Capítulo 04: Mentiras

Solo habían pasado dos días desde lo que había ocurrido en la velada, Fiodor durante esos días no veía a Alessia por un miedo de perderla. Sin que su padre se enterara había hablado con sus guardias más fieles para que la vigilaran desde lejos, se sentía tan egoísta por no querer dejarla ir, con solo estar cerca de él podía morir. Pero Fiodor se había acostumbrado tanto a la presencia de Alessia que no podía dejarla ir, no ahora que sentía cosas por ellas.

La relación con su padre estaba peor que antes, sabía que algo le había dicho a Lerka para que viniera a la mansión tan seguido. No podía aguantar aquel ambiente tan agotador, esa mujer le irritaba. Sus intentos de coqueteo, sus caricias sobrepasadas que lo molesta… solo quería estar en un lugar que lo haga feliz, como la cafetería donde se sentaba con Alessia o su apartamento.

Fiodor sabía que por la hora Alessia estaría en una e sus clases, le escribió diciendo que después de clase estaría en la cafetería, la necesidad de verla era enorme.

(…)

En un enorme salón Alessia se encontraba hablando con una de sus compañeras, el profesor aún no llegaba, el sonido de una notificación sonó en el teléfono de ella. Lo tomo leyendo aquel mensaje que la hizo sonreír, estaba feliz de ver nuevamente a Fiodor.

— ¿Es tu novio el que te escribió? — Su compañera la había visto sonreír de esa manera enamorada y la curiosidad la había atacado, observa como Alessia la mira con sus mejillas sonrojadas y suelta una risa apenada mientras niega con su cabeza.

— No, no, es solo un amigo… — Cuando dijo aquella última palabra lo dijo en un susurro, pero aun así la había escuchado. Su compañera le sonrió y se disculpó.

 Cuando salió se despidió rápidamente de sus compañeros, y comenzó a caminar hacia la cafetería, sus pasos eran apresurados y por alguna razón se encontraba ansiosa por verlo.

Cuando llego a la cafetería fue saludada por los empleados del lugar, que con el tiempo se volvió frecuente ver aquella pareja no oficial. Camino hasta la mesa donde se encontraba Fiodor mirando impaciente su teléfono.

— Hola, Fiodor. ¿Cómo estás?… — El nombrado rápidamente levanto su mirada dejando a la vista la pequeña, pero notable herida cicatrizada en su labio, Alessia estaba sorprendida. Fiodor al mirarla sonrió de lado un poco y se levantó, tomo con sus grandes manos sus mejillas y le dio un beso en la frente.

 — Estoy bien, tranquila… — La mirada que le daba la joven era de preocupación, soltó un suspiro y sonrió un para, no estaba convencida. Por dentro sabia que Fiodor no le contaría nada y en cierta parte le dolía.

(…)

Habían pasado dos horas y ellos solo lo sentían como unos pocos minutos, Alessia le contaba todo lo que había pasado esos dos días que no se vieron y Fiodor le encantaba escuchar cada palabra que salía de su boca. Aquel ruso sentía aún la mirada de preocupación de Alessia, pero ella no quería tocar el tema.

— Sé que te estás preguntando como me hice esta herida en el labio… — observó como ella dejaba de tomar el café para mirarlo con atención. — Hace dos días cuando cancele nuestra salida, tuve una reunión con mi padre para hablar sobre los nuevos negocios de la empresa… — Nuevamente Fiodor le decía mentiras disfrazadas de verdad, se sentía culpable por no poder hablarle abiertamente lo que paso, pero no sabía como reaccionaria y Alessia podía ver como le mentía. — Y estuvimos desacuerdo con algunos términos que me oculto y terminamos peleando.

— ¿Tan fuerte estuvo sus indiferencias que terminaron así? — Fiodor desvía la mirada asistiendo con su cabeza, Alessia sabia que le estaba mintiendo, le tomo de su mejilla acariciando y Fiodor inclina más su cabeza sintiendo el cálido tacto de ella.

Ellos estaban tan absortos en su mundo que no notaron que una hermosa mujer entro a la cafetería robando la mirada de todos, aquella rubia se quitó sus gafas de sol y con su mirada comenzó a buscar a Fiodor. Una sonrisa cínica se mostró en su rostro, nunca llego a pensar que a él le gustara esa clase de mujer, comenzó a caminar hacia ellos resonando sus tacones.

