Sus pensamientos no los dejaban descansar, sentían la necesidad de probar los labios del contrario. Aquel roce solo había abierto mucho más sus sentimientos, Alessia en las noches observaba el techo mientras rozaba sus labios con una sonrisa. Fiodor sonreía mientras mordía un poco sus labios intentando imaginar que sabor tendría los de Alessia, aunque sonará ridículo él muchas veces cerraba sus ojos imaginando besarla o solo verla sonreír.
En sus pensamientos recordó algo que le había dicho su madre cuando era niño;
"— Madre, ¿Cómo sabré que estoy enamorado? — Su madre sonríe mientras lleva un mechón de su rubio cabello detrás de su oreja.
— Ay, cariño. Sentirás como unas mariposas en tu estómago, estar cerca de esa persona te pone nerviosa, pero te sientes bien a su lado. A lo largo de tus años puede que te enamores de muchas personas, pero nada es lo mejor que conseguir a la persona indicada para ti. — Una extraña nostalgia se había apoderado de la voz de su madre, Fiodor la miro frunciendo su ceño sin comprender lo último.
— ¿Persona indicada?
— Cuando llegas a conseguir a esa persona te cambia por completo, no sabrás en qué momento comenzó a llegar a tu corazón. Sientes una inexplicable necesidad de estar a su lado, se hace tu prioridad número uno. Es la sensación más hermosa que puedes sentir. — Sus palabras salían con tanta honestidad como si ella sintiera esos sentimientos.
— ¿Papá es tu persona indicada? — El rostro de su madre cambio al escuchar aquella pregunta, ¿Como decirle a su hijo que odiaba a su padre?.
— Son muchas preguntas por hoy, Fiodor."
Pocas semanas después su madre se había suicidado por ingerir una sobredosis con pastillas para dormir, la extrañaba y a causa de su partida sentía que aquel lugar que llamaba hogar se había perdido. La calidez ya no estaba, ni una pequeña felicidad.
Hasta que encontró a Alessia...
(...)
Alessia salía de su clase mientras charlaba con algunos de sus compañeros, cuando se despidió camino hasta la cafetería donde se encontraría con Fiodor. Su corazón latía con rapidez con cada paso que daba, por alguna extraña razón siempre sentía ese nerviosismo antes de verlo. Cuando llegó a la cafetería no lo vio por ningún lado, algo que se le hizo extraño porque él siempre la esperaba primero.
Mientras esperaba pidió un café junto con unos bocadillos, su mirada se mantenía en el ventanal esperando poder verlo, pero no fue así. Los mensajes tampoco los respondía, soltó un suspiro rendida... Y aun así decidió esperar un poco más por él. Tenía una pequeña esperanza de que llegaría o eso ella pensaba.
Las horas pasaron y llegó la noche, Alessia caminaba a su apartamento, se sentía como una tonta por haber esperado tanto tiempo. Sentía la mirada de lástima de los pocos empleados del lugar, odiaba eso. Sentir esas miradas, cuando llegó a su apartamento sintió aquel nudo formarse en su garganta. Había aguantado tanto, que ni un mensaje recibió.
Se cambió a una ropa cómoda y solo se acostó, dejo que sus lágrimas bajarán por su pálido rostro.
(...)
En la mansión donde vivía Fiodor se podían oír los gritos de una discusión, todos los empleados estaban callados sintiendo el ambiente tan tenso que se encontraba en el hogar.
— ¡Quiero que te encargues de nuestro negocio! ¡Esto será tuyo y tú solo te largas con esa maldita perra! — El padre de Fiodor estaba tan enojado que se le podía notar en su rostro, en cambio su hijo se molestó aún más por como llamo Alessia. Sus puños estaban cerrados a tal fuerza que se ponían blancos. — Quiero que desde ahora te encargues del negocio y que termines tu juego con esa perra.
Su padre salió de la oficina cerrando con fuerza la puerta, Fiodor intentaba calmarse, pero tenía tanta irá acumulada que no podía. Comenzó a tirar todo lo que había en el escritorio sin importarle romper algunos objetos de valor, comenzó a soltar insultos al aire siendo escuchados por sus empleados. Uno de sus fieles guardias entro al lugar para intentar calmarlo.
