Capítulo 02: Discusiones

Sus pensamientos no los dejaban descansar, sentían la necesidad de probar los labios del contrario. Aquel roce solo había abierto mucho más sus sentimientos, Alessia en las noches observaba el techo mientras rozaba sus labios con una sonrisa. Fiodor sonreía mientras mordía un poco sus labios intentando imaginar que sabor tendría los de Alessia, aunque sonará ridículo él muchas veces cerraba sus ojos imaginando besarla o solo verla sonreír.


En sus pensamientos recordó algo que le había dicho su madre cuando era niño;


"— Madre, ¿Cómo sabré que estoy enamorado? — Su madre sonríe mientras lleva un mechón de su rubio cabello detrás de su oreja. 


— Ay, cariño. Sentirás como unas mariposas en tu estómago, estar cerca de esa persona te pone nerviosa, pero te sientes bien a su lado. A lo largo de tus años puede que te enamores de muchas personas, pero nada es lo mejor que conseguir a la persona indicada para ti. — Una extraña nostalgia se había apoderado de la voz de su madre, Fiodor la miro frunciendo su ceño sin comprender lo último.


— ¿Persona indicada?


— Cuando llegas a conseguir a esa persona te cambia por completo, no sabrás en qué momento comenzó a llegar a tu corazón. Sientes una inexplicable necesidad de estar a su lado, se hace tu prioridad número uno. Es la sensación más hermosa que puedes sentir. — Sus palabras salían con tanta honestidad como si ella sintiera esos sentimientos.


— ¿Papá es tu persona indicada? — El rostro de su madre cambio al escuchar aquella pregunta, ¿Como decirle a su hijo que odiaba a su padre?. 


— Son muchas preguntas por hoy, Fiodor."


Pocas semanas después su madre se había suicidado por ingerir una sobredosis con pastillas para dormir, la extrañaba y a causa de su partida sentía que aquel lugar que llamaba hogar se había perdido. La calidez ya no estaba, ni una pequeña felicidad. 


Hasta que encontró a Alessia...


(...)


Alessia salía de su clase mientras charlaba con algunos de sus compañeros, cuando se despidió camino hasta la cafetería donde se encontraría con Fiodor. Su corazón latía con rapidez con cada paso que daba, por alguna extraña razón siempre sentía ese nerviosismo antes de verlo. Cuando llegó a la cafetería no lo vio por ningún lado, algo que se le hizo extraño porque él siempre la esperaba primero.


Mientras esperaba pidió un café junto con unos bocadillos, su mirada se mantenía en el ventanal esperando poder verlo, pero no fue así. Los mensajes tampoco los respondía, soltó un suspiro rendida... Y aun así decidió esperar un poco más por él. Tenía una pequeña esperanza de que llegaría o eso ella pensaba.


Las horas pasaron y llegó la noche, Alessia caminaba a su apartamento, se sentía como una tonta por haber esperado tanto tiempo. Sentía la mirada de lástima de los pocos empleados del lugar, odiaba eso. Sentir esas miradas, cuando llegó a su apartamento sintió aquel nudo formarse en su garganta. Había aguantado tanto, que ni un mensaje recibió. 


Se cambió a una ropa cómoda y solo se acostó, dejo que sus lágrimas bajarán por su pálido rostro. 


(...)


En la mansión donde vivía Fiodor se podían oír los gritos de una discusión, todos los empleados estaban callados sintiendo el ambiente tan tenso que se encontraba en el hogar.


— ¡Quiero que te encargues de nuestro negocio! ¡Esto será tuyo y tú solo te largas con esa maldita perra! — El padre de Fiodor estaba tan enojado que se le podía notar en su rostro, en cambio su hijo se molestó aún más por como llamo Alessia. Sus puños estaban cerrados a tal fuerza que se ponían blancos. — Quiero que desde ahora te encargues del negocio y que termines tu juego con esa perra.


Su padre salió de la oficina cerrando con fuerza la puerta, Fiodor intentaba calmarse, pero tenía tanta irá acumulada que no podía. Comenzó a tirar todo lo que había en el escritorio sin importarle romper algunos objetos de valor, comenzó a soltar insultos al aire siendo escuchados por sus empleados. Uno de sus fieles guardias entro al lugar para intentar calmarlo.


— Señor, por favor... Cálmese — A pesar de conocerlo desde hace mucho, le tenía temor cuando se enojaba. Fiodor intento calmarse y miro por la ventana, se sentía acorralado. 


En su mente solo se decía que tenía que hacerse cargo de los negocios y que aun así podía estar con Alessia, quería llegar a creer eso.


