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Flor Naranja
Flor Naranja
Por: Miri Baus
Era adolescente

Por Florencia

Mis padres no me permitían salir demasiado, pensaban que vivían en el siglo pasado, pero yo siempre me las arreglaba para salir, es que moría por ir a bailar, es verdad que la gente de los lugares a donde me gustaba ir, era un poco mayor que yo, pero varias de mis compañeras de colegio tenían más libertad e iban.

Hace muchos años atrás, el lugar en donde vivo con mis padres y mis dos hermanos, era un pueblo, pero en este momento es una ciudad pequeña, en donde todo el mundo se conoce entre sí, al menos dentro de un mismo barrio, pero por eso no deja de ser una ciudad.

El tema es que mi alma es más libre que la de mis padres o al menos somos de otra generación.

Pretendo seguir una carrera universitaria, para eso me falta un año y medio.

Entonces, al tener más herramientas para progresar en la vida, me voy a ganar el respeto de mis progenitores, sobre todo de mi padre.

Él alienta a mis hermanos, solo por ser varones, Gabriel tiene 14 años y ya le está enseñando a manejar, claro que yo hice tal escándalo que terminó por enseñarme a mí también, aunque tengo vedado manejar, y que como soy menor de edad no tengo registro, salvo que mi padre haga un permiso especial y por supuesto, no lo piensa hacer, creo que en cuanto mi hermano cumpla 16 años, lo primero que él haría, es ese maldito permiso para que Gabriel maneje sin problema.

No le tengo celos a mis hermanos, eso jamás, los adoro, sólo que exijo la igualdad entre el hombre y la mujer, al menos en algunos temas.

Ya pasó la época en que la mujer solo se dedicaba a los quehaceres domésticos.

Pretendo formarme como profesional y trabajar en la carrera que elija.

Tengo sueños, como cualquier chica de mi edad.

Estaba ayudando a mi hermano a lavar el auto de mi padre, aunque lo lavaba yo, mientras que Gabriel sólo abre la canilla para que corra el agua, para mi progenitor, soy la que lo ayuda.

Estaba enjuagando la espuma, cuando pasa un auto con la música bastante alta, al mirar de quién se trataba, mi corazón latió confuerza.

Era Alejo.

Mi crush, o más bien, mi amor desde que tengo uso de razón.

Tiene 22 años, es un vecino, más bien era un vecino, sus padres viven al final de la cuadra, pero él, desde hace unos años que ya no vive acá, aunque viene bastante seguido, al menos una vez por mes y en las vacaciones, aunque no pasa las vacaciones acá, solo viene por unos días y para pasar las fiestas de fin de año, luego parten con su familia.

Dicen algunas lenguas que tienen una mansión de veraneo en Punta de Este, en el país vecino del Uruguay.

Puede ser, la casa de sus padres es la más hermosa y grande del barrio. 

Es gente sencilla, al menos sus padres lo son, Alejo no lo es, siempre mira a todos por encima del hombro, pero es tan lindo… 

No quiero mirarlo más, siento que mi amor por él se escapa y que todos se van a dar cuenta de lo que siento.

Alejo no sabe que existo, jamás me miró, mucho menos me saludó.

Por la diferencia de edad, no tenemos ni un amigo en común.

Alejo tiene algunos amigos por acá, que son tan engreídos como él.

Suspiro y giro la cabeza, mi hermano me está mirando.

-¿Qué?

Le pregunto, tratando de disimular, mientras sigo con mi tarea.

-¿Estabas mirando a Alejo?

Me pregunta directamente.

Ok, no disimulé tanto.

-¿Estás loco?

Digo con indiferencia.

-Parecía eso.

-¿Sos tonto? Estaba pensando en lo lindo que es manejar.

-Papá no te deja hacerlo.

-Lo sé, es un machista.

-Le voy a contar lo que decís.

Lo que faltaba, que mi tonto hermano me acuse y mis problemas se van a acrecentar.

Tengo que ser menos transparente y disimular todo lo que Alejo me provoca.

Muchas de mis compañeras tienen novio o chicos con los que salen y la mayoría ya no es virgen.

Yo nunca salí con alguien…estoy enamorada de Alejo, a él sí le entregaría mi virginidad, me provoca muchas sensaciones, ungo intenso nace en mis entrañas cuando lo recuerdo.

Solo mi amiga Karla sabe lo que siento y confío en ella, como ella confía en mí.

Sin saber que existo, Alejo llega a su casa.

Sale su madre a recibirlo y se escuchan unas risas a lo lejos, también aplausos.

Cuando mi vista recae en un pasacalle, de esos que se suelen usar para felicitar  alguién.

¨Bienvenido abogado Alejo, estamos orgullosos de vos¨

Decía el cartel.

Sonrío a mi pesar.

Al parecer se recibió de abogado.

Supongo que ahora vendrá menos por el pueblo, que no es un pueblo.

Debe trabajar en la empresa de su familia.

Son tan discretos, que no sé de qué es la empresa, una vez escuché que también importaban algo, pero nadie sabe bien qué importan o a qué se dedican.

Dicen que tienen fábricas, otros dicen que importan…en realidad nadie sabe y los que saben son sus amigos, que también tienen cierto nivel económico, más elevado del resto y no hablan del tema.  

Parece que para esa gente, el resto de los mortales somos insectos y que las clases sociales se diferencian tanto que no se deberían mezclar.

