En medio de la madrugada Alessia comenzaba a despertar, el dolor de su cabeza era insoportable, sentía repetidas vibraciones. Sentía su boca cerca, cuando abrió los ojos no reconoció la habitación. Al frente se encontraba una televisión encendida con un volumen bajo, miro a su alrededor y miro confundida a una mujer de cabello negro que estaba sentada en una silla mirando la televisión.
Observo a su derecha y encontró a Fiodor tomando su mano mientras que dormía en un sillón con su rostro arregostado cerca de sus manos unidas. Junto a él encontró unos arreglos de rosas con unos globos y peluches, soltó un suspiro.
— Fue difícil convencerlo de que durmiera, está muy preocupado por ti… — Alessia voltea al escuchar hablar a la desconocida que la miraba con frialdad, extrañamente se sentía incómoda ante la presencia de la mujer.
— ¿Qué fue lo que me paso? — La voz de Alessia sonaba seca y baja, la mujer se levanta ante la atenta mirada de la otra y le pasa un vaso con agua.
— Gracias… — Tu amigo te trajo aquí cuando te desmayaste en pleno camino a tu apartamento, el doctor dijo que era porque no te has estado alimentando bien. Si lo hiciste solo para llamar su atención, pues, felicidades lo has hecho. — Las palabras que soltaban eran duras para Alessia, ella en ningún momento quiso llamar la atención de Fiodor, mejor dicho de nadie.
— Sonia, ese es mi nombre. — Ninguna de las dos dijo algo más, aun Alessia sentía el horrible dolor de cabeza. ¿Por qué Fiodor aún seguía allí? ¿Por qué no solo se aleja?… Tenía tantas preguntas con tan solo verlo allí cerca de ella.
Ya habían pasado tres horas y la habitación quedo en completo silencio, Sonia se encontraba dormida, y aunque ella tratara de conciliar el sueño no podía, no con aquel dolor tan fuerte en su cabeza. En un mal movimiento hizo que Fiodor se comenzara a despertar, justo lo que menos quería era eso. No quería hablar con él.
Entre los ojos azules del ruso noto la angustia en el rostro de Alessia, se levantó con rapidez. El silencio los consumía a los dos, Fiodor intento acariciar su mejilla con su mano, pero ella solo aparto su rostro hacia un lado.
— ¿Cómo te sientes? - Fiodor por dentro se sentía dolido, Alessia podía notar la tristeza en su voz.
— ¿Puedes llamar a una enfermera o a un doctor?… Por favor. — La voz de Alessia no tenía ánimos, Fiodor solo soltó un suspiro y se levantó. Pero antes de hacerlo le dio un beso en la frente a Alessia dejándola sorprendida.
— No sabes lo preocupado que estaba… No vuelvas hacer algo como esto…
(…)
Cuando llego la mañana la dieron de alta con sus receptivos medicamentos y cuidados, cuando termino de rellenar unos documentos le dijeron que todo estaba pagado. No tuvo que preguntar por saber quien había sido, desde la madrugada evitaban los dos hablar al frente de Sonia que miraba de manera fría a Alessia. Le daba muy mala espina su presencia, pero por alguna razón siempre estaba al pendiente de ella.
Salió del hospital y lo que encontró en cierta manera ya se lo esperaba, una camioneta negra estaba estacionada al frente y Fiodor estaba recostado en ella esperándola. No la dejaría ir tan fácil y más después que lo dieron de alta.
— Te llevo sube. — Fiodor le abrió la puerta trasera y espero a que ella entrara, Alessia dudaba en hacerlo, pero al final cedió. Fiodor se subió con ella atrás, cosa que molesto a Sonia que estaba de piloto. — Vámonos.
El ambiente era incómodo, Alessia solo se dedicaba a mirar por la ventana y Fiodor a observarla a ella, unas que otras veces Sonia los miraba por el retrovisor. Cuando llegaron al departamento, Alessia tomaba sus cosas mientras que Fiodor bajaba y le abría la puerta.
— Gracias… — Salió del auto y con cansancio en su cuerpo camino hacia la recepción siendo recibida por el guardia que la saludo, llego a pensar que Fiodor se iría, pero cuando entro al ascensor él entró y presiono su piso. Alessia sacó de su bolso sus llaves y cuando el ascensor se detuvo salió junto con Fiodor.
