Luna y Paul pasaron la noche en la cama, cada uno en una orilla opuesta, manteniendo una distancia que reflejaba la tensión entre ellos. Ninguno de los dos quería compartir espacio con el otro, y anhelaban que el tiempo pasara rápidamente para poder regresar a sus vidas cotidianas, lejos de esta farsa impuesta.
Cuando la mañana llegó, Luna se levantó con la esperanza de que el nuevo día trajera consigo algo de alivio. Se dirigió directamente al baño, agradecida de que al menos Paul respetara su privacidad y no intentara invadir su espacio personal. Sin embargo, la sola idea de tener que ponerse nuevamente esos vestidos tan reveladores la llenaba de una profunda sensación de incomodidad y vergüenza.Al salir del baño, se encontró con Paul esperándola afuera, como si estuviera listo para tomar su turno. Ella contuvo un suspiro de frustración, sintiendo el peso de las expectativas y demandas de su situación actual. Paul le ordenó que estuviera lista para salir tan pronto como él terminará, anunciando que irían a un desayuno en familia, donde ella sería presentada como su prometida.—Te quiero lista en lo que salga del baño, usa maquillaje en exceso y ponte el vestido más revelador de todos, quiero que seas el centro de atracción—Ella lo miró con desprecio y le dio la espalda, odiaba maquillarse y ahora tendría que hacerlo de una manera excesiva, no cabe duda que mataría a Roberta al terminar este trabajo, ella se vistió lo más rápido que pudo para que Paul no la viera desnuda, pero sintió morir al darse cuenta que el vestido le quedaba más ajustado de lo previsto, era tan corto que podría verse en inicio de sus glúteos, sus senos apretados anunciando que podrían salirse en cualquier momento, además ese color amarillo pollito la hace ver mas blanca de lo que parece, era un payasa con esos labios rojos y sus pómulos con abundante rubor.La idea de ser exhibida como la futura esposa de Paul frente a su familia la llenaba de un profundo malestar, pero Luna sabía que no tenía otra opción que cumplir con su papel en esta farsa. Con un nudo en la garganta y el corazón pesado, se apresuró a arreglarse, preparándose para enfrentar otro día de engaño y falsedad, mientras la promesa de libertad y normalidad parecía alejarse cada vez más.—Veo que entendiste muy bien el mensaje—Paul salió en toalla del baño, dejando al descubierto su pecho, Luna lo miró y luego bajó su mirada mientras trata de manipular su móvil e insultar a su amiga, Paul noto que ella tenía un móvil en su mano, le había hecho firmar un documento, en él le especifico que no debía de llevarlo, ya que no quiere que su información se filtre.—Vamos entrégamelo, firmaste un acuerdo y debes de cumplirlo— molesto se lo arrebató de la mano y lo metió dentro de una caja fuerte que tenía en la habitación.Ella logró enviar en mensaje a su amiga, ahora sin su móvil se preocuparían por ella.—Puedo apagarlo, no me puedes tener presa de esta manera, son mis pertenencias— ella lo miró molesta mientras ignora el hecho de que él está semidesnudo.—No necesitas lujos aquí, estarás muy ocupada atendiendo a tu esposo cada día, ahora calma y espera—Ella le dio una mirada matadora y luego empezó a mover sus manos con nerviosismo, estaba metida en un gran problemón con este hombre, pero al menos ya era un día menos a su lado.Paul se colocó un traje a la medida y abrió la puerta de la habitación para darle paso y saliera junto a él, ellos bajaron mientras ella lo coge del brazo con una gran sonrisa, la casa era una maravilla, habían llegado de noche y la neblina no la dejó apreciar la gran casa, pero al salir al gran jardín se quedó boca abierta, ¿Quién era su familia? Debían de ser personas con mucho poder y dinero, todo era una perfección.Cuando llegaron a la gran mesa preparada en el jardín, un joven miró con ojos de deseo a Luna, ese joven por poco se babea delante de todos, a Paul no le importo y solo rodó la silla para ayudar a su compañera, en el fondo estaba Bruno observando cada movimiento de su jefe, esperando alguna señal para sacarlo de ese lugar.—Buenos días hijo, ¿Cómo dormiste? — la anciana preguntó mientras mira a su hijo y sigue ignorando la presencia de Luna.—Bien madre, ambos dormimos muy divino— la última palabra la pronunció con un tono sensual mientras observa los senos abultados de la mujer.Carmela la madre de Paul sintió asco al escuchar las palabras de su hijo, ella no se cree ese cuento de que esta con la mujer por amor, conociendo a su hijo sabe que haría cualquier cosa por no casarse y menos tener hijos.