03 - Hazme un favor.

— ¿Cómo que te divorciaste? ¿Qué fue lo que hiciste? — gritó la madre de Roberto con desesperación. Ella conocía bien a su padre político y de lo que era capaz —. Sabes lo que sucederá ahora.

— Lo sé, madre, pero que querías que haga. Fue el abuelo quien aprobó, además de darle una buena suma de dinero y una propiedad — confesó —. Ella es mucho más inteligente de lo que creímos. La hemos subestimado.

— Y tú eres un imbécil — añadió su madre, dándole un golpe —. Con este divorcio, deja las puertas abiertas al hermano de tu padre, para ganar tu puesto.

— Es cierto hermano.

— Ya tengo a alguien — respondió él, con una sonrisa —. A abuelo no le quedará más remedio que aceptarla.

Sus hermanos suspiraron ante su decisión. Desde joven había estado enamorado de esa mujer, y aunque no era una chica que su abuelo apoyaría, era mejor que Jazmín.

Roberto salió de la mansión para encontrarse con ella de inmediato.

Por otra parte, Jazmín estaba saliendo de la mansión con un pequeño bolso, cuando se encontró con la madre y sus cuñados.

— Sabía que era una m*****a perra, pero no creímos que eras demasiado para pedir limosnas — dijo la madre de su ex esposo.

— Es un placer, poder finalmente dejar de ver sus caras operadas — se despidió ella —, espero de corazón, sean infelices, y paguen por cada pecado que han cometido.

Las dos mujeres, gimieron perplejas al oír aquellos deseos; pues esa mujercita, en los doce meses y un poquito más que vivió con ellos, jamás había dicho palabras como esas.

La señora, muy molesta, no pudo contenerse, y la abofeteó con tanta fuerza; sin embargo, no esperaba que Jazmín se la devolviera el golpe con más fuerza de lo que imaginó.

— ¿Cómo te atreves? — gritó su ex cuñada, pero Jazmín tenía los ojos puesto en la madre de Roberto.

— Cada golpe que me des, te la devolveré con más fuerza, por lo que te aconsejo, que no vuelvas a pretender, intentar hacer algo en mi contra.

Su ex cuñada, tomo su bolso y comenzó a tirar toda la ropa que tenía cargada allí.

— No te llevarás nada nada de nosotros — Jazmín se encogió de hombros en respuesta, y caminó hasta la salida, donde finalmente pudo respirar en paz, lejos de esa familia.

Pero ahí no acabaría todo.

Al otro lado de la ciudad, se encontraba un gran magnate trabajando, cuando recibió una llamada de parte de su padre. Pretendía ignorar, como lo había hecho con el resto de las llamadas, pero esta vez era muy insistente.

— ¿Qué sucede abuelo? — preguntó el hombre.

— Quiero pedirte un gran favor, niño ingrato — Leandro sonrió —. Quiero que ayudes a una chica…

— No me pienso casar con ella — Escuchó la risa de su abuelo de fondo.

— No iba a pedirte eso — Entonces el hombre frunció el ceño —. Solo dejé todo en orden para que te encuentre.                                                                                

— ¿Qué quieres que haga?

— Estoy seguro que ella contactará contigo, porque sé, que querrá abrir su propio negocio y quiero que invierta en ella, por más pequeño que sea y la impulses a crecer — pidió.

— ¿Quién es?

— Una jovencita a quien le debo mucho — respondió, y podía sentir el deje de tristeza en su voz —. Ha sufrido mucho por mi culpa, y quiero pagarle por haber aguantado tanto. ¿Harías eso por mí?

Leandro soltó un suspiro, y respondió:

— Haré lo que puedo, padre.

Jazmín estaba llegando a su vieja casa, donde se encontraba sus tíos. Quería buscar solo un poco de ropa antes de irse a casa de su mejor amiga, y emprender una vida nueva para mantenerse. No sabía con quien hablar de lo que le había pasado, y sentía que, si lo decía, creerían que está loca.

Ella ya cree que está loca.

— ¿Qué haces aquí? — gimió su prima, al abrir la puerta —. ¿Por qué regresaste?

— Solo vengo por unas cosas — respondió. Intentó ingresar, pero ella no quería —. ¿Qué?

— ¿Acaso te corrieron de la mansión, primita? — Jazmín suspiró —. No entiendo como un hombre como Roberto, pudo casarse contigo.

— Pienso lo mismo. Ahora, ¿puedes dejarme pasar? — insistió. Para su prima era extraño que ella actuara; sin embargo, en la habitación que era de su prima, se encontraba su esposo, pues ella había sacado todas las cosas de Jazmín para mudarse —. Sal del camino.

La joven empujó a su prima y se adentró a la casa, hasta llegar a la que suponía era su habitación, pero no esperaba encontrarse con su ex esposo, quien apenas la vio, quedo sorprendido.

— ¡Jazmín!

— Prima, todo tiene una explicación, te lo juro — añadió de inmediato la mujer, pues no estaba enterada de nada, y en realidad, Roberto había venido para justamente, comentarle la noticia.

— ¿Mis cosas dónde están? — preguntó en lugar de alterarse, pese a tener el corazón roto.

En ese momento, los padres de su prima llegaron y vieron la escena, con los ojos abiertos.

— ¿Qué sucede? — preguntó su tío.

En ese momento, su prima se lanzó al suelo, y se puso a llorar, sin motivo alguna, diciendo barbaridades, con el papel de víctima.

— Ella encontró a su esposo, y no quiero que piense mal de mí. De hecho, la verdad es, que siempre estuvimos enamorados, pero su abuelo insistió en ese matrimonio, y Roberto no tuvo opción que aceptarlo — sollozaba la mujer, mientras Jazmín la miraba con gracia —. Por favor debes entender que nos amamos, prima, pero él no tiene culpa de nada.

Jazmín miró a su ex esposo, y luego a sus tíos.

— Por favor, sobrina. No seas cruel con tu prima.

— ¿Ustedes sabían? — Ambos la miraron con sorpresa, para finalmente asentir, y añadir: — Sí. Ellos se aman, y lo que ustedes tienen es un matrimonio falso. Puedes ser la esposa, y dejar que ellos se amen.

— Cierto — dijo su prima de inmediato.

— O sea, que serás la amante, porque sabes que debo darle un hijo, ¿verdad? — En ese momento su rostro se contrajo y entonces Jazmín soltó una carcajada — Me largo de aquí. Mi ex esposo te contará todo.

Y así, con esas palabras, ella salió casi corriendo de la casa, que alguna vez, consideró hogar. Nunca nadie la había querido, y con esto, confirmaban que era real.

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