Leticia entró en la mansión notando que esta estaba particularmente tranquila, más de lo normal. Incluso muchas de las luces estaban apagadas. Leticia olfateó, a su padre le gustaba que la casa mostrara que tenía dinero para gastar en electricidad por lo que en la noche siempre estaba encendida, pero se sorprendió al no notal vestigio de olor del alfa principal de la casa.

-Buenas noches-

-AHHHH- Leticia saltó del susto. Tocándose el pecho miró hacia atrás encontrándose con Martin- Dios, no me asustes así. Sabes que en esta casa no puedes hacer eso, me darás un infarto.

El mayordomo se mostró arrepentido.

-Disculpe señorita.

-No hay problema- Leticia caminó hacia la escalera- ¿Por qué hay tanta tranquilidad en la casa?

Martin supo a qué se refería.

-Su padre salió de viaje nuevamente- sus palabras hicieron que Leticia se detuviera en el segundo escalón y lo mirara por encima del hombro.

-¿Por cuánto tiempo?- la pregunta salió n