—Bájate, sigue cumpliendo con tu papel y recibirás una buena recompensa como propina— Paul la miró fijamente y bajo del auto para abrir la puerta de su acompañante y darle la mano. Luna sintió que estaba cayendo tan bajo al aceptar este trabajo y aun así ella sigue como tonta ahí, se estaba volviendo en una perfecta actriz que es apuñalada por su protagonista. Paul le dio la mano y la ayudó a salir del auto, los fotógrafos estaban ahí como siempre al acecho de cualquiera figura pública, pero estaba vez el pez gordo era Paul Santoro, quien estaba de regreso a la ciudad y con una pareja de acompañante, todos quieren ser los primeros en anunciar el matrimonio de la pareja, pero aun así nadie de atreve a dar la noticia y ser demandados por difamaciones, la familia Santoro era de mucho poder. Paul posó con la mujer a la entrada del hotel y luego junto entraron al ascensor, el rostro de Luna era de molestia, ella se miró en el espejo y se dio cuenta que sus cachetes estaban redondos, no e
Luna se deslizó en el asiento del auto con un vestido que desafiaba las normas de elegancia y buen gusto, no puede dejar la imagen que ella visualizó en aquel gran espejo de su habitación. Bruno la miró con una mezcla de preocupación. Sabía que Paul, su jefe, estaría de acuerdo con ese vestido que escogió para la mujer, aunque el otro que ella estaba usando era realmente hermoso no podían hacer nada más que esperar a que él llegara para partir hacia la cena entre amigos. Cuando Paul finalmente apareció, su rostro se contrajo en una mueca de disgusto al ver el vestido de Luna. Bruno notó el gesto de su jefe y se encogió de hombros, incapaz de intervenir en la situación. Sabía que Paul estaba obsesionado con humillar a Luna delante de cualquier persona. A pesar de la tensión en el aire, Bruno arrancó el auto y se dirigieron hacia el lugar donde se llevaría a cabo la cena. La atmósfera dentro del vehículo era incómoda, cargada de expectación y ansiedad por lo que vendría, ella sabe que
La oscuridad cubre la noche y con ella los fotógrafos ya no estaban en el lugar, haciendo que Paul Santoro bajara del auto y se marchara a la habitación dejando a Luna atrás, ella al ser ayudada por Bruno y sentir el frío de la noche chocar en su cuerpo, fue una sacudida que estremeció su piel, ella se cruzó de brazos mientras dejaba la puerta del auto atrás, el asistente no dudo en cubrirla con su abrigo, era un caballero, ante todo. —Gracias Bruno— Luna le agradece por su gesto tan atento, ella no cree poder soportar los días restantes, por un momento creyó que Paul tenía sentimientos, pero no, el era tan seco y distante. Aunque delante de Veruska se mostró interesado, tanto así que la atendió en toda la cena, ambos parecían una pareja de verdad, en cualquier momento le podría suplicar dejarla ir y que Veruska tomara su lugar. —No es nada, mejor descansa, mañana el señor tendrá un almuerzo y luego una reunión de negocios, lo más seguro puedas estar presente en el almuerzo, pero e
La mañana siguiente Paul se despertó temprano con una sola misión, tenía que buscar un buen atuendo para Luna, tiene pensado llevarla a la reunión de empresarios, la molestaría un poco con preguntas incomodas, pero sin embargo, la reunión era con unas rusos, eran personas muy respetables y algo peligrosas, su madre hizo vínculos con ellos y así fue como la empresa Santoro evolucionó al punto de ser la mejor del mercado, encabezada por el mejor CEO, Carmela no puede negar que su hijo lleva la ambición en las venas. Saliendo hacia la tienda que estaba en el piso de abajo, mientras bajaba las escaleras se percató por las miradas de las mujeres, Paul es tan guapo que todas se derriten a sus pies. Al llegar a la tienda una vendedora corrió para poder ser ella quien lo atienda y así recibir una buena propina, sabe que vendrá en busca de un vestido provocativo para la mujer, así como se llevó su asistente, ¿Quién no conoce a Paul Santoro? Todas menos Luna Castañeda. —Bueno días señor, por