— Señor, por favor... Cálmese — A pesar de conocerlo desde hace mucho, le tenía temor cuando se enojaba. Fiodor intento calmarse y miro por la ventana, se sentía acorralado.
En su mente solo se decía que tenía que hacerse cargo de los negocios y que aun así podía estar con Alessia, quería llegar a creer eso.
Fiodor sabía que su padre no le agradaban los extranjeros, pero en realidad sentía odio hacia ellos. Se había enterado de tantos secreto en su casa años después de que su madre había fallecido, que no podía llamar aquel hombre "padre". Pero sabía perfectamente de lo que sería capaz si no hacían lo que le ordenaba.
Aunque Fiodor podía llegar hacer mucho peor que su propio padre...
(...)
Fiodor pensaba en todas las posibilidades en donde Alessia no saliera perjudicada, pero todas fallaban porque estaban junto a él. Él era el obstáculo en su vida, era el peligro que podía lastimarla. Se llegaba a preguntar hasta que punto llegó hacer Alessia tan importante en su vida para que sus planes a futuro estuviera ella, se sentía abrumado.
El mismo se culpaba del error que había cometido, no pudo disimular sus salidas, sus sonrisas hacia el teléfono... Era obvio que su padre se daría cuenta y lo estaría vigilando, muchas veces llegó a pensar que podía escapar, pero en los negocios que él estaba metido jamás podría vivir en paz. Nuevamente bebió de su vaso de vodka intentando que lo metiera en un trance hasta olvidarse por un momento de sus problemas, pero no podía. No podía quedarse más en aquel lugar que no llamaba hogar.
Le pidió a su chófer que lo llevará a la dirección que le estaba dando, se sentía un poco mareado y el coche no mejoraba su estado. Cuando llegaron bajo del auto y le dijo que no se podía ir, entró pasando por la recepción, el de seguridad solo lo observo. Conocía a Fiodor por Alessia así que no tuvo problemas al entrar, entró al ascensor esperando impaciente a que llegara lo más pronto.
La puerta donde vivía Alessia estaba al frente de él, se apoyó de la puerta y comenzó a tocar interrumpiendo el sueño de la joven mujer que estaba dentro. Alessia se paró un poco confundido por el ruido, no esperaba a nadie. Miro su despertador y eran las 2:13 a.m. camino hasta la puerta un poco soñolienta brotando su rostro con su mano. Cuando miro por el visor de la puerta y fue allí que su corazón comenzó a latir con fuerza, abrió con rapidez la puerta.
— ¿Fiodor?... ¿Qué haces aquí? — Su voz sonaba como un susurro, pero él pudo escucharla. Se intentó mantener una buena postura al frente de ella, pero casi se cae, Alessia lo tomo con fuerza entre sus brazos y lo acostó en su sofá. Cerro su puerta principal y se sentó al frente del sofá mirando como Fiodor la miraba con tristeza.
— Yo... ¿Me puedo quedar? — La voz de Fiodor sonaba arrastrada intentando formular bien sus palabras, la mano de Alessia acarició su mejilla por un momento, Fiodor cerro sus ojos y juro que se quedaría dormido así.
— Sí, puedes hacerlo. — Dejo de acariciarlo y se levantó sin muchas ganas, aún se sentía mal por haberla dejado plantada. Cuando intento salir del lugar Fiodor tomo su mano y empujó para quedarse encima de él, Alessia soltó un quejido por la repentina acción.
— Quiero estar contigo un poco más así... — Abrazo su cuerpo aprisionándola junto con el de él, sus corazones latían con rapidez. Una de las manos de Fiodor se posó en la cabeza de Alessia tocando sus cobrizos rizos. — Perdóname... Por lo de hoy, no tienes cuántas ganas quería estar contigo... Pero tuve un problema. — La voz de Fiodor sonaba rota y entrecortada, Alessia lo abrazo como pudo.
— Tranquilo, Fiodor. Lo entiendo perfectamente, siempre habrá problemas a que los que tengamos que afrontar... Te perdonó. — Las lágrimas comenzaron a salir de aquellos ojos azules, tanto dolor que tenía guardado en su interior lo dejo salir. Alessia levantó su mirada y solo lo vio con tristeza, no quería verlo de esa manera. Tan roto...
