulo, fuentes de agua danzantes, brillantes colores en el techo, acuarios gigantes y luces multicolores son solo algunas de las cosas a las que Victoria Greco les prestó atención.Con su sorprendente altura y con un total de 56 plantas, Victoria Greco se sintió por un momento empequeñecida. Olvido por un momento, al contemplar la majestuosidad del hotel, la desdichada situación en la que se encontraba.Había reservado
Victoria se sentía inquieta. Durante la noche apenas si había podido dormir un par de horas; dominada por una sensación de peligro inminente apenas comía y casi nunca salía de su habitación.La bulliciosa y majestuosa ciudad le pedía a gritos que saliera, que disfrutara de todo su encanto y que gastara más de la cuenta en sus costosas instalaciones. Ella nunca había estado en Dubái y era una pena visitarlo cuando se hallaba en condición de fugitiva.Mientras tanto, Derek, recorría el hotel de arriba abajo, con la misma atención de un cazador que busca desesperadamente una presa; pero sus ojos no habían vuelto a ver a Victoria desde su llegada al Hotel. Había preguntado por ella y no estaba registrada, era para él, obvio que la mujer había dado un nombre falso al registrarse. La noche era genial y Derek detestaba estar caminando sin sentido, subiendo y
Habían pasado cerca de dos semanas desde que Rosella Bellini llegará a la ciudad, durante este tiempo, ella había reflexionado mucho acerca de cada una de las decisiones en su vida, decisiones, que la habían llevado hasta allí. Cada decisión, por pequeña que sea, siempre influye en nuestras vidas, nos lleva por caminos llenos de gloria, triunfos y nos lleva a conocer personas clave para nuestro propio crecimiento personal, por el contrario, a veces, estos caminos pueden verse ensombrecidos, ennegrecidos, caminos donde nuestros peores miedos pueden tomar formas bastante desagradables y donde, muchas veces, encontramos la muerte de forma estúpida y sin ningún propósito.Rosella se sentía plena y feliz en compañía de Costa. Durante su tiempo juntos, habían hablado muchas noches sobre lo bueno que eran los viejos tiempos y sobre la volatilidad inminente y aplastante del tiempo. Cada
El gobierno de Estados Unidos ha expedido con anterioridad alertas de viaje a sus ciudadanos, con el fin de que no visiten o lo hagan bajo su propio riesgo, determinadas ciudades en México. El municipio de Los Cabos, con todo y su reconocimiento a nivel mundial, sus paradisiacas playas y sus lujosos complejos, no estuvo exentó de violencia y el gobierno norteamericano lo incluyó hace poco en su lista de “zonas rojas”. Aprovechando esta penosa casualidad, Derek, hombre de confianza de Bellini, acudió a las autoridades locales para reportar la “desaparición” de dos “amigos” suyos.Pronto los rostros de Sebastián Costa y Lucas Valdez serian vistos por turistas y locales y, si seguían en la ciudad, sería fácil dar con ellos. Derek se regocijó con este pensamiento y olvido todas sus preocupaciones. No tenía caso tenerlas, no cuando tarde o temprano alguien, en alg&uacut