—Prometo hacerlo bien— ella estaba emocionada, al menos Paul no fue agresivo y menos cruel en sus palabras, esta vez consiguió un vestido adecuado para ella, nada que ver con el vestido anterior que dejaba todo al descubierto. Bruno dejó su mirada en el frente y condujo a ese lugar en dónde tendrían el gran encuentro, ella sería la única mujer presente y podría ser un punto a favor o en contra para él hombre. —Mas te vale— Paul trono sus dedos y luego colocó las manos sobres sus rodillas mientras cierra sus ojos y medita, no entiende a que le vino la idea de llevarla con él a esa reunión, solo tenía pensado en usar su presencia para la comida. Ella solo lo miro y observo que el usa dos grandes anillos, le pareció extraño, jamás vio un hombre con anillos, a menos que fuesen de matrimonio. El viaje fue más corto de lo previsto, Paul al sentir que el auto se detuvo abrió sus ojos y se topó con la mujer mirándolo fijamente, sus cejas negras se volvieron una sola y no dudó en arremeter
Luna cerró sus ojos y pudo sentir como la brisa choca con su rostro, fue algo que le encanto. —¿Tienes mucho tiempo comprometida con el señor Santoro? — Alana estaba intrigada, sabe del hombre y escuchó que era un témpano de hielo, ninguna mujer lo había podido conquistar y menos para conseguir una sortija, pero, aunque miro en repetidas veces la mano de la joven, no encontró ninguna en ella. —Apenas me lo propuso, fue algo muy emocionante— Luna se sonrojo, sabe cuánto está mintiendo. Alana puso en duda la respuesta de la joven, muchas mujeres de compañía había visto a lo largo de los años, ella se casó con Dexter por que fueron novios desde pequeño, pero aun así su esposo era un enamorado. —¿Y tú sortija? — Fue una pregunta directa y era la segunda vez que una mujer le pregunta lo mismo, si él quiere seguir presentándola como su prometida, tendría que conseguirle un anillo lo antes posible, o tendría que tatuarse en la frente que el anillo aun no lo había recibido, y solo fue una
—Come tranquila— Paul le habló al oído suavemente, haciendo que la piel de la mujer se erizara rápidamente. Luna no hizo ningún movimiento, el aire caliente de la voz de Paul la volvió loca, aun así, ella no quiso comer, no era feliz en ese lugar, todos eran muy extraños, además de que todas las miradas estaban sobre ella. —No te preocupes, no tengo hambre— ella lo miró de una mirada dulce. Luna no había desayunado y muchos menos había querido comer, ella recordó las palabras de Alana, y siempre en la vida tendrá que competir con una modelo de cuerpo delgado, sea como una esposa falsa junto a Paul o como una mujer en su vida de verdad, por esa razón ella podía observar la obsesión de Roberta al estar más delgada Solo desea regresar a su vida cotidiana, le falta solo este ultimo semestre para ser una gran profesional, ya extraña a todos esos pequeños que con su dulzura ella acoge con amor. Paul al igual que ella decidió parar de comer, dejando a un lado de su platillo con utensili
Bruno la ayudó a bajar y la llevó hasta su habitación, ella estaba aún muy nerviosa por lo sucedido, su Bruno no hubiese llegado, él podrían haberla violado, no puede comparar su fuerza con la de un hombre. —¿Ya estás más tranquila? — Bruno se siente culpable y preocupado por la mujer. —Me siento asustada, no quiero volver a esa casa— Luna le agarró un miedo terrible a esa casa, esa familia era realmente mala, este trabajo no era tan fácil como ella lo creyó. —No volverá a suceder, mejor descansa— Bruno se despidió de ella y espero a que Paul llegará al hotel abajo, al momento en que Paul bajó del auto y miro el rostro de Bruno preocupado fue suficiente para saber que tan grave fue la situación. —Dime que lo golpeaste— Paul quería acabar con su hermano, no era la primera vez que hacía algo así. —Sabes que no puedo, pero ganas no me faltaron— Bruno estaba tan enojado. —¿Cómo está ella? — Paul si estaba preocupado, por su culpa el aberrado de su hermano estuvo a punto de hacerle d