HARMONY La cumbre llegaba a su último día, y la tensión que había estado acumulándose entre Chasse y yo parecía haberse asentado en el aire como la nieve espesa que cubría los alrededores de Aspen. Aunque habíamos logrado engañar a la mayoría, yo no podía sacarme de la cabeza la sensación de que Richard aún no estaba convencido. Cada mirada que lanzaba en nuestra dirección me hacía dudar. Sabía que debía mantener la compostura, pero fingir durante tanto tiempo me estaba desgastando más de lo que imaginaba.La mañana comenzó con una última reunión, un desayuno formal en el salón principal del resort. Era la despedida oficial, el momento de reforzar las alianzas y cerrar acuerdos. Me vestí con un conjunto elegante pero discreto, algo que reflejara confianza sin llamar demasiado la atención. Chasse me esperaba en la puerta de nuestra suite, luciendo impecable como siempre.—¿Lista para el acto final? —preguntó mientras me ofrecía su brazo.—Tan lista como puedo estar —respondí, tomando
El avión despegó de Aspen dejando atrás la cumbre y, con suerte, las sospechas de Richard. Miré por la ventana mientras las montañas cubiertas de nieve se hacían cada vez más pequeñas. A pesar de que el fin de semana había terminado, no podía ignorar la sensación de inquietud que se había instalado en mi pecho. ¿Cuánto tiempo más podría sostener esta farsa sin que todo colapsara?Chasse estaba sentado a mi lado, completamente inmerso en su laptop, como si nada hubiera pasado. Ese era su superpoder, actuar con una calma inquebrantable incluso en las situaciones más tensas. Yo, por otro lado, tenía un nudo en el estómago que no se deshacía.—¿Crees que Richard se lo creyó? —pregunté, tratando de no sonar tan insegura como me sentía.Chasse no levantó la vista de la pantalla, pero pude notar un leve cambio en su expresión, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras.—Harmony, Richard es un hombre astuto. No sé si se lo creyó por completo, pero sí sé que no tiene pruebas. Eso
La oficina estaba sumida en un silencio que solo se rompía con el sonido constante de los teclados y teléfonos al otro lado del pasillo. Desde mi escritorio, podía ver la puerta cerrada de la oficina de Chasse, lo que me daba un respiro necesario para organizar mis pensamientos. Los días transcurrían entre reuniones, llamadas y el constante recordatorio de que estábamos jugando con fuego. Cada interacción con Chasse se volvía más personal, más íntima, como si la línea entre lo real y lo falso se desdibujara poco a poco.Estaba revisando algunos informes cuando Claire, apareció frente a mí con una carpeta en la mano.—Harmony, el señor Michels necesita que subas esto a su oficina. Tiene una reunión en quince minutos y quiere que revises algunos documentos antes de que llegue.—Claro, se lo llevo enseguida —respondí, intentando no mostrar mi incomodidad. Cada vez que subía a esa oficina, sentía que me adentraba más en un terreno desconocido.Tomé la carpeta y caminé hacia la puerta. La
El amanecer se asomaba por las ventanas de mi departamento, proyectando sombras largas y alargadas sobre el suelo de madera. No había dormido bien. Mi mente no dejaba de repasar la noche anterior, las miradas de Richard, las palabras de Chasse, e incluso la incómoda sensación de que todo estaba a punto de desmoronarse. Era como si estuviera caminando al borde de un precipicio, sin saber si el próximo paso sería seguro o el que me llevaría al vacío.Un golpe en la puerta me sacó de mis pensamientos. No esperaba a nadie, así que me acerqué con cautela, mirando por la mirilla. Era Chasse. Por supuesto que era él.Abrí la puerta con cierta vacilación. Él estaba ahí, con un café en cada mano y su impecable traje, como si no tuviera una sola preocupación en el mundo.—¿Qué haces aquí tan temprano? —pregunté, intentando ocultar mi sorpresa.—Sabía que probablemente no dormiste bien —respondió, pasándome uno de los cafés. —Yo tampoco lo hice. Además, tenemos que hablar.—¿De qué? —Me hice a