Fiodor sabía que su padre no le agradaban los extranjeros, pero en realidad sentía odio hacia ellos. Se había enterado de tantos secreto en su casa años después de que su madre había fallecido, que no podía llamar aquel hombre "padre". Pero sabía perfectamente de lo que sería capaz si no hacían lo que le ordenaba.


Aunque Fiodor podía llegar hacer mucho peor que su propio padre...


(...)


Fiodor pensaba en todas las posibilidades en donde Alessia no saliera perjudicada, pero todas fallaban porque estaban junto a él. Él era el obstáculo en su vida, era el peligro que podía lastimarla. Se llegaba a preguntar hasta que punto llegó hacer Alessia tan importante en su vida para que sus planes a futuro estuviera ella, se sentía abrumado.


El mismo se culpaba del error que había cometido, no pudo disimular sus salidas, sus sonrisas hacia el teléfono... Era obvio que su padre se daría cuenta y lo estaría vigilando, muchas veces llegó a pensar que podía escapar, pero en los negocios que él estaba metido jamás podría vivir en paz. Nuevamente bebió de su vaso de vodka intentando que lo metiera en un trance hasta olvidarse por un momento de sus problemas, pero no podía. No podía quedarse más en aquel lugar que no llamaba hogar.


Le pidió a su chófer que lo llevará a la dirección que le estaba dando, se sentía un poco mareado y el coche no mejoraba su estado. Cuando llegaron bajo del auto y le dijo que no se podía ir, entró pasando por la recepción, el de seguridad solo lo observo. Conocía a Fiodor por Alessia así que no tuvo problemas al entrar, entró al ascensor esperando impaciente a que llegara lo más pronto. 


La puerta donde vivía Alessia estaba al frente de él, se apoyó de la puerta y comenzó a tocar interrumpiendo el sueño de la joven mujer que estaba dentro. Alessia se paró un poco confundido por el ruido, no esperaba a nadie. Miro su despertador y eran las 2:13 a.m. camino hasta la puerta un poco soñolienta brotando su rostro con su mano. Cuando miro por el visor de la puerta y fue allí que su corazón comenzó a latir con fuerza, abrió con rapidez la puerta.


— ¿Fiodor?... ¿Qué haces aquí? — Su voz sonaba como un susurro, pero él pudo escucharla. Se intentó mantener una buena postura al frente de ella, pero casi se cae, Alessia lo tomo con fuerza entre sus brazos y lo acostó en su sofá. Cerro su puerta principal y se sentó al frente del sofá mirando como Fiodor la miraba con tristeza. 


— Yo... ¿Me puedo quedar? — La voz de Fiodor sonaba arrastrada intentando formular bien sus palabras, la mano de Alessia acarició su mejilla por un momento, Fiodor cerro sus ojos y juro que se quedaría dormido así. 


— Sí, puedes hacerlo. — Dejo de acariciarlo y se levantó sin muchas ganas, aún se sentía mal por haberla dejado plantada. Cuando intento salir del lugar Fiodor tomo su mano y empujó para quedarse encima de él, Alessia soltó un quejido por la repentina acción.


— Quiero estar contigo un poco más así... — Abrazo su cuerpo aprisionándola junto con el de él, sus corazones latían con rapidez. Una de las manos de Fiodor se posó en la cabeza de Alessia tocando sus cobrizos rizos. — Perdóname... Por lo de hoy, no tienes cuántas ganas quería estar contigo... Pero tuve un problema. — La voz de Fiodor sonaba rota y entrecortada, Alessia lo abrazo como pudo.


— Tranquilo, Fiodor. Lo entiendo perfectamente, siempre habrá problemas a que los que tengamos que afrontar... Te perdonó. — Las lágrimas comenzaron a salir de aquellos ojos azules, tanto dolor que tenía guardado en su interior lo dejo salir. Alessia levantó su mirada y solo lo vio con tristeza, no quería verlo de esa manera. Tan roto... 


Lo abrazo dejando que sacará todo lo que estaba guardando, desde que lo había llevado al sofá sintió el aroma del alcohol en su cuerpo. En su mente solo se preguntaba que había pasado para que llegara a ese punto, Alessia cerro sus ojos intentando caer en los brazos de Morfeo y así lo hizo. Fiodor solo dejaba salir sus lágrimas aspirando el dulce olor de vainilla que desprendía Alessia, sus párpados a penas podían aguantar abiertos aunque fuera un poco más. Cayó dormido mientras abrazaba con fuerza el pequeño cuerpo de Alessia.

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