— ¿Cómo que te divorciaste? ¿Qué fue lo que hiciste? — gritó la madre de Roberto con desesperación. Ella conocía bien a su padre político y de lo que era capaz —. Sabes lo que sucederá ahora.
— Lo sé, madre, pero que querías que haga. Fue el abuelo quien aprobó, además de darle una buena suma de dinero y una propiedad — confesó —. Ella es mucho más inteligente de lo que creímos. La hemos subestimado.
— Y tú eres un imbécil — añadió su madre, dándole un golpe —. Con este divorcio, deja las puertas abiertas al hermano de tu padre, para ganar tu puesto.
— Es cierto hermano.
— Ya tengo a alguien — respondió él, con una sonrisa —. A abuelo no le quedará más remedio que aceptarla.
Sus hermanos suspiraron ante su decisión. Desde joven había estado enamorado de esa mujer, y aunque no era una chica que su abuelo apoyaría, era mejor que Jazmín.
Roberto salió de la mansión para encontrarse con ella de inmediato.
Por otra parte, Jazmín estaba saliendo de la mansión con un pequeño bolso, cuando se encontró con la madre y sus cuñados.
— Sabía que era una m*****a perra, pero no creímos que eras demasiado para pedir limosnas — dijo la madre de su ex esposo.
— Es un placer, poder finalmente dejar de ver sus caras operadas — se despidió ella —, espero de corazón, sean infelices, y paguen por cada pecado que han cometido.
Las dos mujeres, gimieron perplejas al oír aquellos deseos; pues esa mujercita, en los doce meses y un poquito más que vivió con ellos, jamás había dicho palabras como esas.
La señora, muy molesta, no pudo contenerse, y la abofeteó con tanta fuerza; sin embargo, no esperaba que Jazmín se la devolviera el golpe con más fuerza de lo que imaginó.
— ¿Cómo te atreves? — gritó su ex cuñada, pero Jazmín tenía los ojos puesto en la madre de Roberto.
— Cada golpe que me des, te la devolveré con más fuerza, por lo que te aconsejo, que no vuelvas a pretender, intentar hacer algo en mi contra.
Su ex cuñada, tomo su bolso y comenzó a tirar toda la ropa que tenía cargada allí.
— No te llevarás nada nada de nosotros — Jazmín se encogió de hombros en respuesta, y caminó hasta la salida, donde finalmente pudo respirar en paz, lejos de esa familia.
Pero ahí no acabaría todo.
Al otro lado de la ciudad, se encontraba un gran magnate trabajando, cuando recibió una llamada de parte de su padre. Pretendía ignorar, como lo había hecho con el resto de las llamadas, pero esta vez era muy insistente.
— ¿Qué sucede abuelo? — preguntó el hombre.
— Quiero pedirte un gran favor, niño ingrato — Leandro sonrió —. Quiero que ayudes a una chica…
— No me pienso casar con ella — Escuchó la risa de su abuelo de fondo.
— No iba a pedirte eso — Entonces el hombre frunció el ceño —. Solo dejé todo en orden para que te encuentre.
— ¿Qué quieres que haga?
— Estoy seguro que ella contactará contigo, porque sé, que querrá abrir su propio negocio y quiero que invierta en ella, por más pequeño que sea y la impulses a crecer — pidió.
— ¿Quién es?
— Una jovencita a quien le debo mucho — respondió, y podía sentir el deje de tristeza en su voz —. Ha sufrido mucho por mi culpa, y quiero pagarle por haber aguantado tanto. ¿Harías eso por mí?
Leandro soltó un suspiro, y respondió:
— Haré lo que puedo, padre.
Jazmín estaba llegando a su vieja casa, donde se encontraba sus tíos. Quería buscar solo un poco de ropa antes de irse a casa de su mejor amiga, y emprender una vida nueva para mantenerse. No sabía con quien hablar de lo que le había pasado, y sentía que, si lo decía, creerían que está loca.
Ella ya cree que está loca.
— ¿Qué haces aquí? — gimió su prima, al abrir la puerta —. ¿Por qué regresaste?
— Solo vengo por unas cosas — respondió. Intentó ingresar, pero ella no quería —. ¿Qué?
— ¿Acaso te corrieron de la mansión, primita? — Jazmín suspiró —. No entiendo como un hombre como Roberto, pudo casarse contigo.
— Pienso lo mismo. Ahora, ¿puedes dejarme pasar? — insistió. Para su prima era extraño que ella actuara; sin embargo, en la habitación que era de su prima, se encontraba su esposo, pues ella había sacado todas las cosas de Jazmín para mudarse —. Sal del camino.
La joven empujó a su prima y se adentró a la casa, hasta llegar a la que suponía era su habitación, pero no esperaba encontrarse con su ex esposo, quien apenas la vio, quedo sorprendido.
— ¡Jazmín!
— Prima, todo tiene una explicación, te lo juro — añadió de inmediato la mujer, pues no estaba enterada de nada, y en realidad, Roberto había venido para justamente, comentarle la noticia.