Cuando entraron al departamento el olor a rosas inundaba al lugar, Fiodor llego a pensar que Alessia botaría sus ramos o que lo regalaría a otras personas. Pero se sintió feliz de que tuviera cada una que le mando, el ruso coloco en la mesa una bolsa con los medicamentos de ella.
— Siéntate, vendré en un momento. — Alessia se dirige hacia su habitación dejando solo a Fiodor, se quita su gabardina negra junto con su saco dejándolo en una silla, se sienta en el mismo sofá donde semanas atrás durmió con Alessia.
Cuando ella llegó se sentó a su lado sin decir nada, cada uno mantenía una distancia y eso le molestaba a Fiodor.
— Te debo una explicación, Alessia… — Fiodor necesitaba mirarla a sus oscuros ojos marrones para que supiera que era verdad lo que le contaría, pero ella solo miraba el suelo de madera de su apartamento.
— No me debes nada, entendí perfectamente lo que paso. — Su voz salió como un susurro, cerraba sus ojos intentando evitar recordar esa escena que tanto le estaba doliendo.
— ¡No, Alessia! — Fiodor en un momento de desesperación tomo el rostro de Alessia, las lágrimas caían de su rostro. — Necesito que me mires, por favor… Alessia. — La voz del ruso sonaba rota y ella frunciendo su ceño lo miro con lágrimas en sus ojos.
— Mi padre me arreglo un matrimonio con Lerka, lo hizo porque quiere que me aleje de ti, pero no haré eso, Alessia. Te quiero solo a ti, renuncie a ese matrimonio por ti… No me alejes, dejarme quedarme a tu lado, te lo pido. — Los ojos de Fiodor se humedecían dejando salir unas pocas lágrimas, no le importaba que lo viera de esa manera…
No la quería perder por nada del mundo. En la mente de Alessia se quedaban pegadas cada palabra que salía de la boca del ruso, sus lágrimas con más fuerza al verlo de esa manera, roto y frágil.
Su corazón le gritaba que le diera una segunda oportunidad, podía apreciar en sus hermosos ojos azules que decía la verdad. Nuevamente le abriría la puerta de su corazón.
(…)
Al día siguiente Fiodor llego al apartamento de Alessia con un desayuno hecho en una de las mejores cafeterías, ella abrió la puerta ya arreglada y lo dejo pasar. Se podía decir que ahora su relación era más fuente que antes, desayunaban entre pláticas y Fiodor estaba al pendiente de sus medicamentos y que se alimentara bien.
Se cuidaban entre los dos, se complementaban el uno al otro. Fiodor le abrió la puerta de su camioneta a Alessia y se despidieron con un beso en la mejilla siendo el centro de atención de varios estudiantes de la universidad.
— ¡Hey, Alessia!, ¿cómo te sientes? — Un brazo la rodeo por sus hombros y le sonrió al moreno.
— Hola, Sam. Estoy mucho mejor, te agradezco de corazón lo que hiciste por mí. — La sonrisa del Samuel era grande, estaba feliz por ella. Alessia le abrazo quedando a la altura de su pecho y él correspondió.
(…)
Sonia no sabía como describir sus propios sentimientos, quería sentir alegría por ver la enorme felicidad que tenía Fiodor con Alessia, pero no podía.
Un sentimiento amargo se apoderaba de ella cada vez que lo veía desde lejos, lastimosamente ese era su labor. Solo ser un observador, sin llegar a sentir aquel afecto de amor por una persona. Su trabajo no lo permitía, ya había perdido a una persona y no quería volver a pasar por lo mismo.
Ella solo existía para ver como el mundo avanzaba sin ella, sintiendo el único sentimiento que conocía, soledad.
(…)
Solo faltaban unos treinta minutos para que terminara la última clase de Alessia, y Fiodor se estaba preparando un poco, había reservado en unos de los mejores restaurantes de la ciudad y le compro un hermoso regalo que sabía que le gustaría.
Comenzó a conducir hacia la universidad mirando su reloj de marca en su mano, cuando estaciono la camioneta tomo un hermoso ramo de orquídeas moradas y se bajó esperando a Alessia.
