Luna se encontraba en un estado de nerviosismo palpable mientras se preparaba para su papel en esta extraña situación. Había decidido vestirse con elegancia, pero sin exagerar, optando por un atuendo que reflejara seriedad y confianza. Aunque por dentro se sentía como si estuviera a punto de enfrentarse a una tempestad.
Con su maleta en mano, Luna se dirigió al lugar acordado, sin saber qué esperar realmente. Sin embargo, un error en su percepción la llevó a confundir al chofer que la esperaba con el empresario que supuestamente sería su esposo de mentira. La expresión sorprendida del asistente al verla llegar dejó en claro su confusión, y Luna se sintió aún más ansiosa al darse cuenta de su error.—No soy yo, relájate, te llevaré con él—Ella asintió, ya que tenía miedo de que sus palabras salieran con un notable temblor.Fue entonces cuando el asistente, con una mueca apenas perceptible, le explicó que él no era el hombre al que debía acompañar. Su tarea era simplemente llevarla al aeropuerto, donde el verdadero empresario la estaba esperando para salir de la ciudad. La noticia agitó aún más los nervios de Luna, quien se sintió abrumada por la magnitud de la situación en la que se estaba involucrando.A pesar de sus dudas y temores, Luna no tenía más opción que seguir adelante. Sabía que había aceptado este papel por su amiga Roberta, quien había confiado en ella para reemplazarla en esta tarea tan peculiar. A medida que el asistente la conducía hacia el aeropuerto, Luna intentaba tranquilizarse, recordándose a sí misma que esto era solo temporal y que pronto todo volvería a la normalidad.Finalmente, cuando llegaron al aeropuerto, Luna se encontró con el empresario que la esperaba. Al verlo, sus mejillas se ruborizan involuntariamente, sintiéndose intimidada por su presencia imponente y segura de sí misma. Sin embargo, su reacción pareció molestar al hombre, quien la miró con una expresión de desaprobación. Luna se sintió aún más incómoda, temiendo que su apariencia o actitud no estuvieran a la altura de lo que él esperaba.—No temas, debes de acostumbrarte a su mal genio, solo serán unos pocos días, tu atuendo es perfecto— el asistente la alentó, con solo decir que su atuendo era el correcto, le devolvió un poco de seguridad a Luna.A medida que abordaban el jet privado del empresario, Luna se preparaba mentalmente para las dos semanas que tenía por delante. Sabía que no sería fácil fingir ser la esposa de alguien tan poderoso e influyente, pero estaba decidida a hacer lo mejor que pudiera en esta situación tan inusual. Con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, Luna se dispuso a enfrentar este desafío con valentía y determinación.—Estaré trabajando, encárgate de ella, ya sabes— Con una expresión de poder, Paul Santoro habló a su asistente sin mirar a la mujer que estaba sentada a un lado.Los ojos de Luna se cristalizaron, ella no cree poder seguir con este trabajo, pero la mano del asistente llamado Bruno, la hizo estabilizar sus nervios.—No llores, solo necesitas estar preparada——Tengo miedo— dijo ella en medio del llanto.—Oye Roberta, eres hermosa y puedes arruinar tu maquillaje, en una hora llegaremos a nuestro destino, la prensa estará encima de ti, querrán saber de qué familia vienes y cómo has conquistado a Paul Santoro, limítate a refugiarte en sus brazos y sonreír amablemente—Luna abrió sus ojos de par en par, fue ahí donde cayó en cuenta que, al momento de reemplazar a su amiga, también debía de asumir su identidad, acostumbrándose a que la llamen Roberta.—Entiendo gracias—Bruno explico detenidamente cada palabra, ella sintió y luego decidió retocar su maquillaje, por esa razón había preferido alejarse de una relación amorosa, sus nobles sentimientos no son para cualquiera, por eso era la mejor en sus clases y su trabajo, su sensibilidad la hace llegar a lo sentimientos de las personas con amor.Paul se fue al final de la fila y no escuchó jamás las palabras de la mujer, no sabe cómo es su voz, estaba esperando a una mujer un poco más atrevida y llamativa, sin embragó Luna era diferente, Luna no era esa mujer extrovertida o exhibicionista que él pensó que llegaría, ella era una todo lo contrario, además una mujer dulce y educada.La azafata anunció el aterrizaje del vuelo, los nervios de Luna estaban de punta, ella miró a Bruno y él le hizo señas con las manos, no debe de preocuparse ya que él la ayudará.Paul quien estaba con los ojos cerrados, solo los abrió al momento que el Jet terminó su aterrizaje, como fue previsto, la prensa estaba ahí presente a la espera del empresario que regresa a su tierra natal, Paul tenían un plan que fue arruinado con la presencia de Luna.