— ¿Mis cosas dónde están? — preguntó en lugar de alterarse, pese a tener el corazón roto.
En ese momento, los padres de su prima llegaron y vieron la escena, con los ojos abiertos.
— ¿Qué sucede? — preguntó su tío.
En ese momento, su prima se lanzó al suelo, y se puso a llorar, sin motivo alguna, diciendo barbaridades, con el papel de víctima.
— Ella encontró a su esposo, y no quiero que piense mal de mí. De hecho, la verdad es, que siempre estuvimos enamorados, pero su abuelo insistió en ese matrimonio, y Roberto no tuvo opción que aceptarlo — sollozaba la mujer, mientras Jazmín la miraba con gracia —. Por favor debes entender que nos amamos, prima, pero él no tiene culpa de nada.
Jazmín miró a su ex esposo, y luego a sus tíos.
— Por favor, sobrina. No seas cruel con tu prima.
— ¿Ustedes sabían? — Ambos la miraron con sorpresa, para finalmente asentir, y añadir: — Sí. Ellos se aman, y lo que ustedes tienen es un matrimonio falso. Puedes ser la esposa, y dejar que ellos se amen.
— Cierto — dijo su prima de inmediato.
— O sea, que serás la amante, porque sabes que debo darle un hijo, ¿verdad? — En ese momento su rostro se contrajo y entonces Jazmín soltó una carcajada — Me largo de aquí. Mi ex esposo te contará todo.
Y así, con esas palabras, ella salió casi corriendo de la casa, que alguna vez, consideró hogar. Nunca nadie la había querido, y con esto, confirmaban que era real.
La rabia se incrementaba con cada paso que daba, del mismo modo que su dolor.Sentir odio, no significaba no sentir dolor en lo absoluto. Sus tíos eran su única familia, y ella los quería mucho. Roberto era su esposo, y lo amaba pese a tener unos defectos de mierda.¿Cómo no se había dado cuenta de la realidad?Los viajes constantes a Londres, los tulipanes de la nada, aquellos vestidos que ella nunca usaba, y; sin embargo, eran los favoritos de su prima. El hecho de no tocarla nunca, y cuando lo hizo, parecía muy arrepentido.» ¿Qué mierda me pasó para cegarme así? «Jazmín sabía que valía mucho, pero había renunciado a las cosas que quería para convertirse en una buena esposa para Roberto, y finalmente, terminar muerta.— Él me mandó a matar — murmuró para sí misma, mientras se ponía de pie —, y matarán al abuelo si no hago nada.Entonces comenzó a buscar en su bolso, aquella tarjeta que el abuelo mismo le había entregado, y encontró un número de celular, para poder llamar. S
Los días fueron pasando, y finalmente tendrían el primer evento juntos, donde ella conocería a los principales potenciales inversores para con su empresa. Jazmín iba a la universidad, como le había sugerido su sexy tutor, por lo que siempre trataba de ser perfecta en todos los sentidos. Esa noche tenían una reunión de negocios. En realidad, era Leandro el anfitrión, pero ella lo acompañaría para verlo en acción, por lo que se estaba preparando. Ella llevó un vestido pegado al cuerpo, no tan escotado. Se estaba mirado en el espejo cuando el timbre de su departamento sonó, y corrió para abrirlo, encontrándose con el hombre más apuesto de toda la región. Leandro, una vez más, se quedó sin aire, y para evitar ser descubierto, simplemente, dibujó una seriedad en su rostro, y la miró con una ceja arqueada. — ¿Lista, señorita Machado? — consultó. » Machado. « Ese apellido le parecía tan familiar. Sentía que lo había escuchado en algún lugar, más no recordaba donde. De igual forma, ignor
Camila tenía la intención de lanzarse sobre su prima Jazmín, pero para mancharle el vestido; sin embargo, la joven ya presentía de que esa era su intención, por lo que se hizo a un lado. El desastre ocurrió. Camila fingió tropezar, pero no se esperaba que su prima, la ingenua Jazmín, se saliera del camino, haciendo que el líquido de su copa, cayera sobre el mesero que pasaba, y generando un estruendoso ruido de copas rompiéndose. Jazmín, satisfecha con lo que ocasionó, sonrió por dentro, y se acercó a pronunciar las mismas palabras que su prima solía repetirle cada vez que pasaba algo así. — Debes tener más cuidado, primita — agregó, haciendo que la susodicha la fulminara con la mirada, pero Jazmín simuló que no pasaba nada —. Ya me tengo que ir. — ¡Eres una perra! — gritó la mujer —. ¡Mi vestido se ha arruinado, m*****a sea! — ¿Qué sucede? — La voz de Roberto hizo eco en ese espacio reducido, por lo que, Jazmín corrió, dejando a su prima, sumida en la vergüenza del espectáculo.
