Cuando el Zamir encontró a Mia, su mirada le informó que el ya tenía algo en mente y sin duda no sería agradable, lo que la hizo sentir nerviosa y preocupada al instante, más aún cuando el Zamir no emitió ni una solo palabra, sino que a través de un movimiento de su mano le indicó que caminara hasta una habitación apartada. Por su oscura y sombría mirada, era relamente imposible negarse. - Esta bien - resongó Mia - solo permitame pasar primero al baño y lo alcanzo - dijo con tono suplicante.- Dos minutos - sentenció. Mia ingresó a uno de los baños de la mansión, justamente el que tenia una ventana que daba hacia el patio exterior. La ventana era bastante pequeña y sin duda si llegase a lograr pasar por ahí, caería literalmente de bruces contra el suelo. Lo meditó unos segundos y desistió, finalmente ¿donde podía escapar del Zamir? Espera un segundo - pensó en voz alta - el anciano, el puede esconderme hasta que el Zamir se duerma - a la mañana siguiente el Zamir debia salir del p
Cuando los guardias lograron detenerla, Mia estaba empapada en llanto, pálida y fría debido a la helada noche, su mirada perdida y su mente intentaba escapar con todas sus fuerzas de la realidad. Muchos no lo entenderían, pero Mia estaba luchando con todas sus fuerzas contra el deseo que sentía hacia Zamir, porque al estar en una situación así de intima, se sentía completamente utilizada, después de todo, para el Zamir podía ser una noche más como muchas otras en su vida, pero para Mia iba a ser su primera vez, aquella que esperaba con ilusión, deseando no vivir lo mismo que su madre, pero sin jamás anticiparlo, que, en pleno siglo XVI se sentía en sus zapatos. No pudo evitar recordar cuando su madre que es ya de avanzada de edad le dijo: - Disfruta la posibilidad de elegir a quien amar, porque esa posibilidad no la tuvimos todas hija- dijo Carmen con su vista perdida en los recuerdos. Su madre había sido vendida, en ese tiempo en el que bastaba que a sus padres le ofrecerieran
"le dijeron que habías muerto" Kerem no volvió a responder en horas y no había forma de saber que estaba pasando por su mente. Mientras tanto... - Señor Zamir - dijo la mamá de Mia - no está, no la encuentro en ningún lugar - Añadio angustiada - han pasado 48 horas, diganme donde esta - lloraba sin consuelo. Nadie entendía que estaba pasando, era como si se la ubiese tragado la mismisima tierra. Durante horas recorrieron cada rincón de la mansión sin encontrarla, finalmente reunieron a todo el personal en fila, donde Amal los presionaba a confesar haber si alguien había ayudado a escapar Mia, la instrucción era clara, si confesaban podrían vivir, pero si no lo hacían y se descubría por otro medio, morirían. - Amal, es obvio que no escapó esta vez - dijo Zamir - jamás se iría dejando a su madre aquí- resopló pasando su mano por su cabeza. - La hemos buscado sin descanso, no está en ninguna parte, en el único lugar que no hemos buscado es en la prisión de la mansión, p
Cali ingresó a la mansión con sus pequeños anteojos y su maletin de doctor, caminando rápidamente con pasos cortos directo a la habitación de Mia. Se dispuso a realizar una revición exhaustiva de sus signos vitales y estados salud general, que le permitiera dar un diagnóstico certero y cuidadoso, conociendo la exigencia del Zamir en este tipo de asunto, no podía equivocarse, especialmente si se trataba de una de sus esposas. Estuvo varios minutos examinado a Mia bajo la mirada autoritaria y directa del Zamir, quien vigilada cada uno de sus movimientos. - Sr. Zamir, la muchacha se encuentra deshidratada y bastante débil, su estado de desnutrición y la falta de nutrientes por esos dos días en encierro le ha generado una baja importante de defensas, por lo que no logra reponerse de manera normal. Intuyo qué el medicamento que diluyeron para dormirla aun se encuentra en su organismo por lo qu
