Se volvió costumbre para el observar las fotos de Alessia en su teléfono, era lo único que podía ver de ella. La había perdido por completo, no respondía sus llamadas al igual que sus menajes, nunca salía del apartamento cuando él tocaba… Solo le dejaba un ramo de rosas cada día esperando con paciencia que ella al menos las aceptara.
Cuando su teléfono sonaba creía que era ella y que todo iba a estar mejor. Pero solo fue un sueño nada más, él no se quería rendir, Fiodor seguía allí esperando por ella. Sus ojeras eran tan notables cada día que sus propios empleados se preocupaban por él, solo quería estar con los recuerdos de Alessia.
— ¿Señor?… — La voz de Sonia se escuchó en toda la oficina, Fiodor levanta la mirada de su teléfono para ver a uno de sus guardias más fieles.
— ¿Qué pasa, Sonia? — Su voz era ronca y cansada.
— Disculpe que le diga esto, pero lo mejor es dejarla ir como ella lo está haciendo con usted. — La voz de Sonia era firme, ella conocía a Fiodor desde hace ya seis años y con el tiempo se hicieron muy buenos amigos.
Era la segunda vez que lo veía tan roto, no quería que pasara la misma etapa como la que tuvo cuando murió su madre. Fiodor sabía que Sonia tenía razón, pero su egoísta corazón no la dejaría ir tan fácil. Si la llegaba a perder seria contándole toda la verdad sobre su vida, pero no así… Le debía demasiado.
Nuevamente mira las fotos de Alessia en su teléfono recordando esos momentos, ella salía sonriendo y en ningún momento se dio cuenta de que estaba siendo fotografiada.
— No puedo dejarla, Sonia… No puedo, solo quiero tenerla a mi lado. La quiero proteger y seguir mirando su hermosa sonrisa que me trasmite paz… — Suelta un suspiro. — Haría lo que fuera por ella, pero nunca me apartaría de su lado. La quiero solo para mí…
(…)
Lo que menos quería en el mundo era levantarse, aunque durmiera todas las horas del mundo aún seguía cansada. Quería olvidar todo durmiendo, tanto así que muchas veces no comía o solo lo hacía una vez al día. Nadie notaba que estaba mucho más pálida que antes, ocultaba sus ojeras con maquillaje y una sonrisa falsa en su rostro.
Nuevamente se levantó de su cama, camino hacia la ducha y dejo que el agua fría cayera en su cuerpo. Las gotas que caían en su rostro disimulaba las lágrimas que dejaba salir, para ella era la primera vez en ser la amante. Pudo haber reaccionado de manera agresiva haciendo una escena, pero ella no era así. Abrió la puerta de su apartamento y observo con tristeza aquel ramo de rosas, sabía que eran de Fiodor. ¿Quién más le mandaría flores?…
Las tomo con cuidado y las metió dentro del apartamento, las dejo junto con las demás, si seguía así no tendría espacio para más. Entre más observaba las flores sus ojos se humedecía, desvío la mirada hacia otro lado y salió del lugar con rapidez. Intentaba calmar sus emociones mientras esperaba que el ascensor bajara hasta la recepción, cuando llego salió y se despidió del guardia.
(…)
Podía escuchar cada palabra que salía de la boca de su profesora, pero en realidad no prestaba atención a lo que decía. Estaba tan absorta de todo que no pudo notar la intensa mirada de uno de sus compañeros, cuando termino la última clase todos se iban con rapidez u otros charlaban con sus amigos. Alessia recogía sus cosas y salió del lugar con dirección a su apartamento.
— ¡Alessia! — Alguien gritaba su nombre llamando la atención de muchos, pero no la de ella. Camino hacia ella con rapidez tomándola del hombro. — ¡Alessia! — Ella lo observa con confusión y detiene sus pasos.
— ¿Samuel? ¿Qué pasa? — El moreno la mira con su ceño fruncido, ¿Acaso no lo había escuchado cuando le estaba llamando?
— ¿Estás bien? Te estuve llamando varias veces, ¿no me escuchaste? — Una de las cosas que odiaba Alessia era esa pregunta; “¿Estás bien?” Siempre había luchado para mantenerse fuerte ante esa simple pregunta, pero no importaba quien se lo dijera siempre se derrumbaba.