—Creo que todos nos dimos cuenta lo bien que has dormido hermano— Damián miró fijamente los senos de Luna mientras hablaba, conoce muy bien a su hermano y sabe que esto es una farsa bien armada para escapar el matrimonio impuesto por sus padres.El padre de Paul estaba callado bien observa detenidamente a la joven, con sus gafas oscuras él puede imaginar el cuerpo desnudo de Luna, sabe que esa mujer no es decente y puede ofrecerle mucho más dinero que su hijo a cambio de sus servicios, no había ningún integrante en la mesa que pensara algo bonito de Luna, entre el padre y el hijo se imaginaron una noche con ese mujeron, mientras que Carmela solo desea sacarla de su camino y conseguir una mujer decente para su hijo, a Paul le da igual la joven, a sus ojos es insípida, además de ser un poco subida de peso para su gusto.Bruno puede observar como Luna está tensa y no ha probado bocado alguno, le da mucha lastima con la joven, a ese paso perderá unos cuantos kilos al finalizar el trabajo.Paul estaba feliz al obtener lo que tanto deseo, sus padres podrían darle más tiempo como un hombre soltero.El desayuno transcurrió entre un ambiente tenso y cargado de miradas desagradables y lascivas dirigidas hacia Luna. Ella apenas probó un bocado de la comida, sintiéndose abrumada por todas las humillaciones que había soportado por parte de esta familia y, especialmente, de Paul. No podía evitar sentirse indignada por cómo la trataban, como si su estatus económico les otorgara el derecho de menospreciarla y maltratarla sin piedad. ¿Acaso solo una persona ciega podría ignorar la verdadera naturaleza de ese hombre? La hermana de Paul llegó al desayuno después de un largo viaje, y su presencia trajo consigo un destello de alivio para Luna. La joven se emocionó al ver a su atractivo hermano, y Luna fue testigo de la única muestra genuina de afecto hacia ella en toda la mañana. La hermana de Paul la saludó con un beso y se sentó entre la pareja, irradiando alegría y felicidad. Para Luna, ese gesto de amabilidad y cariño fue un rayo de luz en medio de la oscuridad y el desprecio que había
—Eres un infeliz Paul Santoro— Luna estaba molesta por todo lo sucedido en tan poco tiempo, ella entró a la ducha y empezó a frotar su cuerpo con fuerza, pensando que solo así podría borrar las miradas de Damián y Jean Franco el padre de Paula, sin pensar en las miradas de desprecio que Carmela de daba a cada momento.Luna estuvo por una hora bajo de la ducha, mientras las lágrimas de la rabia se fusionan con el agua, no obstante, con eso Luna salió de la ducha directo al espejo que había frente a ella, en medio de su desesperación cepillo sus dientes repetidas veces hasta que sintió que eliminó todo sabor de ese empresario que la beso sin permiso alguno introduciendo su lengua a todos sus lugares.Pensando que después del gran desplante delante de su familia y la bofetada que le había proporcionado al hombre, no la molestaría más y respetaría su espacio, pero no, Paul tenía planes para ella.—Búscala, iremos al club, no quiero peros en nada, que se coloque esos vestidos que le van bi
Luna entendió algo importante en ese día, y es que, aunque ella fuese humillada por el hombre, si ella se lo propone podría cambiar su mal genio, así como cambió su vestimenta y el solo la aprobó. Bruno fue en busca de lo camareros, quienes sirvieron un gran buffet y ellos pudiesen elegir que comer. Luna ya sentía que su estómago podría enfermar, poco probó la comida de la cena anterior y nada había comido del desayuno, así que al ver cómo eran servido todos esos platillos en la mesa, su estómago la traicionó haciendo una bulla que la hizo sonrojarse, esperando que Paul diera inicio a la comida, pero el hombre era cruel y vengativo, a lo que se levantó y empezó a caminar por toda la sala mientras conversa por el móvil, a él no le importa comer frío, pero la castigaría por burlarse de él, ellos empezaron a tener una guerra continua. Al ver que habían pasado diez minutos y aun Paul sigue en la llamada, ella se cansó y empezó a servir para ella. Paul volteo y la miró fijamente molest