— ¡Cariño, con que aquí estabas! — Fiodor abrió sus ojos azules al escuchar la voz de la mujer, estaba sorprendido por verla aquí. Alessia la mira con curiosidad y sin previo aviso la rubia beso los labios de Fiodor. — Te busqué hoy en la mansión para hablar sobre lo que haremos en nuestra boda. ¡Oh, disculpa por no presentarme, me llamo Lerka!

— Un gusto, me llamo Alessia… — Decir que el corazón de Alessia estaba roto era poco, se sentía tan ilusa de pensar que ellos estaban teniendo algo bonito.

 Fiodor no decía nada, solo miraba con rabia a Lerka que miraba divertida la escena. Alessia era el segundo plato, era la amante extranjera de Fiodor. El nudo en su garganta se comenzó a formar con fuerza, las lágrimas querían salir, pero no les daría el gusto. Sus mejillas junto con su nariz comenzaron a teñirse de un leve rosado, desvío su mirada hacia otro lado ante la atenta mirada de las dos personas que estaban al frente de ella.

 Fiodor intento tomar la mano de Alessia, pero ella solo la movió bruscamente. Ella tomó sus pertenencias con rapidez y se levantó, era impresionante que no soltara ni una sola lágrima. Fiodor se levantó con rapidez e intento acercase a ella, pero Alessia le dedico una sonrisa rota sin decirle más nada se fue del lugar dejando a Fiodor con una culpa.

Sentía que la había perdido por completo y cuanta razón tenía, aquel rostro a punto de soltar lágrimas dedicándole una sonrisa rota era lo último que vería de ella.

(…)

Cuando llego a su apartamento dejo salir las lágrimas que tanto estaba aguantando, su teléfono no paraba de sonar y solo hacía que su llanto incrementara más. No quería saber nada del ruso que le pedía que le respondiera, que todo era un malentendido. Pero ¿Cómo le explicaba que se casaría?…

 Apago su teléfono y solo se metió entre las sabanas de su cama. No paso mucho tiempo en que escucho como el timbre de su apartamento sonaba en todo el lugar, sabía perfectamente quien era. La voz de Fiodor sonaba lejana, llamaba su nombre en el pasillo, ella solo camina hasta su baño y dejo que las gotas frías relajaran su cuerpo. Pero al cerrar sus ojos solo recordaba como Lerka besaba a Fiodor al frente de ella.

— ¡Alessia, abre por favor!… ¡Alessia!… — A Fiodor no le importaba molestar a los demás vecinos que estaban en el mismo piso, sentía la necesidad de explicarle todo. No podía dejar de recordar como se fue del lugar, en uno de sus brazos mantenía un hermoso ramo de rosas. Paso su mano por su cabello desordenándolo, sabía que estaba allí… Nuevamente la llamo, pero no paso nada, solo dejo las rosas al frente de su puerta.

(…)

Cuando Fiodor llego a la mansión tiro la puerta de la oficina de su padre, no se sorprendió cuando encontró a Lerka hablando a con Iván. Sus pasos hacia él iban en aumento, la rubia se levantó con miedo y observo como Fiodor tomaba a Iván por su traje levantándolo de su silla.

 — ¿¡Fuiste tú el que le dijo que hiciera eso, no es así, desgraciado!? — La voz tan fuerte de Fiodor se escuchaba en toda la mansión y su padre solo miraba atónico la furia de su hijo. Agarra las manos de su hijo con fuerza intentando quitárselo de encima.

— Te dije que tomaras esto en serio, a demás que estoy siendo muy blando contigo dejándola vivir. Ahora toma las consecuencias… — Padre e hijo mantenían el ceño fruncido, Fiodor lo suelta con brusquedad haciendo que tropezara. Fiodor sabía que su padre tenía razón, había dejado vivir a Alessia y había por una razón para eso.

Iván Volkov conocía perfectamente a su hijo como saber que sus amenazas se cumplían, bajo esa faceta de caballero enamorado que dejaba mostrarle a Alessia también estaba escondiendo un monstruo que era capaz de hacer lo que fuera por mantener su capricho a su lado. Sabía que no podía hacerle nada a Alessia físicamente, pero si podía alejarla de su lado con la ayuda de Lerka.

 La furiosa mirada de Fiodor se dirige hacia la de la rubia que mirada aterrada toda la escena.

— No te quiero volver a ver cerca de ella, ¿Entiendes? — Lerka solo asistió asustada ante la demanda de Fiodor.

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