Su mente volvía a repetir la misma pregunta una y otra vez queriendo que diga la verdad, pero lo único que hacía era que sus ojos se humedecieran.
— (No ahora, por favor… No aquí) — Pensó desviando su mirada hacia el suelo bajo la atenta mirada de Samuel. Aclaro un poco su garganta para hablarle. — Sí, estaba pensando en unas cosas… Perdón. — Samuel no estaba para nada convencido, sabía que le pasaba algo.
Alessia quería irse, no aguantaba un minuto más en ese lugar y lo que menos quería se hizo. Las lágrimas comenzaron a salir con rapidez.
— ¡Samuel, amigo! — Una tercera voz se escuchaba a unos pocos metros de ellos, y el nombrado actuó con rapidez ocultando el rostro de Alessia contra su pecho.
— ¡Amigo, ya me tengo que ir! Después hablamos! — El moreno de ojos verdes ocultaba a Alessia con su cuerpo mientras caminaban fuera del campus, no paso mucho tiempo en que ella se separó de él para quitar la humedad de su rostro. Pero las manos de Samuel llegaron antes, ella sentía pena que la viera de esa manera, así que desvío su mirada hacia otro lado.
— Te voy a acompañar hasta donde vives, ¿Te parece? — Alessia asiente con su cabeza y ellos comienzan a caminar en silencio, pero no era uno incómodo, era agradable. Dicen que cuando vas acompaño la trayectoria se volvía más rápida, pero para Alessia se sentía como una eternidad. Sentía que no estaba avanzando o que estaba caminando en círculos, sentía el cansancio apoderarse de su cuerpo, su vista se volvió borrosa y sus parpados se cerraban con lentitud.
Su cuerpo se iba hacia un lado, escucho como a lo lejos un hombre llamaba su nombre, su mente pensaba que era Fiodor… pero no era así.
(…)
Cuando Fiodor termino de resolver unas cuentas salió de su oficina con el teléfono en su mano, aunque Alessia no le iba a contestar la llamada tenía la esperanza que lo hiciera, solo quería escuchar su hermosa voz. Marco su número y escucho como repicaba, al cuarto tono contestó y él se quedó sin aliento.
— ¿Alessia? - Su voz sonaba desesperada.
— Perdón, pero Alessia no podrá atenderte. — La voz de un hombre se escuchó en la otra línea haciendo fruncir el ceño a Fiodor.
— ¿Con quién hablo? ¿Dónde está Alessia? — Fiodor estaba más que molesto.
— Soy un compañero de clase de Alessia, ella… — La otra voz dudaba de si decirle lo que paso, y Fiodor estaba desesperado.
— ¿¡Ella que!? — Grito.
— Esta internada en el hospital, aún no me han dicho nada… — Por segunda vez Fiodor sintió su mundo caer, pensaba lo peor. Su corazón latía con rapidez y un vacío se apoderó de él.
— Mándame la dirección ahora mismo… — Colgó la llamada sin decirle más nada al desconocido, bajo las escaleras con rapidez, sus manos temblaban. No quería pensar en lo peor, pero no podía evitar pensar de esa manera.
— ¡Sonia, Sonia! — La nombrada apareció con rapidez. — Necesito que me lleves, ahora.
(…)
Sonia a tan solo estacionar el auto hizo que la reacción de su jefe fuera rápida y bajo de allí corriendo por la recepción llamando la atención de todos, sentía la desesperación en su cuerpo, mientras corría por los pasillos observo a los lejos a un joven de piel morena sentado al frente de una habitación. Miro por el vidrio la habitación donde se encontraba dormida Alessia conectada a un suero y a una máquina, Samuel se le quedó observando con curiosidad.
— ¿Qué le paso? — Fiodor en ningún momento lo llego a mirar a la cara, pero Samuel pudo apreciar la notable preocupación en su voz.
