Luna sintió temor al ver esos ojos oscuros en Damián, por lo que su cuerpo se desvaneció por completo, ella volvió a reaccionar al sentir dolor en su cuerpo, quedó impactada al ver el cuerpo de Damián sobre ella mientras su cuerpo se mueve de una manera muy brusca, Damián estaba abusando de ella, mientras la mantiene en el piso y posee su cuerpo, él era aún hombre enfermo y sus estocadas eran mucho más fuertes que las de Paul.—Por favor Damián, no me hagas daño, suéltame— ella trato de luchar con el hombre que estaba sobre su cuerpo, pero le fue imposible, él la tiene inmovilizada mientras se mueve con mucha agresividad, él estuvo encima de ella por al menos veinte minutos, lo hizo hasta dejar sus residuos dentro de ella en dos ocasiones.—Cállate— Arremetiendo y dándole una fuerte bofetada, Luna jamás había sido golpeada por un hombre y esto fue un dolor que no le perdonaría a Paul jamás.Damián rompió todo su vestido, lo rasgó con fuerza y dejó su cuerpo tirado en el frío piso, mar
l cuerpo de Luna tembló con miedo al escuchar la voz de Paul, ella se dio cuenta que él estaba bajo los efectos del alcohol, si llanto era su manera de expresar lo tonta que había sido por tanto tiempo, fueron dos semanas en donde conoció del verdadero Paul Santoro, más sin embargo, ella se dejó ilusionar por ese hombre que la llenó de momento monitos, cubrió su cuerpo con joyas y hasta le dio la mejor primera vez de su vida, ahora con miedo y ganas de salir de ese país para regresar a su vida cotidiana, Luna salió del baño con su rostro rojo de todo lo que había llorado, las personas que le pasaban a un lado la miraban extraña, nadie tuvo la sensibilidad de ser amable con ella, pero nada la detendría, gracias a Bruno ella podría escapar.—Señor, ya me han traído mi identificación— Luna entregó sus documentos al hombre que anteriormente la había rechazado, su rostro rojo por todo lo que había llorado ayudó a que no la reconocieran por la foto que Paul dejó de ella.Aun así, el hombre
Luego de un llanto y un largo aseo, Luna disfruta de un café cargado, ella empezó a tomar pastillas para el dolor que su cuerpo intenso por los fuertes apretones que Damián le propino, sabe que esta a salvo en casa, ella es Luna, por lo que Paul no la buscaría y menos con su nombre real, a ella le quedó claro que él solo quería el poder que le brindó su madre al nombrarlo, dueño y señor de la fortuna Santoro, solo recordar las caras de los presentes al momento de que las cámaras revelaron su momento íntimo, ella aún puede sentir la vergüenza.El día estaba cayendo cuando escucho la voz sonriente de una mujer, no tenía que ser adivina para saber que era Roberta que estaba regresando de aquel viaje que duraría el mismo tiempo que su contrato.—Oye siiii, prometo llamarte luego, si, yo también te amo mi cosito lindo— Roberta colgó la llamada y al voltear su cuerpo hacia la entrada de la casa, su rostro chocó con la mirada de Luna, ella era como un monstruo.—¿Qué te sucedió? — Roberta la
Luna despertó y se sintió extraña al ver que Roberta ya no estaba en casa, además de la nota que le dejó sobre la mesa, en su corazón sintió una gran corazonada, ella cogió el teléfono de casa para llamarla, pero Roberta no le contesto las llamadas, aun así, no quiso salir de casa, estaba fiel a su pronta recuperación.Por otro lado, estaba Roberta emocionada al llegar a la casa de empeños, los ojos del comprador se iluminaron rápidamente.—Puedo comprarlos, pero debes llenar este formulario, además que no podré darte la cantidad que me estas pidiendo, sabes que son artículos únicos, debo manipularlos sacando sus piezas, si lo fuese a manipular completo pagaría su valor, pero es un problema recibir prendas con un gran valor sin su certificado— El hombre se hace el rudo, el busca envolver a la joven para quedarse con las prendas, estas tienen un serial y ganará más dinero si llama al dueño directamente y pide una recompensa.Roberta ya había citado a su novio, no lo dejaría mal, ellos
El sol apenas comenzaba a desaparecer en el horizonte, bañando el cielo de tonos anaranjados y rosados. Roberta y su novio, se encontraban en la cima de su propio mundo, flotando en una nube que solo ellos podían ver y sentir. Las risas y los susurros llenaban el ambiente, mientras ambos se dejaban llevar por el efecto de las sustancias ilícitas que habían consumido horas antes. La habitación estaba bañada en una luz cálida, las cortinas ondeaban suavemente con la brisa que entraba por la ventana entreabierta, y en el aire flotaba una mezcla de dulzura y peligro.Roberta se acurrucó más cerca de su novio, su cabeza reposando en su pecho, sintiendo cada latido de su corazón como si fuera el suyo. Ambos estaban perdidos en su propio universo, abrazados y riendo, ajenos a la realidad que los rodeaba. Los ojos de su novio, normalmente brillantes y llenos de vida, ahora se mostraban vidriosos, casi ausentes, mientras sus manos acariciaban el cabello de Roberta de manera lenta y repetitiva.
