Los minutos pasaron a ser horas y las horas días y Mia seguía allí, con la misma ropa y un hambre incontrolable.
- ¿También hiciste enojar al mismisimo Rey de la india? - dijo una voz masculina al fondo en otra celda. - Eso creo - dilo Mia - asutandose de pronto, pues en todo ese tiempo encerrada no había visto ni oído a nadie - mm ¿y que hiciste tu? - Consultó intrigada - Me enamoré de una de sus esposas y la ayude a escapar - respondió sin tapujos-eso fue al menos hace 7 años según las cuentas que puedo tener en este horrible lugar. A Mia se le apretó el pecho, cuanto tiempo estaría allí era un misterio, pero seguramente sería años y años después de lo ocurrido con zamir. - y qué hizo usted - le dijo aquel hombre - por cierto, soy kerem- Añadió. - Mia es mi nombre, digamos que yo no acepte ser su esposa, por ende, me negué a entregarme a él. - wow , eso es nuevo, nadie jamás se ha atrevido a rechazar a Zamir, te lo digo yo que lo conozco desde niño, finalmente yo fui su tutor en todo, ya veo como debe de estar de molesto con usted, preparese a pasar una gran estancia aquí señorita Mía. Solo unos minutos después, una de las mujeres de mediana edad llego al calabozo, saco a Mia y la dirigió directo a las duchas. - Apestas niña, te dije que te comportaras, esta vez logramos que aceptará sacarte, pero una próxima ves olvidalo, vivirás encerrada en ese lugar el resto de tus días, igual que ese terco de kerem - señaló con un poco de nostalgia. - ¿Tu eres aquella mujer cierto? - replicó Mia mirándola fijamente. - Veo que kerem sigue igual de confianzudo, pero no, no soy yo - se detuvo unos segundos - fue mi hermana lizy, digamos que gracias a Kerem ella pudo escapar. Ella era mayor que el Zamir y solo la quería de esposa para molestar a Kerem, siempre competía con ser mejor que el, pese a tener el poder, Kerem lo superaba en todo y siempre sintió temor de que le arrebatara el reino. - Es un monstruo - Dijo mía apretando los dientes. - Digamos que no sabe que es el amor, vive de placeres y de deleites y es tan rencoroso que aunque le bailes de cabeza, te humillara a cada segundo por haberlo rechazado. Menos después de que toda la mansión se enterara de eso. - ya veremos - respondio Mia. Zamir mando a preparar a Mia, para nuevamente esperarla a media noche en su habitación. Mando a decir que nadie estuviese en la puerta, quería absoluta privacidad. Al llegar Mia, más delgada que la ultima vez, se acercó a unos centímetros de su boca - no crea que olvidaré lo de la última vez, digamos que tiene la oportunidad de revindicarse - dijo zamir acortando la distancia entre ambos. Mia sentía el aroma y calor de su boca, una especie de menta que embriagaba a cualquiera, mientras observaba su cuerpo, perfectamente tonificado que transmitía un deseo insasiable, pero sin duda aquella mujer no era cualquiera y no le importaba perder hasta la vida por defenderse de quien tenía al frente. - Kerem es mejor que tu - soltó de golpe mientras el Zamir quedo petrificado hasta que poco a poco la rabia le inundó los ojos por completo. La lanzó sobe la cama y comenzó a arrancarme la ropa, pero después de pocos minutos sin sentir resistencia de Mia se detuvo y la observó sorprendido. - Si cree que me entregaré a usted, está muy lejos de la realidad, solo aclaro que esto será en contra de mi voluntad y muy lejano a como crei qué sería mi primera vez. - dijo con tono de nostalgia, mientras su mirada estaba fija en el techo. En ese preciso momento Zamir se alejó de golpe. - ¿Es usted virgen? - Dijo con una mirada de horror. Finalmente jamás había obligado a nadie a pasar la noche con el y menos si la mujer que tenía en frente era una muchacha virgen. - Que esperaba, que por ser una mujer joven me entregaría a cuanto imbecil se me cruzara? Yo se mi valor zamir y a la única persona que me entregaré será a alguien a quien ame y me ame de verdad. - respondió mirándole fijamente - esto que pasara entre usted y yo, no será nada más que una horrible pesadilla. - Zamir se alejó de inmediato, mirando a su alrrededor mientras se cubría la boca. Luego se vistió rápidamente y mandó que la sacaran de la habitación sin siquiera mirarla, lo que a Mia le devolvió el alma al cuerpo. Por más apuesto que fuese, por más poderoso que pudiese ser, Mia no sentía nada en absoluto por el, más que resentimiento de