04.Un Limite Difuso

El eco de los tacones se escuchaba por el amplio pasillo mientras me dirigía hacia la oficina de Chasse al día siguiente de la gala. A pesar de los nervios iniciales, todo había salido sorprendentemente bien. Sin embargo, la aparición de Samantha y la interacción que tuvieron siguieron rondando mi mente durante toda la noche. Había algo en su tono, en la forma en que lo miraba, que no terminaba de convencerme.

Cuando entré a la oficina de Chasse, él estaba sentado detrás de su escritorio, inmerso en una llamada. Sus ojos se levantaron apenas crucé la puerta, y me indicó con un gesto que tomara asiento.

Aproveché el tiempo para observarlo. Vestía un traje gris oscuro que complementaba perfectamente su porte imponente. Siempre parecía tan seguro de sí mismo, como si nada pudiera afectarlo. Pero yo sabía que bajo esa fachada había un hombre dispuesto a hacer cualquier cosa para proteger lo que había construido.

Colgó la llamada y me miró directamente.

—Gracias por venir. ¿Quieres café? —Negué con la cabeza.

—No. Solo quiero saber por qué estoy aquí. —Chasse esbozó una ligera sonrisa antes de cruzar las manos sobre el escritorio.

—Directa al grano, como siempre.

—No estoy aquí para charlas casuales, Michels.

—Bien, porque tengo algo importante que discutir contigo. —Me incliné hacia adelante, esperando que continuara.

—Samantha Lowell se quedó preguntando mucho sobre ti después de la gala.

—Y eso ¿qué tiene que ver conmigo?

—Samantha es una persona influyente entre nuestros socios. Si sospecha algo extraño, puede poner en riesgo los acuerdos que estamos trabajando. —Fruncí el ceño, intentando procesar lo que decía.

—Entonces, ¿quieres que la convenza de que somos una pareja perfecta?

—Algo así. —Solté un suspiro y me recliné en la silla.

—Chasse, no puedo controlar lo que la gente piensa.

—No te estoy pidiendo que lo hagas. Pero debemos asegurarnos de que esto parezca real, no solo en eventos públicos, sino en cualquier interacción que tengamos.

—¿Y qué sugieres? ¿Que vayamos a almorzar juntos todos los días? ¿Que publiquemos fotos nuestras en todas nuestras redes sociales? —Él se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con determinación.

—Exactamente, aunque no había pensado lo de las fotos, es una excelente idea.

—¿Qué? —dije, sorprendida.

—Harmony, este acuerdo no se trata solo de mantener las apariencias en eventos. Debemos construir una imagen de pareja creíble, y eso incluye mostrar un poco más de cercanía en nuestra vida diaria.

—¿Y cómo planeas hacerlo sin que sea completamente ridículo? —me regaló una sonrisa boba, como si ya hubiera anticipado mi reacción.

—Podemos empezar con un almuerzo juntos hoy. Después, veremos cómo manejamos el resto. —Rodé los ojos, pero no pude evitar notar que ya no tenía muchas opciones.

—Está bien. Pero solo el almuerzo.

Horas más tarde, estamos sentados en un restaurante elegante cerca de la oficina. El lugar estaba lleno de ejecutivos y empresarios, el tipo de público que Chasse frecuentaba. Me sentí fuera de lugar entre tanto lujo, pero él parecía perfectamente cómodo.

—¿Siempre viene a lugares como este? —pregunté mientras miraba el menú.

—Cuando el tiempo lo permite, sí.

—Debe ser agradable ser tú. —Él levantó la mirada de su carta y me dio una mirada extraña.

—¿Por qué dices eso?

—Porque siempre pareces tener el control de todo. —Su sonrisa se desvaneció un poco, y algo en sus ojos cambió.

—Eso es lo que la gente ve. La realidad es muy diferente.

—Ah, ¿sí? ¿Cómo es realmente? —Antes de que pudiera responder, el mesero llegó para tomar nuestro pedido. Chasse pidió un filete, y yo opté por una ensalada, más por la incomodidad del lugar que por hambre.

Cuando el mesero fue, él retomó la conversación.

—El éxito no es lo que parece, Harmony. Siempre hay un precio que pagar.

—¿Y tú lo pagaste?

—Todos los días. —Su tono era tan serio que decidió no presionar más. En su lugar, cambie de tema.

—Y ¿qué piensas hacer con Samantha? —Chasse apoyó los codos en la mesa y entrelazó los dedos.

—Asegurarme de que no interfiera. Ella siempre ha sido curiosa, pero sabe cuándo retroceder.

—Parecía más que curiosa anoche. —Él soltó una breve carcajada.

—Samantha y yo tenemos historia, pero es solo eso: historia.

—¿Seguro? Porque no parecía que ella lo viera de esa manera. —Chasse me miró con una mezcla de diversión e irritación.

—¿Estás celosa, Harmony?

—¿Celosa? —Me reí, sacudiendo la cabeza—. Por favor.

—Entonces, no tienes nada de qué preocuparte. —No respondí, pero algo en su actitud me hacía querer desafiarlo. No estaba celosa, pero tampoco podía ignorar la sensación de que Samantha no iba a desaparecer tan fácilmente.

Después del almuerzo, volvimos a la oficina. Apenas había entrado en mi escritorio cuando mi teléfono vibró con una notificación. Era un mensaje de Lucy.

"¿Cómo va tu nueva vida como 'prometida?" Rodé los ojos y le respondí rápidamente.

"Complicada, como era de esperarse." Lucy no tardó en responder.

"Llámame si necesitas ayuda con algo, o si decides que quieres escapar a las Bahamas. Estoy a una llamada de distancia." Sonreí ante su mensaje, agradecida de tenerla en mi vida.

Sin embargo, mi momento de tranquilidad se vio interrumpido cuando Chasse salió de su oficina.

—Harmony, ¿puedes venir un momento? —Me levanté de mi escritorio y lo seguí de nuevo. Esta vez, cerró la puerta detrás de mí y se cruzó de brazos.

—Tenemos un problema.

—¿Ahora qué? —Él me lanzó una mirada seria antes de hablar.

—Samantha quiere organizar una cena en su casa para conocerte mejor.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque no confía en lo que vio anoche.

—¿Y qué espera lograr con eso?

—No lo sé, pero no podemos rechazar la invitación. —Solté un suspiro frustrado.

—Esto se está complicando más de lo que imaginaba, Chasse.

—Lo sé, y lamento ponerte en esta posición. Pero no tenemos opción. —Lo miré, tratando de evaluar si realmente estaba arrepentido. Su expresión era seria, incluso vulnerable, algo que no era común en él.

—Está bien —dije finalmente—. Iré a esa cena.

—Gracias, Harmony.

—Pero necesito algo a cambio. —Él levantó una ceja, curioso.

—¿Qué quieres?

—Un fin de semana libre. Sin llamadas, sin correos, sin ti. —Una sonrisa divertida apareció en su rostro.

—Trato hecho.

•❃°•°✰°•°❃•

Esa noche, mientras caminaba hacia mi apartamento, no podía dejar de pensar en todo lo que estaba ocurriendo. Mi vida se había vuelto un caos, y no estaba segura de cuánto tiempo podría mantener todo bajo control. Sin embargo, había algo en Chasse que me hacía querer intentarlo. Quizás era su determinación, o tal vez su vulnerabilidad oculta.

Cualquiera que fuera la razón, sabía que esto era solo el comienzo.

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