El amanecer llegó tan rápido como la noche había caído, trayendo consigo una nueva realidad que Paul no estaba preparado para enfrentar. La noticia de la muerte de Roberta había golpeado su corazón como un mazo, dejándolo frío y vacío. Se negaba a saber más sobre ella, a excavar en los detalles de una vida que ya no tenía sentido. Roberta, la mujer que lo había cautivado, estaba muerta, y para él, todo lo relacionado con ella debía morir también.Paul apagó su teléfono, cerró las cortinas y se dejó caer en la oscuridad de su habitación. No quería pensar, no quería sentir. Roberta se había llevado con ella una parte de su alma, y lo que quedaba no era más que un cascarón vacío. La única forma en que podía sobrellevar el dolor era encerrarse en sí mismo, negarse a todo lo que alguna vez había sido importante.Pero mientras Paul se sumía en su dolor, Bruno no estaba dispuesto a dejar las cosas así. Había algo en esa noticia que no cuadraba, algo que no dejaba de martillar su mente. Conoc
Paul se encontraba solo en la habitación del lujoso hotel, perdido en sus pensamientos. El silencio de la noche se mezclaba con el ruido de sus recuerdos, haciéndolo sentir más solo que nunca. Había tomado una decisión, una que sabía que cambiaría todo. El dolor que sentía en su pecho era insoportable, pero necesitaba enfrentar sus demonios, cerrar capítulos y, finalmente, decir adiós.Tomó su teléfono y marcó el número de su asistente, pero después de varios intentos fallidos, supo que Bruno no respondería. Seguramente, él también necesitaba tiempo para lidiar con la situación. Sin más opciones, decidió dejarle un mensaje: “Tómate unos días de descanso. Vuelve cuando estés listo. Yo también lo necesito”Paul sabía que su regreso a la ciudad no era solo para poner todo en su lugar, sino para asistir al entierro de Roberta. No quería que su madre o Bruno supieran de sus verdaderas intenciones. Roberta había sido un torbellino en su vida, una mujer que lo había engañado, pero a la vez,
Bruno llegó a la pequeña casa en medio de la nada, sintiendo una mezcla de alivio y preocupación. La casa, aunque modesta, era acogedora y estaba bien equipada, lo que le daba cierta tranquilidad. Había elegido ese lugar con cuidado, sabiendo que sería el refugio perfecto para proteger a Lisa mientras se recuperaba. No había vecinos, solo vastas extensiones de vegetación que les proporcionaban el aislamiento necesario para mantenerse a salvo.La ambulancia que había transportado a Lisa se detuvo frente a la casa, y Bruno rápidamente salió para recibir a los paramédicos. Les agradeció con un asentimiento antes de abrir la puerta trasera y con cuidado, cargó a Lisa en sus brazos. A pesar de su cuerpo débil, ella se aferró a él con la poca fuerza que le quedaba, confiando completamente en Bruno para su protección.—Estamos aquí, Lisa —murmuró mientras la cargaba hacia la entrada de la casa—. Este lugar es seguro. No dejaré que nadie te haga daño—La puerta se abrió, y dentro de la casa,