obligarla y mantenerla en aquel extraño y lejano lugar. En su pueblo solo tenía a su madre, pero era suficiente para anhelar con todas sus fuerzas regresar. Al volver a sus aposentos, los empeñados comenzaron a trasladarla de lugar, le habian prepararon una habitación especial qué era relamente enorme y lujosa, donde pudo darse una reponedora dicha y disponerse a dormir. A la mañana siguiente, empleados entraban y salían de su habitación, decorando y llenando su closet de prendas nuevas y lujosas, además de accesorios de plata y oro en un estante que incluía un enorme espejo, como si estuviese en una tienda con un enorme probador de vestuario. Todos a su alrrededor se portaban de manera distinta, la trataban con respeto, como si fuese la reina del lugar y Mia no entendía en absoluto porque, hasta que al llegar a la sala de estar principal, donde servían el almuerzo, todas las demás mujeres la miraban con repudio, como si Mia ubiese hecho alguna atrocidad.- ¿Tan bueno pudo estar ese revolcón? - dijo una de las mujeres que había llegado amarrada de la misma manera que Mia. - Quizás que le hizo, como lo hechizó como para que hoy hasta su ropa sea especial - Añidio otra, sumamente molesta. Mia escuchó los comentarios pero no le importó en absoluto, hasta que una de ellas dijo: - Cómo quisiera ser yo la mujer que el Zamir eligió para ser la esposa principal y la primera en darle un hijo. - QUEEEEE!! - Se atragantó Mia, tosiendo una y otra vez mientras todos la observaban confundidos. Le levantó de la mesa y fue directo a la habitación del Zamir, no permitiendo que nadie la detuviera en el camino. - ZAMIR!!! ZAMIRR!!! - Grito fuera de la habitación, hasta que ese hombre recién despertando abría la puerta con los ojos entre abiertos. - Qué es lo que pasa mujer¿ le gustó la ropa y habitación nueva? Luego me agradece - dijo mientras cerraba la puerta pero sin esperarlo Mia lo detuvo y entró a esa habitación como si la llevara el
La casa de aquella mujer era humilde, pero llena de objetos que parecian valiosos, no debido a su valor material sino más bien sentimental, estaban lleno de detalles y fotografías, estar allí era como entrar en un cuarto lleno de recuerdos. La mujer era amable, pero sus ojos escondían una gran tristeza, debe haber perdido a alguien, debe estar de luto, pensaba Mia. - Lamento tu perdida,- dijo Mia mientras la mujer agachaba sus ojos. - Gracias, fue hace siete años. Me arrebataron al amor de mi vida - respondió tristemente. - Debe extrañar mucho a su esposo señora, lo lamento mucho. - No pudo llegar a ser mi esposo, no le pareció al Zamir, asique solo pude huir y ocultarme para siempre - dijo parluego cubrirse la boca, sin duda no deseaba dar tanta información. Mia comprendió todo de inmediato, Lizi,
Zamir fue informado de una visita inesperada, el cónsul de España ya había llegado a la mansión y su objetivo era claro, firmar un acuerdo de comercio con Zamir y el sabia que estaba decidido a no irse sin lograrlo. Tenía fama de ser implacable y lleno de avaricia, asique era de esperarse que entrará a la mansión sin una reunión previa y caminara con autoridad como si ubiese llegado a su propia casa. Sus pasos eran firmes y rápidos y su mirada estaba fija en el frente, por lo que jamás pudo anticipar qué chocaria por el costado con Mia que venía distraída desde uno de los jardines interiores. Sin duda el hombre iba a reprender su torpesa pero al verla, quedó unos segundos idiotizado. - Mm.. Quien lo diría, una reina como usted en un lugar como este - dijo suavemente avanzando de manera cautelosa para inesperadamente tomarla con fuerza de la cintura y acercarse deliberadamente hasta el cuello, disfrutando su delicado aroma. Mia reaccionó al instante, dándole un fuerte empujón
Mia lo observó unos segundos, por un instante creyó que no lo decía en serio, pero aquel anciano estaba realmente seguro de que necesitaba un ajuste de cuentas con el Zamir.La miro fijamente mientras daba uno y otro sorbo a su café, el que despedía un aroma Esquisito y le empañaba por completo sus anteojos.- Destruirlo - respondió Mia sin tapujos - eso quiero, destruirlo para que me deje volver a casa - replicó sintiendo como sus ojos se cristalizaban solo con nombrar su hogar, extrañando de innediato a su madre y desesperandose de dolor al pensar como estaría ella de preocupada al no verla regresar.- Este es el plan, destruirlo de dentro hacia afuera, es decir, enamorarlo, volverlo loco y cuando lo tengas en tus manos conseguirás todo lo que quieres. Luego vete, porque esa herida de amor no sanará jamás en un corazón como ese.Mia no sabía a que se refería en esa última frase, pero el plan le pareció lógico, después de todo el Zamir no solo s