Yo vivo bien sin ellos…salvo por Alejo.

Es que verdaderamente lo amo.

Otros dicen que Alejo vuelve siempre para ver a Marina, su novia.

A mí no me parece que sean novios, ella tiene 24 años o 25 años, le lleva dos o tres años a él y es verdad que algunas veces los vi juntos y besándose, pero también la vi a ella besándose con otros muchachos y no tan jóvenes, del barrio.

Marina es la típica chica popular.

Es hermosa, lo admito, aunque no me guste reconocerlo.

Es alta, debe medir algo más de 1,70, con un cabello negro, largo y sedoso, tiene ojos azules que llaman la atención de todo el mundo.

Su cuerpo parece perfecto, como el de una modelo, un busto imponente, que siempre lo luce mostrando más de lo debido, pero todos los hombres se vuelven locos por eso.

Su cintura es pequeña y su cola también se ve perfecta.

Cuando terminó el colegio secundario decían que aprobó por hacerle favores a un preceptor.

Yo no sabía qué quería decir eso, aunque ahora me lo imagino. 

Tampoco puedo aseverar que sea así.

Supongo que ahora sí se van a comprometer y luego se van a casar y van a tener hijos preciosos, ya que los dos son hermosos.

Trato de retener las lágrimas al pensar en eso.

Me gustaría lograr el amor de Alejo, yo no me besaría con otros en su ausencia.

Me brindaría entera a él.

Lo llenaría de besos y…

Mejor termino de enjuagar las ruedas del auto de mi padre, sino voy a estar en problemas.

Cómo me gustaría tenerlo de frente…retenerlo poco a poco…amarlo…

Comienzo a secar el auto y veo otro auto, nuevo, que estaciona en la puerta de la casa de los padres de Alejo. 

Baja del auto Luciana, la hermana de Alejo, creo que tiene 30 años, llegó con su marido y su pequeña hija, que es una bebé de meses, tan bonita como la madre.

Luciana es una bella mujer, también es abogada, aunque no estoy tan segura, pero sé que tiene un título universitario.

Parece ser la versión femenina de su hermano, en cuánto a belleza se refiere.

Es bastante más agradable que Alejo, pero tampoco es que derrocha simpatía, pero al menos no mira a todo el mundo por arriba del hombro, como si los demásfuesemos cucarachas.

Siendo así, no entiendo como puedo amar a Alejo, lo cierto es que él ocupa todos mis pensamientos.

Quisiera gritarle a su corazón y qué él se abra para mí.

Quisiera que él se olvide del mundo y me saque de la soledad que siempre me envuelve, que me tome de las manos y que no me suelte jamás.

Me siento tonta por aspirar a su amor, pero no lo puedo evitar.

Sí sólo lo pudiera olvidar, pero sé que eso no es una opción, lo tengo impregnado en mi alma.

Hasta que él se case, que supongo que va a ser pronto, ya que se recibió.

Lo va a hacer con ella, yo no creo que Marina lo ame como yo.

No puedo competir con ella, es adulta y hermosa, a mí todos me ven como una criatura, aunque me siento mujer y le entregaría mi vida.

Cierro los ojos y me imagino sus besos y sus caricias, lo prefiero a él entre todos los hombres del mundo.

Karla me dice que me olvide de él, que Alejo nunca me va a dar bolilla, posiblemente tengan razón, pero no sé de qué manera puedo olvidarlo.

Sueño con él.

Cenamos en casa y le recuerdo a mi madre que esta noche me iba a quedar a dormir en la casa de mi amiga.

Mi padre me mira desconfiado y me dice que no puedo ir.

Estoy cansada, es sábado a la noche y todos van a bailar y posiblemente Alejo también vaya, sus amigos suelen ir a cierta discoteca, que con mi amiga logramos entrar a pesar de nuestra edad, es que vistiéndonos llamativamente, no nos piden documentos.

Le mando un mensaje a mi amiga, diciéndole que pensaba escapar, ya lo había hecho un par de veces.

La ventana de mi dormitorio da al patio y por suerte no comparto la habitación con mis hermanos.

Por eso es fácil, mis padres se duermen temprano y mis hermanos no me molestan de noche.

Me quejé ante mi padre para que no desconfíe, pero no logré su permiso.

Ayudé a mi madre a lavar los platos mientras que mi padre miraba televisión, un aburridísimo programa que solo le interesaba a él.

Mis hermanos estaban en silencio, pero cada uno estaba pendiente de su celular.

Es que cuándo mi padre miraba su programa no podía volar ni una mosca, pero tampoco nos podíamos levantar de la mesa hasta que él lo dispusiera, salvo mi madre y yo para lavar los platos.

Definitivamente piensa que está en el siglo pasado.

El silencio solo era interrumpido por el ruido del agua al correr.

Tampoco le insistí a mi madre, ya que ella en casa tampoco tenía voz ni voto.

Yo veo la vida de otra manera, en un matrimonio tiene que haber camaradería, se tienen que acompañar…el amor es otra cosa.

Tampoco imagino que ellos disfruten del sexo, no creo que mi madre haya tenido un orgasmo alguna vez en su vida, imagino que mi padre decide cuando y en que circunstancias tienen relaciones y que solo vale lo que él quiere.

El sexo entre ellos debe ser tradicional, nada de sexo oral, mucho menos anal.

Ni sé porque pienso esas tonterías sobre mis padres.

No me interesan.

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