—Vamos debemos bajar— él le ofreció la mano a la mujer y juntos bajaron.Los flashes de la cámara eran incómodos para ella, sin embargo, debe actuar como bruno le indico, la mano de Paul reposa en su parte trasera con descaro, a ella le molesto de inmediato, trato de moverse para que el quitara su mano de ahí, pero al contrario Paul la atrajo hacia su cuerpo con fuerza.—Relájate mujer— palabras despectivas refiriéndose hacia ella.Luna lo miró con furia en sus ojos y termino con una sonrisa forzada.La parada fue rápida, desde bajar del jet privado, hasta subir en el auto que los esperaba para ser trasladados a la casa familiar, deben de asistir a una cena.Una vez dentro del auto Paul no dudó en arremeter en contra de la mujer.—Te he pagado muy bien, será mejor que hagas bien tu trabajo o prometo hundirte— Paul escupió sus palabras hasta hacer llorar a la mujer.Ella apretó sus puños con molestia, estaba arrepentida con este trabajo, pero no puede renunciar, ya había pagado sus cuentas y su matrícula.—Bruno, encárgate de la vestimenta correcta, no puedo llegar a casa con ella así—Bruno asintió y sintió lastima por Luna, su jefe era un hombre desalmado que solo pensaba en sus intereses, no conoce a la joven, pero su intuición le dice que ella estaba ahí por obligación y necesidad.En medio de la incertidumbre y el desconcierto, Luna se encontraba atrapada en una situación que parecía escapar de su control. Paul, el hombre que la había contratado para ser su falsa esposa, tenía planes mucho más oscuros de los que ella había imaginado. En lugar de simplemente cumplir un papel por un par de semanas, se encontraba en una situación en la que su dignidad y autoestima estaban en juego. Paul, decidido a mantener las apariencias frente a sus padres, había ideado un plan retorcido para presentar a Luna como su pareja ante ellos. Quería que sus padres lo vieran con una mujer ordinaria y poco atractiva, con la esperanza de que así desistieran de presionarlo para que buscara una esposa adecuada y formará una familia. Para asegurarse de que su plan funcionara, ordenó a su asistente Bruno que consiguiera ropa vulgar y poco favorecedora para Luna. —Detente, entraremos en esta tienda común— Paul ordenó a Bruno, quien no dudo en obedecer las órdenes de su jefe. Paul abrió la p
Luna y Paul pasaron la noche en la cama, cada uno en una orilla opuesta, manteniendo una distancia que reflejaba la tensión entre ellos. Ninguno de los dos quería compartir espacio con el otro, y anhelaban que el tiempo pasara rápidamente para poder regresar a sus vidas cotidianas, lejos de esta farsa impuesta. Cuando la mañana llegó, Luna se levantó con la esperanza de que el nuevo día trajera consigo algo de alivio. Se dirigió directamente al baño, agradecida de que al menos Paul respetara su privacidad y no intentara invadir su espacio personal. Sin embargo, la sola idea de tener que ponerse nuevamente esos vestidos tan reveladores la llenaba de una profunda sensación de incomodidad y vergüenza. Al salir del baño, se encontró con Paul esperándola afuera, como si estuviera listo para tomar su turno. Ella contuvo un suspiro de frustración, sintiendo el peso de las expectativas y demandas de su situación actual. Paul le ordenó que estuviera lista para salir tan pronto como él termina
El desayuno transcurrió entre un ambiente tenso y cargado de miradas desagradables y lascivas dirigidas hacia Luna. Ella apenas probó un bocado de la comida, sintiéndose abrumada por todas las humillaciones que había soportado por parte de esta familia y, especialmente, de Paul. No podía evitar sentirse indignada por cómo la trataban, como si su estatus económico les otorgara el derecho de menospreciarla y maltratarla sin piedad. ¿Acaso solo una persona ciega podría ignorar la verdadera naturaleza de ese hombre? La hermana de Paul llegó al desayuno después de un largo viaje, y su presencia trajo consigo un destello de alivio para Luna. La joven se emocionó al ver a su atractivo hermano, y Luna fue testigo de la única muestra genuina de afecto hacia ella en toda la mañana. La hermana de Paul la saludó con un beso y se sentó entre la pareja, irradiando alegría y felicidad. Para Luna, ese gesto de amabilidad y cariño fue un rayo de luz en medio de la oscuridad y el desprecio que había