La felicidad deslumbraba la cara de aquellos dos, la cabellera rizada de Alessia se movía junto con el viento dándole una hermosa vista a Fiodor de su rostro. Se abalanzó hacia él para abrazarlo quedando a la altura de su pecho, Fiodor agacho su rostro y le dio un beso en sus sonrojadas mejillas.
— Espero te gusten, quise cambiar un poco las flores. — Le dio el ramo de orquídeas con una sonrisa escuchando un poco la risa de la mujer.
— Son perfectas… — Para Alessia era la primera vez que veía una flor de ese color.
— Tú eres perfecta. — Los dos se miraron con profundo amor sintiendo que solo estaban ellos dos.
Lo que menos quería Iván se había cumplido, la cercanía que tenía su hijo con Alessia era más fuerte que antes y Lerka en ningún momento lo había podido romper. Aquel capricho de su hijo se había vuelto obsesión, como cuando un niño se encaprichaba tanto con un juguete que nunca lo soltaba, pero Iván pensaba que tendría que soltarlo… Por las buenas o por las malas. Había sido muy paciente con él, dejándolo que jugara con aquella mujer, pero ahora tenía que actuar.El humo que soltaba de su tabaco se desaparecía en la oscuridad de la noche y recordaba como su fallecida esposa le había sido infiel con un extranjero, la primera vez que se conocieron se cautivó su belleza, aquellos ojos azules que lo cautivaban por completo. Pero ellos sabían que no sentían amor por el otro, solo estaban ese altar por poder y dinero, cualquier mujer hubiera deseado estar en su lugar, pero su esposa no.Ella prefería mil veces vivir una vida tranquila con su am
Fiodor se sentía liberado, sentía que había conseguido la libertad después de haber estado encerrado por mucho tiempo con su padre. Ahora él tenía el mando de toda la mafia Vólkov y nadie podía detenerlo, pero... Aún había un pequeño detalle que no había olvidado y esa era Sonia. No podía olvidar como lo había traicionado dándole toda la información a su padre dejando en peligro a Alessia, ellos habían trabajado juntos por varios años y ahora entendía el comportamiento que Sonia tenía con él en algunos momentos.Iván estaba muerto... Y ahora Fiodor tenía que pensar con cuidado en mover su siguiente piensa. Sí, tenía ganas de matar a Sonia en ese justo momento, pero... ¿Qué pasaba si la mataba?Alessia ya había tenido contacto con Sonia y no le podía decir cualquier mentira porque sabía que lo descubriría tarde o temprano, su única opción era amenazar a Sonia como lo hacía con sus socios cuando no querían hacer lo que él quisiera.
Cuatro días después...Alessia había logrado superar lo que había pasado, solo que está vez trataba de irse en lugares transitados, pero eso solo pasaba cuando estaba sola y eso era muy inusual, ya que la mayor parte del tiempo Fiodor la acompañaba o mandaba a un chófer, al principio le había dado pena a Alessia ya que no estaba acostumbrada a tantas detalles, pero poco a poco se sentía más cómoda.La mujer de cabello cobrizo miraba por la ventana esperando de manera ansiosa que sus padres le respondieran el teléfono, mañana por la tarde sería su graduación y ella había trabajado en su tiempo libre para poder mandarle un poco de dinero a ella para que lo pudieran ver.Era cierto que ellos en ningún momento fueron a un evento de ella, ya sea en la escuela, en sus academia o en otro lado... Nunca estuvieron allí para ella, pero ella se había esforzado demasiado para poder lograrlo y por fin que ellos vieran la gran meta que habí
La pequeña habitación donde Alessia atendía a sus clientes se encontraba abierta para recibir un nuevo paciente, por lo que le pudo decir la recepcionista del lugar era un comisario que se llamaba Victor Kozlov. Soltó un suspiro y dejo su libreta a un lado para buscar café en la máquina que se encontraba a fuera, cuando se encontraba llenando un vaso pequeño de reojo pudo alcanzar a ver como un hombre entraba a su despacho.— (Quizás ya llego…) — Pensó mientras le colocaba unos sobre-sitos de azúcar a su café, luego de eso camino hacia el despacho… pero lo primero que vio fue un hombre que le daba la espalda. — Buenas tardes, ¿es usted mi paciente? — Su tono era calmado y amable, pero sentía un mal presentimiento. El hombre se voltea y la observa por mucho tiempo sin decirle nada cosa que incómodo a la psicóloga. — ¿Señor?…— La he visto, ¿sabe?… Desde que comenzó a trabajar acá la he visto sin falta todas las mañana cuando entra y también cuando sa