Lo abrazo dejando que sacará todo lo que estaba guardando, desde que lo había llevado al sofá sintió el aroma del alcohol en su cuerpo. En su mente solo se preguntaba que había pasado para que llegara a ese punto, Alessia cerro sus ojos intentando caer en los brazos de Morfeo y así lo hizo. Fiodor solo dejaba salir sus lágrimas aspirando el dulce olor de vainilla que desprendía Alessia, sus párpados a penas podían aguantar abiertos aunque fuera un poco más. Cayó dormido mientras abrazaba con fuerza el pequeño cuerpo de Alessia.
El movimiento de la ciudad se comenzaba hacer presente ante la llegada del cálido sol en el lugar, con un poco de pereza Alessia se intenta mover, pero era aprisionada por unos fuertes brazos. Lleva su mano hacia su rostro quitando mechones de su cabello cobrizo y como si fuera coincidencia su despertador comienza a sonar de manera ruidosa en su habitación.No quería despertar a Fiodor por nada del mundo y ahora este se levantaba por el ruido, el joven lleva uno de sus manos hacia su rostro fruncido intentando levantarse. Alessia se levanta y camina hacia su habitación estirando un poco su robusto cuerpo, cuando logra apagar la alarma se dirige hacia su baño para darse una ducha y vestirse.Fiodor aún se sentía cansado y por no decir incómodo en aquel sofá, pero se sentía feliz. Sentir que estuvo abrazando a Alessia por toda la noche le era de las mejores sensaciones, cerro nuevamente sus ojos para seguir disfrutando del lugar donde estaba. Ales
Solo habían pasado dos días desde lo que había ocurrido en la velada, Fiodor durante esos días no veía a Alessia por un miedo de perderla. Sin que su padre se enterara había hablado con sus guardias más fieles para que la vigilaran desde lejos, se sentía tan egoísta por no querer dejarla ir, con solo estar cerca de él podía morir. Pero Fiodor se había acostumbrado tanto a la presencia de Alessia que no podía dejarla ir, no ahora que sentía cosas por ellas.La relación con su padre estaba peor que antes, sabía que algo le había dicho a Lerka para que viniera a la mansión tan seguido. No podía aguantar aquel ambiente tan agotador, esa mujer le irritaba. Sus intentos de coqueteo, sus caricias sobrepasadas que lo molesta… solo quería estar en un lugar que lo haga feliz, como la cafetería donde se sentaba con Alessia o su apartamento.Fiodor sabía que por la hora Alessia estaría en una e sus clases, le escribió diciendo que después de clase estaría e
Se volvió costumbre para el observar las fotos de Alessia en su teléfono, era lo único que podía ver de ella. La había perdido por completo, no respondía sus llamadas al igual que sus menajes, nunca salía del apartamento cuando él tocaba… Solo le dejaba un ramo de rosas cada día esperando con paciencia que ella al menos las aceptara.Cuando su teléfono sonaba creía que era ella y que todo iba a estar mejor. Pero solo fue un sueño nada más, él no se quería rendir, Fiodor seguía allí esperando por ella. Sus ojeras eran tan notables cada día que sus propios empleados se preocupaban por él, solo quería estar con los recuerdos de Alessia.— ¿Señor?… — La voz de Sonia se escuchó en toda la oficina, Fiodor levanta la mirada de su teléfono para ver a uno de sus guardias más fieles.— ¿Qué pasa, Sonia? — Su voz era ronca y cansada.— Disculpe que le diga esto, pero lo mejor es dejarla ir como ella lo está haciendo co
En medio de la madrugada Alessia comenzaba a despertar, el dolor de su cabeza era insoportable, sentía repetidas vibraciones. Sentía su boca cerca, cuando abrió los ojos no reconoció la habitación. Al frente se encontraba una televisión encendida con un volumen bajo, miro a su alrededor y miro confundida a una mujer de cabello negro que estaba sentada en una silla mirando la televisión.Observo a su derecha y encontró a Fiodor tomando su mano mientras que dormía en un sillón con su rostro arregostado cerca de sus manos unidas. Junto a él encontró unos arreglos de rosas con unos globos y peluches, soltó un suspiro.— Fue difícil convencerlo de que durmiera, está muy preocupado por ti… — Alessia voltea al escuchar hablar a la desconocida que la miraba con frialdad, extrañamente se sentía incómoda ante la presencia de la mujer.— ¿Qué fue lo que me paso? — La voz de Alessia sonaba seca y baja, la mujer se levanta ante la atenta m