—Eres un infeliz Paul Santoro— Luna estaba molesta por todo lo sucedido en tan poco tiempo, ella entró a la ducha y empezó a frotar su cuerpo con fuerza, pensando que solo así podría borrar las miradas de Damián y Jean Franco el padre de Paula, sin pensar en las miradas de desprecio que Carmela de daba a cada momento.Luna estuvo por una hora bajo de la ducha, mientras las lágrimas de la rabia se fusionan con el agua, no obstante, con eso Luna salió de la ducha directo al espejo que había frente a ella, en medio de su desesperación cepillo sus dientes repetidas veces hasta que sintió que eliminó todo sabor de ese empresario que la beso sin permiso alguno introduciendo su lengua a todos sus lugares.Pensando que después del gran desplante delante de su familia y la bofetada que le había proporcionado al hombre, no la molestaría más y respetaría su espacio, pero no, Paul tenía planes para ella.—Búscala, iremos al club, no quiero peros en nada, que se coloque esos vestidos que le van bi
Luna entendió algo importante en ese día, y es que, aunque ella fuese humillada por el hombre, si ella se lo propone podría cambiar su mal genio, así como cambió su vestimenta y el solo la aprobó. Bruno fue en busca de lo camareros, quienes sirvieron un gran buffet y ellos pudiesen elegir que comer. Luna ya sentía que su estómago podría enfermar, poco probó la comida de la cena anterior y nada había comido del desayuno, así que al ver cómo eran servido todos esos platillos en la mesa, su estómago la traicionó haciendo una bulla que la hizo sonrojarse, esperando que Paul diera inicio a la comida, pero el hombre era cruel y vengativo, a lo que se levantó y empezó a caminar por toda la sala mientras conversa por el móvil, a él no le importa comer frío, pero la castigaría por burlarse de él, ellos empezaron a tener una guerra continua. Al ver que habían pasado diez minutos y aun Paul sigue en la llamada, ella se cansó y empezó a servir para ella. Paul volteo y la miró fijamente molest
—Bájate, sigue cumpliendo con tu papel y recibirás una buena recompensa como propina— Paul la miró fijamente y bajo del auto para abrir la puerta de su acompañante y darle la mano. Luna sintió que estaba cayendo tan bajo al aceptar este trabajo y aun así ella sigue como tonta ahí, se estaba volviendo en una perfecta actriz que es apuñalada por su protagonista. Paul le dio la mano y la ayudó a salir del auto, los fotógrafos estaban ahí como siempre al acecho de cualquiera figura pública, pero estaba vez el pez gordo era Paul Santoro, quien estaba de regreso a la ciudad y con una pareja de acompañante, todos quieren ser los primeros en anunciar el matrimonio de la pareja, pero aun así nadie de atreve a dar la noticia y ser demandados por difamaciones, la familia Santoro era de mucho poder. Paul posó con la mujer a la entrada del hotel y luego junto entraron al ascensor, el rostro de Luna era de molestia, ella se miró en el espejo y se dio cuenta que sus cachetes estaban redondos, no e
Luna se deslizó en el asiento del auto con un vestido que desafiaba las normas de elegancia y buen gusto, no puede dejar la imagen que ella visualizó en aquel gran espejo de su habitación. Bruno la miró con una mezcla de preocupación. Sabía que Paul, su jefe, estaría de acuerdo con ese vestido que escogió para la mujer, aunque el otro que ella estaba usando era realmente hermoso no podían hacer nada más que esperar a que él llegara para partir hacia la cena entre amigos. Cuando Paul finalmente apareció, su rostro se contrajo en una mueca de disgusto al ver el vestido de Luna. Bruno notó el gesto de su jefe y se encogió de hombros, incapaz de intervenir en la situación. Sabía que Paul estaba obsesionado con humillar a Luna delante de cualquier persona. A pesar de la tensión en el aire, Bruno arrancó el auto y se dirigieron hacia el lugar donde se llevaría a cabo la cena. La atmósfera dentro del vehículo era incómoda, cargada de expectación y ansiedad por lo que vendría, ella sabe que
La oscuridad cubre la noche y con ella los fotógrafos ya no estaban en el lugar, haciendo que Paul Santoro bajara del auto y se marchara a la habitación dejando a Luna atrás, ella al ser ayudada por Bruno y sentir el frío de la noche chocar en su cuerpo, fue una sacudida que estremeció su piel, ella se cruzó de brazos mientras dejaba la puerta del auto atrás, el asistente no dudo en cubrirla con su abrigo, era un caballero, ante todo. —Gracias Bruno— Luna le agradece por su gesto tan atento, ella no cree poder soportar los días restantes, por un momento creyó que Paul tenía sentimientos, pero no, el era tan seco y distante. Aunque delante de Veruska se mostró interesado, tanto así que la atendió en toda la cena, ambos parecían una pareja de verdad, en cualquier momento le podría suplicar dejarla ir y que Veruska tomara su lugar. —No es nada, mejor descansa, mañana el señor tendrá un almuerzo y luego una reunión de negocios, lo más seguro puedas estar presente en el almuerzo, pero e