Al llegar a la cabaña Mía se sorprendió al verla bastante descuidada, al parecer hace años no estaba habitada, pero bueno, era la opción disponible y por lo menos, aún mantenía un botiquín de primeros auxilios utilizable, aunque cubierto de polvo. Tuvo que ayudar al Zamir a quitarse la camisa para recostarlo sobre una cama cubierta con una sabana blanca y proceder a limpiar la herida. Ubiese sido menos incómodo si el Zamir no la mirara tan de cerca en cada movimiento, pero finalmente pudo cumplir el objetivo y quitar una por una las grandes espinas qué se habian encrustado en la piel. Verlo saltar de dolor le traia un poco de alivio, considerando que es hombre merecía mucho más que eso. Luego vendó las heridas más profundas y lo mantuvo recostado sobre la cama, pues el dolor no le permitía moverse demasiado. Pero el Zamir ni en esa condición dejaba de ser arrogante y mandón, tratándola constantemente como su sirvienta y exagerando sus dolores y caprichos. - ¿Usted se da cue
Cuando el Zamir encontró a Mia, su mirada le informó que el ya tenía algo en mente y sin duda no sería agradable, lo que la hizo sentir nerviosa y preocupada al instante, más aún cuando el Zamir no emitió ni una solo palabra, sino que a través de un movimiento de su mano le indicó que caminara hasta una habitación apartada. Por su oscura y sombría mirada, era relamente imposible negarse. - Esta bien - resongó Mia - solo permitame pasar primero al baño y lo alcanzo - dijo con tono suplicante.- Dos minutos - sentenció. Mia ingresó a uno de los baños de la mansión, justamente el que tenia una ventana que daba hacia el patio exterior. La ventana era bastante pequeña y sin duda si llegase a lograr pasar por ahí, caería literalmente de bruces contra el suelo. Lo meditó unos segundos y desistió, finalmente ¿donde podía escapar del Zamir? Espera un segundo - pensó en voz alta - el anciano, el puede esconderme hasta que el Zamir se duerma - a la mañana siguiente el Zamir debia salir del p
Cuando los guardias lograron detenerla, Mia estaba empapada en llanto, pálida y fría debido a la helada noche, su mirada perdida y su mente intentaba escapar con todas sus fuerzas de la realidad. Muchos no lo entenderían, pero Mia estaba luchando con todas sus fuerzas contra el deseo que sentía hacia Zamir, porque al estar en una situación así de intima, se sentía completamente utilizada, después de todo, para el Zamir podía ser una noche más como muchas otras en su vida, pero para Mia iba a ser su primera vez, aquella que esperaba con ilusión, deseando no vivir lo mismo que su madre, pero sin jamás anticiparlo, que, en pleno siglo XVI se sentía en sus zapatos. No pudo evitar recordar cuando su madre que es ya de avanzada de edad le dijo: - Disfruta la posibilidad de elegir a quien amar, porque esa posibilidad no la tuvimos todas hija- dijo Carmen con su vista perdida en los recuerdos. Su madre había sido vendida, en ese tiempo en el que bastaba que a sus padres le ofrecerieran
"le dijeron que habías muerto" Kerem no volvió a responder en horas y no había forma de saber que estaba pasando por su mente. Mientras tanto... - Señor Zamir - dijo la mamá de Mia - no está, no la encuentro en ningún lugar - Añadio angustiada - han pasado 48 horas, diganme donde esta - lloraba sin consuelo. Nadie entendía que estaba pasando, era como si se la ubiese tragado la mismisima tierra. Durante horas recorrieron cada rincón de la mansión sin encontrarla, finalmente reunieron a todo el personal en fila, donde Amal los presionaba a confesar haber si alguien había ayudado a escapar Mia, la instrucción era clara, si confesaban podrían vivir, pero si no lo hacían y se descubría por otro medio, morirían. - Amal, es obvio que no escapó esta vez - dijo Zamir - jamás se iría dejando a su madre aquí- resopló pasando su mano por su cabeza. - La hemos buscado sin descanso, no está en ninguna parte, en el único lugar que no hemos buscado es en la prisión de la mansión, p