Kerem escuchó unos pasos ingresando a la prisión, no lograba ver mucho, las luces eran tenues y amarillentas, además de bastante poco confiables porque a veces encendían y otras veces se mantenían apagadas. El ambiente en esa prisión era similar al de época invernal, pese a que estaban en pleno verano, por lo que se sentía un frío inexplicable que hacía que saliera vapor de la boca. El ruido que generaba los pies al caminar, era igual que al pisar pasto seco, el que se repria varias veces a través de ecos. Habían al menos veinte celdas vacías, todas ellas sucias y oscuras lo que daba un aspecto descuidado y terrorífico. Zamir ingresó mirando en detalle el lugar y sintiéndose molesto de que Mia haya estado allí. Pasó de largo por aquella celda en la que ella había estado, sintiendo una nostalgia y molestia profunda. Al final del pasillo había una celda que en el suelo tenía platos vacíos de comida, los que estaban llenos de moscas rodeandoles y sumergiendose en aquellos restos
Mía esta preparada para salir, le consiguieron ropa común y corriente para ir a la Ciudad, a fin de que pudiese pasar indarvertida, le anticiparon que estarían en el vehículo esperándola y que no tardara en estar de regreso. Al bajarse del vehículo caminó por aquella pequeña, pero muy trancitada ciudad, no podía evitar sentirse libre, como si por arte de magia, ubiese retrocedió el tiempo y se encontrara justamente finalizado una extensa jornada laboral, cambiando por la calle principal y pasando cerca de varias personas que daban voces vendiendo chucherías en las calles, mientras otras ofrecian varios tipos de verduras frescas. Caminó lentamente disfrutando el bullicio a su alrrededor, cerrando los ojos a momentos y respirando el fresco aire de la tarde, pero luego recordó que debía cumplir un objetivo claro, no podía demorarse demasiado o no tardarían en llegar a su encuentro. Pasó por varios pasajes tratando de recordar la casa de lizy, hasta al fin llegar a su puerta, pero
Lizy estaba inconsciente, llevaba al menos media hora en el suelo porque su cuerpo estaba bastante frío y pálido, se dio prisa en arroparla mientras trataba de hacerla reaccionar. - Lizy!! Por favor despierta, si me oyes, piensa en kerem, debes ir a verlo - decía con fuerza, pero no obtenia ningún resultados, solo tenía una cosa clara y era que Lizy estaba viva, pero no sabía cuanto tiempo tenía para que su estado empeorara. Trató de moverla, pero Mia era de contextura delegada, no lograba avanzar con ella ni un solo centímetro. Miró a su alrrededor temerosa, estaba demasiado oscuro y no sabía como podría salir de allí a buscar ayuda, la cabaña estaba apartada y no se venía luces cercanas. Decidió buscar el tablero de electricidad, para su suerte, estaba justamente en la muralla bajando la escalera al sotano, asique no se tardó mucho en hallarlo y darse cuenta qué la luz estaba cortada desde allí, solo bastó subir los interruptores para que la casa se llenará de luz. Esa luz pe
- ¡¿Crees que puedes decidir por mi como si fueses mi dueño?! Demonios Zamir ¡¡estoy harta!! Más a haya de la coronilla con tus celos, ¿hablar un momento con el cocinero fue demasiado para ti? ¿Echarlo era lo correcto? - gritó realmente enojada. Zamir guardó silencio unos minutos mientras su mandíbula sonaba por como apretaba la boca con fuerza tratando de evitar decir alguna grosería y luego lamentarlo, pero el enojo que traía encima lo tenía vuelto loco, el cocinero se le había puesto entre ceja y ceja en el preciso momento en que puso en la boca de Mia un pedazo de pan francés. -¡Carajo Mia! ¿Eres una puñetera bebe que necesitas que te alimenten en la boca?¡ No guardas distancia!! Carajo! Eres una mujer casada - rezongó bajando el tono de voz en la última frase. - No por mi propia voluntad - soltó Mia, mostrando una mirada rabiosa qué hizo que el Zamir tragara saliva un par de veces, pa