Un nuevo dia iniciaba, la luz de la mañana entraba a raudales por las ventanas del ático, iluminando los muebles de diseño y la perfección del lugar. Pero por más hermoso que fuera, no podía sentirme cómoda. Todo me parecía frío, como una extensión de la personalidad de Chasse. Desperté temprano, algo inquieta, y decidí prepararme un café antes de enfrentar el día. Mientras lo servía, mis pensamientos giraban en torno a la noche anterior, la reunión, las miradas de Richard, las palabras elegantes y calculadas de Chasse. Habíamos salido airosos, pero una parte de mí sentía que esto no era más que el comienzo de algo más complicado.El sonido de pasos interrumpió mi línea de pensamiento. Chasse apareció en la cocina, ya vestido con un traje impecable, su cabello perfectamente arreglado. Parecía un hombre que nunca tenía un mal día.—¿Madrugando? —comentó, abriendo la nevera para sacar una botella de agua.—No podía dormir más —respondí, sirviéndome una taza de café. —Anoche fue... int
La mañana llegó con un aire pesado, como si incluso el cielo supiera que algo estaba a punto de cambiar. Me desperté temprano, pero me quedé en la cama más tiempo del necesario, observando cómo los rayos del sol luchaban por atravesar las cortinas. Había algo en el ambiente que me hacía sentir incómoda, como si una tormenta silenciosa estuviera acercándose.Finalmente, reuní el valor para levantarme, vestir algo cómodo y enfrentar el día. Sabía que Chasse estaba en su oficina improvisada en el ático; podía escucharlo al teléfono desde mi habitación. Su voz se escuchaba en el espacio, transmitiendo una seguridad que siempre parecía inquebrantable. Pero después de tantos días bajo el mismo techo, había empezado a notar pequeños matices en él: los momentos en que se pasaba la mano por el cabello cuando algo lo frustraba, o cómo su mandíbula se tensaba cuando alguien en la llamada lo interrumpía.Cuando salí de la habitación, ya había preparado café. Entré a la cocina, sintiendo su mirada
Desde el momento en que abrí los ojos, supe que algo iba a cambiar ese día, aunque no podía precisar qué era exactamente. Los días bajo el techo de Chasse se habían convertido en una extraña rutina de estabilidad superficial y emociones contenidas. Pero esta vez, sentía que el equilibrio estaba a punto de romperse.Bajé a la cocina después de ducharme, encontrándome con él de pie junto a la cafetera, vestido impecablemente, como siempre. Su camisa blanca parecía una extensión de su piel, perfectamente ajustada, y el reloj en su muñeca destellaba bajo la luz del sol que entraba por las ventanas. Era una figura intimidante y fascinante al mismo tiempo.—Buenos días, Harmony —saludó sin apartar la vista de su taza de café.—Buenos días —respondí, tomando un vaso de agua y sentándome en el taburete de la isla. Él se giró hacia mí, apoyándose casualmente contra la encimera.—Hoy tengo algo importante que discutir contigo.—¿Algo importante? —pregunté, arqueando una ceja. Sabía que "importa
El día de la fiesta de compromiso llegó mucho más rápido de lo que esperaba. En cuanto abrí los ojos esa mañana, sentí un peso en el pecho, como si algo invisible apretara mis costillas. Las apariencias, las sonrisas fingidas, las miradas inquisitivas de los invitados… todo eso me revolvía el estómago. Era una farsa cuidadosamente construida, y yo me encontraba atrapada en ella.Me levanté lentamente, como si retrasar mis movimientos pudiera hacer que el tiempo también disminuyera su ritmo. Mientras me alistaba, traté de convencerme de que era solo un día, unas pocas horas, y que todo esto formaba parte del contrato que había aceptado. No obstante, las palabras de Chasse se repetían en mi cabeza: "Confío en ti". ¿Por qué esas palabras me afectaban tanto?En el piso de abajo, lo encontré ajustándose el cuello de su camisa frente a un espejo en la sala. Su traje negro impecable parecía hecho a medida, resaltando su figura atlética y su porte imponente. Era como si la confianza y la pe