Lo que menos quería Iván se había cumplido, la cercanía que tenía su hijo con Alessia era más fuerte que antes y Lerka en ningún momento lo había podido romper. Aquel capricho de su hijo se había vuelto obsesión, como cuando un niño se encaprichaba tanto con un juguete que nunca lo soltaba, pero Iván pensaba que tendría que soltarlo… Por las buenas o por las malas. Había sido muy paciente con él, dejándolo que jugara con aquella mujer, pero ahora tenía que actuar.El humo que soltaba de su tabaco se desaparecía en la oscuridad de la noche y recordaba como su fallecida esposa le había sido infiel con un extranjero, la primera vez que se conocieron se cautivó su belleza, aquellos ojos azules que lo cautivaban por completo. Pero ellos sabían que no sentían amor por el otro, solo estaban ese altar por poder y dinero, cualquier mujer hubiera deseado estar en su lugar, pero su esposa no.Ella prefería mil veces vivir una vida tranquila con su am
Fiodor se sentía liberado, sentía que había conseguido la libertad después de haber estado encerrado por mucho tiempo con su padre. Ahora él tenía el mando de toda la mafia Vólkov y nadie podía detenerlo, pero... Aún había un pequeño detalle que no había olvidado y esa era Sonia. No podía olvidar como lo había traicionado dándole toda la información a su padre dejando en peligro a Alessia, ellos habían trabajado juntos por varios años y ahora entendía el comportamiento que Sonia tenía con él en algunos momentos.Iván estaba muerto... Y ahora Fiodor tenía que pensar con cuidado en mover su siguiente piensa. Sí, tenía ganas de matar a Sonia en ese justo momento, pero... ¿Qué pasaba si la mataba?Alessia ya había tenido contacto con Sonia y no le podía decir cualquier mentira porque sabía que lo descubriría tarde o temprano, su única opción era amenazar a Sonia como lo hacía con sus socios cuando no querían hacer lo que él quisiera.
Cuatro días después...Alessia había logrado superar lo que había pasado, solo que está vez trataba de irse en lugares transitados, pero eso solo pasaba cuando estaba sola y eso era muy inusual, ya que la mayor parte del tiempo Fiodor la acompañaba o mandaba a un chófer, al principio le había dado pena a Alessia ya que no estaba acostumbrada a tantas detalles, pero poco a poco se sentía más cómoda.La mujer de cabello cobrizo miraba por la ventana esperando de manera ansiosa que sus padres le respondieran el teléfono, mañana por la tarde sería su graduación y ella había trabajado en su tiempo libre para poder mandarle un poco de dinero a ella para que lo pudieran ver.Era cierto que ellos en ningún momento fueron a un evento de ella, ya sea en la escuela, en sus academia o en otro lado... Nunca estuvieron allí para ella, pero ella se había esforzado demasiado para poder lograrlo y por fin que ellos vieran la gran meta que habí
La pequeña habitación donde Alessia atendía a sus clientes se encontraba abierta para recibir un nuevo paciente, por lo que le pudo decir la recepcionista del lugar era un comisario que se llamaba Victor Kozlov. Soltó un suspiro y dejo su libreta a un lado para buscar café en la máquina que se encontraba a fuera, cuando se encontraba llenando un vaso pequeño de reojo pudo alcanzar a ver como un hombre entraba a su despacho.— (Quizás ya llego…) — Pensó mientras le colocaba unos sobre-sitos de azúcar a su café, luego de eso camino hacia el despacho… pero lo primero que vio fue un hombre que le daba la espalda. — Buenas tardes, ¿es usted mi paciente? — Su tono era calmado y amable, pero sentía un mal presentimiento. El hombre se voltea y la observa por mucho tiempo sin decirle nada cosa que incómodo a la psicóloga. — ¿Señor?…— La he visto, ¿sabe?… Desde que comenzó a trabajar acá la he visto sin falta todas las mañana cuando entra y también cuando sa