Aquel extraño sentimiento que recorría a Leticia por todo su cuerpo, solo podía ocurrir por la mezcla de excitación, adrenalina y superioridad, sí, porque tener al alfa de rodillas ante ella, con su boca devorando su sexo de forma frenética, y ella prácticamente dirigiendo el movimiento como le gustaba, dado que agarraba en su puño el cabello de Rayan, pues... era algo que no se daba todos los días.

El mayor había hecho un desastre de ella allá abajo. Sus muslos estaban enrojecidos ante las marcas de besos y mordidas donde sus colmillos habían tenido que ver junto con la humedad tanto de su saliva como su propio líquido. Ahora su pierna estaba sobre el hombro de este dejándola lo suficientemente abierta para que dos dedos estuvieran hurgando en su interior, mientras la boca maestra engullía su clítoris. El alfa parecía disfrutar de esto.

La lengua se movía alrededor de su botón sensible de forma estimulante rozando los puntos que la hacían temblar sacando un profundo gemido por parte