La imagen que encontró Gavel al tirar la puerta de la oficina de Cassandra fue la peor que se pudo imaginar. No solo por las densas feromonas que danzaban de forma posesiva en el ambiente, sino también por la forma en que aquel desgraciado alfa estaba sosteniendo a su pareja y lo que le estaba haciendo.Pero no fue eso lo que le hizo perder el control.Al sentir su presencia del recién llegado, el alfa soltó el cuello de una ahora inerte mujer recostado en la mesa, dejando a la vista el cuello ahora manchados de sangre, con una profunda herida de marcas de dientes sobre su piel, ahora desgarrada, y la boca del lobo manchada de la misma sangre.Gavel... vio en rojo.No supo en qué momento se había movido, pero tuvo al otro lobo agarrado del cuello, contra el suelo y estampando sus puños en su rostro hasta que la sangre le salpicó hasta su propia ropa. Sentía los huesos crujir con cada golpe que daba. No mediaba su fuerza, estaba cabreado a no poder más. Sus garras completamente desenfu
Frente a él Gavel estaba aterrado, pero aun así lo hizo, metió dos dedos en la boca de Cassandra ahora muy caliente dado la subida de temperatura brutal.-Mantén presionada su lengua hacia abajo y no dejes que vaya hacia atrás o se ahogará- le decía agarrando uno de los frascos y jeringuilla que comenzaban a traerles y se lo inyectaba en el brazo a Cassandra después de desgarrar la manga.-Pa, qué le está ocurriendo- Gavel nunca se imaginó que ver a Cassandra en aquella situación lo descontrolaría tanto.-las toxinas del alfa en su cuerpo están haciendo que entre en shock. No puede marcarla porque ella es omega, pero lo mordió con mucha fuerza y las inyectó directamente en su torrente sanguíneo y al estar en celo estas son prácticamente nocivas para ella- le explicaba moviendo sus manos sin parar de inyectar cosas mientras le traía
Rayan entró dentro de su apartamento tirando de la camisa húmeda a la terraza y quedándose solo en el short corto y ajustado. El aire acondicionado bañó su pecho ahora desnudo y a su nariz llegó el delicioso olor a frito de la merienda. Se relamió los labios pasando su mano por el cabello rubio echándolo hacia atrás que quedó pegado por la humedad en él. Aunque su real intención no era comer la merienda.Caminó hacia la cocina y la imagen de un trasero respingón moviéndose al son de la música delante de la estufa fue mucho más tentadora que los dos platos que estaban en la meseta, al lado de su propio celular que era el reproductor. El alfa agradeció haber tenido una lista de reproducción en él.Con una sonrisa lobuna mostrando sus colmillos se acercó a la chica y la rodeó por detrás y abrazó la es
Leticia apretó los ojos con fuerza al sentir el látigo golpear justo al lado de ella astillando el suelo. Al menos se había movido los milímetros necesarios para que no la golpeara. Uffff, al menos un alivio. A pesar de tener los ojos cerrados sus oídos seguían igual de afilados. Pero podía jurar a los cuatro infiernos que a esa altura tenía al menos una costilla rota. Un puño pasó rozando su mejilla no impidiendo que su labio inferior se rompiera y por consiguiente la sangre corriera por su la barbilla. Lo último que le faltaba. Ahora como justificaría eso. Tenía una imagen que mantener. Tuvo un impulso de gruñir y demostrarle a los que la tenían allí que ella no era una cachorra indefensa y que podía dejarlos noqueados en solo segundos. Mas se contuvo, más bien, todo ese tiempo no gritó ni una sola vez a pesar de estar de rodillas, con las manos atadas en la espalda y siendo golpeado una que otra vez si podían asentarle. Había sido prácticamente arrastr
Una hora antesLeticia ajustó los audífonos de cascos mirando por la ventana del metro. La música estaba alta, tanto que podía darle dolor de cabeza a cualquiera pero para ella era la única forma de desconectarse del mundo donde vivía. Pues a pesar de residir en una inmensa mansión, que su padre estuviera forrado de dinero, ella no era precisamente feliz.Ocultaba su verdadera naturaleza bajo la fachada de una loba alfa.Ridículo ¿verdad? Pues no para los tiempos actuales.Y ejemplo de ello eran los miles de carteles por todas partes del metro donde promocionaban miles de pastillas para ocultar tu olor y otro millón de sprays con olor que te permitía hacerte pasar por lo que desearas. Porque ya no eran los tiempos de antes, donde un lobo era el alfa de la manada, el resto la simple manada y por último los omegas renegados.No.La sociedad había cambiado tanto, prácticamente habían mutado y los conceptos alterados. Ahora tenías una categoría
Salió corriendo por donde había cogido el grupo guiada por rastro nauseabundo hasta que los divisó debajo del puente. Se habían movido rápido y habían rodeado al chico. Y ya lo habían golpeado en la cabeza provocándole una buena contusión. Leticia se retiró los cascos y los colgó en el cuello mientras bajaba las escaleras de dos en dos en dirección a ellos.-Oye- les gritó para llamar su atención- No creen que son muchos para tratar con un simple beta- se paró detrás de ellos con una posición despreocupada con las manos en los bolsillos- Eso es de cobardes-Aquellos tipos se giraron. Entre ellos había uno que olía a alfa, ese debía ser el líder, un hombre de gran tamaño pero con aspecto desaliñado y consumido por la droga. Su olor era tan nauseabundo que Leticia arrugó la nariz otra vez.-&i
Rayan salió de la ducha con solo una toalla en su estrecha cintura. Como todo alfa había desarrollado los músculos adecuados sin casi ningún esfuerzo, brazos duros, espalda ancha, pectoral formado, abdomen definido, piernas torneadas y trabajadas. Y algunos de sus compañeros betas le reclamaban constantemente, más él no les prestaba atención. Necesitaba ese cuerpo y fuerza para su trabajo. Había elegido esa vida y le gustaba. Los trabajos convencionales no eran para él.Llegó a la sala y sintió un olor característico. Tenía visita.-Llegaste rápido pa- miró al hombre atractivo y masculino, muy parecido a él en el sofá y se sentó delante de él sin preocuparse de vestirse.El alfa ni siquiera se inmutó por el comportamiento despreocupado de su hijo. Ya era un adulto de 27 años y bastante independiente. Incluso ha
Rayan caminaba por la calle con un objetivo específico a plena luz de la tarde. Hacía media hora había recibido la llamada de uno de sus compañeros de pandilla diciéndole que tenían el objetivo en la mira, lo habían localizado bastante rápido, su manada era eficiente. Y ahora avanzaba confiado por la acera. Allí, sentada en una de las mesas de la cafetería, sin estar consciente de su alrededor ni del depredador que en este caso era él, estaba su presa.Ajena a su entorno Leticia repasaba las notas que había tomado para el examen que pronto se acercaba. Debía sacar la mayor nota posible y sabía que en su casa no se podría concentrar, y ahora menos cuando sintió que alguien se tiraba en la silla delante de ella. Al alzar la cabeza se encontró con un par de orbes verde que la miraba de forma burlona. El cuerpo de la omega se tensó en respuesta. El reci&ea