—Bájate, sigue cumpliendo con tu papel y recibirás una buena recompensa como propina— Paul la miró fijamente y bajo del auto para abrir la puerta de su acompañante y darle la mano. Luna sintió que estaba cayendo tan bajo al aceptar este trabajo y aun así ella sigue como tonta ahí, se estaba volviendo en una perfecta actriz que es apuñalada por su protagonista. Paul le dio la mano y la ayudó a salir del auto, los fotógrafos estaban ahí como siempre al acecho de cualquiera figura pública, pero estaba vez el pez gordo era Paul Santoro, quien estaba de regreso a la ciudad y con una pareja de acompañante, todos quieren ser los primeros en anunciar el matrimonio de la pareja, pero aun así nadie de atreve a dar la noticia y ser demandados por difamaciones, la familia Santoro era de mucho poder. Paul posó con la mujer a la entrada del hotel y luego junto entraron al ascensor, el rostro de Luna era de molestia, ella se miró en el espejo y se dio cuenta que sus cachetes estaban redondos, no e
Luna se deslizó en el asiento del auto con un vestido que desafiaba las normas de elegancia y buen gusto, no puede dejar la imagen que ella visualizó en aquel gran espejo de su habitación. Bruno la miró con una mezcla de preocupación. Sabía que Paul, su jefe, estaría de acuerdo con ese vestido que escogió para la mujer, aunque el otro que ella estaba usando era realmente hermoso no podían hacer nada más que esperar a que él llegara para partir hacia la cena entre amigos. Cuando Paul finalmente apareció, su rostro se contrajo en una mueca de disgusto al ver el vestido de Luna. Bruno notó el gesto de su jefe y se encogió de hombros, incapaz de intervenir en la situación. Sabía que Paul estaba obsesionado con humillar a Luna delante de cualquier persona. A pesar de la tensión en el aire, Bruno arrancó el auto y se dirigieron hacia el lugar donde se llevaría a cabo la cena. La atmósfera dentro del vehículo era incómoda, cargada de expectación y ansiedad por lo que vendría, ella sabe que
La oscuridad cubre la noche y con ella los fotógrafos ya no estaban en el lugar, haciendo que Paul Santoro bajara del auto y se marchara a la habitación dejando a Luna atrás, ella al ser ayudada por Bruno y sentir el frío de la noche chocar en su cuerpo, fue una sacudida que estremeció su piel, ella se cruzó de brazos mientras dejaba la puerta del auto atrás, el asistente no dudo en cubrirla con su abrigo, era un caballero, ante todo. —Gracias Bruno— Luna le agradece por su gesto tan atento, ella no cree poder soportar los días restantes, por un momento creyó que Paul tenía sentimientos, pero no, el era tan seco y distante. Aunque delante de Veruska se mostró interesado, tanto así que la atendió en toda la cena, ambos parecían una pareja de verdad, en cualquier momento le podría suplicar dejarla ir y que Veruska tomara su lugar. —No es nada, mejor descansa, mañana el señor tendrá un almuerzo y luego una reunión de negocios, lo más seguro puedas estar presente en el almuerzo, pero e
La mañana siguiente Paul se despertó temprano con una sola misión, tenía que buscar un buen atuendo para Luna, tiene pensado llevarla a la reunión de empresarios, la molestaría un poco con preguntas incomodas, pero sin embargo, la reunión era con unas rusos, eran personas muy respetables y algo peligrosas, su madre hizo vínculos con ellos y así fue como la empresa Santoro evolucionó al punto de ser la mejor del mercado, encabezada por el mejor CEO, Carmela no puede negar que su hijo lleva la ambición en las venas. Saliendo hacia la tienda que estaba en el piso de abajo, mientras bajaba las escaleras se percató por las miradas de las mujeres, Paul es tan guapo que todas se derriten a sus pies. Al llegar a la tienda una vendedora corrió para poder ser ella quien lo atienda y así recibir una buena propina, sabe que vendrá en busca de un vestido provocativo para la mujer, así como se llevó su asistente, ¿Quién no conoce a Paul Santoro? Todas menos Luna Castañeda. —Bueno días señor, por
—Prometo hacerlo bien— ella estaba emocionada, al menos Paul no fue agresivo y menos cruel en sus palabras, esta vez consiguió un vestido adecuado para ella, nada que ver con el vestido anterior que dejaba todo al descubierto. Bruno dejó su mirada en el frente y condujo a ese lugar en dónde tendrían el gran encuentro, ella sería la única mujer presente y podría ser un punto a favor o en contra para él hombre. —Mas te vale— Paul trono sus dedos y luego colocó las manos sobres sus rodillas mientras cierra sus ojos y medita, no entiende a que le vino la idea de llevarla con él a esa reunión, solo tenía pensado en usar su presencia para la comida. Ella solo lo miro y observo que el usa dos grandes anillos, le pareció extraño, jamás vio un hombre con anillos, a menos que fuesen de matrimonio. El viaje fue más corto de lo previsto, Paul al sentir que el auto se detuvo abrió sus ojos y se topó con la mujer mirándolo fijamente, sus cejas negras se volvieron una sola y no dudó en arremeter