— La verdad es que no estoy seguro, ha estado muy distraída esta semana. Tanto así que ya no presta mucha atención a clases, cuando salimos de clase rompió en lágrimas y le dije que la iba a acompañar a su casa… — Una mujer de cabello negro se coloca a un lado de Fiodor sin decir nada, Sonia estuvo lo buscando y era la primera vez que veía a Alessia. — Y en el medio del camino ella se desmayó…
Los peores pensamientos que tuvo Fiodor se habían desaparecido, el peso que tenía desde que le dijeron que Alessia estaba en el hospital se fue. Él había anhelado tanto verla que ahora que la tenía al frente en ese estado… le dio miedo. Su inseguridad se había apoderado de él, si llegaba a tenerla con él en un futuro podría verla en un hospital en estado crítico.
En medio de la madrugada Alessia comenzaba a despertar, el dolor de su cabeza era insoportable, sentía repetidas vibraciones. Sentía su boca cerca, cuando abrió los ojos no reconoció la habitación. Al frente se encontraba una televisión encendida con un volumen bajo, miro a su alrededor y miro confundida a una mujer de cabello negro que estaba sentada en una silla mirando la televisión.Observo a su derecha y encontró a Fiodor tomando su mano mientras que dormía en un sillón con su rostro arregostado cerca de sus manos unidas. Junto a él encontró unos arreglos de rosas con unos globos y peluches, soltó un suspiro.— Fue difícil convencerlo de que durmiera, está muy preocupado por ti… — Alessia voltea al escuchar hablar a la desconocida que la miraba con frialdad, extrañamente se sentía incómoda ante la presencia de la mujer.— ¿Qué fue lo que me paso? — La voz de Alessia sonaba seca y baja, la mujer se levanta ante la atenta m
Lo que menos quería Iván se había cumplido, la cercanía que tenía su hijo con Alessia era más fuerte que antes y Lerka en ningún momento lo había podido romper. Aquel capricho de su hijo se había vuelto obsesión, como cuando un niño se encaprichaba tanto con un juguete que nunca lo soltaba, pero Iván pensaba que tendría que soltarlo… Por las buenas o por las malas. Había sido muy paciente con él, dejándolo que jugara con aquella mujer, pero ahora tenía que actuar.El humo que soltaba de su tabaco se desaparecía en la oscuridad de la noche y recordaba como su fallecida esposa le había sido infiel con un extranjero, la primera vez que se conocieron se cautivó su belleza, aquellos ojos azules que lo cautivaban por completo. Pero ellos sabían que no sentían amor por el otro, solo estaban ese altar por poder y dinero, cualquier mujer hubiera deseado estar en su lugar, pero su esposa no.Ella prefería mil veces vivir una vida tranquila con su am
Fiodor se sentía liberado, sentía que había conseguido la libertad después de haber estado encerrado por mucho tiempo con su padre. Ahora él tenía el mando de toda la mafia Vólkov y nadie podía detenerlo, pero... Aún había un pequeño detalle que no había olvidado y esa era Sonia. No podía olvidar como lo había traicionado dándole toda la información a su padre dejando en peligro a Alessia, ellos habían trabajado juntos por varios años y ahora entendía el comportamiento que Sonia tenía con él en algunos momentos.Iván estaba muerto... Y ahora Fiodor tenía que pensar con cuidado en mover su siguiente piensa. Sí, tenía ganas de matar a Sonia en ese justo momento, pero... ¿Qué pasaba si la mataba?Alessia ya había tenido contacto con Sonia y no le podía decir cualquier mentira porque sabía que lo descubriría tarde o temprano, su única opción era amenazar a Sonia como lo hacía con sus socios cuando no querían hacer lo que él quisiera.
