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Rayan entró dentro de su apartamento tirando de la camisa húmeda a la terraza y quedándose solo en el short corto y ajustado. El aire acondicionado bañó su pecho ahora desnudo y a su nariz llegó el delicioso olor a frito de la merienda. Se relamió los labios pasando su mano por el cabello rubio echándolo hacia atrás que quedó pegado por la humedad en él. Aunque su real intención no era comer la merienda.

Caminó hacia la cocina y la imagen de un trasero respingón moviéndose al son de la música delante de la estufa fue mucho más tentadora que los dos platos que estaban en la meseta, al lado de su propio celular que era el reproductor. El alfa agradeció haber tenido una lista de reproducción en él.

Con una sonrisa lobuna mostrando sus colmillos se acercó a la chica y la  rodeó por detrás y abrazó la es

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