Alessia antes de irse ordeno un par de documentos en su despacho y mientras lo hacía recordaba lo que le había prometido a Fiodor, mañana después de su trabajo tenía que pasar tiempo con él. ¿Podía seguir con él sabiendo lo que hacía?… ya tendría tiempo para pensar preguntas y respuestas en su hogar que ya no se sentía tan solo gracias a Hades. Salió del edificio con un abrigo color blanco y comenzó a caminar hacia su hogar.Pero el camino se complicó, no porque se encontrara tránsito o algo así por el estilo, sino porque alguien la estaba siguiendo. Quería voltear de manera disimulada hacia atrás, pero sentía que se daría cuenta la persona, ahora no podía ir a su hogar. Intento calmar sus nervios y de manera rápido volteo su rostro hacia atrás para identificar a la persona… Era el mismo sujeto extraño que estaba en su despacho, de todas las cosas que imagino no pensó que ahora la seguiría. Siguió caminando intentando perderlo, pero no lo lograba. Ya se estaba incom
El pequeño cuerpo de Alessia era abrazado por Fiodor que se encontraba ya despierto, pero solo se había quedado allí admirando el cuerpo desnudo de su pareja y sintiendo un poco de paz. Él sabía que tenía que ir aun a resolver unos asuntos y Alessia ese día tenía solo turno de tarde. Por su mente pasaban algunos escenarios de como comenzar a decirle a Alessia todo, haría que viviera con él y le compraría todo lo que ella quisiera.Su pareja se comenzaba a mover por la molestia de la luz que pasaba por las grandes cortinas, al abrir sus ojos se encontró con el torso desnudo de Fiodor y este le daba pequeñas caricias a su pálido cuerpo. Ella sonrió un poco recordando todo lo que hicieron ayer, y ella tenía que admitir que había sido el mejor sexo que tuvo durante mucho tiempo. Con sus manos acaricio el torso musculoso de su pareja y levanta su mirada para verlo, ella estaba atesorando ese momento al igual que él lo hacía.— Buenos días, amor… —
Habían pasado alrededor de unas dos semanas en que Alessia se había ido a vivir con Fiodor y todos se acostumbraron a su presencia, la trataban con mucho cariño y respecto por parte de su jefe, Alessia aún seguía trabajando y había mejorado mucho con su paciente favorito, Victor, quien también con los días se abría un poco más hacia la presencia de la femenina. Fiodor hoy no se encontraba en la mansión por algunos asuntos de unas pandillas, así que Alessia y Sonia estaban conduciendo hacia el veterinario.Dentro del local el veterinario revisaba al cachorro que crecía con rapidez, le habían tocado algunas vacunas y las dos mujeres decidieron comprar un helado en una tienda que estaba al frente del mismo local.— Me alegra mucho que te hayas ido a vivir con Fiodor… — Alessia levanta su mirada para verla, le era un poco extraño que se lo repitiera constantemente…— ¿Pasa algo, Sonia? No has parado de decírmelo desde
Un año después…Durante ese año muchas cosas cambiaron, Alessia con el tiempo se daba cuenta de que muchos la protegían solo por ser la pareja de Fiodor, que no la tomaban en cuenta en muchas cosas. Aunque sabía que él la amaba tal como era, tenía que cambiar, ya no estaba en una vida relativamente normal. Era la novia de un mafioso muy peligroso y tenía que actuar como una de ellos al menos. Su propia pareja le enseñaba algunos trucos para defenderse y el como usar las armas, Fiodor estaba orgulloso del como ella quería aprender poco a poco sin quitar su hermosa personalidad.El sujeto que ella misma había rescatado ahora trabajaba para ella como compañero de Sonia, está última al principio no le agrado la idea al igual que Fiodor, pero terminaron cediendo ante ella. Su nombre era Nikolai y le debía su vida a Alessia por salvarlo, él tenía un hermano pequeño que vivía con su abuela, así que estafaba algunas pandillas para tener mucho más dine