Cuatro días después...Alessia había logrado superar lo que había pasado, solo que está vez trataba de irse en lugares transitados, pero eso solo pasaba cuando estaba sola y eso era muy inusual, ya que la mayor parte del tiempo Fiodor la acompañaba o mandaba a un chófer, al principio le había dado pena a Alessia ya que no estaba acostumbrada a tantas detalles, pero poco a poco se sentía más cómoda.La mujer de cabello cobrizo miraba por la ventana esperando de manera ansiosa que sus padres le respondieran el teléfono, mañana por la tarde sería su graduación y ella había trabajado en su tiempo libre para poder mandarle un poco de dinero a ella para que lo pudieran ver.Era cierto que ellos en ningún momento fueron a un evento de ella, ya sea en la escuela, en sus academia o en otro lado... Nunca estuvieron allí para ella, pero ella se había esforzado demasiado para poder lograrlo y por fin que ellos vieran la gran meta que habí
La pequeña habitación donde Alessia atendía a sus clientes se encontraba abierta para recibir un nuevo paciente, por lo que le pudo decir la recepcionista del lugar era un comisario que se llamaba Victor Kozlov. Soltó un suspiro y dejo su libreta a un lado para buscar café en la máquina que se encontraba a fuera, cuando se encontraba llenando un vaso pequeño de reojo pudo alcanzar a ver como un hombre entraba a su despacho.— (Quizás ya llego…) — Pensó mientras le colocaba unos sobre-sitos de azúcar a su café, luego de eso camino hacia el despacho… pero lo primero que vio fue un hombre que le daba la espalda. — Buenas tardes, ¿es usted mi paciente? — Su tono era calmado y amable, pero sentía un mal presentimiento. El hombre se voltea y la observa por mucho tiempo sin decirle nada cosa que incómodo a la psicóloga. — ¿Señor?…— La he visto, ¿sabe?… Desde que comenzó a trabajar acá la he visto sin falta todas las mañana cuando entra y también cuando sa
Alessia antes de irse ordeno un par de documentos en su despacho y mientras lo hacía recordaba lo que le había prometido a Fiodor, mañana después de su trabajo tenía que pasar tiempo con él. ¿Podía seguir con él sabiendo lo que hacía?… ya tendría tiempo para pensar preguntas y respuestas en su hogar que ya no se sentía tan solo gracias a Hades. Salió del edificio con un abrigo color blanco y comenzó a caminar hacia su hogar.Pero el camino se complicó, no porque se encontrara tránsito o algo así por el estilo, sino porque alguien la estaba siguiendo. Quería voltear de manera disimulada hacia atrás, pero sentía que se daría cuenta la persona, ahora no podía ir a su hogar. Intento calmar sus nervios y de manera rápido volteo su rostro hacia atrás para identificar a la persona… Era el mismo sujeto extraño que estaba en su despacho, de todas las cosas que imagino no pensó que ahora la seguiría. Siguió caminando intentando perderlo, pero no lo lograba. Ya se estaba incom
El pequeño cuerpo de Alessia era abrazado por Fiodor que se encontraba ya despierto, pero solo se había quedado allí admirando el cuerpo desnudo de su pareja y sintiendo un poco de paz. Él sabía que tenía que ir aun a resolver unos asuntos y Alessia ese día tenía solo turno de tarde. Por su mente pasaban algunos escenarios de como comenzar a decirle a Alessia todo, haría que viviera con él y le compraría todo lo que ella quisiera.Su pareja se comenzaba a mover por la molestia de la luz que pasaba por las grandes cortinas, al abrir sus ojos se encontró con el torso desnudo de Fiodor y este le daba pequeñas caricias a su pálido cuerpo. Ella sonrió un poco recordando todo lo que hicieron ayer, y ella tenía que admitir que había sido el mejor sexo que tuvo durante mucho tiempo. Con sus manos acaricio el torso musculoso de su pareja y levanta su mirada para verlo, ella estaba atesorando ese momento al igual que él lo hacía.— Buenos días, amor… —
Habían pasado alrededor de unas dos semanas en que Alessia se había ido a vivir con Fiodor y todos se acostumbraron a su presencia, la trataban con mucho cariño y respecto por parte de su jefe, Alessia aún seguía trabajando y había mejorado mucho con su paciente favorito, Victor, quien también con los días se abría un poco más hacia la presencia de la femenina. Fiodor hoy no se encontraba en la mansión por algunos asuntos de unas pandillas, así que Alessia y Sonia estaban conduciendo hacia el veterinario.Dentro del local el veterinario revisaba al cachorro que crecía con rapidez, le habían tocado algunas vacunas y las dos mujeres decidieron comprar un helado en una tienda que estaba al frente del mismo local.— Me alegra mucho que te hayas ido a vivir con Fiodor… — Alessia levanta su mirada para verla, le era un poco extraño que se lo repitiera constantemente…— ¿Pasa algo, Sonia? No has parado de decírmelo desde