Jazmín no tenía idea de que pensar, que hacer. Por una parte, estaba sus sentimientos hacia su ex esposo, por otra, la atracción hacía su jefe, y por último su venganza; pero… ¿casarse?Estaba claro que esto era una gran oportunidad para ella y llevar acabo de cerca su plan de hundir a esa basura, pero… ¿casarse? El matrimonio implicaba que debía llevar aquel apellido que por tantos meses la ha hecho sentir de menos.No podía simplemente decirle que sí, y tirar a la borda sus esfuerzos por superarse. Ella tenía que hablar con él.La joven marcó el número de su jefe y éste no atendió, por lo que dejó de lado aquella charla, y disfrutaría su fin de semana; pero Leandro no lo iba a dejar pasar.El hombre se estaba dando un baño cuando escuchó su teléfono sonar, por lo que cuando salió, lo revisó y encontró una llamada de esa jovencita, e inmediatamente se la devolvió.— Señor Belmont, perdón la hora de llamarte, o sea, no lo siento, es que estoy nerviosa por lo que voy a decir, porq
Estaba parado en frente de la puerta, pensando en las palabras que debía decir para convencerla. Ciertamente no iba a perder, pero también era consciente de que ella quería ser una chica independiente, y que su respuesta definiría lo que pensaba de ella. De hecho, ya tenía un buen concepto de su persona y eso nadie lo cambiaría por más problemas que surjan. Finalmente, toco la puerta y esperó. Esperó por unos minutos que parecían una eternidad hasta que, el sonido de la cerradura lleno el espacio silencioso, y la puerta se abrió, estancando su respiración. Leandro no pudo soltar un suspiro y para Jazmín no pasó desapercibido aquello. Era sábado de mañana, de su día libre, por lo que se vistió casual. El hombre la vio y sonrió. — Me vestí casual — dijo ella, mirándose a sí misma —. ¿Debo cambiarme? — Estás perfecta — respondió, logrando que se forme un rubor en sus mejillas, que Leandro comenzaba a adorar —. ¿Nos vamos? Jazmín asintió. Estaban en el coche, cuando llegaron al fina
La mujer no creyó tener la suerte de encontrar a su viejo amor en el restaurante, y obviamente, no iba a desaprovechar esa oportunidad, e ignorando a la compañía que tenía en frente, se propuso a saber de él; sin embargo, no esperaba que él se mostrara seco con su presencia.— Solo venía a desayunar, pero es una suerte verte. ¿Puedo acompañarte y hablamos un rato? — manifestó su deseo, y cuando planeaba tomar asiento, la voz de Leandro la detuvo.— No. No te he invitado a sentarte en mi mesa — advirtió —, además, tengo compañía.Hasta ese momento, la mujer de nombre Mónica, se había percatado de la presencia de alguien más, por lo que la miró con desdén, sin importancia.Jazmín notaba que había algo extraño ahí, y no quería ser parte de ello.— Yo ya me retiraba — susurró.— Haces bien en irte, Leandro y yo tenemos mucho de qué hablar — manifestó la mujer.Leandro, con la sangre hirviendo, quiso intervenir, pero al notar la sonrisa en su acompañante, frunció el ceño.— Siendo ese el c
Actualmente, ella estaba cambiando el hilo de su historia; sin embargo, su tutor, el hombre más apuesto y comestible que había conocido, la estaba convirtiendo en su prometida. Jazmín lo estaba mirando consternada, casi igual o peor que la mujer parada al lado de su mesa. Leandro le do una mirada y le guiñó un ojo, indicándole que le siga la corriente o eso es lo que creyó. — ¿Prometida? — Mónica soltó una carcajada —. ¿Con esta niña que podría ser tu sobrina? — Que me vea más joven que tú, es un halago — murmuró Jazmín, pero la mujer la escuchó. — ¿Cómo te atreves? — Y cuando quiso saltar sobre ella, la voz de Leandro la detuvo. — ¡Suficiente! Será mejor que se retire ahora mismo de mi mesa, señorita William. La mujer quedó muda con aquel comportamiento de Leandro. Nunca antes le había tratado así, o eso fue de la única vez que tuvieron una cita. Con los ojos llorosos, dio un pisoteo fuerte al piso, como la mujer caprichosa que es, y se esfumó del lugar, dejando un ambiente ten
Esos comentarios que salían de la boca de su tía, para una invitación familiar, cuando justamente, es un día para humillarla, la hizo tomar una decisión.Sacó el celular y marcó el número de su jefe, quien atendió de inmediato.— Jazmín.— Sí, acepto. Acepto ser tu esposa, pero con una condición. — Una sonrisa se formó en los labios del hombre al oír aquella respuesta.— Soy todo oídos, señorita Machado — respondió.— Nadie debe saberlo, y no porque no quiera, sino porque estoy investigando algo importante de mi vida, y llevar tu apellido sería un impedimento — explicó.— Está bien. Nadie lo sabrá, no lo haremos público, pero eso no significa que no te presentaré como mi esposa. Te guste o no llevarás mi apellido, y cuando estemos en algún evento, eres mi mujer.— Bien — respondió Jazmín, y cortó la llamada.Leandro quedó pensativo ante una decisión tan repentina, además de despertar su curiosidad respecto a una investigación.» ¿Qué necesitaría investigar? «Se preguntó.Lla